Cómo impacta la muerte de Bin Laden en Gaza e Israel

Bin Laden había afirmado siempre su voluntad de destruir Israel. Su eliminación, anunciada el día de Yom Ha Shoah -cuando se conmemora a las víctimas civiles de los campos de exterminio-, tiene fuerza de símbolo. Las autoridades de Israel quieren ver este episodio como el signo de la disolución ineluctable de todos los que obran por la desaparición del Estado de Israel.


Foto AP
por Jacques Benillouche
La muerte de Bin Laden es una gran pérdida para Al-Qaeda en Gaza, pero no hubo triunfalismo en Israel. La organización había logrado implantarse en la franja de Gaza y su presencia allí radicaliza a otros grupos afines ideológicamente aunque competidores en la lucha por la hegemonía, como Hamas.

Bin Laden había afirmado siempre su voluntad de destruir Israel. Su eliminación, anunciada el día de Yom Ha Shoah -cuando se conmemora a las víctimas civiles de los campos de exterminio-, tiene fuerza de símbolo. Las autoridades de Israel quieren ver este episodio como el signo de la disolución ineluctable de todos los que obran por la desaparición del Estado de Israel.

De todos modos, no pueden confiarse porque existen riesgos de represalia, pues son muchos los grupos radicales incontrolables. Esto lleva, por lo tanto, a los israelíes a cierta prudencia. No hubo declaraciones triunfalistas de las autoridades, que saben muy bien que deben vérselas con una hidra de muchas cabezas y que el sucesor de Bin Laden ya está designado.

Las organizaciones árabes, por su parte, no ceden. El gobierno de Hamas en Gaza, a través de su jefe Ismael Haniyeh, condenó la eliminación de Bin Laden: "Este acto se inscribe en la política estadounidense que apunta a oprimir al islam y a derramar sangre árabe". El vocero de los Hermanos Musulmanes, Jamil Abou Bakr, lanzó una advertencia: "Al-Qaeda se verá probablemente afectada por la muerte de su jefe, Osama Bin Laden, pero si la comunidad internacional no cambia su actitud hacia el islam y la cuestión palestina y su apoyo a los tiranos corruptos, otros movimientos similares a Al-Qaeda surgirán".


Tres facciones para un mismo islam

Pese a todo, Hamas no es amigo de Al-Qaeda. Este movimiento fundado en 1987 se implantó en Gaza recientemente, actuando como competidor de Hamas y de la Jihad Islámica. Hamas, cercano a la doctrina de los Hermanos Musulmanes importada de Egipto, representa a un islam tradicional. La Jihad Islámica, surgida de una escisión del Fatah palestino, se puso a las órdenes de Irán por intermedio de los pasradanes porque se consideraba revolucionario y rechaza implicarse en la acción social para concentrarse en la lucha armada. Se trata de un movimiento salafista influenciado por la revolución iraní y por pensadores chiítas e iraníes.

La Al-Qaeda de Osama Bin Laden se mostraba, en cambio, como una organización de inspiración sunita fundamentalista y extendía su red de influencia a través del mundo gracias a su organización en células que mantenían lazos con todos los extremistas sunitas. Saca su fuerza, que en ciertos aspectos puede ser debilidad, de una estructura no jerárquica bajo influencia de Afganistán.

La muerte de Bin Laden es, por supuesto, una gran pérdida para Al-Qaeda en Gaza. La presencia de un núcleo de esa organización es una fuente de daño porque que es la causa de una gran sobreoferta de violencia entre todas las facciones antagónicas en la región (Hamas, la Jihad islámica y Al-Qaeda); a la vez que arrastra automáticamente a los dirigentes palestinos a una cierta reserva, cuando no intransigencia, hacia todo diálogo con Israel.

La competencia se manifestaba en el terreno, puesto que Al-Qaeda trató incluso de desafiar a Hamas en agosto de 2009 proclamando la creación de un emirato islámico en Gaza. Esta declaración fue seguida por enfrentamientos entre ambos grupos, que causaron la muerte de 8 militantes y dejaron unos 80 heridos.

Está también probado que la facción de Osama Bin Laden perpetró -en combinación con Hamas- el secuestro del soldado israelí Gilad Shalit.

Al-Qaeda también ha reclutado a algunos jihadistas que eran enemigos suyos para crear, con ellos, un nuevo ejército que bautizó "Ejército de los creyentes". Sus miembros afirman no tener "lazos orgánicos con Al-Qaeda", pero sí compartir "su ideología".

