Conozca al héroe civil que lo hizo casi todo por la independencia de Venezuela
Redactó el Acta de Independencia de 1810. Redactó la primera Constitución. Redactó el primer estatuto electoral. Fue presidente del Congreso de Angostura. Vicepresidente del Departamento de Venezuela y de Colombia. Su obra más importante estuvo perdida por más de un siglo. Está de cumpleaños. ¿Quién es?
Por Rafael Arráiz Lucca @rafaelarraiz.-
Juan Germán Roscio vio la luz en San Francisco de Tiznados (Guárico) el 27 de mayo de 1763, de modo que se cumplen 255 años de su nacimiento. He escrito ensayos, artículos, he dado conferencias, le he dedicado programas de radio a la comprensión de su vida y su obra y lo seguiré haciendo. Es un venezolano principal que no es conocido, ni distinguido de acuerdo con sus ejecutorias. Recordemos que una de nuestras falencias históricas estriba en que la generación militar prevaleció en el imaginario colectivo por encima de la civil, produciéndose no solo una injusticia sino un desenfoque, ya que la obra de creación de la república fue civil, aunque la consolidación fue militar. Ambas áreas fueron determinantes, pero una no tiene por qué sepultar a la otra.
Roscio era hijo de un inmigrante milanés, Cristóbal Roscio, que se estableció en el estado Guárico, y casó con Paula María Nieves, quien era natural del “pueblo de indios” de La Victoria. De modo que Juan Germán era un perfecto mestizo. Por otra parte: ¿qué hacía un milanés en San Francisco de Tiznados? No sabemos cuándo llegó a Venezuela, pero ha debido ser antes de que Milán dejara de ser territorio de la corona de España. Entre 1559 (a partir del primer Habsburgo, Carlos V) y hasta 1714, la posesión de España del Ducado de Milán fue indiscutible, durante un poco más de 150 años. Sabemos que el “viejo Roscio” se trasladó primero de Milán a la península y luego a Tierra Firme, pero su fecha de llegada no la tenemos a mano.
Los Roscio tenían bienes de fortuna, pero no “limpieza de sangre”, lo que impedía que el niño recibiera educación formal. No obstante, la hija del Conde de San Javier, María Luz Pacheco, respondió por él como si fuera blanco y no sólo estudió primaria y bachillerato sino que fue de los mejores estudiantes de Derecho en la Universidad de Caracas, donde se graduó. Superó un último escollo defendiéndose a sí mismo ante la Real Audiencia de Santo Domingo, ya que venció en la querella que interpuso en contra del Colegio de Abogados de Caracas, que no quería dejarlo ejercer el Derecho porque no era blanco.
A partir de aquí la lista de aportes de Roscio es inigualable en la formación de la república de Venezuela. Es el redactor del Acta del 19 de abril de 1810. Con base en ella se forma el primer gobierno que nos dimos los venezolanos, el que emanaba de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. De ese gobierno Roscio fue su primer secretario de asuntos exteriores. En otras palabras, fue nuestro primer canciller. Esa junta le encargó a Roscio la redacción del primer Estatuto Electoral que tuvo la nación venezolana, el que sirvió de base para la elección de los diputados del Congreso Constituyente, del que formó parte él mismo. Luego, ese congreso fundacional de la República le encarga la redacción del Acta de la Independencia, el 5 de julio de 1811 y, por si fuera poco, le establece la tarea de redactar la primera Constitución Nacional, aprobada el 21 de diciembre de 1811, y co-redactada con Francisco Isnardi.
Es hecho preso por Monteverde en 1812 y enviado a la prisión en Cádiz y luego en Ceuta, hasta que es liberado y vamos a hallarlo en Jamaica en 1816, en compañía de su amigo el presbítero José Cortés de Madariaga. Entonces, viene su gran aporte teórico y ensayístico, la publicación de El triunfo de la libertad sobre el despotismo, publicado en Filadelfia en 1817. Un monumento como no hay otro en ese período, lo que erige a Roscio como el único hispanoamericano que redactó un estudio completo sobre el tema de la libertad con base en los textos bíblicos. En otras palabras, El triunfo de la libertad sobre el despotismo es el esfuerzo teórico más completo, lúcido, y sumamente bien escrito, que se publicó en todo este período independentista.
De regreso a Venezuela en 1818, Simón Bolívar lo distingue de diversas maneras: redactor del Correo del Orinoco y presidente del Congreso de Angostura, Vicepresidente del Departamento de Venezuela y Vicepresidente de Colombia. También, lo designó presidente del Congreso de Cúcuta de 1821, pero Roscio ya estaba enfermo y murió por el camino, rumbo a su nuevo destino, el 10 de marzo de 1821. Sospechamos que de cáncer, por las descripciones de sus dolencias.
Los venezolanos fuímos tan indolentes con Roscio que este libro que venimos comentando sólo se publicó entre nosotros en 1952, gracias a Pedro Grases, quien halló un ejemplar en una librería en Oxford, y con base en él se editó en el país. Dramático. Después nos preguntamos por qué el caudillismo anida en nuestra psique. Felizmente, esto viene cambiando, y somos muchos los que señalamos los aportes de Roscio, incluso bibliotecas y fundaciones políticas llevan su nombre. Invito a la lectura de su obra capital y al estudio de este civil paradigmático que encarna al criollo, fundador de repúblicas, amante de la libertad y el federalismo, redactor de una Constitución Nacional que fue todo lo democrática que la época contemplaba.
Ojalá y algún día a los guariqueños les anime solicitar que su estado lleve su apellido, el estado Roscio. Es el homenaje que falta, así como el estado Portuguesa debería llevar el apellido Páez, ese otro gran venezolano con el que estamos en deuda. Ambos integrantes destacadísimos de la generación fundadora de la República de Venezuela.
Fuente:Konzapata.com