18 de octubre de 1945: Golpe de estado o revolución





Felipe Hernández G.
UNESR / CRONISTA DE VLP
felipehernandez457@yahoo.es

Este 18 de octubre de 2012 se cumplieron 67 años de un hecho que cambió la política venezolana. El 18 de Octubre de 1945 culminó una crisis política que se gestó en los últimos años del período del presidente Isaías Medina Angarita. Ese día cayó la dinastía andina que gobernaba desde el 22 de octubre 1899, -finales del siglo XIX-, con la llegada de Cipriano Castro y los Andinos al poder. Es el inicio de una nueva etapa donde estarán presentes nuevos actores políticos.

El hecho se inició con una insurrección cívico-militar liderada por Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez que llevaría a deponer al general Medina Angarita. Aunque los dirigentes de Acción Democrática lo bautizaron como "revolución", para muchos historiadores fue un golpe de Estado cívico-militar, que tuvo como principales cabecillas a Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez.

El 17 de octubre de 1945, Medina es informado de los preparativos del complot, lo cual parecía confirmar el mitin realizado el mismo día por AD en el Nuevo Circo de Caracas, el cual constituía un virtual llamado a la insurrección. Las órdenes impartidas de acuartelar las guarniciones de Caracas y Maracay y de arrestar a tres de los cabecillas militares (Pérez Jiménez, Julio César Vargas y Horacio López Conde) desencadenan el alzamiento.

En la mañana del 18 de octubre de 1945, estalla la revuelta en el Escuela Militar de La Planicie en Caracas. Por la tarde, se había extendido a los cuarteles de San Carlos, La Planta y Miraflores, en Caracas y la guarnición de Maracay. El cuartel de San Carlos es retomado por el gobierno, mientras se generalizan los tiroteos en las calles de Caracas. En la noche de ese día, al analizar la situación Medina se niega a atacar la Escuela Militar y así evitar la muerte de los cadetes, muchos de los cuales habían sido sus alumnos años atrás. Por la mañana del 19 de octubre, las noticias de que la aviación y la plaza de Maracay se encontraban en manos de los alzados y de que el Cuartel San Carlos había sido tomado por grupos de civiles insurrectos determinan la decisión de Medina de rendirse. Esa misma noche se constituye en Miraflores una Junta de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt, la cual inició una nueva etapa en la vida política del país y para muchos la entrada de Venezuela en el siglo XX.

El Presidente Medina fue la víctima de una insurrección contra un sistema de gobierno que él heredó, democratizó y modernizó. Pocos presidentes venezolanos han podido repetir desde entonces las palabras que tradicionalmente dirigía Isaías Medina Angarita al Congreso, año tras año: «...que por su causa no había en Venezuela ni un solo exiliado, ni un preso político, ni un partido disuelto, ni un periódico clausurado, ni una madre que derramara lágrimas por la detención o el exilio de un hijo...». Expresiones de un gobernante de profunda vocación y convicción democrática, no conocida por Venezuela hasta ese momento.
Tal como comenta el historiador Manuel Caballero, “el 18 de octubre de 1945 más que una fecha es una incitación al desencadenamiento de las pasiones”. Por esto, a pesar de los años transcurridos, este acontecimiento que dividió la historia contemporánea venezolana en dos, sigue y seguirá generando polémicas.

En sus cuatro años de gobierno Medina Angarita llevó a cabo importantes reformas en el orden económico y administrativo. Instituyó el Seguro Social Obligatorio; promulgó la Ley de Impuesto sobre la Renta, las repúblicas escolares, y emprendió la construcción de importantes obras urbanísticas en las principales poblaciones del país. Asimismo, llevó adelante la Reforma Petrolera de 1943, hizo aprobar una Ley de Reforma Agraria, y dio inició a importantes obras públicas. Su gobierno coincidió con los años de la Segunda Guerra Mundial, circunstancia que resultó decisiva para su orientación política, tanto en el orden interno como en el internacional, en ese sentido, firmó la Carta de las Naciones Unidas y se alineó con los países democráticos del mundo y con la Unión Soviética, frente a las potencias del Eje nacifascista formado por Alemania, Italia y Japón.

Fueron profundas las vinculaciones del presidente Medina Angarita con el estado Guárico y con su gente, puesto que fue casado con la dama zaraceña, doña Irma Felizola Fernández de Medina Angarita, quien lo acompañó como primera dama de la república durante su gestión. Fue doña Irma Felizola, hija del inmigrante italiano Guillermo Felizola y de doña Angelina Fernández Toro de Felizola, próspera familia ganadera establecida por generaciones en la ciudad de Zaraza y extendida por todo el Oriente del Guárico, especialmente en los municipios Zaraza, El Socorro, Santa María de Ipire y Valle de la Pascua, constituyendo una estirpe que con ahínco y amor a la tierra se ha dedicado por siempre a la producción agrícola y pecuaria.  
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