Amenaza nuclear con Putin

Putin trata de imponer una línea roja insistiendo en que utilizará “todos los medios a su disposición”, incluido su arsenal nuclear, para defender las recién y unilateralmente ampliadas fronteras de la Madre Rusia.

Aun suponiendo que Putin fuese un actor racional que desea evitar la aniquilación nuclear, eso no es necesariamente tranquilizador.


Por Michael Dobbs

Dos países con armas nucleares en rumbo de colisión sin aparente vía de salida. Un dirigente ruso errático que emplea un lenguaje apocalíptico: “Si quieren que nos veamos todos en el infierno, eso es cosa de ustedes”. Los careos en las Naciones Unidas, donde cada parte acusa a la otra de estar arriesgándose a provocar el Armagedón.

Durante seis décadas, la crisis de los misiles cubanos se consideró el enfrentamiento definitorio de la época moderna, el momento en el que el mundo rozó más de cerca la aniquilación nuclear. La guerra en Ucrania presenta unos peligros de igual magnitud, como mínimo, y en especial ahora que Vladimir Putin se ha puesto en una posición compleja al declarar que buena parte de la vecina Ucrania pertenecerán a Rusia “para siempre”.

A medida que ambos países sigan subiendo peldaños en la escalada, crecerá la probabilidad de los errores, como evidenció la crisis de los misiles cubanos. En una guerra convencional, es posible que los dirigentes políticos cometan errores importantes y que la raza humana sobreviva, magullada pero ilesa. En un enfrentamiento nuclear, incluso un pequeño malentendido o fallo de comunicación puede tener consecuencias catastróficas.

En octubre de 1962, fue el presidente John Kennedy quien declaró un bloqueo naval, o cuarentena, de Cuba, para impedir el refuerzo de las posiciones militares soviéticas en la isla. Esto hizo que recayera sobre su homólogo en el Kremlin, Nikita Khrushchev, la responsabilidad de aceptar la condición claramente señalada por Estados Unidos para poner fin a la crisis (la retirada total de los misiles soviéticos de Cuba), o en su defecto arriesgarse a una guerra nuclear.

Esta vez se han invertido los papeles: Putin trata de imponer una línea roja insistiendo en que utilizará “todos los medios a su disposición”, incluido su arsenal nuclear, para defender las recién y unilateralmente ampliadas fronteras de la Madre Rusia. El presidente Biden ha prometido ayudar a Ucrania en sus esfuerzos defensivos. No se sabe cómo reaccionará Putin al ver que se ignora su línea roja.

Aun suponiendo que Putin fuese un actor racional que desea evitar la aniquilación nuclear, eso no es necesariamente tranquilizador. A diferencia de lo que se suele pensar, el mayor peligro de guerra nuclear en octubre de 1962 no provenía de que Khrushchev y Kennedy se estuviesen sosteniendo la mirada, sino de su incapacidad para controlar los acontecimientos que ellos mismos habían puesto en marcha.

Como descubrí cuando hice la cronología, minuto a minuto, de la fase más peligrosa de la crisis, hubo momentos en que ninguno de los dos dirigentes era consciente del devenir de los acontecimientos en el campo de batalla, que se basaban en su propia lógica y cobraban su propio impulso.

Khrushchev nunca autorizó el derribo de un avión espía estadounidense U-2 sobre Cuba por medio de un misil soviético el 27 de octubre de 1962, el día más peligroso de la crisis. Kennedy ignoraba que otro U-2 se adentró por error en el espacio aéreo ruso ese mismo día, alertando a las defensas aéreas soviéticas. “Siempre hay algún hijo de puta que no se entera”, fue lo que dijo después.

Aunque la guerra en Ucrania es obviamente distinta de la crisis de los misiles cubanos, no es difícil concebir que se produzcan fallos y errores de cálculo comparables. Un proyectil extraviado desde alguna de las partes podría causar un accidente en una central nuclear, y provocar una lluvia radiactiva sobre gran parte de Europa. El fallido intento ruso de interceptar los suministros militares de Occidente a Ucrania podría salpicar a países de la OTAN como Polonia, y suscitar la respuesta automática de Estados Unidos. Una decisión rusa de emplear armas nucleares tácticas contra unidades ucranianas podría derivar en un intercambio nuclear total con Estados Unidos.

Aunque los servicios de inteligencia estadounidenses han tenido algunos éxitos impresionantes en Ucrania, y en especial su acertada predicción de la invasión rusa, que ocurrió el 24 de febrero, la crisis de 1962 debería servir de recordatorio sobre los límites de la recabación de información. A Kennedy se le informó tarde del despliegue soviético de misiles de alcance medio en Cuba, pero se le escamotearon otros asuntos igual de importantes. No estaba al tanto, por ejemplo, de la presencia de casi 100 misiles nucleares tácticos soviéticos en Cuba que apuntaban hacia la base naval de Guantánamo y una potencial fuerza invasora estadounidense. La CIA subestimó la fuerza de las tropas soviéticas en la isla y fue incapaz de rastrear los movimientos de cualquiera de las ojivas nucleares.

