De la Villa a Carabobo por la patria
Oldman Botello
Nació en Villa de Cuera en 1798 y de corta edad se vinculó en la lucha por la patria libre; se trata del capitán José Hernández, quien en 1811 se incorporó como soldado raso a las fuerzas insurgentes. Siempre estuvo al lado de grandes jefes patriotas, como Bolívar, Páez y Miranda.
Fue de esos hombres sencillos, que no hacen bulla pero en su accionar deja sus fuerzas en pro del objetivo trazado. Basta como ejemplo que en 1812, a un año apenas de su ingreso a la milicia patriota, ya ostentaba el rango de cabo primero. En Ortiz se mostró valiente en lo que presumimos haya sido su bautizo de plomo bajo el comando del entonces capitán turmereño, el pardo Pedro Arévalo y el 23 de matyo de 1812 se le vio pelear con denuedo bajo el comando de Juan Paz del Castillo en su pueblo natal y en San Juan de los Morros. El 20 de junio se hallaba nada menos que bajo la égida del generalísimo Francisco de Miranda en los sucesos de San Mateo y La Victoria, que terminó con la capitulación de La Victoria y el triunfo del canario Domingo Monteverde que no respetó el convenio con Miranda.
El cabo José Hernández luchó al lado del español patriota Vicente Campo de Elías en la cruenta batalla de Santa Catalina, en el Guárico central, el 14 de octubre y allí en el campo de la acción recibió dos heridas de bala de consideración. Una vez repuesto de sus lesiones, se reincorporó y el 14 de febrero, siempre bajo el comando de Campo de Elías se fajó en la primera acción de La Puerta contra las hordas del terrible coronel de caballería José Tomás Boves, donde fueron derrotadas las fuerzas insurgentes. Fue una carnicería horrible entre el desfiladero y la sabana.
En la batalla de San Mateo el 25 de marzo de 1814 fue testigo al lado de Simón Bolívar del sacrificio de Antonio Ricaurte en el polvorín de la Casa de Alto. Volvió a La Puerta donde fueron nuevamente derrotados, siempre por Boves. En este año sangriento donde cayó la II República, recibió su ascenso, bien ganado, a sargento.
Cuando la guerra se desplazó por fuerza de las circunstancias a otros escenarios, el sargento José Hernández anduvo con el general Santiago Mariño en Cariaco, en tiempos del llamado Congresillo. Con el general Bermúdez se la jugó en Aragua de Barcelona el 11 de agosto de 1814.
En los comienzos de 1820, José Hernández ya es todo un experimentado guerrero, pero sigue con su grado de sargento a pesar de sus esfuerzos en el combate. Ahora le correspondió estar al lado del coronel Manuel Valdez y pasó a la Nueva Granada; en Ocaña sirvió con un jefe como Manuel Manrique, que estaba en el Estado Mayor del ejército.
Ya al final de la guerra, el villacurano José Hernández participó al lado del general José Antonio Páez en Carabobo y allí se ganó como premio a su actividad el Escudo de Carabobo que portaba orgulloso. Siguió con el caudillo llanero a Naguanagua en 1822 y estuvo entre los que asediaron a Puerto Cabello hasta que se rindió la plaza. Corolario de su accionar fue la obtención de otra presea, la de los expugnadores de la ciudad porteña, último bastión de la lucha en el centro del país. Otro orgullo más para el sencillo personaje aragüeño. En 1825, en plena paz fue ascendido a teniente y en 1826 a capitán. En 1834, siendo comandante del batallón “Valeroso Anzoátegui” solicitó cédula de inválido, porque las heridas y molestias en el fragor de la lucha le importunaban la vida. Los Reformistas de 1835 lo detuvieron porque no se plegó a sus requerimientos. En 1836 obtuvo licencia temporal con goce de sueldo y su cédula de inválido. José Hernández, cuya fecha y lugar de fallecimiento se desconocen, tomó estado y dejó descendencia. Un auténtico patriota cuyas acciones en la guerra son desconocidas por la mayoría en la tricentenaria Villa de Cura y en Aragua.
oldmanbotello@hotmail.com
Nació en Villa de Cuera en 1798 y de corta edad se vinculó en la lucha por la patria libre; se trata del capitán José Hernández, quien en 1811 se incorporó como soldado raso a las fuerzas insurgentes. Siempre estuvo al lado de grandes jefes patriotas, como Bolívar, Páez y Miranda.
