domingo, julio 06, 2025

Jon Lee Anderson: “Hoy ser de centroizquierda es un privilegio de la clase media alta”


Testigo de conflictos armados y experto en América Latina, el gran periodista de la revista The New Yorker rebobina la cultura política de izquierda en la región.Jon Lee Anderson lanza opiniones contundentes sobre por qué los partidos de centro se quedan sin votantes en todo el mundo. Sostiene que el factor decisivo que trajo una nueva dinámica a América Latina es el narcotráfico.Cree que otro gran motor de los cambios políticos y sociales hoy es el flujo de migrantes del sur hacia el hemisferio norte.


Por Matilde Sánchez

Conoce América Latina como pocos, en su geografía y política, con detalle local. Jon Lee Anderson acaba de publicar Aventuras de un joven vagabundo por los muelles, memorias en las que reconstruye su bautismo como viajero y testigo en África, en su adolescencia. Nacido en California y con una infancia global, corresponsal de la revista The New Yorker y autor de una biografía exhaustiva del Che Guevara, se especializa en conflictos armados y se ha implicado siempre en la cultura política de izquierda, conservando la capacidad crítica aun dentro del acuerdo ideológico.

“¿El centro se sostiene?”: eso fuimos a preguntarle casi recitándonos la poesía del irlandés William B. Yeats, con un siglo de interpretaciones pesimistas a su espalda. También, teniendo en cuenta que en la última década se consolidaron en América Latina dos dictaduras fuera de debate –en Venezuela y Nicaragua–, mientras algunos liderazgos de ultraderecha llegaron al poder mediante comicios.

En las últimas semanas, Anderson lanzó opiniones contundentes. Los nuevos revolucionarios son de extrema derecha (en alusión a los presidentes Nayib Bukele, presidente de El Salvador, y Javier Milei). La narcocultura acabó con el idealismo utópico. La nueva Latinoamérica está en las villas, resolviendo sus necesidades a través de la narcoeconomía. Sobre estos temas y sobre la cultura woke conversamos por zoom.

–En términos de generación, te formaste al calor del concepto de tercer mundo.” Ahora lo reemplazás con el de Sur Global. ¿Cuán precisa y fértil es esta categoría?

–Sí. Es que estoy replicando cosas que oigo todo el tiempo porque lo que vemos es que se ha abierto una como nueva era política, con categorías que deben ser repensadas.

–Algunos analistas, no solo sus adeptos, observan que no se trata de una mera coyuntura, motivada por resultados eleccionarios, sino de un bloque expandido de tiempo; ¿tendremos un período largo con la ultra derecha? Definir el Sur Global parece acuciante.

–Es la categoría que hoy emplean instituciones como la ONU, sus analistas de demografía y malnutrición, entre otros. Hablar de Sur Global es políticamente más correcto; estamos en la era de de la ideologización de la semántica. Cierto que llamarlo Sur Global es tan abarcador y está lleno de variantes... Pero claramente hay un Sur y un Norte. El Norte es pequeño, en verdad: incluye a los Estados Unidos, Canadá, parte de Europa occidental y quizás Australia y Nueva Zelanda. También comprende a algunos países asiáticos, como el gigante indio, y eventualmente a los países del Golfo, que son una suerte de espejismo. El mundo es más variopinto de lo que fue hace 50 años, muy marcado por el flujo de migración del Sur hacia el Norte. Ese es un factor que determina en buena medida los cambios sociales de la época.

–¿Creés que es el principal?

–Uno de los principales, sí; la migración del sur de las Américas hacia los Estados Unidos, conviviendo al mismo tiempo con el flujo de poblaciones de África, Medio Oriente y Asia Central hacia Europa. El Norte se siente asediado y, en consecuencia, rebrota lo que siempre estuvo ahí, aunque más enquistado: la xenofobia y el nativismo, los ultranacionalismos y hasta el fascismo rancio de hace un siglo. Pero va adquiriendo nuevas formas y apoderándose de una cuota del poder político. El mundo será distinto,pero sus viejos problemas de siempre siguen en pie.


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