Cumbito:un caserío de origen africano
Históricamente este antiguo vecindario del municipio Ortiz surgió como un área cercana al Hato San Pablo de Paya, mediado del siglo XVIII. El nombre del lugar es un legado de los africanos traídos en la trata a Venezuela, especialmente el vocablo que es originario de los negros mandingas.
por José Obswaldo Pérez
Alrededor de los hatos de Paya, en la región histórica del pueblo de Ortiz, surgió, espontáneamente y dentro del propio espacio colonial, un caserío rural formado por “gente de color”y esclavos negros. El nombre de este caserío es el de Cumbito, un poblado enclavado – geográficamente- en un banco de sabanas al suroeste de la población, con una posición astronómica de latitud 9 32' 08'' y una longitud de -67 17' 14''.
Este caserío se ubica cerca del fundo La Ceiba, a 10 Km de la población Ortiz, en la Posesión Las Cañadas, ocupando una extensión aproximada de 32,6 km., en una zona orográfica perteneciente a la depresión llanera y la serranía interior, compuesta a su vez por rocas de origen sedimentario en su mayor parte, que se transformaron durante el terciario y cuaternario, aflorando en las formaciones Riecito y Quebradón, e intersecta al Caño Antonio Pérez. Hidrográficamente, se encuentra entre los ríos Paya y Guárico.
Históricamente este antiguo vecindario del municipio Ortiz surgió como un área cercana al Hato San Pablo de Paya, mediado del siglo XVIII[1]. El nombre del lugar es un legado de los africanos traídos en la trata a Venezuela, especialmente el vocablo que es originario de los negros mandingas. En Venezuela, los cumbes fueron un espacio de “resistencia africana”, producto del fenómeno de cimarronaje en las colonias hispanoamericanas: esclavos rebeldes huidos de los hatos y haciendas agrícolas, pese a la represión de sus amos y/o de las autoridades coloniales.
En nuestro Llanos, también, predominó la denominación "rochela" para designar, en la época colonial, a los caseríos de negros, indios, sambos, mestizos, pardos y blanco fugitivos (Rodríguez, 1994) que acosaban centros poblados, haciendas y hatos; se dedicaban al contrabando, el abigeato y la sustracción de víveres (Carrasquel 1946, Mendoza, 2005). Este fenómeno sociocultural prevaleció en muchas localidades del hoy estado Guárico del siglo XVIII, como una expresión de “resistencia cultural” ante el vasallaje de los colonizadores europeos[2].
Desde el punto de vista toponímico, Cumbito es un historiotopónimo o/y ecotopónimo, cuyo nombre proveniente de la lengua mandinga que significa "lugar de reunión, grupo o asiento de negros" (Salazar Quijada, 1991). Es un diminutivo hispanizado de Cumbe (Kumbe, Nkumbi), cuyo significado procede de un baile africano originario de la guinea continental española. A su vez, la voz kumbe (nkumbi) significa tambor (Ortiz, 1985: 184; Álvarez D´ Armas, 2005).
Sin embargo, Álvarez D Armas (2005) citando a Fernando Ortiz señala que la palabra Cumbito deriva de la raíz kumb, la cual se encuentra muy difundida en el oeste africano y que en Venezuela “llamamos cumbe, a las comunidades fundadas por los esclavos liberados…”[3]. Por otra parte, el investigador agrega que el especialista en idiomas africanos en América, William W. Megenney, apunta: Cumbe (s.), palenque, quilombo, escondite; y, seguidamente, sitúa la voz cumbe como un verbo en los idiomas Fang: kumbe. Shona: kumbe. Bambara: kumbé, cuyo inferencias podrían ser:agruparse, estar reunidos,encontrarse con. entre otras interpretaciones (Megenny,: 119).
En el caserío Cumbito, su etnohistoria guarda mucha relación con su nombre y el grupo étnico que lo habita. Sus expresiones culturales más resaltantes son las fiestas de violín, el tradicional culto a la Cruz de Mayo, en la que se celebran velorios, danzas y juegos como la Marisela; así como las festividades a Nuestra Señora del Carmen y, en un tiempo no muy lejano, las de San Juan Bautista.
Entre los bailorios, la danza de la Marisela es una festividad mestiza que consiste en un “baile de adivinamiento”[4], que recuerda a las sambas de origen africano o afroantillano [5]. El baile radica en una danza trémula en la que una persona se disfraza de cualquier cosa y empieza hacer piruetas y a cantar bambas y recoger prendas. Las bambas, según el investigador Arturo Álvarez D’ Armas, son “cuartetas recitada en los velorios de santos en los llanos centrales”[6]. En otras palabras, las bambas son sucesiones de coplas con pie forzado y sobre un mismo tema.
