
Uno de los grandes aportes del libro es su análisis sobre el trabajo del Llano, entendido como un hecho cultural total, que no sólo define el modo de producción de la región, sino que también funciona como un mecanismo de perpetuación de valores comunitarios, de sobriedad, riesgo y festividad.
Por José Obswaldo Pérez
El profesor Adolfo Rodríguez nos entrega una obra de revisión sobre el estudio de la identidad llanera, planteando una visión profunda y multidimensional sobre la etnicidad, la historia y la cultura del Llano colombo-venezolano. Este libro que fue publicado en una primera versión en 2012, con el título Los Llaneros: La utopía que cabalga entre Venezuela y Colombia, bajo el patrocinio de Fondo Editorial Ipasme, es una exploración meticulosa de los factores que han conformado el imaginario llanero, desde su relación con el entorno hasta su impacto en la historia política y social.
Sin embargo, en esta nueva revisión, Rodríguez introduce el concepto de etnotrascendencia, entendiendo la etnicidad llanera como una expresión cultural que ha trascendido a través del tiempo a nivel territorial e histórico, marcando profundamente la configuración sociopolítica de Venezuela y Colombia. Mediante una metodología multidisciplinaria, analiza la formación de la neoetnia llanera, producto de la interacción entre las poblaciones indígenas provinciales y cimarronas en el proceso de adaptación al ecosistema del Llano.
El autor estructura su obra en distintos apartados claves, abordando elementos como la influencia del iluminismo en América, la cosmovisión llanera, la percepción del propio llanero y del forastero (autoimagen y heteroimagen), y el papel de figuras históricas como Simón Bolívar en la consolidación de la identidad llanera como un símbolo de independencia y resistencia.
Uno de los grandes aportes del libro es su análisis sobre el trabajo del Llano, entendido como un hecho cultural total, que no sólo define el modo de producción de la región, sino que también funciona como un mecanismo de perpetuación de valores comunitarios, de sobriedad, riesgo y festividad. Asimismo, el texto se adentra en el concepto de la etnonooesfera, destacando cómo las ideas, creencias y prácticas transmitidas entre generaciones han configurado la percepción de los llaneros sobre sí mismos y su entorno.
Rodríguez también explora la etnotoponimia, mostrando cómo los nombres de lugares en el Llano reflejan la memoria colectiva y la tradición oral de sus habitantes. Este enfoque no sólo refuerza el valor histórico de la región, sino que también permite entender la evolución del espacio como un ente vivo, en constante redefinición.
Más que un estudio etnográfico, Etnotrascendencia Llanera es un manifiesto de la identidad llanera, planteando la necesidad de reconocer y preservar su legado ante la amenaza de la globalización y los cambios sociopolíticos que afectan la región hispanoamericana. El libro dialoga con disciplinas como la historia, la geografía, la lingüística y la antropología, convirtiéndose en una referencia esencial para quienes investigan la cultura llanera desde una perspectiva académica o simplemente para quienes buscan comprenderla más a fondo.
Con una prosa clara pero rica en contenido, Rodríguez ofrece una obra que no sólo documenta la esencia del Llano, sino que también invita a una reflexión sobre la trascendencia cultural en Hispanoamérica.
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