Ensayo sobre lo complejo y lo pedagógico

La educación es como una receta de cocina. Es como el alimento que debe prepararse cada día. Es necesario cuidar con esmero los ingredientes, atender sigilosamente su guiso y estar alertas durante la degustación. Para hacerlo bien, hay que mantener conciencia clara de que las recetas son apenas una guía de trabajo, que no resuelven nada en la situación concreta ni para siempre, que la experiencia sólo nos sirve para iluminar mejor el inevitable empezar de nuevo, porque el ser humano no es materia inerte ni moldeable.



Cultivarse es una aventura peligrosa
Edgar Morin

Por JOSÉ OBSWALDO PÉREZ

Desde los años sesenta se comenzó a utilizar, en particular en los Estados Unidos y en Europa, el discurso de lo complejo con una acepción tan amplia que condujo a incluir en esta denominación casi todo lo que se consideraba llamativo y de actualidad. En realidad, aparte de aceptar que lo complejo es lo conjuntamente entrelazado, no parece fácil llegar a un consenso final al respecto. Lo único acerca de lo cual existe certeza es que lo complejo apunta más a una comprensión que a una disciplina, teoría o nueva religión. Lo anterior, nos permite avanzar que existen pensadores complejos más no especialistas en lo complejo, es decir existen personas que formadas en una disciplina se proponen una comprensión compleja.


Uno de estos pensadores es Edgar Morín[1], quien construye su teoría apoyándose especialmente en la sistémica, la cibernética de segundo orden y la teoría de la comunicación. Este recorrido intelectual le permitió constituir y proponer un modo de pensamiento que integra la incertidumbre y concibe la organización; reúne, contextualiza y globaliza, reconociendo lo singular y lo concreto; preconiza reunir, sin dejar de distinguir. Este modo de pensamiento es, en esencia, el pensamiento complejo, producto de un método de complejización del conocimiento que pasa por una reforma del pensamiento. Lo realmente complejo es la realidad, pero el pensamiento puede ser complejo en la medida en que se cure de simplificar lo real.


Su perspectiva de complejidad puede llamarse paradigmática en varios sentidos: se articula a partir de los nuevos paradigmas de las ciencias, reordena el conocimiento y se aplica a todo tipo de realidad. Su matiz no sólo sirve para entender la complejidad de la naturaleza, sino que especialmente, a diferencia de otras perspectivas, se concentra en la complejidad humana y social, realidad en la que se encuentra el mayor grado de complejidad. Aunque, por sus grandes alcances, esta perspectiva ha sido comúnmente mal entendida.


El pensamiento es el arte de navegar entre confusión y abstracción, el arte de distinguir sin aislar, es decir, hacer que se comunique lo que está distinguido. La distinción requiere la conexión, que requiere a su vez la distinción, entre otros aspectos. No están jerarquizadas la una a la otra. En este sentido los procedimientos de la simplificación forman parte del pensamiento complejo, tanto como éste segrega los antídotos contra la simplificación. Lo importante es saber permanentemente, acordarse de que simplificamos por razones prácticas, heurísticas y no para extraer la quintaesencia de la realidad (Morin 1984: 305).


El pensamiento de Edgar Morín hace parte de un modo de pensar el mundo que (por oposición al modo de pensar que busca lo simple, lo elemental, la unidad y la totalidad) se ha venido designando con el término pensamiento complejo. Ahora bien: este modo de pensar se inscribe en la vieja y las nuevas culturas científicas, pero no es un ingreso pasivo, acrítico. Por el contrario, es un pensar sumamente activo y crítico. Crítico, en el sentido de repensar las cosas de la ciencia desde perspectiva meta que va construyendo con el propio método que construye su modo propio de desenvolverse. Activo, porque su pensamiento no sólo toma y critica, sino que además transforma los conceptos científicos que toma en consideración. Igualmente es activo porque toma y usa los diversos ámbitos de la ciencia como yacimientos para fabricar conceptos y principios con el propósito de insertarlos en la arquitectura de sus propios métodos, los mismos que pone al servicio de una poderosa voluntad de articulación. El modo de pensar de Edgar Morín es más que activo, es intencionadamente sensible, un gran afecto, un enorme sentido de las alianzas subterráneas y secretas entre los diferentes saberes lo orienta en las tierras de nadie y en las tierras de todos.


