LUNES CIVICO CON PORFILIO MELO
POR DANIEL SCOTT | No está nada bien que un pueblo olvide a sus hijos más ilustres o ignore a ese ciudadano anónimo y productivo cuyas labores diarias contribuyen al engrandecimiento de esa tierra que le infundió el ser. Por desgracia esa parece ser la mayor debilidad y desventaja de nuestra indiosincracia: olvidar a los benefactores de nuestra sociedad. Un Pueblo que incurra en esa falta carece de vida, personalidad y memoria. Es lo mismo que andar por las calles o entre el hormiguero humano sin un rostro que nos distinga y sin portar documentos de identidad. No existimos, nada somos, nadie nos reconoce. Y he allí una de las razones del subdesarrollo de muchos países, por no hablar del nuestro. A los pueblos jóvenes o en vías de desarrollo les resulta más sencillo criticar a los Imperios que dominan al mundo que convertirse ellos mismos en un Imperio. Y para convertirnos en el Imperio que soñamos ser, debemos echar fuera la xenofobia, andar por los caminos de la Ilustración y comenzar…