Una pionera de la medicina moderna venezolana
Virginia Pereira Álvarez fue una mujer admirable. No sólo en su vida intelectual y académica sino en su postura ideológica y en su emancipación femenina en pro de la igualdad de los derechos de la mujer (Rodríguez Jimenez, 1964;p.58).Fue una gran investigadora venezolana. No ejerció la medicina como tal, como lo atestiguan los doctores S. de Wittl Ludlum y William Drayton, ambos de Filadelfia. Su pasión fue la investigación. Falleció el sábado 12 de abril de 1947, a la edad de los 61 años.
La doctora Virginia Pereira Alvarez/Foto Reproducción JOP |
Por José Obswaldo Pérez
UNA DE LAS MUJERES, entre la más sobresaliente en la historia de las ciencias médicas en Venezuela, fue Virginia Pereira Álvarez. Nació en el año de 1896, en Ciudad Bolívar. Hija del periodista calaboceño Ismael Pereira Álvarez, exministro de Guerra y Marina del General Juan Vicente Gómez y doña Heraclia López, también, natural de Ciudad Bolívar. Fue la mayor de cinco hermanos: Ismael Aníbal, Alejandro, Héctor y América Pereira Álvarez. Ningunos utilizaron el apellido materno de su madre.
Ismael Aníbal se hace periodista como su padre; fue el fundador de la Asociación de Cronistas Deportivos de Venezuela y redactor en las páginas deportivas del Diario El Universal de Caracas.Se desempeñó como defensor de los derechos humanos y la democracia. Fue miembro fundador del Partido Comunista de Venezuela. Alejandro se gradúa de abogado en la UCV y ejerce como juez en el Estado Carabobo. Fue Director de la Escuela de Derecho de la Universidad de Carabobo, designado en el año de 1934. Héctor fue diplomático, se desempeñó como cónsul de Venezuela en Puerto Rico y en Filadelfia, Estados Unidos, desde 1911, manteniéndose en esa función durante tres años. Posteriormente, fue profesor de español en la Universidad Médica de Hahnemann. Igualmente, se desempeñó en el Departamento para América Latina del Museo Comercial de Pensilvania hasta su muerte en 1932. Dejó descendencia y América, quien casó y vivió en Filadelfia.
Mujer de precoz femenismo
Virginia Pereira Álvarez fue una mujer sobre saliente y culta. Adelantada en su “feminismo”. Obtuvo el título de Profesora Normal y fue una de las primeras educadoras normalistas de Venezuela, producto de los cambios pedagógicos del país. Su padre la homenajeó con un trabajo ensayístico titulado Profesorado Normal de la Mujer Venezolana (1903), publicado por la Imp. Editorial de Soriano Sucs.
También, fue una de las primeras mujeres que optó en la Universidad Central por el grado de Bachiller en Filosofía, presentando su tesis Hidratos de carbono. Ideas generales, y, así, desafiando todos los estereotipos de la época. Cuando se le examinó en Caracas, en 1910, tal hecho fue un acontecimiento, “pues además de los examinadores asistieron numeroso público y hombres de Ciencias, así sería el asombro que causaba el acontecimiento”.
Más tarde – y por primera vez-, esta joven mujer se matricula en la Universidad Central de Venezuela, junto con treinta estudiantes más, para estudiar la profesión de la medicina. Era la única mujer. Allí cursó estudios entre 1910 y 1911 obteniendo, en el primer año de la carrera, notas sobresalientes en las unidades curriculares de Anatomía, Histología, Microbiología, Física y Química Médica.
Dado a sus extraordinarios conocimientos, Virginia Pereira concursó como docente de la UCV, en calidad de estudiante, puesto que el Concurso de Oposición celebrado el 7 de septiembre de 1911, ganó el cargo de preparadora de la Cátedra de Química y Física Médica de esa Casa de Estudios. También, Virginia formó parte de un curso para estudiantes sobre Química Agrícola, promovido por el Ministerio de Fomento para familiarizar a los jóvenes con las operaciones de esta materia.