Si bien no interviene directamente en ataques contra Israel, el grupo afín a Bin Laden tiene capacidad de daño en la medida en que logra desarrollar, en Gaza, una ideología radical que empuja a Hamas a rechazar todas las treguas acordadas con Israel.

En resumen, Al-Qaeda no ataca directamente al ejército, pero sí, indirectamente, al Estado israelí.


Objectivo Al-Qaeda

Las fuerzas de los Estados Unidos no cesaron de perseguir a los líderes de Al-Qaeda al punto de derribar a algunos de sus jefes que se desplazaban en un auto en Gaza con un tiro de misil lanzado desde una nave de la 6ª Flota estacionada en el Mediterráneo.

Además, existe una estrecha cooperación entre los estadounidenses, israelíes, egipcios y jordanos en la lucha contra el Ejército del Islam, un movimiento cercano a Al-Qaeda que opera en Gaza y en el Sinaí. Los servicios de inteligencia occidentales seguían de muy cerca las implantaciones en la región. Descartado Irak, el grupo terrorista había creado una infraestructura -varias bases- en el este de Siria, muy cerca de la frontera irakí, y desde allí intervenía a la vez en Siria y en otros países de la región para crear perturbaciones.

Un oficial estadounidense había dicho al Longwar Journal que "la preocupación mayor es que Siria empiece a parecerse al noroeste de Pakistán donde Al-Qaeda unió sus fuerzas con los talibanes".

Los israelíes veían con malos ojos el desarrollo en Gaza de grupos de ideología extrema que aplicaban, al pie de la letra, las directivas de su inspirador y que empujaban a Hamas a la intransigencia con Israel. Bin Laden había exigido internacionalizar el combate de los palestinos formando en Afganistán numerosos voluntarios extranjeros, entre ellos, una decena de franceses, que lograron introducirse en Gaza desde Egipto y que radicalizaron los métodos de combate de los palestinos. El grupo más grande de Al-Qaeda en la franja de Gaza, Al-Tahwir Al-Jihad, fue el autor del secuestro y asesinato del militante pacifista italiano Victor Arrigoni, ocurrido el 14 de abril pasado.

La probable caída del presidente sirio Bassar Al-Assad y, en consecuencia, el debilitamiento de la influencia de Irán en Medio Oriente, así como ahora la eliminación del mayor jefe terrorista del mundo, podrían desalentar a los partidarios radicales del combate a ultranza contra Israel. Una pequeña ventana parece abrirse a la espera de la asunción del reemplazante de Bin Laden. Este éxito de los Estados Unidos parece, sin embargo, decepcionar a los sectores israelíes que esperaban la salida de Barack Obama, al que consideran anti-israelí y que se ve fortalecido en su rol de líder del mundo libre. El actual mandatario probó ser más eficaz que George W. Bush y prefirió los actos a las palabras. Su voluntad de perseguir a los terroristas dondequiera que se oculten complace a los partidarios israelíes del método fuerte, que podrían ahora reconocer al presidente estadounidense.

(Traducción de Infobae América)


Fuente: Temps et contretemps




Jacques Benillouche es un periodista francés que reside en Israel. Es corresponsal de la revista Slate.fr y autor del blog Temps et contretemps
martes, mayo 03, 2011

Brasil, una sociedad emergente

Hay un nuevo país, cuyos fundamentos -apertura y modernización económica, privatizaciones, Plan Real, políticas sociales universales y fuerte impulso desde el exterior- fueron criticados por quienes hoy se vanaglorian de sus resultados.

Foto AP
Por Fernando Henrique Cardoso


Hace algunos decenios hubo una discusión sobre la "modernización" de Brasil. Las corrientes más dogmáticas de la izquierda denunciaban a los modernizadores como gente que creía en la posibilidad de transformar al país saltando la revolución socialista.

Con el paso del tiempo, casi todos se olvidaron de las viejas polémicas y pasaron a enorgullecerse de las grandes transformaciones ocurridas.

Ahora incluso pertenecemos al grupo BRIC (integrado por Brasil, Rusia, India y China, países de economía emergente) - una marca creada en 2001 por el banco de inversión Goldman Sachs - y que pasó a ser el orgullo de los dirigentes del Partido de los Trabajadores: ¡Finalmente somos una economía emergente!

