Un revolucionario con sotana

Nada fue fácil para el joven sacerdote. Sufrió la dictadura de general Francisco Franco y la guerra civil española; fue encarcelado en el Castillo Bocairente y torturado una y varias veces. Buscó el exilio y refugio en Sudamérica.

Reverendo Ricardo Pínter
Revert/reprodución
Omar Parra
Por  José Obswaldo Pérez
EL PADRE RICARDO Pínter Revert estaba malhumorado. Razones no les faltaban para ponerse molesto. El titulo que le daban de comunista no era para menos. Cuando eso ocurría, la hiel del padre Pínter se reventaba en el teclado de la maquina de escribir. “Ni capitalista, ni comunista”, advertía en aquellas hojas multigrafiadas de la revista “Ortiz”, una publicación que él mismo editaba semanalmente en los talleres gráficos de la Vicaría de Ortiz, en el año 1965.

Aún es memoria fresca para doña Eva Pittalugo de Sojo y otras personas lugareñas el recuerdo cariñoso de este hijo de la Iglesia, cuyos pasos en la vida dejo sus huellas en Ortiz, como sembrador de cultura y pastor de almas. Nació en 1907, en Agullent (Valencia, España), hijo de don Custodio Pínter y doña Dolores Revert. Estudió en la Universidad Pontificia de Valencia, humanidades y filosofía. Asimismo cursó estudios de cinco años de teología y dos años de derechos canónico. En 1929, una vez graduado, ejerció el sacerdocio en la Parroquia Benavides. Era el segundo clérigo de la familia Pínter Revert.

Nada fue fácil para el joven sacerdote. Sufrió la dictadura de general Francisco Franco y la guerra civil española; fue encarcelado en el Castillo Bocairente y torturado una y varias veces. Buscó el exilio y refugio en Sudamérica. Al parecer llegó a Colombia, a un pueblito llamado San Pedro de Usme, donde era su párroco en 1949. De allí pasó a Venezuela, cuyo destino ineluctable lo trajo a Guardatinajas, estado Guárico. Aquí adopto a este país como suyo y se decía ser venezolano de “cabeza y corazón” y, en verdad, él lo era porque el gobierno lo nacionalizó el 2 de septiembre de 1953, según Gaceta Oficial número 393.

Durante su permanencia en aquel pueblo rural, el padre comenzó a escribir una novela autobiográfica, comprimida y sintetizada, bajo el seudónimo de Don Bernat. La novela tenía como titulo Mirando atrás y publicó algunos capítulos por entrega en la revista Ortiz. Allí fundó la primera emisora popular llamada La Hora de la Cultura Popular al Aire, un medio de comunicación perifoneado, a través de parlantes ubicados en la cúpula parroquial de la Iglesia, donde colaboraron M. Hurtado y Julio Betermit, este último prefecto civil de la localidad. También creó la revista Venid, vocera de la actividades religiosas y de los problemas que aquejaba aquella comunidad.

Según él, fue nombrado a la fuerza párroco de Ortiz. Esta medida generó protestas por parte de los feligreses de Guardatinajas. Pero, el día 10 de 0ctubre de 1958, Monseñor Domingo Roa Pérez, Obispo de Maracaibo, le dio posesión de la Parroquia de Santa Rosa de Lima de Ortiz. “El nómada no tiene cariño a nada”, decía. “Su vida es vivir errante. Hoy aquí y mañana allá…”, concluía.

El padre Pínter fue fundador de dos importantes publicaciones en Ortiz, durante trece años al frente de la Parroquia Santa Rosa de Lima. La Revista Orientación, que apareció el 31 de mayo de 1967 y otro periódico con el sugestivo nombre Ortiz, vocero del “Resurgir de un Pueblo Llanero”, como decía su eslogan. Ambos medios fueron acogidos amablemente por sus lectores; principalmente, por el exaltamiento de los valores y las virtudes del pueblo orticeño y por el impulso del progreso y la cultura que se libró en sus páginas.

También, el reverendo refundó y dirigió el programa radiofónico llamada La Hora de la Cultura Popular al Aire, esta vez perifoneado por los jóvenes Víctor Seijas Pérez y Domingo Silo Rodríguez Trujillo, a través de parlantes ubicados en la cúpula parroquial de la Iglesia Santa Rosa de Lima. Según Fernando Rodríguez, actual cronista de la ciudad de Ortiz, en dicho espacio se realizaban concursos de canto, dirigido por Silverio Chipilo Velásquez y charlas para la juventud de aquel entonces, con la participación del joven Froilán Rodríguez Trujillo.

Fue un hombre muy crítico y polémico”, nos contó don Parminio González, editor de El Nacionalista, quien conoció a este personaje que, además, usó el seudónimo de Antonio García para fustigar las malas obras y los gobiernos de turno. A él se le debe la electrificación de Ortiz, la reconstrucción total del templo parroquial y otras obras de beneficio colectivo.

Una vez el párroco escribió en sus publicaciones que “para ser sacerdote se pago todos los estudios” y que no le debía a la Iglesia ni un cuaderno, es decir, ni un centavo. “Igual que pagamos la carrera de cura te podemos pagar la carrera de abogado o medico. Ya en la familia tenemos un sacerdote”, le decía muchas veces sus padres.

En 1975 Pinter Revert vuelve a España y es designado, por un año, como capellán de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Burjasot. Al año siguiente es nombrado capellán de las Carmelitas de la Encarnación de Valencia, con fecha 1 de septiembre. El reverendo D. Ricardo Pinter Revert falleció el cinco de enero de 1992. Todo un personaje que influyó e hizo historia en la vida de los pueblos de Guardatinajas y Ortiz.
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