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Desmontar una bella fábula: Caso Miranda en Zaraza


Para ello debo empezar Primero, estableciendo que ese apellido ha existido en la hondonada del Unare desde el tercer tercio del Siglo XVIII, (los 1770s). La pequeña población Chaguaramal de Perales fue quemada (realidad fue chamuscada) en 1816 en cruenta escaramuza, huyendo los pobladores hasta la zona de Sabana de Uchire, Tocuyo y Purgüey, dentro de ellos iban algunos Miranda. Otros fueron a Aragua de Barcelona y El Chaparro. Después de la refundación de la aldea a partir de 1828 varios vecinos de apellido Miranda volvieron y comenzaron a tener hijos, a bautizarlos, confirmarlos y casarlos...

Por Manuel Vicente Soto Arbeláez



Debo reconocer que en la actualidad en Venezuela se ha despertado un inusual interés por el estudio de la familia. Doquier uno va se encuentra con personas o grupos, tratando de escudriñar todo tipo de material documental de los cuales puedan desentrañar los orígenes de sus antepasados, cosa que veo con beneplácito; sin embargo, en algunos casos, al no consultar y certificar los documentos que aseguren su futuro aserto, en la persona que investiga comienza a volar la imaginación al tratar de atar cabos sueltos, que a falta del documento que respalde la información que pretende dar, la verdad histórica o genealógica cae en falsedades. Tal es el caso de lo que algunos que portan esos genes afirman sobre el origen de la familia Miranda de Zaraza y el Oriente del Guárico, tratando de demostrar, recurriendo a falsos positivos, que la estirpe de una de las matronas genearca del apellido allí proviene del generalísimo don Francisco de Miranda Rodríguez, específicamente de una hija natural que tuvo en Bogotá un hijo homónimo suyo: Don Francisco Miranda Andrews a resultas de su unión extra conyugal con una dama de las principales familias de esa ciudad de la Gran Colombia, según se afirma.

Antes de morir el 26 de abril de 1831defendiendo al gobierno bolivariano del general Rafael Urdaneta, Miranda Andrews le había encomendado a su hermano Leander (Leandro), ambos de nacionalidad británica, que localizara y se encargara del cuidado y crianza de su ilegítima hija Avelina, a la sazón de cuatro años de edad; es decir, había nacido en 1827, dato importante que usaré más adelante. Leandro hizo el esfuerzo de ubicar a la niña sin resultado positivo. Y es de allí de donde parte la bella fábula zaraceña de que Avelina Miranda, por mero azar, la llevaron primero a Petare y luego a la cuenca del Unare, al Alto Llano de Caracas, con el nombre de Rosa Avelina Miranda, quien con el tiempo, ella o una hija suya, se hizo mujer de don Federico Moleiro Arbeláiz, teniendo con él una larga prole. De suyo algunos serían los Miranda zaraceños pues no hubo matrimonio en esta unión. La historia romántica todavía persiste, pero debe ser desmentida pues los documentos que tengo hablan con la verdad incontrovertible, desmontando la bella fábula.

Para ello debo empezar Primero, estableciendo que ese apellido ha existido en la hondonada del Unare desde el tercer tercio del Siglo XVIII, (los 1770s). La pequeña población Chaguaramal de Perales fue quemada (realidad fue chamuscada) en 1816 en cruenta escaramuza, huyendo los pobladores hasta la zona de Sabana de Uchire, Tocuyo y Purgüey, dentro de ellos iban algunos Miranda. Otros fueron a Aragua de Barcelona y El Chaparro. Después de la refundación de la aldea a partir de 1828 varios vecinos de apellido Miranda volvieron y comenzaron a tener hijos, a bautizarlos, confirmarlos y casarlos, siendo algunos de los nombres más usados y repetidos los de Celestino Miranda, casado con Juana Sánchez; Anastasio y Miguel Miranda hijos naturales de Ana Miranda; Clemencia Miranda Pacheco, Mónica Miranda, Fabiana Miranda, Inés Miranda Sánchez, casada 2 veces; Cesáreo Miranda, Crescencio Miranda y otros muchos anotados por el Pbro. Dr. José Vicente Polacre Burgos y por el arzobispo primado de Venezuela, el barinés Dr. Ramón Ignacio Méndez de la Barta, en su visita pastoral a Chaguaramal de Perales en 1835.

