MUJER

La canción, vale decirlo, tiene mucho de autobiográfica. "Me gusta la música en primera persona" dijo una vez. "Escribo todo acerca de mí, y es por ello que me gusta. Es yo y nada más". La letra fue concebida pensando en Yoko Ono, su esposa desde 1968, una talentosa artista japonesa de vanguardia cuya obra jamás fue reconocida como se lo merecía. ............................................................................................................................................
Por Daniel R Scott A mi amigo Arturo D' Armas, que no comulga con los que aún siguen atascados en el "precámbrico del marxismo" Artículo que escribí luego que el amigo Arturo me enviara traducida la canción "woman" de John Lennon. Por supuesto que en la letra de "woman" se aprecia el concepto o idea que el ex-beatle tenía de la mujer. Si la oyes completa, notarás que al principio el cantante susurra unas cortas palabras. Se trata de una cita o pensamiento de Mao que dice: "La otra mitad del cielo" ¿Cuál es la otra mitad del cielo? No existe tal mitad. Cualquier división que se haga del cielo es imaginaria o artificial. Lo mismo, asegura Lennon, sucede con el hombre y la mujer. En la última entrevista que le hicieran horas antes de ser asesinado explicaba que eso de "hombre" y "mujer" era lo mismo que decir "la otra mitad del cielo", una tontería, una manera estúpida e ilógica de clasificar. En esencia, hombre y mujer son una misma y sola cosa. Eso dijo. Sin duda era un feminista. Él dijo que lo era. De 1975 hasta 1980 abandonó el mundo del espectáculo y de la música para dedicarse a cuidar de su hijo recién nacido y a hornear el pan como lo haría cualquier panadero o mujer. Descubrió y se entregó al romanticismo de lo cotidiano y anónimo. Vivió la vida como algo que tiene significado en sí misma, sin los adornos de los títulos o de la fama.
A sus 35 años, dejados atrás las glorias de la Beatlemanía y sus resonantes éxitos, hallaba placer en el desempeño de las artes domésticas mientras su esposa se ocupaba de los negocios. Esos cinco años, que fueron los últimos de su vida, constituyeron para él los más fructíferos y valiosos de todos los que había vivido. No quería terminar como Elvis Presley: un rey con fama pero hinchado y sudoroso sin vida doméstica que sucumbió bajo el efecto de las drogas y que le vendió al público una falsa imagen de sí mismo.
La canción, vale decirlo, tiene mucho de autobiográfica. "Me gusta la música en primera persona" dijo una vez. "Escribo todo acerca de mí, y es por ello que me gusta. Es yo y nada más". La letra fue concebida pensando en Yoko Ono, su esposa desde 1968, una talentosa artista japonesa de vanguardia cuya obra jamás fue reconocida como se lo merecía. Una artista "underground" o "subterranea" de esas que en las galerías de arte del "alocado Londres" de los sesenta colocaba manzanas frescas sobre pedestales y cobraba a los espectadores doscientas libras para verlas podrirse. Su libro de poemas con "instrucciones para leer" decía cosas tan insólitas como "hazte un cigarrillo con tu vello público y fúmatelo", o algo como este otro poema: "Imaginate mil soles encendidos en el cielo / luego déjalos apagar lentamente / hazte un bocadillo de atún y cometelo" .
El merito de esta mujer consiste en haber sacado a su esposo de esa sandez que era la mítica leyenda que se creó en torno a los Beatles, la beatlemanía y su música en general, devolviéndole su identidad y la normalidad propia de los seres humanos comunes y corrientes, de esos que caminan por las calles como lo haría cualquier ciudadano de cualquier metrópoli. Porque, siendo el pueblo anglosajón irremediablemente religioso hasta la médula, colocaba en los conciertos de los Beatles a los lisiados en las primeras butacas a ver si eran sanados por algún tipo de milagro. Absurdo pero asi fue. Cosas de la idiosincrasia de un pueblo, empeñado en profesar religiones y hallar héroes que encarnen su orgullo nacional.
Después que asesinaron a John Lennon aquel 8 de diciembre de 1980, mi hermano mayor, que trabajaba en "Trofeos de Venezuela" allá en Caracas, me trajo una revista en la que aparecía una entrevista hecha a lennon horas antes de morir. Cuando le pidieron que hablara de su nuevo disco, él respondió: "No voy a volver a vender mi alma al diablo para tener un disco que sea un éxito. Solo estoy trabajando con mi mejor amigo, y mi mejor amigo es mi mujer. ¿Se puede pedir algo más?" Y en la entrevista que le hiciera la revista "Rolling Stones" en 1970 declaró: "No voy a sacrificar el amor, el amor verdadero, por ninguna puta, ningún negocio ni ningún amigo, porque al llegar la noche uno se queda solo. He pasado por todo eso y nada funciona mejor que alguien que te ama, te abrace" .
Esas palabras, pronunciadas por el hombre más irreverente de la década de los sesenta, me han perseguido desde los dieciséis años hasta hoy, como si hubiesen salido de una Biblia.
16 de Agosto de 2008

