Aporte del Concejo Municipal del Distrito Infante para la construcción del Seminario Menor de Calabozo. Año 1930


La Diócesis comprendía los cantones de Calabozo, Chaguaramas y Orituco y las parroquias San Francisco y San José de Tiznados (todos de la provincia del Guárico), San Sebastián de los Reyes (provincia de Aragua), Achaguas, San Fernando y Mantecal (provincia de Apure), Nutrias (provincia de Barinas), Guanarito (provincia de Portuguesa) y El Pao (provincia de Cojedes). Se formó así, con territorios desmembrados de la Arquidiócesis de Venezuela y de la Diócesis de Mérida.

FELIPE HERNÁNDEZ G.*
La Diócesis de Calabozo fue creada mediante decreto del Congreso de la República de Venezuela en el año 1847, no obstante, canónicamente fue erigida como tal, dieciséis años después, el 7 de marzo de 1863, por la Constitución Apostólica Ad Universam Agri Domini Curam de S.S. Pío IX, quien comisionó al Arzobispo de Venezuela, S.E. Silvestre Guevara y Lira para hacer la fundación correspondiente.
La Diócesis comprendía los cantones de Calabozo, Chaguaramas y Orituco y las parroquias San Francisco y San José de Tiznados (todos de la provincia del Guárico), San Sebastián de los Reyes (provincia de Aragua), Achaguas, San Fernando y Mantecal (provincia de Apure), Nutrias (provincia de Barinas), Guanarito (provincia de Portuguesa) y El Pao (provincia de Cojedes). Se formó así, con territorios desmembrados de la Arquidiócesis de Venezuela y de la Diócesis de Mérida. El decreto en cuestión asignó Capítulo con Deán y Canonjías de Magistral, Doctoral y Penitenciaria, Lectoral y de Merced. La Diócesis tenía una superficie de 64.896 Km2, y atendía 37 parroquias, con 37 sacerdotes diocesanos, 6 regulares y una población de 347.100 habitantes católicos.
El primer obispo de la Diócesis fue monseñor Salustiano Crespo, quien gobernó desde 1881 hasta 1889, como párroco de la Iglesia Las Mercedes de Calabozo, unas de las iglesias más antiguas de la Diócesis. Ejerció su episcopado durante ocho años, cuando se enfermó, se trasladó a Caracas donde murió. Le sucedió en 1891, el obispo, monseñor Felipe Nery Sendrea, natural de Los Puertos de Altagracia en el Sur del Lago de Maracaibo, estado Zulia; se hacía llamar el "Obispo de las pampas", permaneció durante tres años ejerciendo toda su pastoral episcopal en la Villa de Todos los Santos de Calabozo, y tuvo como Obispo coadjutor a monseñor Arturo Celestino Álvarez, natural de Clarines, estado Anzoátegui, donde nació en 1870; aunque desde niño vivió en Zaraza (algunos de sus biógrafos afirman que Mons. Álvarez nació en Zaraza), se formó en el Seminario de Calabozo y ejerció su presbiterado en la parroquia San Gabriel Arcángel de Zaraza, unas de las más antiguas del Guárico, donde se celebra el culto a la imagen del Santo Cristo de la Salud, procesión única en el mundo que se realiza todos los primeros de enero de cada año desde el año 1857, en agradecimiento por el milagro de sanación obrado, cuando una epidemia de cólera y otros morbos entre los años 1855 y 1856 azotó el poblado.
Una de las mayores preocupaciones de monseñor Arturo Celestino Álvarez durante su ejercicio episcopal fue la escasez de sacerdotes y la imposibilidad de dotar de párrocos a todos los pueblos de su diócesis. El 31 de diciembre de 1925 en su mensaje de fin de año, expresaba lo siguiente: “los pueblos piden sacerdotes buenos, instruidos y virtuosos que levanten su decaído espíritu, dispuestos a todos los sacrificios, y prontos, como el Buen Pastor, a dar la vida por sus ovejas”.
Ante esta situación, monseñor Álvarez en sus cartas pastorales expresaba una gran preocupación por la búsqueda y cultivo de las vocaciones sacerdotales. Para tal fin funda en 1932 el Seminario Menor de Calabozo, y en él pone la esperanza de ir formando los nuevos sacerdotes llaneros. Esta idea la plasma por primera vez, en la Pastoral del 19 de agosto de 1929, donde señala:
“De los seminarios es de donde salen los apóstoles del progreso moral y religioso de los pueblos. Pidámosle (a la Virgen) que aumente el número de vocaciones, y que traiga a la diócesis, sufridos y abnegados sacerdotes, que nos sirvan de aliento y consuelo. Pidámosle que el clero sea santo y que nuevas comunidades religiosas vengan a robustecer la labor de piedad y moralidad”. […] “El Seminario: asilo de piedad y de santidad en que se tallan los nuevos Cristos, que han de continuar en el mundo predicando la Buena Nueva, y que han de ser la luz del mundo y sal de la tierra… ¡Sin seminario, no hay sacerdotes!”
