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El negro Güeregüere

Su apodo – porque no se conoce su verdadero nombre- debió ser puesto por su contextura robusta parecida al árbol Güeregüere.


Por José Obswaldo Pérez

EN LA HISTORIA de los pueblos siempre existen personajes invisibles y sin historias. Este es el caso del negro Güeregüere, un hombre que no sólo fue un personaje de ficción de la novela Casas Muertas. En verdad, este individuo existió en la vida real, a principio del siglo XX. Nada menos que el presidente de la Republica, general Cipriano Castro, lo conoció en persona en su visita oficial a Ortiz, en abril de 1905. Güeregüere fue tan pintoresco como lo fueron Blandin o Miguel La Vaca, entre otros seres humildes de nuestra cotidianidad.



Su apodo – porque no se conoce su verdadero nombre- debió ser puesto por su contextura robusta parecida al árbol Güeregüere ( Megenny, 1976: 123) y, desde luego por su ascendencia africana. Miguel Otero Silva lo incluye entre esos personajes secundarios, caracterizándolo con chanzas, burlas y comicidad, especialmente por su extraña fonética de hablar lenguas vivas y muertas para deleitar a Carmen Rosa en la Bodega La Espuela de Plata, a cambio de un trago de ron. (Véase Casa Muertas, pp. 21, 22, 51, 137). Güeregüere fue la “gracia llanera” de las conversaciones de los lugareños de Ortiz:

—Tú sabes una cosa, Carmen Rosa, yo tengo novio...
—Creyó al principio que Martica bromeaba. Le respondió burlonamente:
—Sí, ya sé, el negro Güeregüere.

El negro Güeregüere nunca compraba nada. Era un negro costeño de Guanta o Higuerote, marinero en su remota juventud a bordo de una goleta contrabandista que hacía viajes innumerables a Curazao, Trinidad y Martinica. Ahora estaba viejo, casi tan viejo como el señor Cartaya y nadie recordaba cuándo llegó a Ortiz y por qué se había quedado en el pueblo. Güeregüere nunca trabajó por dinero sino a cambio de la comida, bebida o ropa. Iba a buscar agua al río si le proporcionaban un almuerzo, ayudaba dos semanas en un conuco a trueque de un par de alpargatas y realizaba tareas aún más arduas por una botella de ron. Se emborrachaba al tercer trago y hablaba entonces, o simulaba hablar, en idiomas extranjeros que no conocía pero que imitaba con sagaz intuición. “(Otero Silva, 2000: 60)

El periodista Guadalupe Guzmán, del periódico villacurano Copey, en su edición número 41, del 27 de abril de 1905, publicó un artículo con el titulo Revista de la visita del General Castro, de Villa de Cura a Ortiz. Crónicas Ligeras. Allí se recoge unos comentos de este personaje de la vida ordinaria y citadina del pueblo de Ortiz, que 50 años más tarde sería actor literario de la novela Casas Muertas, como lo fue doña Beatriz de Rodríguez o Nicanor Rodríguez, en los personajes de doña Berenice y el monaguillo Nicanor, respectivamente:

He dejado de ex profeso para lo último, una escena que tuvo lugar en Ortiz. Estaba el General Castro conversando alegremente con varias señoras y señoritas en la casa de la familia Núñez, cuando de improviso, un bohemio, célebre por aquellos lugares, Güeregüere, penetra a la sala, sombrero en mano, y dirigiéndose al General Castro, le dice: ‘General: lo vengo a saludar; y no crea que es mi idea especular con usted. Quiero que me de un medio, un mediecito para mi y para una partía de limpios, como yo, que estamos aquí esperando."

Hubo alguno que se vio tentado a echar a la calle al viejo Güeregüere, pero la sonrisa humanitaria del General Castro lo hizo cambiar de ideas. En actos como ese es que se puede apreciar el tamaño del alma generosa de Castro. El recibió con entusiasmo el reclamo del viejo bohemio, y extendiendo la mano puso en las del comisionado de los limpios, cincuenta bolívares en oro, que Güeregüere, distribuyó religiosamente entre sus compañeros” (Tello Mendoza, 1905: 38).

Aquí se comprueba que el negro Güeregüere no sólo fue un personaje ficcional de nuestra literatura nacional sino que fue un hombre de carne y hueso, en marcado en una intertextualidad histórico-literaria.

Notas bibliográficas

CONCEPCIÓN LORENZO, NIEVES MARÍA (1997). La fabulación de la realidad en la narrativa de Miguel Otero Silva. España: Universidad de La Laguna
MEGENNY, WILLIAM W (1976).El elemento subsahárico en el léxico venezolano. RSEL, 6, p. 123
OTERO SILVA, MIGUEL (2000). Casas muertas. Caracas: Editorial El Nacional.
TELLO MENDOZA, RAMÓN (1905). Viaje del general Cipriano Castro, presidente de la República, al centro, sur y oriente de Venezuela en abril y mayo de 1905. Caracas: Imprenta Nacional.


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