Simón Bolívar dijo siempre no

Antonio García Ponce*
Desde 1813 hasta 1830, Simón Bolívar se planteó a menudo un dilema: ser estadista o ser guerrero. Y, en funciones de estadista, fue constante su deseo de ejercer el poder de manera temporal. Veamos: 1.- Victorioso en Caracas, dice en la asamblea celebrada el 2 de enero de 1814 en el convento de los religiosos Franciscanos: Compatriotas: yo no he venido a oprimiros con mis armas vencedoras: he venido a traeros el imperio de las leyes: he venido con el designio de conservaros vuestros sagrados derechos. No es el despotismo militar el que puede hacer la felicidad de un pueblo, ni el mando que obtengo puede convenir jamás, sino temporariamente, a la república (Obras completas, volumen VI, Madrid, Maveco de Ediciones, 1992, p. 67). Ya en octubre del mismo año no estaba en el poder, sino derrotado, en Ocaña. 2.- De nuevo victorioso, en Angostura, se dirige a los venezolanos el 22 de octubre de 1818: …Elegid por magistrados a los más virtuosos de vuestros conciudadanos y olvidad, si podéis, en vuestras elecciones, a los que os han libertado. Por mi parte, yo renuncio para siempre la autoridad que me habéis conferido, y no admitiré jamás ninguna que no sea la simple militar, mientras dure la infausta guerra de Venezuela. El primer día de paz, será el último de mi mando (Ob. cit., p. 144). Meses después, el 15 de febrero de 1819, en su discurso ante el Congreso de Angostura, pronuncia las más terminantes palabras que definen lo muy temporal de su presidencia, palabras que ya todo el pueblo conoce. Y cuando ese congreso lo elige Presidente, dice otra vez, en forma terminante, el 20 de febrero: La Soberanía Nacional me ha honrado nuevamente encargándome del Poder ejecutivo bajo el título de PRESIDENTE INTERINO DE VENEZUELA (p. 171). 3.- El Congreso constitutivo de la gran Colombia, reunido en Cúcuta en 1821, lo elige Presidente, y acepta la designación, el 1º de octubre, con las siguientes salvedades: …Estoy profundamente penetrado de mi incapacidad para gobernar a Colombia, no conociendo ningún género de administración. Yo no soy el magistrado que la república necesita para su dicha: soldado por necesidad y por inclinación, mi destino esta señalado en un campo, o en cuarteles. El bufete es para mí un lugar de suplicio. Y agrega: …No admitiré el título de presidente sino por el tiempo que dure la guerra, y bajo la condición de que se me autorice para continuar la campaña a la cabeza del ejército, dejando todo el gobierno del estado a S.E. el general Santander… (p. 193). En efecto, la Constitución aprobada prohibió al Presidente ejercer el poder ejecutivo mientras estuviese en campaña. Además, estableció en su artículo 107 que la duración del Presidente será de cuatro años, y no podrá ser reelegido más de una sin intermisión. Durante aquellos cuatro años, Bolívar nunca despachó como presidente, y ni siquiera estuvo en la capital (Bogotá). 4.- Cuando venció el periodo constitucional de 4 años, el Congreso quiso reelegir a Bolívar, pues la Carta Magna lo permitía. El Libertador, de nuevo, se negó, e invocó para ello el ejemplo de Jorge Washington, con las siguientes palabras: …La honrosa lección que me ha dejado el héroe ciudadano, el padre de la gran república Americana no debe ser inútil para nosotros. El pueblo quiso nombrarlo nuevamente para la suprema magistratura; generosamente mostró el peligro de continuar indefinidamente el poder público en manos de un individuo. El héroe fue oído, el pueblo de la gloria, de la libertad y de la dicha, de la virtud fue dócil; la república Americana es, en el día, el ejemplo, y tan sublime lección me dice lo que debo hacer; también Colombia sabrá seguir noblemente a su hermana mayor (Ob. cit., volumen III, p. 402). Se refería el Libertador a la famosa renuncia, conocida con el nombre de Farewell Address, que hace Jorge Washington al declinar una segunda reelección, en 1797, y donde dice que ha tomado la resolución de no presentarse para una nueva reelección, y pedía que se le hiciese justicia al tomarse su declinación como un estricto respeto a todas las consideraciones que deben vincular a un ciudadano obediente con su país. Es más, a Santander le escribe desde Perú, el 4 de junio de 1826: El pueblo colombiano ha ordenado, por el órgano de sus representantes, que ningún ciudadano le sirva en la presidencia del estado más de ocho años. Yo he sido seis años jefe supremo, y ocho presidente; mi reelección, por tanto, es una manifiesta ruptura de las leyes fundamentales (p. 403). 5.-Los asuntos del gobierno y de la marcha de la guerra se complicaron con el problema de Páez y la Cosiata. Bolívar va a Caracas, somete a Páez pero se distancia de Santander. Se opta, entonces, por el recurso de convocar un Congreso que introduzca reformas en la Constitución. Se reúne la Convención en Ocaña, que no conduce a nada. Partidarios de Bolívar dan un golpe en Bogotá y lo llaman a ejercer la dictadura. Bolívar acepta, con la protesta de las mentes liberales más lúcidas de Europa y otros lugares. Se convoca, como rectificación y para volver a la constitucionalidad, a un nuevo Congreso. Ante este cuerpo constituyente, Bolívar dice, el 2o de enero de 1830: La República será feliz, si al admitir mi renuncia nombráis de presidente a un ciudadano querido de la nación: ella sucumbiría si os obstináseis en que yo la mandara. Oíd mis súplicas: salvad la República: salvad mi gloria que es de Colombia. Disponed de la presidencia que respetuosamente abdico en vuestras manos (volumen VI, p. 290). Y se prepara para marchar a Europa. 6.- La Constitución de Colombia de 1830 decía en su artículo 83: El Presidente y Vicepresidente de la República durarán en sus funciones, ocho años, contados desde el día 15 de febrero, y no podrán ser reelegidos para los mismos destinos en el siguiente período. Y la Constitución de Venezuela de 1830 decía en su artículo 108: El Presidente durará en sus funciones cuatro años, y no podrá ser reelegido inmediatamente, sino después de un periodo constitucional por lo menos. *Médico y Doctor en Historia. Trabajo inédito
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