Segundo, como se dice ahora en lenguaje coloquial ¨donde se cae la cédula¨ es en el caso de Rosa Miranda, la genearca que nos ocupa, quien a los 18 años de edad casó en Zaraza el 14-03-1870 con Saturnino Flores de 20 años de edad, siendo el oficiante el zuliano Pbro. Dr. Pedro José Miserol Pulgar, ante los testigos (roto) Zárate y María Jesús Zamora; los desposados eran hijos naturales de Dolores Flores y Fabiana Miranda respectivamente. En el acta matrimonial el cura no la llama Rosa Avelina, sino Rosa a secas. Si tenía 18 años debió nacer en 1852 y no en 1827 como señaló en su lecho mortuorio Francisco de Miranda Andrews en el caso de su hija Avelina. Si la casadera chaguamalera hubiera nacido el año 1827 al momento de la boda con Saturnino Flores tendría 43 años y no hubiera podido parir hasta 1889, a los 62 años, cuando nació su última hija Carmen Rafaela Miranda, quien fue bautizada como Rafaela Agustina. Ninguna mujer pare a los 62 años.

Doña Rosa Miranda murió en Loma Triste, cerca de Zaraza, de disentería, el 05-11-1902, a los 50 años de edad como anotó en el acta de defunción el Pbro. Dr. Arturo Celestino Álvarez, futuro obispo del Zulia y de las Pampas Guariqueñas con sede en Calabozo, candidato desde los 1990s a los altares de la Iglesia Católica. Tendremos, Dios mediante, a este paisano Beato para regocijo de la feligresía. Lo consideramos zaraceño, pero nació en Clarines, hijo natural de doña Justa Álvarez, quien lo llevó niño infante a Zaraza.
Tercero. Volviendo al relato tenemos que a poco de la boda Saturnino Flores murió el 13/10/1871 dejando a la joven viuda en la inopia, quien se acogió a los brazos del soltero más codiciado de Zaraza: Don Federico Moleiro Arbeláiz Chacín y Escala Gimón, 15 años mayor que ella, pues éste nació en Aragua de Barcelona el 31/05/1837, fue bautizado allí el 12/01/1838. Del testamento de don Federico, cuya certificación poseo, otorgado en el Juzgado de Primera Instancia de Zaraza el 21 de abril de 1909 él reconoce como sus hijos y legítimos herederos habidos con ROSA MIRANDA (difunta) a Alejandrina Miranda de Cuenca, nacida en 1872; Manuel María, Silvestre de Jesús (difunto); Rosa Crisanta (difunta, segunda esposa que fue de Anacleto Arveláiz); Luis Felipe, José María (murió párvulo); Miguel María, José Gregorio y Carmen Rafaela Miranda (tercera esposa que fue de Anacleto Arveláiz, casados por poder en la prefectura de Zaraza, bajo el No. 8, del Registro de Matrimonios el 15/04/1910 y por Artículo Mortis ante el Pbro. Rafael Antonio Romero González, párroco de la iglesia del Arcángel San Gabriel y Vicario, el 05/10/1919. Anacleto murió dos días después).

Cuarto y último. Repito, los documentos hablan y rompen las fábulas. En todo caso Rosa Miranda nacida en 1852 nada tiene que ver con Avelina Miranda la nieta del Precursor generalísimo don Francisco de Miranda Rodríguez, nacida en 1827 en Bogotá. Rosa fue hija natural de la zaraceña Fabiana Miranda y en ningún documento se la señala como Rosa Avelina. Tuvo una hija llamada Rosa Crisanta; pero esa es otra historia que sustentaré con documentos. No fabulo. Rosa Miranda fue la madre de mi abuela Carmen Rafaela Miranda; luego, tengo velas en ese entierro. LQQD = Lo que querìa demostrar.

