Doña Bárbara: 80 Años

La intrahistoria de la narración es un relato paralelo y asombroso. Gallegos estaba escribiendo una novela ambientada en el llano venezolano que se titularía. La casa de los Cedeño, pero que luego trocó por La coronela, y es por ello que se traslada en la Semana Santa de 1927 a San Fernando de Apure, a trabajar in situ.
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Por Rafael Arraíz Lucca* En el colofón de la primera edición de Doña Bárbara puede leerse 15 de febrero de 1929. La editorial Araluce, de Barcelona, la publica a cuenta del autor, ya que según Ramón de Araluce: “Su novela es muy buena, pero usted en España es un desconocido y el libro no lo va a comprar nadie”. La segunda edición, de 1930, es de la misma editorial y por cuenta de ella, cuando ya era un hecho que se trataba de un éxito editorial inesperado. Sólo entonces, el maestro Gallegos dejó de afrontar con su bolsillo la edición de su libro. El mismo año se publica por primera vez en Venezuela y lo hace la editorial Élite, de Guruceaga, quien era pariente del novelista. Desde entonces y hasta nuestros días son in numerables las ediciones y las traducciones de la Ópera Mago nade gran escritor La intrahistoria de la narración es un relato paralelo y asombroso. Gallegos estaba escribiendo una novela ambientada en el llano venezolano que se titularía. La casa de los Cedeño, pero que luego trocó por La coronela, y es por ello que se traslada en la Semana Santa de 1927 a San Fernando de Apure, a trabajar in situ. Él mismo relata en el prólogo de la edición de Doña Bárbara, publicada por el Fondo de Cultura Económica de México, en 1954, con motivo de los 25 años de su aparición, de dónde salieron los personajes de su novela. Dice, aludiendo a Pirandello: “A mi se me acercaron los míos en un lugar de la margen derecha de Apure, una tarde de abril”. Se los va presentando un señor Rodríguez quien, naturalmente, ignora que eso está haciendo. Aunque nuestro autor no lo dice expresamente, el episodio ha debido ser como una revelación. Tiempo después, Andrés Eloy Blanco llegó a asegurar que el personaje de Doña Bárbara estaba inspirado en Francisca Vásquez de Carrillo y que la imaginación de Gallegos fue bastante más allá de lo que ofrecía esta señora de carne y hueso, de quien expresa mente el autor se negó siempre a revelar su identidad. En cualquier caso, lo cierto es que para febrero de 1928 el novelista decide detener la hechura de los primeros pliegos de La coronela en las prensas de Gunceaga porque está Satisfecho con el resultado. Aborta el proyecto, ordena romper lo impreso y se va a Europa con el manuscrito. Su esposa, doña Teotiste, va a operarse una rodilla con un especialista en Italia. Decepcionado con su trabajo, intenta lanzar por la borda las hojas sueltas de su novela fallida, pero doña Teotiste lo persuade de qué no lo haga y, finalmente, opta por guardar el cartapacio, en lo que probablemente haya sido una navegación tormentosa. La estadía en Bologna iba a tomar tiempo, ya que la recuperación de la operación de su mujer lo requería. Allí, sin ofuscaciones, se avino con lo que ten escrito, lo corrigió hasta el cansancio durante los meses bologneses de junio, julio y agosto y se lo llevó a Barcelona concluido. Allí se publicó, como vimos, en febrero de 1929, con el título afortunado con que se reconoce este clásico de la literatura hispanoamericana. Esto que relato he podido hacerlo gracias a los trabajos de Juan Liscano, Efraín Subero y José López Rueda, quienes dedicaron mucho tiempo al estudio de la obra gallegiana. En relación con la novela, propia mente, recuerdo que su lectura me subyugó desde el principio, que de ella salí hacia La trepadora y Canaima, que no había llegado a los veinte cuando las leí, estimulado por el fervor de mi madre y mi abuela, que eran tan gallegianas como fueron luego garcíamarquianas. El 15 de febrero de 2009 es una oportunidad para celebrar la obra clásica de la dicotomía civilización-barbarie, optando por lo primero, naturalmente. ___________
*Rafael Arraíz Lucca es ensayista, poeta, historiador y profesor venezolano.
martes, febrero 17, 2009

¿ Dónde Nació el llanero?

Adolfo Rodríguez se refiere de manera más precisa a Humboldt, como el iniciador de la literatura que admite la existencia del autodenominado gentilicio de los Llaneros.