Para lograr su objetivo, Monseñor solicita apoyo a todo quien se lo pueda dar, y a través de su ayudante, monseñor Enrique Rodríguez Álvarez, en cada distrito de su feligresía nombra comisiones que se encargan de gestionar y recolectar fondos “para la realización de obras de alta jerarquía apostólica y social”, entre ellas la reconstrucción del Seminario de Calabozo.
En ese orden de ideas, en el Libro de Actas del Concejo Municipal del Distrito Infante, estado Guárico, año 1930, está escrita un acta, que copiada a la letra dice:
Concejo Municipal del Distrito Infante. Sesión ordinaria del día 9 de enero de 1930. Con asistencia de los concejales: Doctor J.E. Bastardo Flores, quien presidió, Jesús María Moreno, Jesús Silva Carpio, Arturo Díaz Vargas, Rafael Tobías Hernández y José Dimas López Arzola, fue abierta la sesión. Leída y puesta en consideración del Cuerpo la minuta del acta de la sesión anterior, fue aprobada… El Secretario dio cuenta: […] De una nota suscrita de las señoras Olegaria de Escobar Ramírez y Josefina de Ron Padilla, de este domicilio, dirigida también al anterior Concejo Municipal; con fecha de diciembre próximo pasado, en donde exigen a la Municipalidad, en nombre de monseñor Enrique Rodríguez Álvarez, quien las comisionó para recolectar en esta ciudad, fondos para atender a la reconstrucción del Seminario Menor de Calabozo, un óbolo para tan laudable fin... […] Terminada la cuenta y puestos en consideración de la Cámara los números reservados, de ello se acordó por unanimidad lo siguiente, después de la reglamentaria discusión: Erogar la cantidad de Bs. 50.00, por las Rentas Municipales, y ponerlos a la disposición ahora mismo de las peticionarias para el fin expresado; y avisarle al ciudadano administrador de Rentas Municipales, para su entrega a las señoras de Escobar Ramírez y Josefina de Ron Padilla. El presidente: J.E. Bastardo Flores / El secretario: Joaquín Chacín Mendoza.
¿Quiénes fueron doña Olegaria de Escobar Ramírez y doña Josefina de Ron Padilla? Doña Olegaria Sánchez Prieto de Escobar Ramírez, distinguida dama nacida en Chaguaramas, fue casada con el bachiller Pedro Manuel Escobar Ramírez (epónimo de la Biblioteca Pública de Valle de la Pascua), e hija del escritor, poeta, músico y farmaceuta, don Vicente Sánchez Chacín y de la poetisa y escritora, doña Olegaria Prieto López de Sánchez. De ella escribió don Lorenzo Rubín Zamora: “Se distinguió por su claro intelecto y delicada sensibilidad. Publicaba en periódicos de la región… Asistió a concursos internacionales de literatura y sus obras tuvieron destacada figuración…”.
Doña Josefina Troconis de Ron Padilla, natural de Zaraza, fue esposa del bachiller Antonio Ron Padilla, reconocido jurista, de gran cultura, filósofo y orador, por muchos años jefe del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil, con sede en Valle de la Pascua, del cual, el bachiller Pedro Manuel Escobar Ramírez era secretario. Bajo la conducción de dichos intelectuales, en ese tribunal se dictaban permanentes foros sobre civismo, filosofía y literatura, a los que asistían eminentes juristas de Caracas y otras localidades de la República a dirimir asuntos que estaban bajo la jurisdicción de dicho juzgado.
Dichas damas fueron ejemplares y dignas representantes de la intelectualidad, la cultura y la espiritualidad vallepascuense de ese tiempo, y junto con sus esposos constituyeron faros de luz que arrojaban lumbre a la conciencia educativa, ética y moral de los ciudadanos de esta comarca y del Guárico en la primera mitad del siglo XX.
REFERENCIAS
ÁLVAREZ, Arturo Celestino (Pbro.). (2010): Cartas Pastorales (31-12-1925 y 19-08-1929). Calabozo: Libros Parroquiales de Gobierno.
BIORD CASTILLO, Raúl. (2011): Retrato espiritual de Mons. Arturo Celestino Álvarez. Calabozo: Pórtico de las Cartas Pastorales de Monseñor Arturo Celestino Álvarez. p. 9.
CONCEJO MUNICIPAL DEL DISTRITO INFANTE. (1930): Libro de Actas. Valle de la Pascua, 9 de enero de 1930.
DE ARMAS CHITTY, José Antonio. (1978): Historia del Guárico. 1807-1974. Tomo II. San Juan de los Morros: Gráficas Los Morros. p. 128.
HERNÁNDEZ G. Felipe. (2012): Historia Económica, Política y Social del Guárico. (Sin publicar).
RUBÍN ZAMORA, Lorenzo. (1974): Diccionario Biográfico-Cultural del Estado Guárico. Caracas: Editorial Herpa. pp. 95, 233, 244, 257.
RUBÍN ZAMORA, Lorenzo. (1978): Tres Etapas de Valle de la Pascua. Caracas: Talleres de hijos de Ramiro Paz SRL. Prólogo del vallepascuense y académico de la Lengua, Prof. Pedro Díaz Seijas.
UNESR/Cronista del Municipio Leonardo Infante
felipehernandez457@yahoo.com

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