Correo del autor: manuelsotoarbelaez@yahoo.com


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El maestro don Simón Rodríguez... A 246 años de su nacimiento



Por FELIPE HERNÁNDEZ G.
Cronista Oficial de Municipio Infante/UNESR/ Valle de la Pascua

Nacido en Caracas el 28 de octubre de 1771, el maestro don Simón Rodríguez fue un niño expósito, siendo sus padres adoptivos, don Cayetano Carreño y doña Rosalía Rodríguez, quienes lo acogieron en su seno y le dieron sus apellidos, aunque posteriormente renunció al apellido paterno ―Carreño―, lo formaron en la fragua de los mejores venezolanos de la época; creciendo bajo el cuido y la protección del párroco Juan Rafael Rodríguez, hermano de doña Rosalía, quien no solo veló por la educación en los primeros años de vida del insigne personaje, sino que además fue su guía espiritual y social. Cuando se cumplen 246 años de su nacimiento, vale recordar la reflexión que sobre el insigne maestro escribió el historiador y ensayista, don Mariano Picón Salas (1993): “Don Simón ---hay que confesarlo---- fue un poco excéntrico y de su genialidad emanan siempre destellos de extrañeza y locura...”.
Su nombre de pila era Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez. Como se dijo antes, se educó bajo la tutela del cura José Rafael Rodríguez. La Caracas de ese entonces contaba con una población de 25.000 habitantes aproximadamente y había negros y mulatos por doquier. Simón Rodríguez era blanco. En mayo de 1791 ―cuando ya tenía 21 años― el Cabildo de Caracas le dio un puesto como profesor en la Escuela de Lectura y Escritura para Niños. En esta escuela tuvo la oportunidad de ser el tutor del futuro libertador, Simón Bolívar. A don Simón siempre le disgustó el racismo y por defender a los pobres le retiraron la escuela que fundó y donde estudiaron los hijos de las mejores familias de la época, junto a pobres que no podían pagar, y a quienes don Simón pagaba de su magro sueldo. Vivía en una casa con su esposa María de los Santos Ronco, su hermano Cayetano con su esposa e hijos, esclavos y demás que llegaban a 19 personas. A don Simón, tampoco nunca le gustaron los españoles. En Venezuela Simón se dio cuenta que los hispanos desdeñaban el agua y el jabón y Caracas, por la suciedad, se la pasaba en una eterna epidemia. Además los españoles eran crueles y libidinosos.
Para los venezolanos, como escribió José de Oviedo y Baños, y más adelante J.L. Salcedo Bastardo, José Gil Fortoul, Augusto Mijares, Reinaldo Rojas y otros, “no había garantías individuales” y al que le encontraban un libro se exponía a la cárcel, a los latigazos en público y hasta a la pena de muerte. El gobernador Francisco de Cañas y Merino tenía por costumbre raptar a los menores de edad y esconder a las niñas robadas con las que se saciaba en la casa de un tal José Montesinos. El obispo Fray Mauro de Tovar les daba cuerazos a las mujeres si le eran infieles al marido. Las desnudaba y las azotaba por las calles de Caracas, después las hacía presas. De noche no podían salir los mestizos, los indios, los mulatos, los pardos. La crueldad la sintió Simón Rodríguez en carne propia cuando ajusticiaron a José María España y lo descuartizaron. Don Simón que participó en esa conspiración (la Conspiración de Gual y España en 1797), huyó de Venezuela, tenía 26 años, después de haber formado a Bolívar. En Kingston–Isla de Jamaica, cambió su nombre por el de Samuel Robinsón. Recorrió a América del norte y toda Europa, menos España, que le traía muy malos recuerdos. En 1853 emprendió su último viaje rumbo a Lima-Perú, al lado de su hijo José, y de Camilo Gómez, un compañero de este. La muerte lo sorprendió el 28 de febrero de 1854, con 84 años de edad, en el caserío de Amapote, a orillas del río Chira. Hacia 1925 sus restos fueron trasladados al Panteón de Perú, y en 1954 al Panteón Nacional de su natal Caracas.
En otro orden de ideas, sobre los vínculos de Simón Rodríguez con el Guárico, vale recordar que su madre putativa (puesto que fue un niño expósito), doña Rosalía Rodríguez, era natural de El Sombrero donde nació, al igual que su hermano, el presbítero Dr. Juan Rafael Rodríguez. Doña Rosalía murió en Santa María de Ipire en 1799 o 1800, en su hato Mahomito.
Su nombre es recordado en nuestro país, porque distintas instituciones educativas, calles, plazas, parques y avenidas llevan con orgullo su nombre... a ello se suma la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), creada a través del Decreto Presidencial Nº 1.582 de fecha 24 de enero de 1974, emitido por el Presidente de la República, Dr. Rafael Caldera “con la finalidad de contribuir con el desarrollo integral de Venezuela...”, decreto publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 30.313 de fecha viernes 25 de enero de 1974, firmado por el Presidente de la República y el Ministro de Educación, doctores Rafael Caldera Rodríguez y Enrique Pérez Olivares, respectivamente. De la UNESR en el Guárico existen tres Núcleos, en las ciudades de San Juan de los Morros, Valle de la Pascua y Zaraza, así como algunas extensiones en otras poblaciones del Guárico, y la Estación Experimental La Iguana en el municipio Santa María de Ipire.
En cada uno de sus núcleos la UNESR forma ciudadanos con espíritu creativo, capaces de participar activa y efectivamente en la construcción de una sociedad libre, democrática, participativa, dinámica y equilibrada, inscrita en las ideas y preceptos de su epónimo, quien como educador, escritor, ensayista y filósofo, amen de tutor y mentor del Libertador Simón Bolívar, y al igual que don Andrés Bello, fue un visionario defensor de la educación pública y de la modernidad.

