Antonio José de Sucre, o su asesinato en la Mesa de Calabozo, otra vez
Por Eduardo López Sandoval
Comenzaremos nuestra ponencia con cita del historiador Tomás Polanco Alcántara: "el símbolo de la continuidad de Bolívar era Antonio José de Sucre. Paulatinamente, por su talento personal, por sus dotes intelectuales y por su espíritu altivo, digno y limpio, Sucre se fue convirtiendo en el complemento indispensable de Simón Bolívar. [...] Respetado por los argentinos, los chilenos y los peruanos, admirado por los bolivianos y quiteños, sin enemigos en Venezuela y en la Nueva Granada y con todos sus antecedentes, Sucre estaba destinado a ser el natural sucesor de Bolívar".
“Sin embargo eso no sucedería. De camino a Quito, adonde iba a reunirse con su familia, fue emboscado y asesinado el 4 de junio de 1830 en la sierra de Berruecos, ubicada en Colombia. (…). Al escuchar las noticias de su muerte Bolívar dijo: "Lo han matado porque era mi sucesor".
Antonio José de Sucre fue un ciudadano ejemplar maltratado por los semejantes de su tiempo, de tal tamaño fue el maltrato que fue cobardemente asesinado, y es particularmente asesinado por los calaboceños de este tiempo, de hoy, de este octubre de 2016, por nosotros.
Para plantear la gravedad de este contenido pedimos derecho de palabra ante la Cámara Municipal de este Municipio, el derecho de palabra no fue otorgado, el contenido de esta ponencia es el discurso que leería ante los Concejales y el pueblo si me hubieran permitido ejercer mi sagrado derecho a expresarme. Contextualizar, por favor, vamos a leer como un munícipe a sus autoridades municipales. Leo fracción del frustrado discurso:
Un accidente de tránsito con muertos es un hecho común en las carreteras. En las vías del Llano, normalmente rectas, la alta velocidad de los vehículos se presta para la ocurrencia de estos lamentables hechos. Si a esto le sumamos alguna irregularidad en la vía, como un sorpresivo desvío en el camino, las probabilidades del accidente aumentan. Como ocurre en la Avenida Antonio José de Sucre a la altura del Barrio Arauca, donde por ilícita venta de los terrenos que correspondían y corresponden a la construcción de esta avenida, se provoca un ligero desvío.
Denuncio: los integrantes de los pasados ayuntamientos, que vendieron fraudulentamente los espacios de la avenida, son culpables por suscribir esta acción delictual, pero ustedes, -la actual Cámara-, son igual de culpables por la Omisión de no corregir el entuerto. Les cuento, hace poco me ocurrió un conato de accidente provocado por la fraudulenta venta de los terrenos destinados para la construcción de la Avenida Antonio José de Sucre. Conducía normalmente por la avenida cuando un joven escolar, que pasaba la isla, perdió el equilibrio en esa la raya de la muerte, donde para pasar hay que hacer maromas como un equilibrista de circo. El adolescente, parece que su cuerpo se iba hacia el lado contrario por el que venía un camión, y al tratar de escabullirse del golpe pasó a este lado de la avenidita. El frenazo quedó marcado en la vía y marcó también la imperiosa necesidad de que hiciera hoy esta denuncia: Los espacios que están entre el llamado Seminario San José y el caminito de dos vías que le dicen avenida deben ser dedicados a la amplitud de ésta. Estos espacios están ocupados con fraude a la Ley. Lo documentos originales de la donación de los terrenos de parte de la municipalidad a la Iglesia dicen meridianamente que por el norte el Seminario limita con la carretera que va hacia Paso El Caballo. Vale esta reflexión sensibilizadora, de ocurrir un hecho como el que por centímetros no nos pasó a nosotros, -sino ha ocurrido ya-, ojalá no le pase a algún familiar o amigo de las autoridades que hoy tienen la posibilidad y la obligación de corregir esta grave falta. La historia los juzgará.
La mal llamada Avenida Sucre no califica como avenida. La isla debe cumplir principalmente con ser una división vial, para los vehículos, y un espacio para el reposo del peatón. Esta elemental función no la cumple en tanto es tan estrecha que es un hilo para equilibristas circenses. La isla de la avenida Sucre, tuvo la previsión de los gobernantes de mediados del siglo pasado para tener suficiente espacio como para que se realizaran otras actividades, bien pudiera ser una zona verde o un paseo. Pero el diseño que ha obligado la gestión corrupta de algunos funcionarios sólo permite que se haga una línea que llamaremos la raya de la muerte. Que se hizo con suficiente premeditación y alevosía que debe ser juzgada por la historia.
