Beatriz, la maestra

sábado, diciembre 15, 2007
Allí, en aquella vieja casona, iban los muchachos, hembras y varones, a recibir las primeras letras de manos de doña Beatriz de Rodríguez. Eran jóvenes pálidos, macilentos por los rastros de la pobreza, el paludismo y la fiebre española.


Por José Obswaldo Pérez

LA ESCUELA era un caserón, ubicado en el viejo camino del ganado. La llamaban la Casa Atravesada porque sobresalía en el medio del camino hacia el llano. Había sido propiedad del General Joaquín Crespo Torres y ahora la habitaban los Rodríguez. Allí, en la Casa Atravesada, realiza una ardua labor, casi altruista, en medio de un pueblo de miserias, abandonado y decadente.

Allí, en aquella vieja casona, iban los muchachos, hembras y varones, a recibir las primeras letras de manos de doña Beatriz de Rodríguez. Eran jóvenes pálidos, macilentos por los rastros de la pobreza, el paludismo y la fiebre española. La maestra Beatriz de Rodríguez se mantenía solemne en medio de un salón improvisado, en una habitación de aquella casa. Con voz pausada, enseñaba las letras del abecedario; la aritmética elemental, las buenas costumbres y un poco de historia. Esa que conocía muy bien por sus ancestros familiares.

Su nombre de pila era tan largo que cada onomástico era el recuerdo de un familiar cercano: Beatriz Benigna Ramona de las Mercedes Rodríguez Sierra. Había nacido el 21 de Junio de 1883, bajo un ambiente de innegables costumbres. Hija del general Pedro Pablo Rodríguez y doña María Dolores Sierra García. Ambos fueron personas respetables y publicas. Se llamaba Beatriz en honor a su bisabuela Beatriz Rodríguez, casada con Don Enrique Sierra[1]. Pero también Benigna y Ramona por sus tatarabuelos.

De este matrimonio son también: Consuelo, Froilán Ramón Tiburcio de Las Mercedes y Petra Antonia Rodríguez Sierra.

Su formación escolar estuvo bajo la tutela del prebístero Doctor Juan Bautista Fransichini[2], venerable prelado de la Iglesia Católica, quien se residenció aquí con su familia. Además, entre sus maestros cuentan a José Ramón Núñez, Josefina Del Villar, Ricardo Núñez Gómez, entre otros.

Contrajo nupcias en el año de 1907 con el general Don Nicanor Arturo Rodríguez Moreno[3], hijo de Don Fernando Rodríguez Vargas y Doña Evarista Moreno Vilera. Del matrimonio nacieron cuatro hijos. Una niña que falleció a nacer; Fernando Antonio, que murió a los pocos días con gripe. Nicanor y Arturo Rodríguez, quienes lograron sobrevivir de las enfermedades palúdicas. Dos figuras importantes del quehacer cultural del pueblo orticeño.

En 1911, Doña Beatriz de Rodríguez fue designada maestra de la Escuela Federal para niñas y en 1913, fungía como su directora. En el mes de marzo de ese año, se habían rendido exámenes preparatorios por parte de la junta examinadora conformada por los señores Domingo Meléndez Roscio y Juan Marrón Cabrera. “Las alumnas dieron pruebas de aprovechamiento”, reseña una edición de la fecha de El Nuevo Diario de Caracas.

Doña Beatriz fue una buena lectora. Le gustaba el canto y la poesía. De puño y letra tenía un cuadernito con varias canciones de la época. Evandro Matute Aguirre, juez y escritor orticeño, la describe de la siguiente manera:

“(…) Orticeña siempre. Erguida en la penuria de esta tierra.
Y empecinada. Tercamente afanada en construir
Ella vivió el ayer de las sólidas casas. Y después, la yerme soledad de Ortiz. Mientras muchos huían.
Ella percibió el desgarrador mensaje da las casas muertas. Y Aquí formó su hogar. Aquí tuvo sus hijos.
Y con la hidalguía de noble matrona nos legó a todos una lección cívica de fortaleza, dignidad y sencillez.
Porque aquí también fue maestra y en se a muchos niños. Iluminando en sus conciencias la historia de Ortiz y de la Patria.

Ella es maternal símbolo. Como agua copiosa para tierra seca.
Esposa y madre ejemplar.
Maestra generosa.
Mujer perseverante y heroica.
Todo un símbolo de Ortiz. De aquel que ha sido grande en la obra y el esfuerzo
.”[4]

También, don Miguel Otero Silva la retrata en ella, el personaje de la señorita Berenice en su celebre novela Casas Muertas de la siguiente manera:

Era una mujer pálida, de una pulcritud impresionante. Siempre olorosa a jabón y a agua de río. Siempre recién bañada y vestida de blanco…”

Aunque en una cédula que le expidió el Ministerio de Educación la reseñaba como una mujer “blanca, de ojos verdes y cabello rubio”.

