PIEDRA DE SOL, CINCUENTA AÑOS

En septiembre de 1957 se publicó “Piedra de sol”, el poema de Octavio Paz que hoy se reconoce como uno de los momentos más altos de la poesía hispanoamericana. A cincuenta años de distancia, algunos poetas comentan brevemente sobre el poema y sobre la relación que han tenido con él. Letras Libres.com dedicará los próximos días a reflexionar sobre “Piedra de sol” e invitamos a nuestros lectores a compartir sus propios comentarios.
- Cincuenta piedras, de Luis Vicente de Aguinaga (martes 4)

- Recuerdo y celebración de "Piedra de sol", de
Rafael-José Díaz (miércoles 5)

- Poetry is the subject of the poem, de José Eugenio
Sánchez (jueves 6)
- Aquí, ahora, de Julio Trujillo (viernes 7)




miércoles, diciembre 05, 2007

Microbiografía/Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila

El Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila heredó de su padre Domingo Pérez de Ávila y Zapata las tierras de La Platilla, cerca del río del mismo nombre y con una, amplia extensión. Desde entonces se conocía a este lugar como La Platilla Pereña, por el apellido de su fundador.


Por José Obswaldo Pérez*
NORBERTO MOISÉS PÉREZ Y SU FAMILIA es el último chozno descendiente del Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila y Brea de Mendoza, raigambre de las familias caraqueñas asentadas en los llanos de Caracas entre los años 1660-1745 y que fundaron el mestizaje colonial en nuestra población[1]. Moisés (quien aparece en las otografías) es un humilde trabajador, que se ha dado a la tarea de investigar documentos de este descendiente familiar en el Archivo General de la Nación. Vive en Ortiz, y desde allí nos cuenta que el Capitán Pérez de Ávila y Brea de Mendoza - hijo del también Capitán Domingo Pérez de Ávila y Zapata[2] -, era nativo de San Luís de Cura tenia grandes propiedades e inmuebles de terrenos en La Platilla, Barrancas y la posesión San José (Laguna de Piedra).

El Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila y Brea de Mendoza era a su vez nieto de Don Domingo Pérez de Ávila hijo de Don Lucas Martínez de Porras y Ruiz y de Doña Micaela Pérez de Ávila[3]. Natural de Caracas donde fue bautizado el 29 de octubre de 1617. Al parecer, estuvo muy involucrado en lo relacionado con la fundación de la Villa de Parapara, pero no logró su objetivo y ésta quedó como parroquia de la jurisdicción de San Sebastián de los Reyes. Para 1639 aparece en la Lista de Forasteros de San Sebastián que se le presentó al Gobernador Rui Fernández de Fuenmayor para la acción de Curazao, y el 20 de noviembre de 1669 en La Victoria firmando el testamento del Capitán Francisco de Brea Lezama en calidad de testigo por ante el Teniente de Justicia Andrés Arráez de Mendoza. Fue electo Veedor de Los Llanos en 1661 por el Cabildo de Caracas. Casó dos veces: la primera, con Doña Juana Zapata de Cárdenas; la segunda, con Doña Leonor Ramírez de León. Con su primera mujer Doña Juana Zapata de Cárdenas procrearán a Domingo Pérez de Ávila y Zapata.

El Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila heredó de su padre Domingo Pérez de Ávila y Zapata las tierras de La Platilla, cerca del río del mismo nombre y con una, amplia extensión. Desde entonces se conocía a este lugar como La Platilla Pereña, por el apellido de su fundador. Estaba compuesta con un lindero norte a sur desde la Serranía Alta de San Juan hasta las Galeras de Mapire, donde tenía un sitio de hato que su padre había comprado en 250 pesos a Ambrosio Arteaga, y al parecer además compró a sus hermanos la mayor parte de las tierras de su padre[4].

La posesión de La Platilla Pereña contaba con una fuerza de trabajo en 1752 de 40 esclavos, cifra respetable, lo que da cuenta del caudal económico de sus propietarios[5].

Casó en Parapara hacia 1720 con Doña Juana o María Nicolasa Pérez, india de la región. Fueron vecinos de Parapara, jurisdicción de Villa de Cura, y tuvieron por hijos: a María Mónica, Bartolomé, Bernardino Antonio, María, Pedro José, Cecilia, Margarita, Juan José, Josefa Andrea y Feliciana Flora Pérez de Ávila.

De sus hijos podemos destacar a Don Bartolomé Pérez de Ávila y Pérez quien cedió en abril de 1787, al pueblo de San José de Tiznados una parte de sus terrenos que tenía en la Barranca de los Pérez para fomentar el nuevo vecindario y así contribuir con la fabricación de la Iglesia[6], la cual estaba en construcción desde 1781. De Doña Josefa Andrea desciende la línea de la familia de don Norberto Moisés Pérez.

Los Pérez de Ávila se entroncaron después con apellidos como Araña, Tovar, Toro para configurar los Pérez de Araña o Pérez de Arana, Pérez de Tovar y los Pérez del Toro, propietarios de tierras en los tiznados.