Lo que sí tenían tanto Kennedy como Khrushchev era un concepto intuitivo del peligro del enfrentamiento, no solo entre sus respectivos países, sino del mundo entero, si se permitía la escalada de la crisis. Por eso mantuvieron un canal extraoficial para comunicarse de forma privada (a través del hermano del presidente, el fiscal general Robert Kennedy, y el embajador soviético en Washington, Anatoli Dobrynin), sin dejar de lanzarse acusaciones en público. Por eso también actuaron con rapidez para alcanzar un acuerdo (mantenido en secreto durante décadas) que consistía en el desmantelamiento de los misiles de alcance medio estadounidenses en Turquía a cambio de que los soviéticos retiraran sus armas nucleares de Cuba.

Al igual que Kennedy, Khrushchev había experimentado el horror de la Segunda Guerra Mundial. Sabía que la destrucción causada por una guerra nuclear sería muchas veces mayor. Los archivos del Kremlin demuestran que, a pesar de su espeluznante retórica, Khrushchev estaba decidido a buscar una solución pacífica en cuanto vio claramente que su arriesgada apuesta nuclear había fallado. Putin, en cambio, ha decidido subir las apuestas en todos los momentos críticos. La escalada se ha convertido en su táctica preferida.

Todo esto está sucediendo en un contexto de revolución de las comunicaciones que ha acelerado el ritmo de la guerra y la diplomacia, y que resuelve algunos de los obstáculos tecnológicos con los que tuvieron que lidiar Kennedy y Khrushchev, pero que en su lugar crea otros nuevos. Ya no hacen falta 12 horas para transmitir un telegrama en clave desde Washington a Moscú. Hoy en día, las noticias viajan desde el campo de batalla casi de manera instantánea, ejerciendo presión sobre los dirigentes políticos para que tomen decisiones rápidamente. Un presidente de Estados Unidos ya no cuenta con el lujo del que disfrutó Kennedy en octubre de 1962, cuando se tomó 6 días para sopesar su respuesta al descubrimiento de los misiles nucleares soviéticos en Cuba.

No hemos empezado a acercarnos a los niveles de alerta nuclear que caracterizaron la crisis de los misiles cubanos. Aunque Putin ha hablado de poner sus fuerzas nucleares en alerta máxima, no parece haberse confirmado ningún movimiento en esa dirección. La fase más peligrosa de la crisis de los misiles cubanos duró solo 13 días; estamos ya en el octavo mes de la guerra en Ucrania, sin que se atisbe ningún final. Cuanto más se prolongue, mayor será la amenaza de se produzca algún terrible error de cálculo.

©2022 The New York Times Company

lunes, octubre 17, 2022

La unidad de propósito: un reclamo de la historia (parte cuatro).


Para la Oposición Democrática, actuar juntos, con un propósito claro, constituye la única esperanza que nos queda, para poder reivindicarnos ante esta lastimada sociedad, y ese propósito no es otro, que el desalojo de maduro y su cortejo de sociópatas, de manera contundente, pacífica y electoral, en las próximas elecciones del 2024


“ Antes de que se pueda reconstruir una nación, sus ciudadanos deben comprender en primer lugar; como se socavaron sus instituciones, como se tergiverso su lenguaje y como se manipulo a su gente “. Anne Applebaum

Por Jesus Cepeda Villavicencio

3.1,2. En el artículo anterior, tratamos lo referido al significado de las SI, sus orígenes y razón de ser, hicimos referencia a dos fechas claves para el inicio de la aplicación de estas en Venezuela; 2008, cuando comienzan a establecerse responsabilidades individuales a importantes figuras del régimen, tanto políticos, como funcionarios públicos y “empresarios “ afines a él, por sus vinculaciones directas, con escandalosos hechos de corrupción, blanqueo, lavado de capitales y nexos con el narcotráfico, y el año 2017, cuando se formalizan las sanciones económicas. Es importante destacar asimismo, que desde el año 2013, cuando maduro accede a la presidencia de la república, comienzan las sospechas y especulaciones sobre la legitimidad de su triunfo electoral, las inobservancias constitucionales y la utilización de claros ventajismos electorales, siembran de dudas tanto a nivel nacional, como internacional, el proceso realizado ese año, hechos que comienzan a ser constatados, a partir del año 2015, cuando el régimen pierde de manera contundente las elecciones parlamentarias, lo que lo obliga con el más inmoral cinismo, a la implementación de abiertas violaciones electorales; como la negación de derechos constitucionales (referéndum revocatorio) y los írritos procesos de elección de una ilegítima constituyente, y el descarado fraude electoral del año 2018, donde maduro se reelige presidente. Estos eventos marcan la pauta, para el desconocimiento del régimen, por parte de la comunidad democrática internacional, cerca de 60 países se distancian de maduro, y un número no menos importante rompe relaciones diplomáticas, iniciándose un severo aislamiento, que se mantiene hasta la fecha.