En un artículo, escrito en inglés, para la publicación de la Asociación Norteamericana de Mujeres Universitarias (Journal of the American Association of University Women), Virginia P. Álvarez, hace un análisis del sistema educativo venezolano para la época así como sobre las enfermedades prevalentes en el país. En este escrito, su autora testimonia su experiencia durante el primer año de su carrera en Venezuela.
“Hasta ahora, he sido la única mujer en tomar una carrera en la Universidad Central, aunque la universidad ha estado abierta a las mujeres desde hace algún tiempo. Las ventajas son las mismas para ambos; pero en verdad, los hombres no aceptan a las mujeres con buen agrado”.
También, fue una de las primeras mujeres que optó en la Universidad Central por el grado de Bachiller en Filosofía, presentando su tesis Hidratos de carbono. Ideas generales, y, así, desafiando todos los estereotipos de la época. Cuando se le examinó en Caracas, en 1910, tal hecho fue un acontecimiento, “pues además de los examinadores asistieron numeroso público y hombres de Ciencias, así sería el asombro que causaba el acontecimiento”.
Más tarde – y por primera vez-, esta joven mujer se matricula en la Universidad Central de Venezuela, junto con treinta estudiantes más, para estudiar la profesión de la medicina. Era la única mujer. Allí cursó estudios entre 1910 y 1911 obteniendo, en el primer año de la carrera, notas sobresalientes en las unidades curriculares de Anatomía, Histología, Microbiología, Física y Química Médica.
Dado a sus extraordinarios conocimientos, Virginia Pereira concursó como docente de la UCV, en calidad de estudiante, puesto que el Concurso de Oposición celebrado el 7 de septiembre de 1911, ganó el cargo de preparadora de la Cátedra de Química y Física Médica de esa Casa de Estudios. También, Virginia formó parte de un curso para estudiantes sobre Química Agrícola, promovido por el Ministerio de Fomento para familiarizar a los jóvenes con las operaciones de esta materia.
En un artículo, escrito en inglés, para la publicación de la Asociación Norteamericana de Mujeres Universitarias (Journal of the American Association of University Women), Virginia P. Álvarez, hace un análisis del sistema educativo venezolano para la época así como sobre las enfermedades prevalentes en el país. En este escrito, su autora testimonia su experiencia durante el primer año de su carrera en Venezuela.
“Hasta ahora, he sido la única mujer en tomar una carrera en la Universidad Central, aunque la universidad ha estado abierta a las mujeres desde hace algún tiempo. Las ventajas son las mismas para ambos; pero en verdad, los hombres no aceptan a las mujeres con buen agrado”.
Con 26 años, Virginia se verá obligada a trasladarse a los Estados Unidos en 1912, porque Juan Vicente Gómez clausuró la Universidad (debido a la huelga de los estudiantes que solicitaban la renuncia del ministro Felipe Guevara Rojas en 1912). Allí continúa sus estudios de medicina. Se establece en Filadelfia, matriculándose en Woman’s Medical College of Pennsylvania, donde se graduó en 1920. En esta institución se le recordará como una de sus mejores estudiantes extrajera y fue así que, en 1917, recibió como premio una beca internacional para apoyarla en sus estudios médicos, otorgada por la Asociación Norteamericana de Mujeres Universitarias, conocida por sus siglas en inglés como AAUW (American Association of University Women).
En aquel evento, donde concursó junto con 10 participantes, la joven venezolana obtuvo un porcentaje de 99.9 de 100 puntos. Lo más cercano para esta alta puntuación fue hecho por otros concursantes que alcanzaron sólo 95 puntos. La joven ganadora premiada fue receptora de muchas felicitaciones por los integrantes de la facultad de medicina y amigos. Al recibir el premio, Álvarez manifestó que, una vez terminados sus estudios, pensaba fundar en su país una institución para la prevención y cura de enfermedades infantiles. Tal establecimiento se necesitaba, en gran medida, porque la tasa de mortalidad infantil era, en extremo, alta en Venezuela.