NOTAS

[1] El historiador Oldman Botello dice que esta familia “no tenía complejo de clase no de castas; su lema era el trabajo de la tierra en sus posesiones” Ver BOTELLO, OLDMAN (1999): Parapara y vuelaplumas. Orígenes y Evolución Histórica. Trabajo no publicado.
[2] El Alférez Domingo Pérez de Ávila y Zapata, natural y vecino de Caracas, hijo de Don Domingo Pérez de Ávila y Doña Juana Zapata de Cárdenas. Casó con Da. Catalina de Brea Lezama y Mendoza. Se estableció en tierras de su propiedad en el sitio de La Platilla, feligresía de la parroquia de Santa Catalina de Siena de Parapara, jurisdicción de San Sebastián de los Reyes. Estas tierras, según lo declara en el testamento, tenían por linderos de oriente a poniente todas las cabeceras de la Quebrada de Parapara hasta las Barrancas de Tiznados, de norte a sur desde la Serranía Alta de San Juan hasta las Galeras de Mapire, con el río de San Antonio, donde tenía su morada en el sitio de este nombre, casa de vivienda y varias pertenencias; una extensión de aproximadamente 40.000 hectáreas. Dentro de ellas, años después, serían erigidas las parroquias de San Francisco y de San José de Tiznados, que pertenecerían a las jurisdicciones de San Sebastián y de la Villa de San Luís de Cura.
[3] Micaela de Ávila- encomendera dueña del valle de Guatire-, llamada también Pérez de Ávila, era hija de Don Domingo Pérez y de Doña Juana de Ávila y del Barrio, nieta materna del Alférez Gabriel de Ávila y de Doña Luisa del Barrio, bisnieta materno-materna de Don Damián del Barrio y de Doña Luisa Hernández Mateos.
[4]Caracas, Registro Público, Testamentarías, Escribanías Hugo Cróquer, 1743. Ver a ITURRIZA GUILLEN (1967). Algunas Familias Caraqueñas. Tomo I, pp. 10-12.
[5] BOTELLO, OLDMAN (1999): ob, cit.
[6]La nueva iglesia tendría una longitud de 40 varas de largo por 9 de ancho; una sola nave, de bajareque doble, cubierta de tejas, encalada por dentro y por fuera enladrillada.
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**José Obswaldo Pérez es periodista, profesor universitario e historiador venezolano

Las razones de la Constitución. Preguntas.

Por Eduardo López Sandoval
eduardolopezsandoval@cantv.net



Este es un escrito dirigido a todos. Los de derecha e izquierda, los de arriba, los de abajo y los de más abajo, los incluidos y lo excluidos, los jacobinos y los girondinos, los adecos y los neo-adecos, los venezolanos y los extranjeros que les interese este país. Y los ni-ni.
Primero hablemos de las razones que no necesariamente se encuentran en la grafía de la Constitución. Entendamos que decir constitución es hablar de constituir un Estado, que es una entelequia de relativa joven presencia en la humanidad. Antes de la existencia del Estado ya el hombre se había impuesto en el mundo, años ufff. Por ejemplo, antes de la existencia del Estado Italiano, ya existía Roma y Florencia que no eran parte de un mismo ente. Lo mismo puede decirse del País Vasco con respecto a España, México con respecto a los Tolteca, Chibchas versus Colombia, o Caribes contra la República de Venezuela creada en julio de 1810. Sobran ejemplos. Veámonos.
Las razones que nos indican nuestras mínimas normas de convivencia, los llamados Principios Generales de Derecho, pasan por respetar lo convenido. En nuestro caso respetar la Constitución de 1999.
Pregunto, pregunto ¿por qué nos dividimos?
Se habla abiertamente de participación como cosa nueva y abundante. Pregúntese, ¿a usted lo convidaron a participar en la elaboración de la Propuesta de Reforma de la Constitución? ¿Conoce Usted a alguien, un diputado, por ejemplo, que haya tenido la oportunidad de participar en la Propuesta? Supongamos que la respuesta es sí, de realizarle Usted (al diputado) una sugerencia para incorporarla a la Constitución, ¿hubiese sido ésta remotamente posible?
Más elemental todavía: Usted mi caro lector, seguro le afecta un importante número de los problemas que tiene el país, seguridad alimentaria y social, inseguridad jurídica y social, vivienda, trabajo, propiedad de la tierra, invasiones, etc. (El etcétera aunque lo abrevie es larguisisimo). ¿Ante la búsqueda de la solución a estos problemas se había planteado Usted la necesidad de cambiar o mejorar la constitución para cambiar o mejorar su problemática social? Venezuela ha necesitado, entiendo, -ojala no mal recuerde-, 27 Constituciones. Pregúntese, ¿realmente las necesitaba la sociedad venezolana o el gendarme? ¿El país las pidió o se las impusieron? Para respondernos esta sencilla pregunta ayudémonos y veamos los países más desarrollados del mundo, y nos sobrarán los dedos de una mano para contar los momentos en que esto países han necesitado “reiniciarse” como sociedad, y hacerse una nueva Constitución.
Les hablaba del convenio social que significaba una constitución. El consenso es más que importante es vital para evitar la exclusión y el consecuente enfrentamiento que no es el camino hacia la paz. Pregunto, ¿una constitución que se cree para los humanos que tengan una posición de pensamiento, no excluye a los que no comulguen con esa posición política? El socialismo, en este caso. Por ejemplo, sería humano si en un país un grupo religioso se ase con el poder, y con su mayoría impone (expresa o solapadamente) la prohibición de existir algún humano que piense diferente?
Pregunto, pregunto ¿por qué nos dividimos? Ojo, esta es una estrofa de una canción de Alí Primera que me apunta mientras escribo en esta noche en Calabozo, la capital del llano integral colombovenezolano.
viernes, noviembre 30, 2007
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