Arveláiz / Arbeláez / Arvelaéz…Un apellido vasco muy extendido en Tucupido y el Oriente del Guárico

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DR. FELIPE HERNÁNDEZ G.
PROFESOR TITULAR. UNESR
felipehernandez56@yahoo.es

En nuestro ya largo ejercicio profesional como profesor de educación media primero y superior después, en lo que refiere al Oriente del Guárico, especialmente a las poblaciones de Tucupido, Valle de la Pascua y Zaraza, entre quienes han sido nuestros discípulos, el apellido Arbeláez o Arveláiz, escrito de diversas formas y maneras, se repite con inusitada frecuencia, lo que indica que son muchas las familias portadoras de este apellido y que su vinculación con la subregión ha determinado una identidad. Tal premisa la podemos comprobar con solo revisar las guías telefónicas de las prenombradas ciudades guariqueñas.

Como es sabido, el apellido es el nombre antroponímico de la familia con que se distingue a las personas, y la antroponimia u onomástica antropológica es la rama de la onomástica que estudia el origen y significado de los nombres propios, incluyendo los apellidos.

Con estas premisas como referente, exponemos que Arveláez, Arbeláez, Arvelaiz, y otras grafías, es un apellido de origen vasco, en cuya lengua se escribe y se pronuncia Arbel-Aitz. Expresión que tiene dos significados, a saber: 1) Árbol frondoso, y 2) Piedra de pizarra o simplemente pizarra. La castellanización de la palabra Arbel-Aitz lo convirtió en Arbeláiz, porque en lengua vasca no existe el sonido "V" o “UV”, y está incluido entre los llamados apellidos toponímicos porque derivan del nombre del lugar donde vivía, procedía o poseía tierras la persona o familia asociada al apellido. Muchos se encuentran precedidos de la preposición "de", "del", "de la" o simplemente son gentilicios. Merece destacarse, que los apellidos toponímicos son muy numerosos en español especialmente los apellidos navarros y vascos, en particular aquéllos que siguen a un sobrenombre. Supuestamente los primeros arvelaez provienen de familias nómadas o gitanas, específicamente del pueblo de bolivar. Asentándose en el País Vasco, primordialmente en Guipúzcoa, y específicamente en la ciudad y municipio de Irún.

Admiten los tratadistas como un solo linaje las diversas grafías del apellido, con casa solar de Arbelaez, según consta en el expediente de pruebas de nobleza de un Caballero de la Orden de Santiago, de este linaje, cerca de Bidasoa, a media legua de Irún – Guipúzcoa, donde fundaron el Palacio de Arbelaiz, cerca de la plaza de San Juan. Otras casas de Arbelaez, dimanadas de la de Irún, se radicaron en las proximidades de la villa de Motrico y en el valle de Oyarzun también en Guipuzcoa. De ahí pasaron a Vizcaya, Sevilla, Colombia y Venezuela.

Geográficamente la ciudad de Irún está situada al Noreste de la provincia de Guipúzcoa, en la depresión sublitoral de la desembocadura del río Bidasoa que históricamente ha hecho de frontera natural entre España y Francia, río que a su vez, desemboca en el mar Cantábrico en la bahía de Txingudi. Pertenece al partido judicial de San Sebastián. Se encuentra rodeada de montes, destacando el macizo granítico de Peña de Aia, formado durante la Era Primaria; Jaizkibel de arcillas de la Era Terciaria, así como los montes de Erlaitz y San Marcial, de donde descienden regatas que fluyen al Bidasoa. Ocupa una extensión de 42,8 Kilómetros cuadrados, sobre una altitud de 5m sobre el nivel del mar. Por su situación geográfica es una ciudad abierta, lugar de encuentro y de paso y también ideal para instalarse.

El origen de Irun se remonta a la época prerromana, según testimonio del historiador Estrabón y otros historiadores romanos que hacen referencia a Oiasso, una de las ciudades de los vascones y que excavaciones recientes han puesto al descubierto en diferentes zonas de la ciudad, entremezclados con el asentamiento romano, en el entorno de la parroquia del Juncal y de la ermita de Santa Elena.

El topónimo Irun, significa la ciudad, lo que denota el carácter protagonista que ésta desempeñó en aquellos tiempos; aunque no existe constancia desde cuando se llama así. En el siglo XVII, un personaje muy célebre a quien se considera uno de los primeros portadores del apellido, fue don Juan de Arbeláez, del castillo de Irún, quien ya muy longevo, en 1640, testó y fundó un mayorazgo.