El amor llega
Un año antes, la doctora Pereira Álvarez había contraído matrimonio con el investigador norteamericano Lindley M. Hussey - nacido Pennsylvania, el 13 de agosto 1894-, quien vivía en Los Ángeles, Estados Unidos, con quien –al parecer- no tuvo descendencia. Hussey era químico y farmaceuta de profesión, dedicado a los estudios de farmacología y quimioterapia. Pero, también, se destacó como escritor, cuyo talento literario se manifestó en diversos artículos para revistas científicas y literarias, como la prestigiosa revista The American Mercury. Es autor de la novela Odalisque, publicada en 1927; obra que narra, en estilo costumbrista, las aventuras de una señorita venezolana en Venezuela y Nueva York. Este libro fue tributado a su mujer a “quien será para mí la siempre bien amada”, dice en su dedicatoria.
Aquel hombre, dos años mayor que Virginia, la había conocido en Caracas, en una de esas fiestas oficiales del Gobierno de Juan Vicente Gómez y empresarios petroleros norteamericanos. En esos días, ambos, terminaron enamorándose. Lindley había quedado atrapado por aquella morena de ojos negros y singular belleza. Su matrimonio se realizó en la Iglesia parroquial de Pensilvania.
Un triunfo en el exterior
El 16 de junio de 1920, Virginia P. Álvarez Hussey recibió el título de médico, en la Universidad Médica de la Mujer de Pensilvania, con su tesis de grado sobre quimioterapia. Aquello fue acontecimiento que la prensa nacional, como el diario caraqueño El Universal, se dio eco de la noticia. Más tarde, la joven médica prestó sus servicios profesionales en Norristown, Filadelfia.
Después retornó a Venezuela, en 1921, trabajando en Caracas con su esposo en un proyecto de investigación sobre el tratamiento de la lepra con aceite Chaulmugra, el cual había estado estudiando para tratar a los enfermos de esta enfermedad en país. Sin embargo, tantas dificultadas surgieron que desistieron del estudio y regresaron a los Estados Unidos. Durante su permanencia en Caracas, Virginia y su esposo Lindley M. Hussey compartieron experiencias con los doctores A. Benchetrit- colaborador-, quien fuera director del Leprosorio de Cabo Blanco e impulsor del proyecto; el médico colombiano Juan Francisco Pesticott, Andrés Eloy de la Rosa, entre otros destacados especialistas sobre leproserías.
Por otra parte, la doctora Virginia Pereira Álvarez conoció y trató el caso del poeta cumanés Cruz María Salmerón, a quien le ordenó un tratamiento a base de ampollas de heterogetílico, con el fin de agilizar el movimiento manual del paciente. Sobre esta y otras enfermedades publicó trabajos de investigación en la Gaceta Médica de Caracas, Vol. 22 Nº 20, convirtiéndose en la primera mujer que hizo un artículo científico en 1939; también, trabajó en el Laboratorio de Bacteriología del entonces Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, el cual dirigió el doctor Analdo Gabaldón, en el estudio del paludismo en Venezuela. Después formó parte del equipo de médicos del Instituto de Higiene, además bajo la dirección del doctor Gabaldón.
Entre otras facetas de su vida, Virginia Pereira Álvarez se destacó como poeta y narradora. Es autora de la novela El Ávila mira hacia abajo, con la cual concurrió al certamen de novelas inéditas hispanoamericanas y fue publicada en la Revista Nacional de la Cultura (RNC), en su edición número 1-50, en el año de 1946. Dicha obra fue escrita originalmente en inglés y traducida al español por su misma narradora. También formó parte de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, como delegada de Ciudad Bolívar y tercera vocal a nivel nacional.
De nuevo a Venezuela
Regresó a Venezuela en 1938 y funda la Sociedad Venezolana de Bacteriología, Parasitología y Medicina Tropical; pero, no se sintió bien recibida y regresó a Estados Unidos, donde se concentró en la investigación sobre hematología. Al parecer, Virginia Pereira Álvarez había manifestado al presidente de la República, Eleazar López Contreras, su interés de revalidar su título de médico y ejercer la profesión en su país, tal como lo reveló en una carta dirigida al mandatario nacional, el 9 de diciembre de 1939.