Pero la verdad es que Brasil es más que una "economía emergente", es una "sociedad emergente" o, para usar el título de un libro que analiza bien lo sucedido en las últimas décadas, somos un nuevo país (ver O Novo Brasil, de Albert Fishlow, director del Instituto de Estudios Latinoamericanos y del Centro para el Estudio de Brasil de la Universidad Columbia en Nueva York; Saint Paul Editora, 2011). Para entender las dificultades políticas que fueron superadas con el fin de acelerar esas transformaciones basta leer la primera parte de un librito que tiene el incendiario título de Memorias de un soldado de milicias, escrito por el economista brasileño Luiz Alfredo Raposo y publicado este año en São Luís do Maranhão.

Pese a que los libros ya empiezan a registrar lo que es este nuevo Brasil - y hay otros, además de los que mencioné - el sentido común, especialmente entre los militantes y representantes de los partidos políticos y sus ideólogos, todavía no se da cuenta por completo de esas transformaciones y de sus consecuencias.

Los fundamentos de este nuevo país empezaron a constituirse a partir de las huelgas laborales de fines de los años '70 y el comienzo in 1983 del movimiento para elecciones presidenciales directas y en consecuencia de la campaña Directas-Ya en 1984, que conducirían a la Constitución de 1988.

Ese fue el marco inicial del nuevo Brasil: derechos asegurados, diseño de un Estado dirigido a aumentar el bienestar del pueblo, sociedad civil más organizada y exigente y, en fin, libertad y compromiso social.

Había en la Constitución, es cierto, obstáculos que vinculaban el desarrollo económico con los monopolios y las injerencias estatales. Las sucesivas enmiendas constitucionales fueron aligerando esas amarras, sin debilitar la acción estatal sino abriendo espacios a la competencia, la regulación y la diversificación del mundo empresarial.

El segundo gran paso hacia la modernización del país se dio con la apertura de la economía. Contrariando el concepto estrecho de que la "globalización" mataría nuestra industria y nos despojaría de nuestras riquezas, hubo una reducción de aranceles y de los obstáculos al flujo de capitales.

Nuevamente, los dogmáticos (lamento decirlo, con el Partido de los Trabajadores y el presidente Luiz Inacio Lula da Silva a la cabeza) previeron una catástrofe que no ocurrió: "achatarramiento" de la industria, desnacionalización de la economía, desempleo en masa y así sucesivamente.

Pasamos la prueba: el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) actuó correctamente para apoyar la modernización de sectores clave de la economía, las privatizaciones no dieron lugar a los monopolios privados y mantuvieron buena parte del sistema productivo bajo control nacional, ya fuera por el sector privado, por el estado o en conjunto. Hubo una expansión de la oferta y la democratización del acceso a los servicios públicos.

El tercer paso fue el Plan Real (una serie de medidas tomadas para estabilizar la economía brasileña en 1994) y la victoria sobre la inflación, no sin enormes dificultades e incomprensiones políticas.

Junto con la reorganización de las finanzas públicas, con el saneamiento del sistema financiero y con la adopción de reglas para el uso del dinero público y el manejo de la política económica, la estabilización permitió el desarrollo de un mercado de capitales dinámico y bien regulado, así como la creación de bases para la expansión del crédito.

Por último, pero no menos importante, se dio una práctica consecuente a las demandas sociales reflejadas en la Constitución. Se activaron las políticas sociales universales (educación, salud y un seguro social para el trabajador), y las focalizadas: la reforma agraria y los mecanismos de transferencia directa de ingresos, entre éstos las "bolsas".

La primera de éstas fue la Bolsa Escolar (programa de transferencia de dinero a las familias de estudiantes pobres), sustituida por la Bolsa Familiar (transferencia directa de ingresos a las familias pobres). Al mismo tiempo, desde 1994 hubo un significativo aumento real del salario mínimo (44 % durante el gobierno del Partido de la Social Democracia Brasileña y de 48 % en el de Lula).

Los resultados se están viendo ahora: aumento en el consumo de las capas populares, enriquecimiento generalizado, multiplicación de las empresas y las oportunidades de inversión, tanto en las áreas tradicionales como en nuevas áreas. Es innegable que recibimos también un impulso "de afuera", con el auge de la economía internacional de los años 2004-2008 y, sobre todo, con la entrada vigorosa de China en el mercado de productos.