En el Cumbito de Ortiz, las bambas – tal como nos los ha explicado Álvarez D’ Armas -llevaban un sentido satírico y de jocosidad, a fin de colocarle “esa pimienta de humor para mantener el grado de ánimo necesario en la concurrencia”. Dice nuestro citado autor que el termino Bamba viene del quimbundu Mbamba; es decir, es una palabra de origen bantus. Un ejemplo de estas cuartetas recogidas en Cumbito es la siguiente:
“Marisela se perdió su madre/
la anda buscando calle arriba/
y calle abajo/
y Marisela bailando
Tú eres una garza blanca
arriba de un alcornoco
a ti nunca te faltarán
piojos, lagañas y mocos”
El baile sigue. La Marisela recoge las prendas y luego se realizan las penitencias para devolverlas. Se enciende una vela y la Marisela dice:
A la una el reloj y la fortuna,
a las dos la campana y el reloj,
a las tres esta prenda de ¿quien es?...
que se quema, que se quema
La dueña de la prenda tiene que hacer lo que la Marisela inventa para recuperar su prenda. Fernando Rodríguez recoge en un artículo que entre las Mariselas más famosas de Cumbito encontramos a: Juan Arana, Remigio Tovar, Nelson Díaz y Panchito Ascanio, ya fallecido.
Otros juegos tradicionales en los bailorios de Cruz son: La Tortuguita y El Brujo, entre otros. Todas estas manifestaciones constituyen algunos "rastros difuminados" o "huellas de africanía" de culturas afrodescendientes. Rasgos de una “cultura híbrida americana” que influyó en la formación histórica de la cultura en nuestras localidades rurales (Bastide, 1969:51; Marcano Jiménez, 2001:58-59).
Para el censo Nacional de 1961, Cumbito poseía 12 viviendas y en 1971 tenia 117 habitantes y 20 viviendas, entre las cuales había 18 ocupadas y dos desocupadas. Hoy, algunas de estas festividades y bailes de esta localidad fueron declarados Patrimonio Nacional por el Instituto de Patrimonio Histórico de la Nación, en el 2005[7].
El Cumbito de Tiznados
También, con este mismo nombre, se conoció en la actual parroquia de San Francisco de Tiznados, un sitio en 1791, propiedad de Felipe Urbina. Del mismo origen existe en San José de Tiznados un vecindario con el nombre de Cumbote (actualmente conocido como Cumbote I y Cumbote II) que, en bantus, significa "rana". Es una variante de Cumboto y, a su vez, proviene de Cumbo o Cungo (voz mandiga, de etnia africana), que significa " lugar apartado, heredad". Edler (1997: 34) señala que los vocablos Cumbe y Cumbo son aportes de las etnias mandiga y fang, procedentes de las sacas de esclavos de las regiones del antiguo Sudán y del África Ecuatorial, respectivamente.
El topónimo Cumbito se extiende por otros lugares de Venezuela. En la costa de Paria, existe el apellido Cumbé. Igualmente, en Guinea-Bissou se halla un pueblo con el nombre Ponta Cumbito y una población en Angola.
HEMEROBIBLIOGRAFÍA
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NOTAS
[1] PEREZ A, JOSÉ OBSWALDO (2007). Hatos y Toponimia. Un caso de apropiación de lugar en Valle de Tiznados. Siglo XVII. Valle de la Pascua: XI Encuentro de Historiadores y Cronista del Estado Guárico, 29,30 y 31 de Marzo 2007.
[2] El investigador Jesús Chucho García utiliza el término afroindígena para referirse a la afroindianidad como una propuesta histórica y socialmente construida a partir de una nueva relectura de nuestra historia venezolana, a través del mestizaje y la “resistencia cultural” de los grupos étnicos afro e indígenas.
[3] ÁLVAREZ D’ ARMAS, ARTURO (2005,22 Diciembre). Cumbito, Cumbote y Loamba. San Juan de los Morros: Diario El Nacionalista, p A-4.
[4] SCHAFFER MATT (2005): Bound to Africa: The Mandinka Legacy in the New World. History in Africa 32, p 321–369; ver también POLLITZER, WILLIAM S. (1999). The Gullah People and Their African Heritage. Athens, GA.
[5] ALVAREZ NAZARIO, M. (1990). El habla campesina del país: orígenes y desarrollo del español en Puerto Rico. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico.
[6]ÁLVAREZ D’ ARMAS, ARTURO (1981): Africanismos en el estado Apure.
[7] INSTITUTO DE PATRIMONIO CULTURAL. I Censo del Patrimonio Cultural. Declaratoria Nº 003-05, de fecha 20 de febrero de 2005, publicada en Gaceta Oficial número 38.234, de fecha 22 de julio de 2005.