El antiguzmacismo en Guárico

Un grupo de militares de diferentes grados se pronuncia desde Ortiz contra las pretensiones de Diego Bautista Urbaneja y Joaquín Crespo de quebrantar la paz del gobierno del general Linares Alcántara y, asimismo, contra el continuismo de la autocracia guzmancista. El movimiento lo encabeza el exgobernador general José Anselmo Ruiz.



Por José Obswaldo Pérez

Un movimiento antiguzmacista se venía gestando en varios distritos del Guárico (1877-1879). El proyecto del presidente de la República Francisco Linares Alcántara- hombre militar y político que gobernó a Aragua y amigo apreciado en esta región-, crecía y ganaba seguidores en el Departamento Bermúdez. Sus partidarios propiciaban la idea de una convocatoria de una Asamblea Constituyente que modificara el período constitucional de dos años, fijado por la Constitución Nacional de 1874, y se regresara al establecido por la Constitución Nacional de 1864, el de cuatro años (Arráiz Lucca, 2007; p.91). Esta corriente dentro el gran Partido Amarillo es aprovechada por Linares para “gobernar por cuenta propia sin estar cobijado bajo la sombra de Guzmán, prohijando una reacción contra el autócrata” (Esteves, 2006; p.105). Ahora bien: ¿Quiénes eran estos hombres que se sumaban contra el continuismo del expresidente General Antonio Guzmán Blanco y sus incondicionales?

 

El 19 de noviembre de 1878, desde Ortiz para Caracas, la Comandancia de Armas del Distrito Militar Occidental del Guárico se dirigía al General Nicanor Bolet Peraza –escritor y parlamentario- quien dirige La Tribuna Liberal –órgano del movimiento antiguzmacista- para protestar las pretensiones de Diego Bautista Urbaneja y Joaquín Crespo de quebrantar la paz del gobierno del general Linares Alcántara y para oponerse a la autocracia guzmancista. La comunicación, publicada en el mencionado medio periodístico, estaba encabezada por el general José Anselmo Ruiz- exgobernador interino de Guárico, militar y político surgido de la Guerra Federal- y un grupo de generales, coroneles y tenientes del Departamento Bermúdez, identificados con la reacción anti-guzmancista, tendencia de liberales y conservadores que planteaba un ruptura con el pasado y la construcción política de nuevos espacios propios de poder (Ruiz Chataing, 2008; p.51).

 

Dice la misiva que “ se ha impuesto esta comandancia de armas de los desatentados planes de los enemigos de la paz, Urbaneja y Crespo, y como quien que el segundo es hijo del Guárico, y que fue compañero nuestro junto servíamos a los principios liberales puede ese desgraciado creer  en su desenfrenada ambición, que este estado puede servirle de base para sus operaciones.” (Subrayado nuestro). La correspondencia epistolar termina con la disposición del grupo de poner sus vidas y sus propiedades para defender el gobierno de Linares, en los siguientes términos: “(…) Cumple a nosotros con carácter de hombres honrados y fieles sostenedores del Gobierno, el protestar contra toda tentativa que tiende a turbar la paz pública y ofrecemos al Gobierno General que hoy preside tan dignamente el Gran Demócrata General Francisco L. Alcántara, nuestras vidas y nuestras propiedades para el sostenimiento del orden, no sólo de este Estado, si no donde los creyere el Gobierno necesario”.

 

La comunicación se desarrolla en el contexto cuando Ortiz, momentáneamente, deja de ser capital del Guárico. El presidente Francisco Linares Alcántara se la devuelve a Calabozo- de acuerdo con la Constitución sancionada en Ortiz, el 12 de diciembre de 1877-, donde permanece todo ese año de 1878. Además de Ruiz, el grupo de firmantes del comunicado eran militares muy conocidos partidarios del general Linares Alcántara, en su gran mayoría, vecinos de Ortiz, San Francisco y San José de Tiznados. Espacios geográficos donde se “enguerrillan los liberales”, como bien lo ha demostrado el historiador Adolfo Rodríguez, en diferentes trabajos sobre la guerra federal.

 

Entre ellos se citan: general Rafael Carrizales, general Juan Carlos Loreto, general José Ruido, general Luis Solórzano, general Natividad Martínez, general Salvador Rodríguez, general Pantaleón Rodríguez Donaire, general Asunción Trocel, general Juan R. Mireles, general Juan Bautista Castro, general Melchor Galindo, General Blas Pereira, general Marcos Rodríguez Donaire, general Antonio Navas, Coronel Ramón González, Coronel Francisco Solórzano, coronel José Nieves, coronel Jacinto Blanco, coronel Juan López, coronel José Pérez, general Aniceto Páez, coronel Manuel Sanabria, Coronel J. Lorenzo Trocel, coronel Leandro Mota, coronel Julián Manizales, Capitán Jesús Hernández, comandante N. Rangel, teniente Rafael Polanco, teniente José Vicente Acosta y general Paulo Blanco.  

 

Sin embargo, Dios le hace una mala jugada a los seguidores de Linares. Un duro golpe. A pocos días, el presidente fallece repentinamente en La Guaira, el 30 de noviembre de ese año, a causa de una afección bronquial. Hay quienes piensan o conjeturan que había sido envenenado por sus enemigos. La muerte de Linares deja una serie de inquietudes abiertas en el ambiente del acontecer político venezolano de finales del siglo XIX. ¿Hasta qué punto movimiento de Linares habría tenido suficiente capacidad política y militar para enfrentar las fuerzas guzmancistas? ¿Cómo quedan las diferencias políticas locales contra el poderoso crespismo regional? La reacción antiguzmacista continúa su marcha, mientras los guzmacistas inventan la Revolución Reivindicadora.

 

Fuentes consultadas

ARRÁIZ LUCCA, RAFAEL (2007). Venezuela: 1830 a nuestros días. Caracas: Editorial Alfa.           

ESTEVES GONZÁLEZ, EDGAR (2006). Las guerras de los Caudillos. Caracas: Libros de El Nacional.     

HERRERA LUQUE, FRANCISCO (2005). Los 4 Reyes de la Baraja. Caracas: Criteria

RODRÍGUEZ, ADOLFO (2004). Calabozo, siglo. XIX. San Juan de los Morros: Universidad Rómulo Gallegos.

RUIZ CHATAING, DAVID (2008).Francisco Linares Alcántara. Caracas: Biblioteca Biográfica Venezolana Vol.73. C.A Editora El Nacional. 

VELASQUEZ, RAMON J (2005). Joaquín Crespo. Caracas: Biblioteca Biográfica Venezolana Vol.1. Tomo I. C.A Editora El Nacional.

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