Sin embargo, Arturo Uslar Pietri, quien era ministro de Educación Nacional, le manifiesta al secretario de la Presidencia de la República, Doctor Tulio Chiossone, que según un informe emanado de la Dirección de Educación Secundaria, Superior y Especial del Despacho a su cargo se indicaba lo siguiente:
“La Doctora Virginia Pereira Álvarez no ha hecho por escrito ninguna solicitud acerca de la reválida de su Título, ni al Ministerio ni al Consejo Universitario, que es a quien corresponde conocer del asunto.
Verbalmente ha manifestado su deseo de que dicha reválida se le conceda sin presentar examen y alega que para la época en que ella se graduó no se exigía tal requisito en Venezuela.
Parece ser que en efecto en dicha época se concedieron algunas reválidas en tal forma; pero la Ley actual en su artículo 81 establece que “los venezolanos que hayan obtenido en el Extranjero títulos que permitan ejercer en los respectivos países alguna de las profesiones a que se refieren la Ley Orgánica de la Instrucción y la presente Ley, pueden obtener el equivalente título venezolano mediante un examen integral de tres horas”.
Más adelante, el ministro Uslar Pietri explica que este asunto procedimental rige la Ley que acaba de citarse, y así lo expresa el Consultor Jurídico de este Ministerio en el memorándum que a continuación se transcribe:
“El examen de reválida del Título de Doctor en Medicina de la señora Virginia Pereira Álvarez no puede verificarse sino de acuerdo con las disposiciones de la Ley vigente, y de ninguna manera mediante las posiciones de la Ley que regía para 1920, pues ésta ya no existe por haber sido derogada en todas y cada una de sus partes por los estatutos legales sucesivos. Por lo Tanto, mal puede acogerse la solicitante, para verificar el acto de reválida, a disposiciones ya sin ningún efecto legal, por ser inexistentes en la actualidad”.
Luchadora por los derechos de la mujer
Virginia Pereira Álvarez fue una mujer admirable. No sólo en su vida intelectual y académica sino en su postura ideológica y en su emancipación femenina en pro de la igualdad de los derechos de la mujer (Rodríguez Jimenez, 1964;p.58). Durante el tiempo que estuvo en Venezuela, Virginia participó en algunas actividades políticas. En 1941, formó parte del un grupo de damas de la sociedad caraqueña organizadas en pro de la candidatura de Isaías Medina Angarita.
Virginia fue una gran investigadora venezolana. No ejerció la medicina como tal, como lo atestiguan los doctores S. de Wittl Ludlum y William Drayton, ambos de Filadelfia. Su pasión fue la investigación. Falleció el sábado 12 de abril de 1947, a la edad de los 61 años, a causa de una hipertensión maligna y un infarto cardíaco, según publicó The Wisconsin State Journal, – un periódico del estado de Pensilvania-. En aquella ocasión, la Sociedad Bolivariana de Venezuela se pronunció:
“Dolorosa sorpresa nos ha causado la muerte de la señora doctor Virginia Pereira Álvarez, acaecida recientemente en Philadelphia, Estado Unidos de América, donde se encontraba residenciada desde hacía largo tiempo- Distinguían a la apreciable compatriota relevantes dotes de cultura, "' bondad, de talento y vasta preparación, y ostentaba el mérito de haber sido la primera dama venezolana graduada en Ciencias Médicas( Revista de la Sociedad Bolivariana: órgano de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, No. 15-22 Coop. de Artes Grafica, 1944;p.712).
Igualmente, el Colegio de Médico de Caracas suscribió un acuerdo de duelo con motivos de su muerte. Los restos de la destacada investigadora venezolana fueron sepultados en el Cementerio Fernwood Lansdowne, Pennsylvania, Estados Unidos.
En aquel evento, donde concursó junto con 10 participantes, la joven venezolana obtuvo un porcentaje de 99.9 de 100 puntos. Lo más cercano para esta alta puntuación fue hecho por otros concursantes que alcanzaron sólo 95 puntos. La joven ganadora premiada fue receptora de muchas felicitaciones por los integrantes de la facultad de medicina y amigos. Al recibir el premio, Álvarez manifestó que, una vez terminados sus estudios, pensaba fundar en su país una institución para la prevención y cura de enfermedades infantiles. Tal establecimiento se necesitaba, en gran medida, porque la tasa de mortalidad infantil era, en extremo, alta en Venezuela.
