ANIMALEJO PREHISTÓRICO DENTRO DE MÍ
Lo mío pues es una especie de evasión y un escapismo sanos y este terreno arbolado que aun conserva restos de una época prehispánica es perfecto para mis propósitos.
Corrí y corrí, dejando deliberadamente mi mente en blanco, suprimiendo toda idea o pensamiento. Aquí y en este momento el raciocinio es un estorbo y está fuera de lugar.
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Por Daniel R Scott
Amanecí vigorizado, fresco, renovado. La mente y las ideas, rebeldes y beligerante con todo lo que a diario analizan, gozan hoy de buen humor y paz. Pude purificar y enderezar todo pensamiento turbio y torcido. Sucedió que ayer en la noche me evadí de toda rutina y lo hice de la manera más insólita y risible: aparté lejos de mí todo libro, cerre dentro de la gaveta de mi escritorio este "Diario VI", me disfracé del deportista que nunca he sido y me retiré con un sentimiento de culpa a unos solitarios y espaciosos terrenos baldíos dispuesto a trotar y mejorar por un solo día en la vida mi condición física. Bueno, realmente no me mueve el noble ideal del deportista: quiero más bien huir corriendo temporalmente de un país que en seis años no ha terminado de salir de la crisis social, política y económica que le aqueja desde el "Sacudón" de 1989 y quizá desde mucho antes, desde el "viernes negro" de 1983, o incluso desde aquel memorable Jueves Santo de 1810 cuando Emparan exclamó resignado o encolerizado: "¡Pues yo tampoco quiero mando!". Quizá me quedo corto y la "Crisis" se remonta al tercer viaje de Colón, cuando el 2 de Agosto de 1498 arribó con su embarcación a Paria. Es posible que los culpables no sean los gobiernos anteriores, ni el propio Colón, sino los Reyes católicos financiando al navegante el proyecto que ya sabemos.
Lo mío pues es una especie de evasión y un escapismo sanos y este terreno arbolado que aun conserva restos de una época prehispánica es perfecto para mis propósitos.
Corrí y corrí, dejando deliberadamente mi mente en blanco, suprimiendo toda idea o pensamiento. Aquí y en este momento el raciocinio es un estorbo y está fuera de lugar. De nada sirve y se ocupa. La civilización con todos sus logros, la política, la cultura y todas las majestuosas y elevadas catedrales del pensamiento que el hombre ha levantado en los dilatados valles de los siglos y de la Historia fueron sorbidos en la nada sin fondo del hombre que trota y huye rumbo al pasado. Quería de veras que el agotamiento acabara conmigo. En mi carrera casi hipnótica esquivaba ramas, sorteaba rocas, saltaba troncos podridos y jadeaba ruidosamente por el esfuerzo físico. Solo se oía el sonido veloz de mis pies al trotar y la respiración agitada envolviendo como una niebla mi cuerpo y mis sentidos. ¡Lo logré! No existo. Dejé de ser un ente que desempeña un rol concreto en el embadurnado entramado de la sociedad moderna. Repentinamente me encontré convertido en un animal grotesco, libre y extinguido que corría desbocado por valles perdidos y remotos de una Era Geológica irrecuparable que no aceptaba en sus espacios calendarios, ni horas, ni fechas; un animal prehistórico que observa sin observar la noche, las estrellas, la luna. No sabe si estan cosas son bellas porque sus sentidos son muy rudimentarios para darle significado y significante a su propio Ecosistema. La palabra "Internalizar" es muy avanzada y técnica. Más aun: las palabras no existen .
En estas selvas no se conocen los conceptos, ni las ideologías , ni la moral. No hay Budas, ni Cristos, ni Mahomas. Aquí no interesa que Platón o Aristóteles hayan sido luminarias de la cultura griega. ¡Fuera con Bonaparte, Madame Curie, Luther King y otros tantos de la galería de los famosos! Solo soy un animalejo cuadrúpedo, sin identidad y extinguido cuyos restos fósiles seran descubiertos por la piqueta del naturalista dentro de algunos millones de años. Un animal, en fin, que habita y galopa dentro de una Era Geológica donde el hombre no ha sido creado ni evolucionado: no encontrarás en mi Era toscas armas de piedra, ni flechas con puntas de silex, ni la invención de la rueda. Es que por mucho que trote jamás podré llegar a los dominios del Paleolítico Superior.
Vencido por el cansancio me tiré boca arriba sobre la tierra. Tengo una hoja seca en la comisura de los labios. Veo las estrellas, oigo el canto nocturno de alguna ave. Tambien se oye no tan a lo lejos el rumor y el cornetazo de un automovil. He regresado ya. Pronto tomaré conciencia de mi mundo, de la Edad Contemporánea.
Regreso a casa, me doy un buen baño, me acuesto y despierto al día siguiente vigorizado, nuevo, renovado, como ya lo dije al principio del relato. Enciendo el televisor y sintonizó un programa de opinión. El tema es espeluznante: la guerrila colombiana atacó un puesto fronterizo del ejercito venezolano, asesinando y degollando a jovenes soldados que ni siquiera sabían que estaba sucediendo. Sucedio en un lugar llamado Carababo. Es que en esta cosas el venezolano es inocente y sin malicia. Tétrico dato: le sacaron la lengua a los cadaveres por la herida de las gargantas, a manera de macabras corbatas.
Será mejor arrasar con este ensayo o experimento llamado "Hombre" y reconstruirlo de nuevo desde el Precámbrico, partiendo de la célula más elemental.
Solo asi puede que sirva de algo.
Febrero de 1995.
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*Escritor y bibliotecario de la Biblioteca Pública Central de San Juan de los Morros.