“…sacaremos el ataúd sin la autorización y pondremos el muerto en la calle”.
La Hojarasca, Gabriel García Márquez
por NINOSKA PÉREZ CASTELLÓN
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Fidel Castro Ruz |
“Era una hojarasca alborotada, formada por los desperdicios humanos y materiales”. El día que leí esas palabras de Gabriel García Márquez en su novela La Hojarasca me transporté de nuevo a mi niñez, marcada para siempre por el comienzo de “la revolución”.
La hojarasca “todo lo contaminaba”, llegó con “secreción de olor a flor de piel y de recóndita muerte”. Medio siglo después mis vivencias de esos días del comienzo de aquel enero de 1959 son grises, en blanco y negro, sin una gota de color o alegría y con el imaginado olor de la sangre que corría con la furia de la venganza desmedida con que Fidel Castro y sus esbirros llegaron al poder.