Todo este complejo contexto de crisis de legitimidad y representatividad, coincide con una, de mayor magnitud, en los planos; a_ sociales (pobreza general de ingresos del 94%. ENCOVI,2022), b)_ económicos (caída libre del 80% en el PIB de la nación, en los últimos 7 años), c_ políticos ( fragilidad país; ubicándonos como el segundo país más frágil del continente americano, después de Haití, y en fase de peligro creciente) y d_ ecológicos (retrocediendo a un cavernícola proceso de extractivismo primitivo, denominado, Arco Minero del Orinoco, AMO, que abarca 112000 km cuadrados de territorio, que está causando gravísimos desequilibrios étnico ambientales), todo lo cual ha conducido a una liquidación de hecho y de derecho, de nuestra institucionalidad monetaria, salarial, de servicios públicos, de asistencia social y de infraestructura vial y comunicacional. Las irrebatibles cifras que se muestran a continuación, revelan el gigantesco fraude que ha significado para el país, el advenimiento de este adefesio socialista denominado, socialismo del S XXI, sostenido por la manu militari, la corrupción, un control hegemónico mediático absoluto y un control social sin precedentes, caldo de cultivo ideal para la promoción del cinismo y la manipulación de la gente.

En el periodo comprendido entre el año 2000 y el año 2016, según fuentes de diversos actores ligados al mundo de las finanzas, el petróleo y la politica, Venezuela percibió por concepto de ingresos petroleros, la astronómica cifra de 900 mil millones de $, que al contrastarlos con los 349 mil millones de $ recibidos en los 40 años de la mal llamada cuarta república, se revela con dolor y asombro, una realidad que se desnuda ante nuestros ojos, y nos lleva a formularnos la siguiente interrogante, ¿ cómo fue posible llegar a una situación tan dramática, como la que hoy vive el país, con unos ingresos tan monumentales?. Es allí donde radica la indignación y la suprema necesidad, de la sensata actuación conjunta de los sectores democráticos comprometidos con el inaplazable cambio político.

Es necesario resaltar en este análisis que estos extraordinarios ingresos, no fueron producto de previsiones planificadas de exploración, perforación y extracciones de incrementos productivos, sino que por el contrario, los mismos obedecieron a los altos precios sostenidos durante un largo periodo, como podemos apreciar, en las relaciones que presentamos a continuación: año 1998, producción 3167000 b|d. precio del barril 8.4 $ año 2012, producción 2500000 b|d. precio del barril 112 $ año 2015, producción 2489000 b|d. precio del barril 44.7 $ año 2021, producción 700000 b|d. precio del barril 85.4 $, donde a su vez es notoria la caída productiva, como consecuencia de la desnaturalización y desmantelamiento, a que fue sometida PDVSA, otrora gran industria petrolera mundial.

El petróleo es considerado un commodity, cuyos precios son altamente volátiles, muy sensibles a los frecuentes cambios en la demanda energética, la cual a su vez, depende de los inesperados juegos de la geopolítica mundial, posibles conflagraciones y a siniestralidades climáticas. Por estas razones, los países cuyos ingresos dependen en gran medida de las exportaciones de crudo, recurren a la creación de mecanismos institucionales y contingenciales que les permitan amortiguar los efectos adversos, que para sus respectivas cuentas fiscales, les genera las épocas de naufragio de los precios.

A tales efectos, Venezuela contaba para 1998, con un mecanismo denominado fondo de inversiones para la estabilización macroeconómica (FIEM ), al cual la constitución de 1999 otorgó rango constitucional ( artículo 321 ), todo lo cual auguraba, una plena disposición para el funcionamiento ordenado, planificado y previsible en el manejo de los gastos del Estado, tanto a nivel nacional, como regional y municipal, sin embargo, esta iniciativa constitucional no podía ser la excepción , y al cabo de unos pocos años, siguió el mismo rumbo, que la gran mayoría de los mandatos establecidos en dicha constitución, se convirtieron en una quimera, ante las pretensiones del Estado de prerrogativas, mecanismo a través del cual, este régimen vulnera todos los derechos consagrados en esa carta magna.