Por Eduardo López Sandoval

El Sitio donde nació el Llanero está ubicado en el Municipio Ortiz, en la mitad de la vía entre la ciudad de Ortiz y Calabozo, en la mitad de la carretera de hoy, como era la mitad del camino cuando lo transitó el Obispo Mariano Martí, quien en Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas, en el aparte dedicado al "PUEBLO DE SANTA ROSA DE LIMA DE HORTIZ", lo vio con estas palabras:


Este Pueblo de Vecinos Españoles estuvo agregado al de Parapara, hasta el año de 1776, que se desmembró del, y con las formalidades de derecho, (…). Confronta con el Oriente con el pueblo de San Francisco de Cara, distante 14 leguas, y hasta el lindero divisorio que es la cumbre del Serro Pedregal, hay legua y cuarto; Por el poniente con el Pueblo de Tiznados distante 11 leguas, y hasta el lindero divisorio, que es la Cumbre del Pueblo de Hortiz, hay legua y cuarto; por el Norte con el pueblo de Parapara distante dos y media leguas, y hasta el lindero divisorio, que es la Cumbre del Serro de Carguata, hay una legua; y por el Sur, con la Villa de Calabozo distante 20 leguas, y hasta el lindero divisorio que esl Hato del Caiman, inclusive, hay 10 leguas.".

Del momento en que nació el Llanero como etnia, nos dice el Llanerófilo Miquel Izard, quien es uno de los más reconocidos Llanerólogos del viejo continente, citado por Adolfo Rodríguez, el más respetado Llanerólogo del nuevo continente, que de su obra Imagen de los Llanero Venezolanos, página 52, cito: “obsérvese que en 1799, cuando Humboldt registra, en el texto escrito por primera vez la existencia del mencionado gentilicio, estaba adquiriendo una tremenda importancia la economía ganadera, en virtud de las necesidades de suministro de carne tanto para el creciente consumo interno como para la exportación, que obliga a la administración colonial a la asunción de medidas cada vez más perentorias para conquistar el llano y aprovechar su ingente riqueza pecuaria.”.




Más adelante, en la página 153, Adolfo Rodríguez se refiere de manera más precisa a Humboldt, como el iniciador de la literatura que admite la existencia del autodenominado gentilicio de los Llaneros. Humboldt lo reveló con estas palabras:

"Después de haber pasado dos noches a caballo y buscando en vano bajo grupos de palmera de moriche algún amparo contra los ardores del sol, llegamos antes de anochecer al pequeño fundo de El Caimán, llamado también La Guadalupe. Es un hato de ganado, es decir, una casa aislada en la estepa, rodeada de algunas chocillas techadas con cañas y cueros.".

Después de años, de este sitio haberse perdido de los alcances de la historiografía patria, lo hemos encontrado. El Fundo El Caimán está en el Hato El Corozo, en un espacio de trabajo que los actuales propietarios denominan Potrero Caimán, es el mismo sitio desde donde el sabio alemán Alejandro Von Humboldt, en el año 1799, dio a conocer al mundo la existencia de la nueva etnia denominada Llanero y que fue visitada una veintena de años antes por el Obispo Mariano Martí, además, fue escenario donde se escenificaron eventos de la Guerra de Independencia de Venezuela. El libertador Simón Bolívar se encontraba el 14 de marzo de 1818 en este Sitio.

Por la importancia que el hecho del descubrimiento de este Sitio significa para nuestra historia, nos hacemos partícipe de una programación que tendrá como objetivo presentarle este lugar a los Historiadores, Investigadores, Cronistas, medios de comunicación y público en general, este programa lo realizarían las autoridades de los Municipios Ortiz y Calabozo, y el Centro de Estudios del Llano, CELLUNERG.

Llanero, para la programación que se alude, se realizaría un Encuentro de Historiadores en el Municipio Ortiz, jurisdicción bajo la cual se encuentra el lugar donde nació el Lanero, el 07 de marzo de 2009, mes aniversario de la estada de Bolívar en estos llanos, y mes aniversario, también, de la permanencia del Sabio alemán en estos llanos, donde le sacó la Partida de Nacimiento al Llanero colombovenezolano.

Llaneros, Llanerólogos y Llanerófilos, manifiesten sus inquietudes referidas a lo tratado en este escrito a las autoridades mencionadas, o al descubridor del lugar donde nació el Llanero, al correo electrónico eduardolopezsandoval@yahoo.es.


Saludos, desde Calabozo, la capital del Llano integral colombovenezolano.



sábado, febrero 14, 2009

Pedagogía de la llaneridad

Mi antiguo profesor de historia, Eduardo Camps Vega, ha puesto en debate en el blog del escritor Jeroh Montilla una reflexión sobre el concepto de llaneridad, al cual le da poca importancia ( realegándola a una discusión simplista) y la subyuga a una mera perspectiva geográfica y espacial: de lo urbano a lo rural; de la civilización a la barbarie en mero discurso galleguiano.


Por José Obswaldo Pérez

LA LLANERIDAD no es un concepto vano y sí un hecho fenomenológico producto de una “conjunción histórica de varias culturas”, como señala Mariano Herrera Cerpe. Su significado va más allá de eventos, es sociológico y biológico: y, al mismo tiempo, implica todo lo que conforma la identificación identitaria de la cultura llanera. El lenguaje, la simbología, los valores, las costumbres, su quehacer, su tipología y cualquier conjunto de elementos culturales como mitos, ritos y creencias.


