La Platilla de los Llanos: conquista y colonización ganadera en el noroccidente del Guárico. Siglo XVI
Aunque no hemos estudiado con mayor profundidad la importancia económica de este partido – de manera cuantitativa-, por carecer de información por el momento, es predecible opinar que este predio territorial se constituyó en un espacio de uso de explotación de la actividad ganadera y un punto de referencia para establecimiento de redes y lazos sociales de la oligarquía caraqueña.
Por José Obswaldo Pérez
Un comienzo entre cerrajones
Desde finales del siglo XVI se comprueba la presencia de dueños de tierras en el Valle de San Antonio de La Platilla- eje irradiador de un paisaje cordillerano en la actual población de Ortiz-, principal núcleo ganadero de los Llanos de Caracas, donde paulatinamente se dará un proceso de nucleamiento espontaneo de vecinos propietarios de unidades agropecuarias y agrícolas que, posteriormente, originará la fundación de San Francisco de Tiznados, a las riberas del río del mismo nombre (Ortega,1992; pp. 50-51). Este proceso estará intricadamente relacionados con tres factores históricos: 1) la formación de polos demográficos en torno a los llanos de Paya (red de villas y pueblos como Parapara, Ortiz, El Sombrero, entre otros), 2) el progresivo desplazamiento de hatos ganaderos hacia el sur y 3) la formación de latifundio ganadero, como parte de la organización del espacio entorno a los partidos que se fueron conformando a partir de la conquista del llano en el actual territorio del estado Guárico (Rodríguez Mirabal,1987).
Como se sabe la historiografía venezolana nos habla que los partidos ganaderos son los antecedentes previos de la ocupación de la propiedad territorial en los Llanos de la Provincia de Caracas y que este proceso está asociado con la persecución de indígenas, presuntamente caribes (aunque en los documentos son muy variadas sus identidades étnicas), y su esclavización a través de las denominadas encomiendas (Rodríguez, 2009; Pérez, 2007). Igualmente, este procedimiento estuvo acompañado por la necesidad de desarrollar la actividad ganadera que actúa como eje impulsor para el cual no sólo delimita el espacio sino que reestructura un nuevo modelo económico-social basado en el capitalismo mercantilista.
Una revisión de las fuentes primarias en el Archivo General de la Nación (AGN), localizadas en la ciudad de Caracas, nos permite acercarnos, de manera aproximativa, a este espacio geográfico correspondiente al periodo histórico entre los años 1620-1800, fechas que hemos tomado de acuerdo con la documentación primaria estudiada y bajo la consideración metodológica y teórica, con miras de encontrar en ellas algunas repuestas a las interrogantes que motivaron este artículo. ¿Cuáles son los orígenes de la propiedad territorial en la jurisdicción de Ortiz, durante el periodo colonial? ¿Cómo este fenómeno dio inicio a nuevos espacios interrelacionados con una red vínculos familiares y de amigos?
De manera tal que esta investigación no se suscribe sólo a lo geohistórico sino que, además, intenta revisar esa dinámica de interacción hombre-medio, denominada Conquista del Llano. Cuestión que haremos a través de una nueva mirada de lo social, que valore el rol de los individuos o actores dentro de su contexto cultural. En este sentido, es importante hacer notar la colaboración desinteresada de nuestro amigo Moisés Pérez, el último chozno de la octava generación de la familia Pérez de Ávila, quien nos aportó una valiosa documentación correspondiente a este tiempo histórico y que nos permite reconstruir una secuencia y una línea de evolución de los acontecimientos aquí descritos.
Juan de Grezala: Soldado y becerrero colonizador
Con el establecimiento definitivo de San Sebastián de los Reyes y con sus intereses expansionistas sobre las fértiles tierras recorridas por el conquistador hispánico, se echaron las bases del proceso continuo y progresivo de ocupación y apropiación del territorio del Valle de San Antonio de la Platilla y otros lugares hacia el sur del actual Guárico. No solo los intereses políticos privan para que San Sebastián extienda su hinterland sobre los territorios ocupados, sino que son económicos lo que parecen dar la explicación de esa expansión de ocupación espacial de su área de influencia.
Hacia la parte noroccidental del Estado Guárico se encuentra el llamado Valle de La Platilla, a cuyas vertientes reúne el río Tiznados, San Gregorio, La Florida y otros tributarios menores. Ese espacio físico, para el momento de la penetración hispana, era ya un área estructurada por las antiguas comunidades indígenas, el cual servía como soporte de diversas relaciones humanas y una importante área sociocultural. De la antigüedad de su ocupación y conformación, dan testimonios los restos de petroglifos encontrados en el lugar cerca del sitio La Trampa, como igualmente algunos animales arqueológicos y su propia toponimia aborigen.
