Elisa Pineda de Belisario

Por Daniel R. Scott

Decir: "¿Quien no la conoce?" es una pregunta ociosa y hasta irrespetuosa. Todos sabemos de su existencia, de su porte y linaje intelectual. Sobra la pregunta, o a lo sumo es una pregunta retórica. Es conocida por todos. Vida que es mérito y trayectoria fructífera. No es figura prefabricada salida de la nada. No es la invención de las malas artes de una mediocridad, como muchas invenciones que vemos hoy en día por allí. No es medianía que se quiere sentar en el trono del saber, como es la moda hoy. Es ilustrada por derecho propio. Su presencia en eventos tales como la "Cátedra Permanente de Personajes Guariqueños" patrocinanado por la Biblioteca Pública Central "Rómulo Gallegos," es inapreciable, como lo es también cuando se presenta en cualquier otro evento cultural u homenaje realizados a luminarias que han dejado huella en nuestro quehacer histórico regional. Su asistencia misma en tales eventos es un homenaje a su aquilatada personalidad. Sus intervenciones en tono pausado y llenas de datos, frases, sentencias, historias y reflexiones, dictan cátedra. Acertada, mesurada, escribirle este panegírico para mí es un honor y un privilegio. ¿Qué sería de la patria que soñó Bolivar y Rodriguez sino contara con el aporte de almas humildes e ilustradas como las de Elisa Pineda de Belisario? Que para resumir es a quien me refiero.

miércoles, febrero 10, 2010

El padre Chacín, un educador humanista

lunes, enero 25, 2010

El negro Güeregüere

Su apodo – porque no se conoce su verdadero nombre- debió ser puesto por su contextura robusta parecida al árbol Güeregüere.


Por José Obswaldo Pérez

EN LA HISTORIA de los pueblos siempre existen personajes invisibles y sin historias. Este es el caso del negro Güeregüere, un hombre que no sólo fue un personaje de ficción de la novela Casas Muertas. En verdad, este individuo existió en la vida real, a principio del siglo XX. Nada menos que el presidente de la Republica, general Cipriano Castro, lo conoció en persona en su visita oficial a Ortiz, en abril de 1905. Güeregüere fue tan pintoresco como lo fueron Blandin o Miguel La Vaca, entre otros seres humildes de nuestra cotidianidad.

miércoles, enero 20, 2010
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