Si invocamos el uso de la palabra genearca, entendida como la persona cabeza de una familia o clan que deja una abundante descendencia, y por extensión llamando así al fundador de un linaje o apellido en un determinado país o zona geográfica. El genearca del apellido Arbeláiz en Venezuela fue don Juan Bautista Arbeláiz Altuna y Legarra Eleizalde, por cuanto fue él, el primer portador de ese apellido que vino a esta tierra de gracia.

DON JUAN BAUTISTA ARBELÁIZ ALTUNA Y LEGARRA ELEIZALDE nació en Irún hacia el año de 1740 y vino a Venezuela con la Compañía Guipuzcoana en 1758, cuando contaba con 18 años de edad, su paisano don Joan Manuel de Berroeta, también vasco, lo llevó al Oriente del Guárico, específicamente a Santa María de Ipire y en el año 1764, lo casó con su hija Rita Berroeta del Peral, con quien procreó ocho hijos.

Don Joan Manuel de Berroeta había venido a Venezuela a principios de la tercera década del siglo XVIII como funcionario de la Compañía Guipuzcoana en los almacenes de San Sebastián de los Reyes y San Rafael de Orituco; en Altagracia de Orituco, se casó con Mariana del Peral Guedes Ábila Feria, hacia el año 1735. Su primer hijo nació en Chaguaramal de Perales (hoy Zaraza) en 1737, se llamó Miguel Francisco Berroeta del Peral. Lo que indica que de Santa María de Ipire se expandieron hacia Zaraza y Aragua de Barcelona, puesto que la hija mayor de Juan Bautista Arbeláiz Altuna y Legarra Eleizalde y Rita Berroeta del Peral, de nombre Gracia Feliciana Arveláiz Berroeta fue casada con Pedro Amparan y Orbe, hermano de don Vicente Emparan y Orbe, el gobernador que renunció en el balcón del Cabildo de Caracas, ante el rechazo del pueblo el 19 de abril de 1810, diciendo: “Si ustedes no quieren mi mandato yo tampoco quiero mando”.

Apunta Manuel Soto Arbeláez (2010) lo siguiente: En verdad la feracidad de las tierras unareñas ejercía una atracción irresistible sobre los vascos españoles venidos a América con la Compañía Guipuzcoana. Era el verdor, y la fertilidad, un imán para esos hombres acostumbrados a las estrecheces de las heredades del mayorazgo milenario que imperaba en las vascongadas. No podía haber futuro en paños de tierra tan labrados a través de los siglos, con el hermano mayor ejerciendo una dictadura tutelar de por vida. Euzcadi era insoportable para un joven ambicioso, para un soñador, para un hombre emprendedor. Ese aletargamiento hizo que en 1758 el vizcaíno se alistara en la nomina de la compañía concesionaria de la administración de las rentas portuarias venezolanas, embarcándose en busca de la tierra feraz prometida, tras un futuro seguro por conquistar.

Primero hizo de burócrata en oficinas de la compañía en La Guaira y Caracas. Desde esta última se encaminó primero a San Sebastián de los Reyes y posteriormente, ya independiente al Orituco, para emprender viaje hasta la zona mesopotámica que forman los ríos Ipire, Unare y Quebrada Honda, hacia el antiguo asiento poblacional de San Miguel de la Nueva Tarragona en el Batey, según denominación que Joan de Orpín diera a esas tierras, como hemos anotado.

En la cuenca del Unare y especialmente en Aragua de Barcelona y en Chaguaramal de Perales comienza a desarrollarse y a expandirse este apellido. Diferentes distorsiones lo han hecho devenir en diversas acepciones, a saber: Arveláiz, Arveláez y Arbeláez, Arvelae, Arvelaes, Alvelais, Alvelaes, etc.

Juan Bautista llega a Chaguaramal firmando como “Arueláiz”, como puede verse en un poder que le confirieron los habitantes de Santa María de Ipire al Pbro. José Vicente Machillanda, para que solicitara la creación del curato para el sitio de Chaguaramal del Batey, como desmembración del de Santa María. La costumbre de firmar con una V -uve para los españoles- o con la U, era muy frecuente en tiempos de la Colonia, por que su sonido era común. Esto hace que el uso del apellido con la V sea, actualmente, la mayoritaria en Venezuela, a diferencia de España, Colombia y el resto de América, donde el uso predominante es con la B, como debería ser. En todo caso, todos los que llevan este apellido en nuestro país -a excepción de los de Barquisimeto, que vienen de Colombia-, son descendientes de este español oriundo, posiblemente, de Irantzu-Irún, (Guipúzcoa), o de Motrico-Oyartzun, (Vizcaya), sitios donde él abunda.
Los hijos de Juan Bautista y Rita Ignacia, fueron:

1. Manuel Antonio Arveláiz Berroeta, (MAAB) sacerdote en 1786, no tuvo sucesión. (1765-1822)
2. Juan Bautista, primero fue sacerdote. En 1789 ahorcó los hábitos clericales para casarse en Valle de la Pascua en 1796 con Merced Álvarez Arzola. Padres de Cipriano Arveláiz Álvarez de los primeros asentados en Agua Negra, caserío ubicado entre Tucupido, Santa María de Ipire y El Socorro. Allí tuvo una hacienda llamada Mayalito.