La llaneridad se entiende como los rasgos históricos y culturales que identifican al hombre de nuestras comunidades llaneras dentro de un paisaje humano, en este caso el guariqueño. Esta noción está entrañablemente asociada a la identidad regional, que no es otra cosa que el reconocimiento de los ”otros”, y se distingue de nuestra nacionalidad (Rago A, Víctor,1999) con una conceptualización de “alteridad sociocultural” (Rodríguez, Adolfo, 2008).

La llaneridad tiene una significación propia, y su sostenibilidad cultural una pedagogía que” se transmitía directamente, de adulto a jóvenes, mediante las múltiples formas del aprendizaje” (IZARD 1988: 28). Esa enseñanza partía de un intercambio de experiencias y conocimientos que hoy debemos rescatar y aprovechar para la construcción de conocimientos e investigaciones sobre la cultura llanera. El método freireano sirve aquí para desarrollar el concepto y poner en práctica una educación socializada desde las aulas de clase dentro de una pedagogía crítica, por medio de la cual se haga posible reinterpretar la sociedad y la historia a la luz de los nuevos cambios sociales, culturales, económicos y políticos de la región. Se trata de una educación sencilla y de integración, no de invasión cultural.

Mi antiguo profesor de historia, Eduardo Camps Vega, ha puesto en debate en el blog del escritor Jeroh Montilla una reflexión sobre el concepto de llaneridad, al cual le da poca importancia ( realegándola a una discusión simplista) y la subyuga a una mera perspectiva geográfica y espacial: de lo urbano a lo rural; de la civilización a la barbarie en mero discurso galleguiano. Pero, sin embargo, recojo de él una conclusión de que la llaneridad es algo así como “una prolongación” de la conquista europea. Y subrayo esto porque creo en esta premisa conceptual de la evolución ribeireana de las sociedades y grupos sociales, la cual no se reduce a sólo una composición étnica entre indígenas y españoles. Hay otro componente en esa cosmogonía mestiza, ligada a los límites libertarios y a la fuerza de trabajo que se inició en los hatos ganaderos, en las rochelas y cumbe llaneras: los negros africanos.

La negritud, imagen del café con leche, es el tercer elemento en la construcción de nuestra cultura venezolana que, en la América hispana y en nuestras regiones llaneras, dio paso a la cimentación de una nueva cultura única o como lo llama el doctor Adolfo Rodríguez: una nueva neoétnia. Su definición epistemológica nos sirve para identificar, desde la perspectiva histórico antropocultural, al hombre llanero o la llaneridad como producto de ese contacto étnico-cultural. El paisaje y la cultura convivencial, con relación estrecha con el trabajo de las vaquerías, donde la fuerza y la habilidad constituyeron los elementos esenciales de la forja y supervivencia de la identidad llanera. Pero, sobre todo, los elementos culturales constitutivos del ser criollo, concebidos como "llaneridad" han sido objeto de enseñanza de la historia, verbigracia, el pionero de Guárico Adolfo Rodríguez. Los llaneros aprendieron a domesticar animales y a practicar la ganadería, actividad que se usó para la construcción del Estado-nacional, más el propio pellejo que colocaron estos hombres en el triunfo de la Guerra de la Independencia.

BIBLIOGRAFÍA

ÁLVAREZ ÁLVAREZ La etnografía como modelo de investigación en educación. http://www.ugr.es/~pwlac/G24_10Carmen_Alvarez_Alvarez.html
CAMPS VEGAS, EDUARDO (2009). La llaneridad. historiografias.blogspot.com/2009/01/la-llaneridad.html.
CHARIER, ALAIN (2000) Le Mouvement Noir au Venezuela: Revendication identitaire et modernité. Paris: L'Harmattan.
HERRERA CERPE, MARIANO (1985) Reflexiones acerca de un grupo cultural popular: los llaneros de Venezuela. Barcelona: Revista Boletín americanista. No. 35
IZARD, MIGUEL (1988) Orejanos, Cimarrones y arrochelados: Los llaneros del Apure‎. Barcelona Sendai Ediciones.
RAGO A, VÍCTOR (1999, Enero). Llano y llanero: contribución al estudio del forjamiento de una imagen. Boletín Antropológico del Centro de Investigaciones Etnológicas. Vol.45, p.27-47. Mérida: Universidad de los Andes.
RODRÍGUEZ, ADOLFO (2008). La llaneridad venezolana en el siglo XXI entre etnocidios y etnogénesis. historiografias.blogspot.com/2008/09/la-llaneridad-venezolana-en-el-siglo.html



viernes, febrero 13, 2009
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