La historia debe juzgar también el maltrato con que los calaboceños nos hemos ensañado en contra del hombre que entregó su vida por la existencia libre de este país, Antonio José de Sucre. Hablemos de Historia. Esta avenida debería nacer en la avenida Francisco de Miranda, como inicialmente era la espaciosa carretera de tierra, pero por una decisión, quizás tan fraudulenta, caprichosa y corrupta como la recién referida, se vendió la calle para la construcción de una bomba de gasolina. La avenida hoy no termina en otra vía, finaliza en una estación de servicios. Bien pudiéramos decir que la avenida nació sin pies y la corrupción le ha carcomido el cuerpo. El ahorcamiento de la vía ha sido tal, en estos momentos de julio de 2016, es tan estrecha, que es una desvergüenza llamar avenida a esta callecita de doble vía, que debe estar llena de corrupciones administrativas que requieren hoy la intervención de esta honorable cámara. Ojalá.
Tienen ustedes la tarea de restablecer a Sucre en el lugar que Calabozo no ha querido darle. De no hacerlo estarían de nuevo como traicioneramente disparándole en la Montaña de Berruecos. No lo asesinemos más por favor.
Razono la gravedad de nuestra aseveración. En Calabozo existía una Plaza Sucre, les informo. En 1930, con ocasión del Centenario del cobarde asesinato del Mariscal Sucre, se inauguró la Plaza Sucre en los espacios de la llamada Plaza El Carmen o Plaza de los Obispos. Tomo de la inauguración de esta plaza, pasaje del discurso de orden que en esta ocasión dictó el ilustre calaboceño Blas Loreto: “Este excelente monumento que confiesa celosa fe; y amor al arte, a la naturaleza y al progreso, resaltará para siempre en aquel antiguo rincón ciudadano que fue una vez florecido arrabal folklórico y después circo de toros, al que Monseñor Sendrea convierte pronto en Calvario artístico, afirmándose más tarde la denominación popular de Plaza del Carmen, transformada en 1930, Centenario de Berruecos, para recibir el busto del Gran Mariscal y llamarse hasta el once del pasado abril, Parque “Sucre”. En compensación, el ilustre Concejo Municipal decretó, con todas las de la ley, el Parque “Sucre”, acordonándolo de lado y lado de la principal avenida del Centro Administrativo, grandiosa, aunque única, zona de expansión con que cuenta para su futuro civil, la ilustre cuna de Lazo Martí, Sanojo, Daniel Mendoza y el Dr. Juan Vicente González Delgado, expresidente de la República.”. Más adelante, en descripción del urbanismo de la ciudad, dice el orador: “Al Sur suburbanamente, cautiva el esquema del moderno Parque “Sucre”…”.
Por lo que se conoce de la historia de hoy, el tal Parque Sucre nunca se hizo, tan siquiera los espacios destinados para su construcción están en la memoria del pueblo. Del busto que pomposamente se inauguró en el centenario, nadie sabe nada. Está fundido en nuestra memoria, para no especular, por ahora, que está materialmente fundido, porque fue infamemente vendido como chatarra, si era de bronce.
Lo considerado hasta ahora nos llama al cumplimiento del deber no cumplido para con la ciudad, y especialmente para la memoria del Mariscal Sucre, pronto a cumplirse el Bicentenario de su muerte. Proponemos que esta Cámara Municipal, en el estricto uso de sus atribuciones, realice las decisiones que corrijan los errores:
Uno.- Que se rescate EL Plan de Desarrollo Urbano Local, que en ese marco se reintegren los espacios destinados a la Avenida Sucre a la sociedad calaboceña.
Dos.- Que se construya el Parque Sucre. Para esta propuesta tomo idea del Profesor Ubaldo Ruiz. Proponemos que la Plaza Sucre se haga en los espacios que están al final de esta Avenida Sucre, a la altura del Barrio San José. Estos espacios beneficiarían a todos los llaneros de los Llanos Colombovenezolanos, se vería beneficiada vuestra gestión de servidores público, saldamos una deuda con la Memoria de Sucre, de manera mucho más cercana beneficiamos al Barrio San José, a Cañafistola, a Brisas de Orituco y a todos los Vicarios.
Tres.- que se le asigne al Cronista de la ciudad la tarea de verificar la veracidad histórica del presente discurso, y que realice las investigaciones que tiendan a determinar el destino del busto de Antonio José de Sucre.
Tienen ustedes la oportunidad de empezar la reconstrucción de la Villa de Todos los Santos de Calabozo. Quisiera terminar, con la venia de ustedes, con Albert Einstein: «Somos arquitectos de nuestro propio destino».
Gracias.
Correo: eduardolopezsandoval@yahoo.es