Fue de esos hombres sencillos, que no hacen bulla pero en su accionar deja sus fuerzas en pro del objetivo trazado. Basta como ejemplo que en 1812, a un año apenas de su ingreso a la milicia patriota, ya ostentaba el rango de cabo primero. En Ortiz se mostró valiente en lo que presumimos haya sido su bautizo de plomo bajo el comando del entonces capitán turmereño, el pardo Pedro Arévalo y el 23 de matyo de 1812 se le vio pelear con denuedo bajo el comando de Juan Paz del Castillo en su pueblo natal y en San Juan de los Morros. El 20 de junio se hallaba nada menos que bajo la égida del generalísimo Francisco de Miranda en los sucesos de San Mateo y La Victoria, que terminó con la capitulación de La Victoria y el triunfo del canario Domingo Monteverde que no respetó el convenio con Miranda.
El cabo José Hernández luchó al lado del español patriota Vicente Campo de Elías en la cruenta batalla de Santa Catalina, en el Guárico central, el 14 de octubre y allí en el campo de la acción recibió dos heridas de bala de consideración. Una vez repuesto de sus lesiones, se reincorporó y el 14 de febrero, siempre bajo el comando de Campo de Elías se fajó en la primera acción de La Puerta contra las hordas del terrible coronel de caballería José Tomás Boves, donde fueron derrotadas las fuerzas insurgentes. Fue una carnicería horrible entre el desfiladero y la sabana.
En la batalla de San Mateo el 25 de marzo de 1814 fue testigo al lado de Simón Bolívar del sacrificio de Antonio Ricaurte en el polvorín de la Casa de Alto. Volvió a La Puerta donde fueron nuevamente derrotados, siempre por Boves. En este año sangriento donde cayó la II República, recibió su ascenso, bien ganado, a sargento.
Cuando la guerra se desplazó por fuerza de las circunstancias a otros escenarios, el sargento José Hernández anduvo con el general Santiago Mariño en Cariaco, en tiempos del llamado Congresillo. Con el general Bermúdez se la jugó en Aragua de Barcelona el 11 de agosto de 1814.
En los comienzos de 1820, José Hernández ya es todo un experimentado guerrero, pero sigue con su grado de sargento a pesar de sus esfuerzos en el combate. Ahora le correspondió estar al lado del coronel Manuel Valdez y pasó a la Nueva Granada; en Ocaña sirvió con un jefe como Manuel Manrique, que estaba en el Estado Mayor del ejército.
Ya al final de la guerra, el villacurano José Hernández participó al lado del general José Antonio Páez en Carabobo y allí se ganó como premio a su actividad el Escudo de Carabobo que portaba orgulloso. Siguió con el caudillo llanero a Naguanagua en 1822 y estuvo entre los que asediaron a Puerto Cabello hasta que se rindió la plaza. Corolario de su accionar fue la obtención de otra presea, la de los expugnadores de la ciudad porteña, último bastión de la lucha en el centro del país. Otro orgullo más para el sencillo personaje aragüeño. En 1825, en plena paz fue ascendido a teniente y en 1826 a capitán. En 1834, siendo comandante del batallón “Valeroso Anzoátegui” solicitó cédula de inválido, porque las heridas y molestias en el fragor de la lucha le importunaban la vida. Los Reformistas de 1835 lo detuvieron porque no se plegó a sus requerimientos. En 1836 obtuvo licencia temporal con goce de sueldo y su cédula de inválido. José Hernández, cuya fecha y lugar de fallecimiento se desconocen, tomó estado y dejó descendencia. Un auténtico patriota cuyas acciones en la guerra son desconocidas por la mayoría en la tricentenaria Villa de Cura y en Aragua.
oldmanbotello@hotmail.com