El amor llega
Un año antes, la doctora Pereira Álvarez había contraído matrimonio con el investigador norteamericano Lindley M. Hussey - nacido Pennsylvania, el 13 de agosto 1894-, quien vivía en Los Ángeles, Estados Unidos, con quien –al parecer- no tuvo descendencia. Hussey era químico y farmaceuta de profesión, dedicado a los estudios de farmacología y quimioterapia. Pero, también, se destacó como escritor, cuyo talento literario se manifestó en diversos artículos para revistas científicas y literarias, como la prestigiosa revista The American Mercury. Es autor de la novela Odalisque, publicada en 1927; obra que narra, en estilo costumbrista, las aventuras de una señorita venezolana en Venezuela y Nueva York. Este libro fue tributado a su mujer a “quien será para mí la siempre bien amada”, dice en su dedicatoria.
Aquel hombre, dos años mayor que Virginia, la había conocido en Caracas, en una de esas fiestas oficiales del Gobierno de Juan Vicente Gómez y empresarios petroleros norteamericanos. En esos días, ambos, terminaron enamorándose. Lindley había quedado atrapado por aquella morena de ojos negros y singular belleza. Su matrimonio se realizó en la Iglesia parroquial de Pensilvania.
Un triunfo en el exterior
El 16 de junio de 1920, Virginia P. Álvarez Hussey recibió el título de médico, en la Universidad Médica de la Mujer de Pensilvania, con su tesis de grado sobre quimioterapia. Aquello fue acontecimiento que la prensa nacional, como el diario caraqueño El Universal, se dio eco de la noticia. Más tarde, la joven médica prestó sus servicios profesionales en Norristown, Filadelfia.
Después retornó a Venezuela, en 1921, trabajando en Caracas con su esposo en un proyecto de investigación sobre el tratamiento de la lepra con aceite Chaulmugra, el cual había estado estudiando para tratar a los enfermos de esta enfermedad en país. Sin embargo, tantas dificultadas surgieron que desistieron del estudio y regresaron a los Estados Unidos. Durante su permanencia en Caracas, Virginia y su esposo Lindley M. Hussey compartieron experiencias con los doctores A. Benchetrit- colaborador-, quien fuera director del Leprosorio de Cabo Blanco e impulsor del proyecto; el médico colombiano Juan Francisco Pesticott, Andrés Eloy de la Rosa, entre otros destacados especialistas sobre leproserías.
Por otra parte, la doctora Virginia Pereira Álvarez conoció y trató el caso del poeta cumanés Cruz María Salmerón, a quien le ordenó un tratamiento a base de ampollas de heterogetílico, con el fin de agilizar el movimiento manual del paciente. Sobre esta y otras enfermedades publicó trabajos de investigación en la Gaceta Médica de Caracas, Vol. 22 Nº 20, convirtiéndose en la primera mujer que hizo un artículo científico en 1939; también, trabajó en el Laboratorio de Bacteriología del entonces Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, el cual dirigió el doctor Analdo Gabaldón, en el estudio del paludismo en Venezuela. Después formó parte del equipo de médicos del Instituto de Higiene, además bajo la dirección del doctor Gabaldón.
Entre otras facetas de su vida, Virginia Pereira Álvarez se destacó como poeta y narradora. Es autora de la novela El Ávila mira hacia abajo, con la cual concurrió al certamen de novelas inéditas hispanoamericanas y fue publicada en la Revista Nacional de la Cultura (RNC), en su edición número 1-50, en el año de 1946. Dicha obra fue escrita originalmente en inglés y traducida al español por su misma narradora. También formó parte de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, como delegada de Ciudad Bolívar y tercera vocal a nivel nacional.