Uno de los ocupantes, entre los primeros de este lugar, fue el hacendado y capitán don Juan de Grezala y Oñate y Aguirre, quien el 27 de julio de 1668 representaba a un grupo de dueños de hatos de los partidos de Paya, Aricapano y Las Palmas (actuales poblaciones de Ortiz, El Sombrero, Barbacoa y Chaguaramas) en el Cabildo de Caracas, para promover una ordenanza que permitiera eliminar la práctica indiscriminada del desjarretamiento de las reses y a la par prevenir la eminente ruina de los criadores.
A raíz de estas diligencias, el Gobernador de la Provincia de Caracas, don Félix García González de León, designa con fecha 16 de diciembre 1668, al Capitán Juan de Ochoa y Oñate, como Juez privativo de los Llanos de San Sebastián de los Reyes, confiriéndole atribuciones judiciales y extrajudiciales, y las siguientes potestades como: 1) establecer un justo reparto de las pesas de carne entre los criadores, 2) asegurar el abastecimiento de carne para la Provincia de Caracas, 3) velar por el mantenimiento de la paz en los llanos, 4) asegurar el cumplimiento al tiempo de los rodeos y vaquerías y 5) decidir sobre asuntos entre pleitos de criadores y erradicar la práctica indiscriminada del desjarretamiento de las reses (Rodríguez Mirabal, pp.258-259). Con en esta designación se institucionaliza la figura de Juez de Llanos, la cual era un atribución para su nombramiento por parte del gobernador (Castillo Lara, 1984; p.216). Función que el Capitán Juan de Grezala y Oñate desempeño hasta el año de 1670.
Ocho años atrás, don Pedro Porras de Toledo, Gobernador de la Provincia de Venezuela, concedió el Valle de San Antonio de La Platilla (también conocida como La Platilla de Los Llanos) al Capitán don Juan de Grezala y Oñate y Aguirre, mediante título expedido el 15 de diciembre de 1660, según documento correspondiente a la Sección de Tierras del año 1745, ubicado en el Archivo General de la Nación (AGN). El documento está firmado por escribano público, Juan Rangel de Mendoza, con el cual se comprueba la presencia de los primeros y principales terratenientes de estos lares.
Esta propiedad, en un tiempo atrás compartió sus linderos con la jurisdicción de la Villa de San Luis de Cura, debido a que su data no estaba enmarcada en la región de San Sebastián de los Reyes, como debería ser bajo los siguientes linderos naturales: por la parte del oriente, el Río Parapara, camino a los Hatos de Paya; por el poniente, el Río Tiznados; por el norte, la Serranía Grande de San Juan y por el sur, el Cerro de Mapire y sitios de hatos de San Antonio.
Este primer colono y ganadero, había sido encomendero en tierras de San Sebastián de los Reyes, descendiente de vizcaínos de rancia estirpe (Castillo Lara, 1984; pp.136-137). Había nacido en la ciudad de Santiago de León de Caracas, en 1594, hijo de Tomás de Aguirre de Grezala y Plasencia (1565- 1614), dueño de encomienda en la cabecera del Valle de Aragua y de María de Fernández y Acosta (1573-1635), hija del Capitán Juan Fernández de León, de los primeros conquistadores de Caracas y fundador de la ciudad del Espíritu Santo de Guanare. Casó en terceras nupcias en la misma ciudad natal, el 8 de julio de 1628, con Ursula de Oñate Mendizabal y Maquina, hija de Bernabé de Oñate Mendizabal y de Ursula de Maquina (Herrera Vegas, 1987; tomo II, p.264).
De este matrimonio hubo nueve hijos, entre los que se destacan: Juan de Ochoa Grezala, nacido en 1634; Clara de Ochoa y Grezala, nacida en 1642, casada con Juan de Liendo y Rodríguez de Escobedo (1641-1706); y Violeta de Ochoa y Grezala, nacida en San Mateo, el siete de noviembre de 1645; casada con el Capitán Pedro Blanco Infante, hijo de Alejandro Blanco de Aponte y de Teresa Infante de Aponte, dueño del Sitio de San Roque de Las Lajas, en la actual jurisdicción del municipio Ortiz. Individuo emparentado con familias principales caraqueñas, entre ellas con la madre de El Libertador, María de la Concepción Palacios y Blanco.