NOTACIÓN MUSICAL DE LLOVIZNA Y CRISTAL

Me acosté el sábado por la noche y el domingo me amaneció sin haber podido dormir ni siquiera media hora. El pesado y temido amigo insomnio me visitó sin previo aviso ni mediar palabra alguna, perturbándome el sueño, la paz y la alegría. ..................................................................................................................................................
Por Daniel R Scott Sale nuevamente el sol sobre el humilde pueblo de Parapara. Se filtra entre las ramas de la arboleda y el trinar de los pájaros un amanecer inusualmente frío por obra y gracia de las lluvias del mes de agosto. Por lo general, el clima de Parapara es caluroso y sofocante, propio del "bosque seco tropical" dijera el cronista e historiador Oldman Botello. La temperatura es tan alta, espesa y húmeda, que al caminar sus calles sientes sumergirte dentro de ella como si se tratase de las aguas de las lagunas del llano. Los más inconformes empotraron en las paredes de sus casas aires acondicionados para burlarse del calor y vivir dentro de un clima artificial, falso y surrealista. Me acosté el sábado por la noche y el domingo me amaneció sin haber podido dormir ni siquiera media hora. El pesado y temido amigo insomnio me visitó sin previo aviso ni mediar palabra alguna, perturbándome el sueño, la paz y la alegría. Los segundos se convierten en minutos y los minutos me parecen horas, y no faltará alguna hora insolente de la madrugada que se me ría en mi propia cara. En este caso de nada me sirvieron las estratagemas, ardides y trucos de antes para echarle fuera: ni la respiración abdominal del niño recién nacido, ni contar del uno al cien y del cien al uno como me lo recomendó cierto médico, ni ninguna de los otros ejercicios de meditación creativa que practiqué a mediados de los noventa. Todo falló. El insomnio me sujeto fuertemente por el cuello decidido a no soltarme hasta que cantara el último gallo en el corral y las primeras hilachas de claridad se golpearan contra la ventana de vidrio cuarteado y metal oxidado de la habitación. Resignado, a eso de las 4.00 a.m., me dejé caer boca arriba sobre la cama insomne, con las manos entrelazadas detrás de la cabeza, espiando antes de tiempo por la ventana la aparición de los primeros candiles del día. Ya va amaneciendo. El paso de las horas traen a rastras las primeras luces del nuevo día. Aunque ya la oscuridad es lentamente disipada por la tímida y friolenta aurora de los llanos, siento que el tizne de la madrugada se me quedó en las ojeras, resaltando el cansancio de la mirada. Menos mal que nadie me ve. En los silencios matutinos de la atmósfera dominical con sabor a misas y capillas evangélicas, comienza a lloviznar sobre el techo de acerolit. El rebotar de las gotas son las tristes campanadas que llaman a un selecto número de fieles a los cultos y a la liturgia de la melancolía. Al rato oigo un ruido, breve y repetitivo, que por su naturaleza sobresale por encima de los otros. Es una rudimentaria musicalidad quebrada, algo parecido al el xilófono o marimba, el instrumento musical que en los días de mi infancia marchaba triunfal en manos de la acompasada "banda seca" del Grupo Escolar "Republica del Brasil", donde cursé mis estudios primarios. Recuerdo que un niño o una niña, engalanados con un vistoso traje militar como sacado de los días de la independencia sudamericana, tocaban en ese plateado artefacto "El Amor Es Azul" del director de orquesta Frank Pourcel. Esta musicalidad en miniaturas de cristal (un tintineo) que ahora oigo no parecen cosas de la lluvia: cada uno de los sonidos posee colorido, soronidad y carácter propios, danzando en torno a una técnica o principio de los que rigen el universo musical. El ritmo parece provenir de algún trozo de pentagrama desgarrado y mutilado por manos profanas y criminales. Es una melodía primitiva, básica y hasta torpe, pero agradable al oído: se le nota cierto arreglo, una combinación sonora de un par de notas musicales. ¡Qué cuernos! ¿De qué otra forma podría describirlo? Soy un mal letrado y no conozco el argot. Lo que oigo, en fin, es el neuma o fragmento recuperado de una canción perdida en los escombros arqueológicos del olvido y la desidia. Mente e imaginación se me dieron cita para deliberar e intercambiar opiniones, pero no dieron con el origen de la discapacitada nota musical. "¡Ah que más da!" me dije. "Hay que verlo". Me senté en la cama aguzando el oído. Nada: mis cinco sentidos están hechos un asco con esto del insomnio. Me puse en pie, caminé hacia la puerta y miré a todos lados. El misterio se resolvió: el canto gregoriano viene de varias botellas de cerveza vacías golpeadas rítmicamente por las gotas de agua que caen del techo de acerolit. Eso es todo. El beodo las dejó amontonadas allí, sin sospechar en su ebriedad que el talento innato de la llovizna matutina sacaría la música oculta en el cristal. Cosas de borrachos y del período pluvioso. Nada más fortuito y artístico. La verdad es que, en el peor de los casos, vivimos en un mundo maravilloso, después de todo. Revelación: todas las cosas, hasta las más prosaicas, atesoran en sus átomos invisibles un ritmo oculto a la espera de ser descubierto y llevado a un pentagrama, y del pentagrama a las grandes orquestas del mundo. En mi caso, lamenté de veras no tener alma de músico o ser compositor bien dotado para extraer los vestigios y restos melódicos del vidrio y de la lluvia, para componer alguna canción que resuene en algún concierto. El público se pondría de pie y no cesaría de aplaudir, como en "El Mesías" de Handel. ¿Quien me asegura que de los rumores confusos y los ruidos ensordecedores de una ciudad capital no se puede extraer, con estudios, corazón e imaginación, una gran sinfonía que deleite el oído culto de los públicos selectos? 15 de Agosto de 2008