Detrás de ese nuevo Brasil está el "espíritu de empresa". La aceptación del riesgo, de la competitividad, del mérito, de la evaluación de resultados. El esfuerzo individual y colectivo, la convicción de que sin estudios no se avanza y de que es preciso tener reglas que regulen la economía y la vida en sociedad. El respeto a la ley, a los contratos, a las libertades individuales y colectivas es parte de este nuevo Brasil.
El "espíritu de empresa" no se resume en el mercado o en la empresa privada. Abarca otros sectores de la vida y la sociedad. Cuando lo posee una empresa estatal, ésta deja de ser una "dependencia pública" en la que el burocratismo y los privilegios políticos, con el clientelismo y la corrupción, frenan su crecimiento.

Una Organización No Gubernamental puede poseer ese mismo espíritu, así como deberían tenerlo también los partidos. Y no se crea que eso los dispensa del sentimiento de cohesión social y solidaridad. El mundo moderno no acepta el "cada quien para sí y Dios para nadie". El mismo espíritu debe regir los programas y acciones sociales del gobierno en la búsqueda de la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.

Fue eso lo que señalé en mi artículo en la revista brasileña Interesse Nacional, que tanto debate suscitó, a veces a partir de lecturas equivocadas o incluso de mala fe.

Es innegable que hay espacio para que las oposiciones subscriban al pie de este nuevo Brasil. Existe entre los sectores populares y medios que escapan al clientelismo estatal, que tienen independencia para criticar lo que hay de viejo en las bases políticas del gobierno y en muchas de sus prácticas. Prácticas como la injerencia política en la selección de los "campeones de la globalización", los privilegios concedidos a los sectores económicos "amigos", la resistencia a la cooperación con el sector privado en las inversiones de infraestructura. Y, además de la eventual tibieza en el control de la inflación, que puede cortar las aspiraciones de consumo en las clases emergentes.

Para ocupar ese espacio, entre tanto, es preciso también que las oposiciones se embeban del nuevo espíritu y sean capaces de representar a ese nuevo Brasil, tan distante del pequeño y a veces mezquino cotidiano de la política del congreso.

(Traducido por Jorge L. Gutierrez)

© 2011 Agencia O Globo

Distribuido por The New York Times Syndicate


Fernando Henrique Cardoso es sociólogo y escritor, fue presidente de Brasil de 1995 a 2003

El Soldado de la Primera Guerra Mundial

Hoy habrá jaleo, es lo que piensa todo el mundo. El lo sabe. Lo ha visto otras veces. Lo ha vivido. No se engaña. Atisba las líneas alemanas desde su trinchera infestada de ratas y piojos. A su lado, el amigo de la armónica y noches de juerga se nota preocupado. Le tiembla el cigarrillo en los labios.


Por Daniel R Scott



"La Primera Guerra Mundial fue una guerra que nadie quería y una catástrofe que nadie 
pudo haberse imaginado." (Henry Kissinger)


Fue soldado en los aciagos días de la Primera Guerra Mundial o "Gran Guerra." Un francés de uniforme azul apostado en el "frente belga" junto a muchos compatriotas más, haciéndole frente al ejército alemán. Sin poseer la edad reglamentaria se alistó en el ejército, en el 38 regimiento de infantería. En el cuello de su uniforme se observa el numero 23. Era muy joven para lo que vio y le tocó vivir entre 1914 y 1918. Su rostro, mozo, de rasgos finos, estaba hecho para gozar de las cosas buenas que la vida suele ofrecer a la juventud. Pero el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Sarajevo en manos de un radical servio precipitó a Europa en un verdadero baño de sangre. "Europa no es cristiana." diría Gandhi.