3.- Bárbara Arveláiz Berroeta. Casó con don Francisco Hernández, (1798). Fue una de las primeras familias asentadas en El Socorro.
4. Pedro Vicente Arveláiz Berroeta c/c María Feliciana Apodaca y Vargas Machuca, su parienta en tercer grado de consanguinidad. Fue de los primeros en asentarse en Agua Negra.
5. Gracia Feliciana (Graciosa) Arveláiz Berroeta. Casada con don Pedro Amparan, iniciador de este linaje en Aragua de Barcelona.

6. Miguel Francisco Arveláiz Berroeta. Casado en Aragua de Barcelona, en 1806, con doña Josefa Francisca Chacín y Escala. En algunos documentos doña Josefa aparece como Chazzín. De allí vienen los Amparan (Emparan y Orbe), Parés, Lander, Montbrun, Gago, Baca, entre otros apellidos del Oriente del Guárico y de Venezuela.

7. Juan Evangelista Arveláiz Berroeta. No se le conoce sucesión.
8. José Antonio Arveláiz Berroeta, (JAAB), también conocido como “Pepe”. Primero cura (entre 1796-1809). Ahorcó los hábitos clericales y se casó en 1812 con Josefa (Chepa) de Toro, en Aragua de Barcelona. Nació en 1773, en Chaguaramal del Batey.

De esta estirpe provienen todos los portadores de este apellido en el Oriente del Guárico y en muchos sitios de nuestro país y del exterior.

Para concluir, les presento un poema escrito por escritor colombiano Jotamario Arbeláez, que es una alegoría al devenir de esta estirpe, se titula:

ANTEPASADOS
Mis antepasados entraron a sangre y fuego en América conquistando y arrasando.
Mis antepasados se defendieron con los dientes de esta invasión de bárbaros.

Mis antepasados buscaban el oro para cuadrar las arcas de sus monarcas y saciar sus propias sedes.
Mis antepasados ocultaron el oro de sus ritos al sol bajo tierra y bajo las aguas.

Mis antepasados nos robaron la tierra.
Mis antepasados no pudieron recuperarla.

Cómo siento en el alma no haber estado en el cuerpo de mis antepasados.

¿De parte de cuál de mis antepasados me pondré contra cuáles?



REFERENCIAS
ARBELAEZ, Jotamario. (2008): Antepasados. Publicado en: Prometeo. Revista Latinoamericana de Poesía. Número 84-85. Julio de 2008.
BERGASA, Víctor, Miguel Cabañas, Manuel Lucena Giraldo, y Nikita Harwich Vallenilla. (2009): ¿Verdades cansadas? Imágenes y estereotipos acerca del mundo hispánico en Europa. París – Francia: Publicaciones Nuevo Mundo. Colección Historia. Nuevo mundo - mundos nuevos / Nouveaux mondes - mondes nouveaux. http://www.mascipo.fr/Nuevo-Mundo-Mundos-Nuevos.html..
BLOCH, Marc. (1975): Introducción a la Historia. México: Fondo de Cultura Económica.
DE ARMAS CHITTY, J. A. (1983): Zaraza: biografía de un pueblo. Caracas: Academia Nacional de la Historia.
FEBVRE, Lucien. (1975): Combates por la Historia. España: Editorial Ariel.
GONZÁLEZ CHACÍN, Julio José. (2010): Emparan y Amparan. Domingo, 1 de octubre de 2010, en: juliogonzalezch@gmail.com
SOTO ARBELÁEZ, Manuel. (2010): Arbeláiz, Arbeláez, Arvelaéz. Jueves, 6 de mayo de 2010, en: manuelsotoarbelaez@yahoo.com
SOTO ARBELÁEZ, Manuel. (2010): La ambición le salía por los ojos. En: El Guárico Oriental IV. (Mimeografiado).
SOTO ARBELÁEZ, Manuel. (2006): Palacio de Arbeláiz en Irún Guipúzcoa, España. San Juan de los Morros: Diario El Nacionalista, 31 de mayo de 2006. p. 5.



El presente trabajo fue presentado por el doctor Felipe Hernández en II Encuentro de historiadores y cronistas conmemoración de los 250 años de la fundación del pueblo de indios de Santo Tomás de Tucupido. Tucupido – Estado Guárico, 20 y 21 de mayo de 2010.

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