Fue una dama virtuosa y religiosa. El primer liceo del municipio Ortiz lleva su nombre, por su abnegación magistral en pro su pueblo y sus dotes de altruismos. Falleció el 1 de Agosto 1961. Aún algunos orticeños, muchos de sus alumnos, la recuerdan.
NOTAS
[1] De este matrimonio es Críspulo Enrique Sierra Rodríguez, quien casó en Ortiz el 25 de Agosto de 1856, con Natalia García Moreno, hija legítima de Juan José García y Bárbara Moreno. De este matrimonio procrean a: Rita, María Dolores y Antonio Sierra García.
[2] PEREZ A, JOSE OBSWALDO (2005, 02 marzo). El Padre Juan Bautista Franceshini. San Juan de los Morros: Diario El Nacionalista, p 5.
[3] Había sido comerciante, político y distinguido personaje de la aristocracia burocrática de Ortiz. Llegó a ser concejal y presidente del Concejo Municipal, en el año uno. Asimismo, participó en diversas funciones y actividades públicas. Fue Jefe Civil de San Juan de los Morros (en aquel tiempo perteneciente a la Jurisdicción de Aragua) y luego del pueblo del Señor San José de Tiznados, donde falleció a causa de una fiebre palúdica.
[4] MATUTE, EVANDRO (1971). Ortiz. , p 11

PIEDRA DE SOL, CINCUENTA AÑOS

En septiembre de 1957 se publicó “Piedra de sol”, el poema de Octavio Paz que hoy se reconoce como uno de los momentos más altos de la poesía hispanoamericana. A cincuenta años de distancia, algunos poetas comentan brevemente sobre el poema y sobre la relación que han tenido con él. Letras Libres.com dedicará los próximos días a reflexionar sobre “Piedra de sol” e invitamos a nuestros lectores a compartir sus propios comentarios.
- Cincuenta piedras, de Luis Vicente de Aguinaga (martes 4)

- Recuerdo y celebración de "Piedra de sol", de
Rafael-José Díaz (miércoles 5)

- Poetry is the subject of the poem, de José Eugenio
Sánchez (jueves 6)
- Aquí, ahora, de Julio Trujillo (viernes 7)




Microbiografía/Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila

miércoles, diciembre 05, 2007
El Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila heredó de su padre Domingo Pérez de Ávila y Zapata las tierras de La Platilla, cerca del río del mismo nombre y con una, amplia extensión. Desde entonces se conocía a este lugar como La Platilla Pereña, por el apellido de su fundador.


Por José Obswaldo Pérez*
NORBERTO MOISÉS PÉREZ Y SU FAMILIA es el último chozno descendiente del Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila y Brea de Mendoza, raigambre de las familias caraqueñas asentadas en los llanos de Caracas entre los años 1660-1745 y que fundaron el mestizaje colonial en nuestra población[1]. Moisés (quien aparece en las otografías) es un humilde trabajador, que se ha dado a la tarea de investigar documentos de este descendiente familiar en el Archivo General de la Nación. Vive en Ortiz, y desde allí nos cuenta que el Capitán Pérez de Ávila y Brea de Mendoza - hijo del también Capitán Domingo Pérez de Ávila y Zapata[2] -, era nativo de San Luís de Cura tenia grandes propiedades e inmuebles de terrenos en La Platilla, Barrancas y la posesión San José (Laguna de Piedra).

El Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila y Brea de Mendoza era a su vez nieto de Don Domingo Pérez de Ávila hijo de Don Lucas Martínez de Porras y Ruiz y de Doña Micaela Pérez de Ávila[3]. Natural de Caracas donde fue bautizado el 29 de octubre de 1617. Al parecer, estuvo muy involucrado en lo relacionado con la fundación de la Villa de Parapara, pero no logró su objetivo y ésta quedó como parroquia de la jurisdicción de San Sebastián de los Reyes. Para 1639 aparece en la Lista de Forasteros de San Sebastián que se le presentó al Gobernador Rui Fernández de Fuenmayor para la acción de Curazao, y el 20 de noviembre de 1669 en La Victoria firmando el testamento del Capitán Francisco de Brea Lezama en calidad de testigo por ante el Teniente de Justicia Andrés Arráez de Mendoza. Fue electo Veedor de Los Llanos en 1661 por el Cabildo de Caracas. Casó dos veces: la primera, con Doña Juana Zapata de Cárdenas; la segunda, con Doña Leonor Ramírez de León. Con su primera mujer Doña Juana Zapata de Cárdenas procrearán a Domingo Pérez de Ávila y Zapata.