REFERENCIAS
AQUINO D. Manuel. (1996): Los Rodríguez de Don Simón. San Juan de los Morros: El Nacionalista, martes 09 de abril de 1996. p. 6.
HERNÁNDEZ G. Felipe. (2009): El Maestro Don Simón Rodríguez / Familiares y parientes en el Guárico Colonial. Caracas: UNESR. Dirección de Desarrollo Profesoral.
HERNÁNDEZ G. Felipe. (2009): (2007): El Núcleo Valle de la Pascua de la UNESR. Apuntes históricos. Valle de la Pascua: Talleres A.C. Estampas Llaneras, SRL.
RODRÍGUEZ, Argenis. (1996): Simón Rodríguez en Caracas. San Juan de los Morros: El Nacionalista, martes 02 de abril de 1996. p. 6.


Correo del autor:felipehernandez457@gmail.com

Kazuo Ishiguro, siete novelas para explorar la memoria

Lo que hace del estilo del Nobel algo valioso es el uso, sobre todo y ante todo, literario del lenguaje


POR AGENCIAS

Kazuo Ishiguro, Nobel de Literatura 2017, nació en Nagasaki en 1954, pero se crió en Londres. Es autor de siete novelas, una producción corta en número pero que ha tenido un gran reconocimiento por parte de la crítica y el público (su obra ha sido traducida a 28 idiomas y llevada a la pantalla en dos ocasiones).

Con «Pálida luz en las colinas», su debut literario, Ishiguro ganó el premio Winifred Holtby en 1982. En ella, el autor contaba la historia de Etsuko, una mujer japonesa de 50 años que, tras el suicidio de su hija mayor, rememora su vida para tratar de explicarse la tragedia familiar. En este viaje al pasado, a ese Japón de los años cincuenta todavía herido por la guerra, aparece de forma obsesiva la imagen de Sachiko, su vecina, con la que entabla una relación tan enigmática y ambigua como interesante.

Aunque varias de sus novelas están ambientadas en el pasado, como por ejemplo An Artist of the Floating World (Un artista del mundo flotante, 1986, en donde la acción se sitúa en su ciudad natal en los años posteriores al bombardeo atómico de la misma de 1945), ha cobrado relevancia como escritor de ciencia ficción. En la Never Let Me Go (Nunca me abandones, 2005) la historia transcurre en un mundo alternativo, similar pero distinto, al nuestro, durante los postreros años 90 del siglo XX.

Sus novelas están escritas en primera persona y los narradores con frecuencia muestran el fracaso humano. La técnica de Ishiguro permite que estos personajes revelen sus imperfecciones de manera implícita a lo largo de la narración, creando así un patetismo que permite al lector observar los defectos del narrador al mismo tiempo que simpatiza con él.

Kazuo Ishiguro ha sido merecedor de numerosos premios, entre los que hay que mencionar el premio Booker de 1989 por The Remains of the Day (Los restos del día, 1989, aunque ha estado nominado a dicho premio en varias ocasiones más), así como la Orden de las Artes y las Letras por parte del Ministerio de Cultura de la República Francesa. Pero si hay que destacar un premio, sin duda alguna, hay que hablar del Nobel de Literatura conseguido en el año 2017.