Después de la muerte Juan de Grezala y Oñate y Aguirre- ocurrida en el año de 1670 en los Valles de Aragua-, la posesión La Platilla fue dividida en cuatro partes iguales, entre sus sucesores; y que, luego, el Capitán don Domingo Pérez de Ávila y Zapata- el fundador de la familia Pérez de Ávila en el Tiznados y Parapara-, compro una tercia parte de ella al Capitán Juan de Grezala y Aguirre. Otra parte, adquirió al Maestro de Campo don Juan de Liendo, marido de Clara de Ochoa, también, heredera y otra tercera parte a Violeta de Ochoa, igualmente sucesora. En esta venta, doña Violeta de Ochoa había acordado anteriormente vendérsela al Capitán don Domingo de Tovar, caraqueño y también propietario de tierras en el llano, como así ocurrió según escritura llevada por el Escribano Publico Agustín de Salas y firmada en Caracas, el 8 de abril de 1710. Sin embargo, doña Violeta de Ochoa rescindió el contrato para traspasársela al Capitán Pérez de Ávila, al reconocerle el interés por aquellas posesiones que había venido comprando a los miembros de su familia. Así se trazó el acuerdo y el nuevo dueño le pagó 250 pesos de ocho reales de plata cada uno, según título de escritura protocolizado el 31 de agosto de 1713. Año en que se había iniciado los procedimientos de titularidad de la tierra en la Provincia General de Venezuela, con los jueces de Composición de Tierras (Castillo Lara, 1984; p.218).
Entre los méritos del Capitán Don Juan de Grezala y Oñate, tenemos que fue conquistador y fundador de un pueblo efímero llamado Ciudad del Triunfo de La Cruz y Nueva Cantabria, erigido en 1645, cerca del actual municipio de Cabruta. Fue fundado por órdenes del Gobernador de Guayana y contó con regimiento, justicia mayor, alcaldes, cabido y oficiales reales. Según el historiador Adolfo Rodríguez, esta población surgió como un núcleo para el aprovechamiento de las cimarroneras en función del comercio de cuero en el siglo XVII (Rodríguez, 2008; p.14)
Igualmente, Grezala y Oñate fue también propietario de hato en Paya, en la Posesión Guesipo ; asimismo el Hato El Caimán (al sur de Morrocoyes), en la actual jurisdicción de Ortiz y de otra propiedad en la Barranca de los Llanos, en la actual jurisdicción de San José de Tiznados. Al igual que su propiedad entre el Paya y Guesipo, el Hato El Caimán fue una antigua unidad ganadera del siglo XVIII, ubicada en la jurisdicción de San Sebastián de los Reyes, y estaba compuesta de ganado vacuno y esclavizados negros. Esta posesión fue fundada por el provincial Don Francisco Mijares de Solórzano y Rojas, quien además de este hato, declaraba en su testamento (1667) cinco aucciones ganaderas en Paya y diez en San Antonio, otro partido ganadero perteneciente a la región de San Sebastián de los Reyes de la Provincia de Caracas (AHAC, Sección Testamentaría, Carpeta Nº 6; f. orig. 216).
Debemos advertir, sin embargo, que la paternidad del descubrimiento de estas tierras se la diputan varios conquistadores, entre ellos, Sancho del Villar, uno de los fundadores de Santiago de León de Caracas. Del Villar dejo testimonio en una Información de Mérito realizada en 1590, en la que afirmaba ser el descubridor de “las minas que dicen San Joan y la Platilla, Sangorgon e Tiznados y otras quebradas que han sido muy ricas y se han sacado mucha cantidad de oro” (Castillo Lara,1984; p.162). Otro conquistador que recorrió esta región fue el Capitán Garci González de Silva- calificado como el padre de latifundio ganadero-, quien la consideró como una de las zonas más belicosas al entrar en contacto con indios cumanagotos.
A manera de conclusión
Aunque no hemos estudiado con mayor profundidad la importancia económica de este partido – de manera cuantitativa-, por carecer de información por el momento, es predecible opinar que este predio territorial se constituyó en un espacio de uso de explotación de la actividad ganadera y un punto de referencia para establecimiento de redes y lazos sociales de la oligarquía caraqueña. Sin embargo, en un primer momento, he querido presentar al Capitán Juan de Grezala como el primer colonizador del Valle de la Platilla de los Llanos y de Tiznados, quien estableció las bases para el poblamiento hispánico de origen vasco hacia la conquista de los llanos del sur, como lo señala un documento del Centro Vasco de Venezuela (2019):
“En Venezuela, como en el resto de América, se siguió el patrón establecido en Hallstat y Andalucía. Una vez que un vasco lograba establecerse, traía parientes y vecinos. Los vínculos étnicos eran tan sólidos que incluso permitieron afrontar con éxito situaciones de guerra como las de Venezuela y Potosí. La proclama “mueran los vizcaínos” generó muchos desmanes y muertes sin alcanzar ese objetivo.”.
De esta relación de lazos afectivos y sociales surge una trama de expansión colonial que se fragua en un itinerario de lugares y de apellidos que transcienden entre los siglos XVIII y XIX marcando, de manera definitiva, nuestro ámbito territorial local y regional. En un apartado veremos cómo la oligarquía territorial caraqueña, de origen vizcaíno o vasco, se apropia de estos espacios en función de sus intereses económicos, sociales y políticos.
Bibliografía consultada
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José Obswaldo Pérez es periodista e historiador venezolano. Editor de la Revista Fuego Cotidiano.