Un nuevo paradigma


La educación es como una receta de cocina. Es como el alimento que debe prepararse cada día. Es necesario cuidar con esmero los ingredientes, atender sigilosamente su guiso y estar alertas durante la degustación. Para hacerlo bien, hay que mantener conciencia clara de que las recetas son apenas una guía de trabajo, que no resuelven nada en la situación concreta ni para siempre, que la experiencia sólo nos sirve para iluminar mejor el inevitable empezar de nuevo, porque el ser humano no es materia inerte ni moldeable.


Pero, con todo lo móvil, no domesticable y siempre cambiante del proceso de enseñanza y aprendizaje, es posible hacer reflexiones que nos sirvan de referencia en el momento de resolver problemas, ofrecer pautas o trazar políticas para la educación en un país. Al respecto el Dr. Juan Mari Lois (2006) señala que: "El proceso educativo es correlacionar la ideología con las necesidades y expectativas de los ciudadanos y a partir de esta correspondencia, trazar las finalidades esenciales que deben atravesar. Permear todo el sistema educativo."


Por otra parte, Gabriel Ugas Fermín (2000) señala que los nuevos campos del conocimiento constituyen una imagen del mundo distinta al proyecto educativo que nos legó la Modernidad en el cual, la Escuela se auto justificaba: “todo niño tiene que ir a la Escuela” es una consigna compartida por las masas populares y los grupos hegemónicos. La Educación se convierte en un “gran proyecto”, en un metarrelato, equiparable a la Libertad y la Igualdad que se alcanzarían en algún momento de la Historia dada su relación lineal con otros bienes, por ejemplo: “por la educación se alcanza el desarrollo”.


El estudiante es un actor social forzado a recibir un contenido que lo constituye en sujeto pedagógico mediante una práctica: la escolaridad, ella es una problemática que se le plantea a los individuos mismos, es la construcción de “la experiencia de uno mismo” como estudiante, delimitado temporalmente (el horario escolar) en una institución (la escuela) que lo permea socialmente para un desempeño laboral (el profesional). Esta metamorfosis le va conformando nuevas subjetividades para su desarrollo e integración vital– cognoscitiva en la que haciéndose va “haciendo ser” su individuación.


La ética pedagógica, según el Dr. Juan Mari Lois en su libro Ética Pedagógica, es la que se encarga de estudiar las particularidades de la conciencia moral, de la actividad moral y de las relaciones morales que surgen en el proceso docente – educativo, debe formular y fundamentar las exigencias morales que plantea la sociedad al maestro, debe investigar y fundamentar el contenido y la acción de los principios y normas morales en el trabajo docente – educativo concreto.


La complejidad de lo educativo rebasa ampliamente cualquier visión disciplinaria; no es sólo psicología o sociología, economía, lingüística, etc. lo que nos puede acercar a la construcción del conocimiento de lo educativo, sino la posibilidad de ver lo esencial de las relaciones en juego y el tipo y nivel de conocimientos que involucra.


La posibilidad de pensar y conocer lo educativo como totalidad, el reintroducir al sujeto que conoce, la posibilidad de pensar varias relaciones y niveles, el saber que la posibilidad de pensar más relaciones de lo educativo es lo que nos posibilitará ir construyendo una ciencia de la educación. Creo que estos y otros elementos de este paradigma son importantes para el futuro.

NOTAS

[1] Edgar Morín nació en 1921 en Francia, en el seno de una familia judía originaria de Livorno (Italia). Durante la segunda guerra mundial participó en la Resistencia francesa y cambió sus apellidos de familia: Nahum Beressi, por el de Morin.

BIBLIOGRAFIA


LOIS, MARI JUAN (2006). Filosofía y Educación. Hacia un nuevo horizonte educativo mediante un cambio de paradigma. Bolivia: Editorial Los Amigos del Libro.
____________________ (1989). Ética pedagógica / Juan Mari Lois, Maricela González Pérez. _ La Habana: Ed. Pueblo y Educación, 1989.

MORIN, EDGAR (1990). Introducción al Pensamiento Complejo. España: Gedisa Editorial.
_________________(1999). La Cabeza Bien Puesta: Repensar la reforma, reformar el pensamiento. Argentina: Ediciones Nueva Visión.
UGAS FERMÍN, GABRIEL (2000, Febrero).El fin de la escuela como metarrelato. ¿Discutir la pedagogía como ciencia es hoy un falso problema? En: Educere, Año 2, Nº 8.
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