Hoy habrá jaleo, es lo que piensa todo el mundo. El lo sabe. Lo ha visto otras veces. Lo ha vivido. No se engaña. Atisba las líneas alemanas desde su trinchera infestada de ratas y piojos. A su lado, el amigo de la armónica y noches de juerga se nota preocupado. Le tiembla el cigarrillo en los labios. Es que no vale la pena derramar el don de la juventud en los campos de batalla, donde hombres y caballos terminan descomponiéndose bajo el sol y la lluvia, según sea la estación del año. Por fin el grito destemplado de la oficialidad da la orden de asalto. Los hombres, como hormigas, salen bulliciosos de las trincheras corriendo en línea recta hacia el enemigo. Deben cruzar alambradas, terrenos descubiertos sin ningún tipo de protección, cubiertos de cadáveres, la llamada tierra de nadie. Jadeo, sudor, miedo. Balas que pasan de largo o dan en el blanco. Se esta en manos del azar, de lo que suceda, cualquier cosa. A su lado cae de espaldas el amigo, aquel de la armónica y las noches de juerga y camaradería. Se detiene e intenta levantarlo. "¿Donde te hirieron? ¡Levántate!" Lo alza para dejarlo caer de nuevo. Es inútil: quedo reducido a una maltrecha masa sanguinolenta. El que alegraba nuestras noches de permiso. Se observa brazos y manos: están manchados de sangre. Sigue adelante, impulsado por la impotencia y la ira. Detiene su marcha frente a un soldado alemán hundido hasta el cuello dentro de un pantano. Es que la explosión de las bombas, las lluvias continuas y la tierra removida crean estas arenas movedizas artificiales. ¿Ayudarlo? No es un rostro. Ni aun un ser humano. Es el uniforme enemigo, el que despedazó con un obús al de la armónica, el de las noches de juerga, el del cigarrillo en la boca. Con el tacón de la bota le golpea la cabeza hasta hundirlo varios centímetros bajo el barro. Se trata de otra victima anónima devorada por los campos de batalla. Sigue su marcha y al fin llega a unas pobres ruinas defendidas por los alemanes. Escombros bombardeados y quemados. ¿Que sentido tiene defenderlos? Ahora si viene el combate cuerpo a cuerpo. La lucha se torna feroz, sin tregua, impropia de una Europa civilizada, impropia de los que han leído a los novelistas franceses o estudiado a los filósofos alemanes. Aquí Balzac y Kant no tienen cabida y de nada sirven las manos del violinista o la pluma del escritor. Un verso no es escudo que defiende de la muerte. ¿De que le sirve a nuestro soldado haber leído las obras de Verne? Con su bayoneta atraviesa a su oponente y lo deja clavado del muro calcinado. Intenta sacarla pero resulta infructuoso, se atoró en el cuerpo y del muro. Desiste y toma del suelo el fusil de un soldado caído para continuar la refriega. No hay tiempo que perder. Matas o te matan. De eso se trata la guerra.
Se da la orden de volver a las trincheras. A mitad de camino le sorprende el estallido de una granada. El soldado se cubre en tierra pero unas esquirlas le alcanzan una comisura de la boca. Años más tarde, ya viejo y en otras tierras, en las fotos que se tomó de perfil, podía verse las secuelas de esa explosión. Eso decía su esposa. Se levanta y sigue adelante hasta llegar al refugio de su trinchera sano y salvo. Poco a poco se tranquiliza. Piensa en el del armónica, dejado atrás para siempre, abonando la tierra de nadie. Lamenta su muerte. Los demás también. Repasa mentalmente las muchas veces que la muerte le rozó como una bala enemiga. Respiró un poco de gas mostaza y sobrevivió. Un obús casi lo hace volar en pedazos la noche que montaba una guardia. "Me acababan de relevar," explica, "cuando oí a mis espaldas un gran estruendo. Regresé y sólo encontré trozos de carne y huesos."
Noviembre de 1918. Acabó la guerra. Alto al fuego. El 11 de noviembre se firma un armisticio muy desfavorable para el orgullo alemán. "Los traidores de noviembre" diría años más tarde un nazismo amenazante. Han muerto diez millones de soldados. Andrés Richier, el soldado de nuestro relato, fue condecorado: siempre se ofrecía de voluntario para misiones peligrosas, como buscando más la muerte que la gloria. Fue desmovilizado el 28 de septiembre de 1919 y, al igual que muchos jóvenes de su condición, le dio por recorrer calles silenciosas, noches solitarias y bulliciosos cabarets, buscando reordenar su vida...

Barbacoas, noviembre de 1929. Andrés Richier le obsequia a su prometida una foto con la siguiente dedicatoria: "Mirtala: conserva este recuerdo como yo conservo en mi corazón tu amor." En la foto esta vestido de uniforme. Casi un adolescente. Le contaría a su prometida episodios de la guerra tal cual están descritos arriba. Y yo quise preservarlos en tinta y papel. Contraen matrimonio en 1930 y el 16 de mayo de 1931 les nace su primogénita, María Antonieta Richier Sánchez, una niña con una cara de muñequita que le valió de por vida el apodo de "la nena." .Mi madre.

28 Abril 2011
jueves, abril 28, 2011
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