Esclavitud y africanismo en la cultura llanera

Por José Obswaldo Perez 
ESCLAVITUD Y AFRICANISMOS son dos términos afines que guardan relación fenomenológica y sociocultural con los esclavizados trasladados al Nuevo Mundo. Una aproximación a ambos conceptos definiría las bases hermenéuticas, teóricas e historiográficas para abordar en esencia la cultura africana en Venezuela y su relación con nuestra historia regional y local. Ya hemos dicho que la esclavitud fue un fenómeno global, que llegó a constituir en uno de los factores fundamentales en el desarrollo de la agricultura en los Llanos de Guárico, Apure y Barinas durante el siglo XVIII. Aunque básicamente las importaciones de negros estaban orientadas a satisfacer al sector minero, pero en buena medida un porcentaje se destinó a los oficios domésticos en los centros urbanos y las haciendas, especialmente mixtas: dedicadas a la agricultura y a la ganadería [1] .

LA FOTO QUE GANÓ EL PULITZER

Por Daniel R Scott "No puede haber otra salida que el cambio de gobierno, la sustitución del régimen actual por otro que responda a los intereses del pueblo" ( Del periódico "Izquierda", 1960 ) La foto que engendró a este artículo se puede encontrar en las páginas del tercer ejemplar de El Desafío de la Historia, una nueva y flamante revista de formato algo pesado que recopila temas y personajes de nuestra sinuosa historia patria, tales como "Miranda", "Entrevista a la Negra Hipólita", "Sexualidad Indígena", "El Guzmancismo" y otros asuntos muy instructivos y buenos para leer y aprender. La publicación, pues, promete ser un coleccionable de gran valor...
La foto a la que me refiero fue tomada por el fotógrafo Héctor Rondón en los sucesos conocidos posteriormente como "El Porteñazo", la conspiración cívico-militar mas grave que enfrentó el gobierno de Rómulo Betancourt. Es historia que el 2 de junio de 1962 se subleva la Base Naval de Puerto Cabello. Se enfrentaron las fuerzas insurrectas del batallón de infantería de marina General Rafael Urdaneta contra las tropas del batallón Carabobo en el trágico sitio de La Alcantarilla. Se produce una gran matanza y es cuando el profesionalismo del fotógrafo capta con su cámara la imagen que le da la vuelta al mundo: el capellán Luís María Padilla auxiliando a los heridos y dando la extremaunción a los moribundos. Tanto el valor testimonial como la dramática carga emocional son tales que más de cuarenta años después resulta perturbadora y agobiante: escenario tristísimo, desolado y sombrío donde el sacerdote solitario ayuda a un soldado caído. Sobre el asfalto desorden de casquillos vacíos y un fusil yaciente. Atrás, insensibles, frías y silenciosas, las rejas de algún comercio reflejan su metal en el lúgubre espejo de los charcos aislados que dejó el aguacero de ese amanecer. En el rostro del cura un temor que otea el inminente peligro en algún punto oculto de la calle o de los edificios: los francotiradores hicieron estragos escondidos en azoteas, ventanas y esquinas. Quizá sea él el próximo blanco. Nunca antes el lente de una cámara había captado tal atmósfera de desamparo total y definitivo. Con sobrada razón la gráfica ganó el premio Pulitzer. El viejo Juan José López se le puede ver a cada rato merodeando por el barrio 14 de Marzo y la Salida Los Llanos. En este instante lo veo debajo de aquel samán, aliviadero de borrachos trasnochados. Jubilado de la administración pública, fue por muchos años obrero del Modulo de Servicios de la Morera. Pero mi amigo López (al que profeso gran afecto) es mucho más de lo que uno mira en su porte cansado: fue soldado en los días aciagos del "Porteñazo". Le detuve en la calle y le pedí que me hablara de sus experiencias. Esto respondió: "¡Una soledad muy honda! Se le estrujaba a uno el corazón. En varias cuadras no se veía ni el caminar de un perro". Cuesta creer que este humilde anciano que camina inclinado sobre su bastón haya combatido y colaborado en la macabra tarea de echar dentro de un camión militar los cuerpos maltrechos y ensangrentados de los soldados, civiles y oficiales de los que murieron en combate. "El furriel tuvo que meter sus manos en agua y vinagre" sigue diciendo López. Se le hincharon los dedos de tanto teclear sobre la máquina de escribir los nombres y apellidos de los muertos". Agobiado por el silbido mortal de los proyectiles y el insoportable olor a pólvora, el pobre López se escondió por un momento dentro de una enorme nevera descompuesta para salvar la vida. Guillermo García Ponce, secretario militar del PCV, nos da su versión de los hechos que giran en torno a la foto galardonada:
"Adelante todo es silencio. No hay ni un movimiento. Las calles parecen desiertas. Apenas los destrozos del combate de ayer y la brisa hace balancear los avisos de las casas de comercio. Como llovió al amanecer, el piso está sembrado de charcos de agua.
"Cuando el primer tanque pasa la esquina no hay un solo disparo. Parece que la insurrección se ha evaporado. Todo es quietud, una soledad extraña, ceñuda. Desde atrás, el capitán sigue apremiando: - ¡No sean reclutas! ¡Adelante! "Hasta que pasa el último tanque con su mole de ruidos, cañones y cuarenta hombres atrás. Entonces se oye el chasquido de una ametralladora. Luego el tronar de los fusiles automáticos. Lluvia de balas por todos lados.
"Rodríguez Sánchez se da cuenta de que la tropa ha caído en una emboscada pero es demasiado tarde. Los soldados arremolinados en el segundo tanque reciben el fuego directo desde las casas. Igual ocurre más atrás suyo. ¡Qué horror, protegidos por el frente pero desguarnecidos por los flancos! piensa, y cuenta hasta quince muertos a espalda de su tanque.
- ¡Disparen! ¡Fuego ya! Las torres de los blindados giran unas a la derecha y otras a la izquierda. Los cañones casi quedan en posición horizontal. ¡Fuego! Suena el bramido estruendoso. Tiro directo sobre puertas y ventanas. La tierra es sacudida como movida por un terremoto. Polvo y fragmentos son esparcidos cubriéndolo todo. a lo largo de la calle hallan más de cuarenta muertos y heridos. El resto de los soldados del Carabobo y Piar echados en el suelo casi no se atreven a respirar.
- Manden las ambulancias. ¡Urgente! - Las ambulancias no quieren avanzar, mi capitán" .
Finalmente, luego de ¿cuatro días? la insurrección fracasó. Hubo cuatrocientos muertos y casi mil heridos. La conspiración contó con el apoyo de políticos vinculados a la izquierda y al PCV. Sucede que la épica y prometedora revolución cubana fue el modelo a imitar por los movimientos revolucionarios de nuestra patria y de casi toda latinoamerica. Mi tío Horacio Scott Power, por ejemplo, militó activamente en estos movimientos y hasta padeció el presidio en la PGV. Hubo excesos de ambas partes: a un soldado lo desollaron vivo dejándole atado a merced de los bachacos y al camarada de una prima mía lo lanzaron con las manos esposadas desde lo alto de un helicóptero en pleno vuelo. A veces las ansias de poder y las ideas redentoras son los peores enemigos del género humano. La foto volvió a aparecer en enero o febrero de 1989 en un diario de circulación nacional. Fue publicada según creo por los cubanos en el exilio. Es que no toleraban que un triunfal y recién electo CAP invitara a su fastuosa toma de posesión a un Fidel Castro cuya contribución militar e ideológica enlutó a muchos hogares venezolanos. El barbudo mandatario caribeño fue la vedette del evento. Los medios de comunicación, excitados no hallaban qué hacer con él. Y ahora, en la "V Republica", notorios y mal disimulados son los tiernos amoríos de nuestro primer mandatario nacional con la dictadura más antigua del continente. Hasta se habla de un "mar de la felicidad" que hasta el día de hoy no sé que cosa significa.
Si los que murieron en la lucha armada de la década de los sesenta se levantaran de sus tumbas, ¿qué dirían? Ellos (guerrilla y ejército) empuñaron el fusil y murieron por aquello que se les pidió.
Veo la foto del premio Pulitzer y digo que se debería honrar la memoria de todos los jóvenes que sacrificaron sus vidas sin saber exactamente qué ocurriría después. 1 Agosto 2008