El Capitán Juan Antonio Pérez de Ávila heredó de su padre Domingo Pérez de Ávila y Zapata las tierras de La Platilla, cerca del río del mismo nombre y con una, amplia extensión. Desde entonces se conocía a este lugar como La Platilla Pereña, por el apellido de su fundador. Estaba compuesta con un lindero norte a sur desde la Serranía Alta de San Juan hasta las Galeras de Mapire, donde tenía un sitio de hato que su padre había comprado en 250 pesos a Ambrosio Arteaga, y al parecer además compró a sus hermanos la mayor parte de las tierras de su padre[4].

La posesión de La Platilla Pereña contaba con una fuerza de trabajo en 1752 de 40 esclavos, cifra respetable, lo que da cuenta del caudal económico de sus propietarios[5].

Casó en Parapara hacia 1720 con Doña Juana o María Nicolasa Pérez, india de la región. Fueron vecinos de Parapara, jurisdicción de Villa de Cura, y tuvieron por hijos: a María Mónica, Bartolomé, Bernardino Antonio, María, Pedro José, Cecilia, Margarita, Juan José, Josefa Andrea y Feliciana Flora Pérez de Ávila.

De sus hijos podemos destacar a Don Bartolomé Pérez de Ávila y Pérez quien cedió en abril de 1787, al pueblo de San José de Tiznados una parte de sus terrenos que tenía en la Barranca de los Pérez para fomentar el nuevo vecindario y así contribuir con la fabricación de la Iglesia[6], la cual estaba en construcción desde 1781. De Doña Josefa Andrea desciende la línea de la familia de don Norberto Moisés Pérez.

Los Pérez de Ávila se entroncaron después con apellidos como Araña, Tovar, Toro para configurar los Pérez de Araña o Pérez de Arana, Pérez de Tovar y los Pérez del Toro, propietarios de tierras en los tiznados.

NOTAS

[1] El historiador Oldman Botello dice que esta familia “no tenía complejo de clase no de castas; su lema era el trabajo de la tierra en sus posesiones” Ver BOTELLO, OLDMAN (1999): Parapara y vuelaplumas. Orígenes y Evolución Histórica. Trabajo no publicado.
[2] El Alférez Domingo Pérez de Ávila y Zapata, natural y vecino de Caracas, hijo de Don Domingo Pérez de Ávila y Doña Juana Zapata de Cárdenas. Casó con Da. Catalina de Brea Lezama y Mendoza. Se estableció en tierras de su propiedad en el sitio de La Platilla, feligresía de la parroquia de Santa Catalina de Siena de Parapara, jurisdicción de San Sebastián de los Reyes. Estas tierras, según lo declara en el testamento, tenían por linderos de oriente a poniente todas las cabeceras de la Quebrada de Parapara hasta las Barrancas de Tiznados, de norte a sur desde la Serranía Alta de San Juan hasta las Galeras de Mapire, con el río de San Antonio, donde tenía su morada en el sitio de este nombre, casa de vivienda y varias pertenencias; una extensión de aproximadamente 40.000 hectáreas. Dentro de ellas, años después, serían erigidas las parroquias de San Francisco y de San José de Tiznados, que pertenecerían a las jurisdicciones de San Sebastián y de la Villa de San Luís de Cura.
[3] Micaela de Ávila- encomendera dueña del valle de Guatire-, llamada también Pérez de Ávila, era hija de Don Domingo Pérez y de Doña Juana de Ávila y del Barrio, nieta materna del Alférez Gabriel de Ávila y de Doña Luisa del Barrio, bisnieta materno-materna de Don Damián del Barrio y de Doña Luisa Hernández Mateos.
[4]Caracas, Registro Público, Testamentarías, Escribanías Hugo Cróquer, 1743. Ver a ITURRIZA GUILLEN (1967). Algunas Familias Caraqueñas. Tomo I, pp. 10-12.
[5] BOTELLO, OLDMAN (1999): ob, cit.
[6]La nueva iglesia tendría una longitud de 40 varas de largo por 9 de ancho; una sola nave, de bajareque doble, cubierta de tejas, encalada por dentro y por fuera enladrillada.
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**José Obswaldo Pérez es periodista, profesor universitario e historiador venezolano