En la próxima entrega abordaremos en detalle estos trascendentales asuntos, así como los referidos a las reservas internacionales y el manejo de la deuda pública externa, porque constituyen el epicentro donde se localiza la etiología de las desgracias, que como nación padecemos en la actualidad, desmintiendo con sólidos argumentos las miserables tesis mediáticas, que con un asqueroso y sádico cinismo, mantienen los “sres” del régimen y sus acólitos tarifados, de que la crisis es consecuencia de la guerra económica y de las sanciones internacionales, que, repetimos comienzan a aplicarse es a partir del año 2017, cuando la enfermedad oncológica, ya había hecho metástasis.

Para la Oposición Democrática, actuar juntos, con un propósito claro, constituye la única esperanza que nos queda, para poder reivindicarnos ante esta lastimada sociedad, y ese propósito no es otro, que el desalojo de maduro y su cortejo de sociópatas, de manera contundente, pacífica y electoral, en las próximas elecciones del 2024.


Jesus Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político

viernes, octubre 14, 2022

La hipótesis de la ignorancia


Instituciones perversas existen y persisten porque es de interés de algunos conservarlas.


Por Fritz Thomas

Si las elites políticas tan solo supieran lo que hay que hacer, lo harían; esta es la hipótesis de la ignorancia. La idea tiene aún vigencia entre especialistas en desarrollo económico, expertos de organizaciones multilaterales y agencias de ayuda internacional. Un país no logra encauzarse en la ruta del desarrollo económico porque sus gobernantes, funcionarios y tecnócratas no saben, ignoran, cuáles son las políticas correctas capaces de producir la tan anhelada prosperidad general. Según esta línea de pensamiento, los países ricos alcanzan y mantienen la prosperidad porque sus líderes políticos saben lo que hay que hacer, conocen los secretos y adoptan las políticas económicas apropiadas. Lideres políticos en los países pobres, en cambio, desconocen estas fórmulas.

En décadas recientes, el viejo consenso de Washington sobre la potencia del consejo experto para producir políticas económicas correctas se ha movido más a una posición institucionalista, estructural. No basta con liberar el comercio exterior y privatizar empresas estatales, por ejemplo, si la institucionalidad subyacente retiene grandes obstáculos a la inversión, innovación y generación de dinamismo productivo. Sin embargo, ahora que el enfoque es institucional, la hipótesis de la ignorancia persiste; el problema es no saber cuáles son las instituciones correctas o cómo crearlas. Hay dos grandes problemas aquí. Uno es que para que las instituciones, las reglas del juego conducentes a la creación de prosperidad funcionen adecuadamente tienen que estar en cierta armonía con las creencias y valores de la población en una sociedad. El segundo es que instituciones perversas existen y persisten porque es del interés de fuerzas políticas y sistemas burocráticos mantenerlas de esa manera.

El primer problema es superable, ya que, en general, la gente cree en el derecho a lo propio, la justicia e igualdad ante la ley, el mérito del esfuerzo y la legítima aspiración a mejorar su condición propia. El segundo problema es más difícil, cuando la autoridad y el ejercicio de poder es fundamentalmente un aparato extractivo y la burocracia se acomoda sin someterse al juicio del consumidor o cuentadancia al usuario, la resistencia al cambio es formidable.

Las instituciones económicas son importantes para determinar la capacidad de crear prosperidad en el país, pero como señalan Acemoglu y Robinson (2012), son los políticos y las instituciones políticas las que determinan las instituciones económicas. Adoptar buenas políticas económicas es vital, pero insuficiente si el sistema en el que operan es ineficaz por diseño y corrupto en la práctica. El sistema político está capturado, se sirve a sí mismo, y eso se refleja en toda la institucionalidad.

La ignorancia, el desconocimiento de la arquitectura institucional y políticas que mejor puedan producir el estado de Derecho y bienestar económico, es un factor, como lo es el error, fenómeno ineludible de la acción humana. De otra forma no puede explicarse por qué actores con buenas intenciones acuerpan y promueven ideas y políticas viciadas, defectuosas. El acertijo consiste en cómo crear las reglas que potencian el natural impulso del interés propio, de forma tal que sirva al interés social; en sustitución de matrices de incentivos en los que los creadores y monitores de las reglas las usan para servirse.

Cambios necesarios en el sistema requieren sabiduría e ingeniería; un ingrediente esencial es auténtico liderazgo moral. La sociedad necesita percibir que este liderazgo hace no solo lo eficiente, sino, especialmente, lo bueno.

Fritz Thomas es Doctor en Economía por la Universidad Francisco Marroquín y profesor de la misma casa de estudios. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional y de Maya Holdings y fundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

fritzmthomas@gmail.com

jueves, octubre 13, 2022
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