El fin de la globalización

La globalización como discurso político ha ido perdiendo presencia social. Una revisión arqueológica por parte de los historiadores ingleses Harold James y Matteo Albanese, en un reciente artículo titulado Good bye to Globalization, en Project Syndicate[1], señala que el término en la actualidad ya no está cargado de ideología y que por tanto su atractivo como concepto ha perdido muchos interés.


POR JOSÉ OBSWALDO PÉREZ

Los resultados del Foro Social Mundial que acaba de realizarse en Dakar, Senegal, marcan el presagio del fin del discurso de la antiglobalización, más aun sustentados por los acontecimientos del Medio Oriente. De hecho el fin de la dictadura de Túnez y su “Revolución del Jazmín” es un hito de historia contemporánea o del presente, cuya lección transita en que el hombre camina hacia los estadios de la democracia liberal y hacia una reinversión del modelo capitalista.

El análisis precedente de los hechos del Medio Oriente son los sucesos que el historiador Francis Fukuyama llamó el “fin de la historia”, que no es otra cosa que la atracción universal de los valores occidentales de la democracia y el reconocimiento del hombre como sujeto histórico, tal como señala el episteme hegeliano. Ambos presupuestos tienen un efecto homogeneizador, gracias a la revolución tecnológica y al orden económico liberal.

Tenemos pues, que la globalización como discurso político ha ido perdiendo presencia social. Una revisión arqueológica por parte de los historiadores ingleses Harold James y Matteo Albanese, en un reciente artículo titulado Good bye to Globalization, en Project Syndicate[1], señala que el término en la actualidad ya no está cargado de ideología y que por tanto su atractivo como concepto ha perdido muchos interés. Su definición, ya sea en su connotación elogiosa o peyorativa, hoy está marcada por el fin de un tiempo histórico, tumultuoso y complejo. El término, utilizado para describir los procesos y los complejos fenómenos políticos y sociales, es a veces extrañamente ambiguo. Es por eso, que algunos conceptos tienen una misión fundamental, pero rápidamente toma una dirección contraria y se convierten en complementarios.

Según estos dos historiadores, una historia breve del concepto “globalización” ayuda a explicar cómo este término perdió interés debido a su uso excesivo. Ambos autores explican que su conceptualización tiene el propósito principal de criticar, socavar y subvertir las tendencias políticas que describen. Sin embargo, la palabra terminó siendo utilizada con tanta frecuencia y con tanto entusiasmo por los propios partidarios de esta corriente que el significado del término empieza a cambiar y tener connotación positiva, dado al auge y transformación de varias economías emergentes. De hecho, países como “subdesarrollados" o que pertenecen al "Tercer Mundo" se estaban convirtiendo en superpotencia mundiales. Algunos de los críticos más abiertos también comenzaron a ver las interdependencias de la globalización como una manera de resolver problemas globales como el cambio climático, las crisis económicas y la pobreza.

Visto de esta forma la globalización es un concepto innovador del siglo XX, cuyo origen es italiano y su etimología encuentra su uso terminológico en la invención lingüística del radicalismo continental de los estudiantes de Europa. La investigación cita que en 1970, la revista de la izquierda italiana Sinistra Proletaria publicó un artículo titulado "El proceso de globalización de la sociedad capitalista", que describe el funcionamiento de IBM ", una organización que se presenta como una totalidad, que controla todas sus actividades con el beneficio objetivo y "globalizado" todas las actividades del proceso de producción. " Según este artículo, ya que el producto de IBM en 14 países y vende sus productos en 109 países ", que contiene en sí el mundo (mondializzazione ) del imperialismo capitalista. " Esta versión oscura de la izquierda contiene la primera referencia conocida de la globalización en su sentido contemporáneo.

Sin embargo, la usanza de la palabra tiene sus antecedentes en un artículo académico de 1972[2]. Pero la expresión se había utilizado antes, pero, en un sentido bastante diferente. Era un término de uso diplomático que se manejaba para transmitir la vinculación entre ámbitos políticos dispares (por ejemplo, en los casos de negociaciones simultáneas en cuestiones financieras y de seguridad).

Desde entonces, el vocablo ha tenido altibajos. Según los historiadores citados, el término se puso cada vez más de moda en la década de 1990; pero, sobre todo, como un término peyorativo. Actualmente no es vista sólo como una historia de la integración de los mercados de capitales impulsado por las dos últimas décadas del siglo XX. En Venezuela, incluso, este concepto parte a finales del siglo XVIII, con el auge del cacao, el café y la ganadería, rubros que nos unía más allá del Atlántico con el mundo. Hoy, la perspectiva histórica de la globalización es mucho más amplia y más profunda y se remonta al Imperio Romano y la dinastía Song, y también se refiere a una globalización de la especie humana a partir de raíces africanas comunes[3].

Harold James y Matteo Albanese concluyen que la retórica anti-globalización se ha desvanecido en gran medida y agregan una mueva construcción epistemológica que define a la globalización “como una característica fundamental de la historia humana, en la que geografías dispares y temas diversos están íntimamente entrelazados”.[4]

En resumen, el concepto de globalización forma parte del discurso de la modernidad y la postmodernidad. Es decir es un fenómeno del hombre a través del tiempo.

José Obswaldo Pérez es periodista e historiador. Profesor de Historia Contemporánea de la Maestría de Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos, San Juan de los Morros, Guárico, Venezuela.

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

[1] JAMES, HAROLD Y ALBANESE, MATTEO (2011). Goodbye to “Globalization, Project Syndicate (2-8-11)
[2]T he Oxford English Dictionary
[3] JAMES, HAROLD Y ALBANESE, MATTEO (2011) Ob.cit

[4] Ídem
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