De nuevo a Venezuela
Regresó a Venezuela en 1938 y funda la Sociedad Venezolana de Bacteriología, Parasitología y Medicina Tropical; pero, no se sintió bien recibida y regresó a Estados Unidos, donde se concentró en la investigación sobre hematología. Al parecer, Virginia Pereira Álvarez había manifestado al presidente de la República, Eleazar López Contreras, su interés de revalidar su título de médico y ejercer la profesión en su país, tal como lo reveló en una carta dirigida al mandatario nacional, el 9 de diciembre de 1939.
Sin embargo, Arturo Uslar Pietri, quien era ministro de Educación Nacional, le manifiesta al secretario de la Presidencia de la República, Doctor Tulio Chiossone, que según un informe emanado de la Dirección de Educación Secundaria, Superior y Especial del Despacho a su cargo se indicaba lo siguiente:
“La Doctora Virginia Pereira Álvarez no ha hecho por escrito ninguna solicitud acerca de la reválida de su Título, ni al Ministerio ni al Consejo Universitario, que es a quien corresponde conocer del asunto.
Verbalmente ha manifestado su deseo de que dicha reválida se le conceda sin presentar examen y alega que para la época en que ella se graduó no se exigía tal requisito en Venezuela.
Parece ser que en efecto en dicha época se concedieron algunas reválidas en tal forma; pero la Ley actual en su artículo 81 establece que “los venezolanos que hayan obtenido en el Extranjero títulos que permitan ejercer en los respectivos países alguna de las profesiones a que se refieren la Ley Orgánica de la Instrucción y la presente Ley, pueden obtener el equivalente título venezolano mediante un examen integral de tres horas”.
Más adelante, el ministro Uslar Pietri explica que este asunto procedimental rige la Ley que acaba de citarse, y así lo expresa el Consultor Jurídico de este Ministerio en el memorándum que a continuación se transcribe:
“El examen de reválida del Título de Doctor en Medicina de la señora Virginia Pereira Álvarez no puede verificarse sino de acuerdo con las disposiciones de la Ley vigente, y de ninguna manera mediante las posiciones de la Ley que regía para 1920, pues ésta ya no existe por haber sido derogada en todas y cada una de sus partes por los estatutos legales sucesivos. Por lo Tanto, mal puede acogerse la solicitante, para verificar el acto de reválida, a disposiciones ya sin ningún efecto legal, por ser inexistentes en la actualidad”.
Luchadora por los derechos de la mujer
Virginia Pereira Álvarez fue una mujer admirable. No sólo en su vida intelectual y académica sino en su postura ideológica y en su emancipación femenina en pro de la igualdad de los derechos de la mujer (Rodríguez Jimenez, 1964;p.58). Durante el tiempo que estuvo en Venezuela, Virginia participó en algunas actividades políticas. En 1941, formó parte del un grupo de damas de la sociedad caraqueña organizadas en pro de la candidatura de Isaías Medina Angarita.
Virginia fue una gran investigadora venezolana. No ejerció la medicina como tal, como lo atestiguan los doctores S. de Wittl Ludlum y William Drayton, ambos de Filadelfia. Su pasión fue la investigación. Falleció el sábado 12 de abril de 1947, a la edad de los 61 años, a causa de una hipertensión maligna y un infarto cardíaco, según publicó The Wisconsin State Journal, – un periódico del estado de Pensilvania-. En aquella ocasión, la Sociedad Bolivariana de Venezuela se pronunció:
“Dolorosa sorpresa nos ha causado la muerte de la señora doctor Virginia Pereira Álvarez, acaecida recientemente en Philadelphia, Estado Unidos de América, donde se encontraba residenciada desde hacía largo tiempo- Distinguían a la apreciable compatriota relevantes dotes de cultura, "' bondad, de talento y vasta preparación, y ostentaba el mérito de haber sido la primera dama venezolana graduada en Ciencias Médicas( Revista de la Sociedad Bolivariana: órgano de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, No. 15-22 Coop. de Artes Grafica, 1944;p.712).
Igualmente, el Colegio de Médico de Caracas suscribió un acuerdo de duelo con motivos de su muerte. Los restos de la destacada investigadora venezolana fueron sepultados en el Cementerio Fernwood Lansdowne, Pennsylvania, Estados Unidos.