EL SOLDADO DE LA TERCERA COMPAÑÍA

Según la versión de mi padre, William Power integraba la oficialidad pero fue degradado por participar en un duelo. Pero jamás me dio mayores detalles de ese tema. Y yo nunca le pregunté, para ser sinceros.



por Daniel R Scott

Vagando solitario y feliz entre los libros de una bien dotada biblioteca me topo de nuevo con el William Power que la tradición oral paterna asevera es antepasado nuestro, venido allende al océano, de la lejana Irlanda. Decía papá que este William Power terminó combatiendo en la memorable y épica batalla de Carabobo, que selló nuestra independencia tras largos años de lucha. "Su nombre está en el Paseo de los Próceres" aseguraba. Formó parte de la "Legión Britanica", más específicamente de las filas de los "Cazadores Británicos", bautizados así por el hoy denostado José Antonio Páez, al que casi echan del Panteón Nacional. De ese William Power ya hablé una vez en "Historiografías" y "Fuego Cotidiano", blogs donde mis buenos amigos Jeroh Montilla y José Pérez tienen la amabilidad y la gentileza de publicar estos humildes garabatos míos. En esos blogs, valga la cuña, escribe gente de talento que merece ser leída y estudiada.

En esta oportunidad tengo en mis manos un viejo y olvidado libro en cuyo pórtico se lee el siguiente título: "La guardia de honor del libertador presidente". El autor de éstas páginas es Francisco Alejandro Vargas, del que asegura Rafael Ramón Castellanos, en el prólogo que abre la obra: "es un buceador en el mar abierto de nuestras fuentes documentales: ocultas, inéditas, empolvadas." Y añade además: "A más de ser un preciado homenaje al destacamento que lleva el mismo nombre como guardia de honor del presidente de la republica, compacta todo un profundo análisis de la vida y los altibajos de una porción del ejercito a través de ciento sesenta años, pues el 12 de febrero de 1815, en Mompox, Bolívar firmaría un decreto para integrar su guardia de honor con dos compañías, un piquete de artillería y un escuadrón de caballería".

Sigo hojeando la obra en el sagrado silencio de esta biblioteca. Salto de una página a otra, con la expectativa de que encontraré algo interesante que me vincule con el pasado. Me guiaba algo así como una suave intuición. Escribe Francisco Alejandro Vargas en la página 237, refiriéndose a la actuación de los "Cazadores Británicos" en la batalla de Carabobo, que "absorvió la fama de tan memorable jornada y recibió en el propio campo de batalla de labios de Bolívar, el glorioso nombre de Batallón Carabobo de la Guardia". Sigo leyendo. Más allá escribe O´Leary en sus densas "Memorias", tomo XVIII, página 352: "La firmeza del Batallón Británico para sufrir los fuegos hasta que se formó, y la intrepidez con que cargó a la bayoneta, sostenido por el Batallón Apure que se había rehecho y por dos compañías del de tiradores que oportunamente condujo el fuego su comandante el teniente coronel Heras, decidieron la batalla." Sigue diciendo O´Leary que cuando los Bravos de Apure comenzaban a ceder terreno, "avanzó en su auxilio el Cazadores Británicos, que le permitió rehacerse y con mayores bríos volver a combatir al lado corajudo cuerpo de la Gran Bretaña."

Pero, a todas estas, después de tanto hablar, escribir y citar, ¿donde encaja William Power en todo esto? Pues que estuvo en la tropa de los Cazadores Británicos. Después de la gloriosa jornada de aquel día el recién creado "Batallón Carabobo de la Guardia" fue reorganizado en seis compañías. El autor del libro, detallista y meticuloso en grado sumo, ofrece una lista de todos los hombres de las compañías. Los leo uno por uno. Me llama la atención la profusión de "William": William Mason, William Hile, William Burns, William Pompet, William Erars y así por el estilo. Entonces mis ojos se detienen y fijan en uno de los nombres. En la tercera compañía, ocupando como soldado la posición numero 39 en la lista, aparece el de William Power. ¿Es este el William Power de la tradicion oral paterna? Lo más seguro.

Según la versión de mi padre, William Power integraba la oficialidad pero fue degradado por participar en un duelo. Pero jamás me dio mayores detalles de ese tema. Y yo nunca le pregunté, para ser sinceros. La relación con mi padre no era de esas de sentarse a hablar por horas. Y cuando pude hacerlo no lo hice. Le preguntaba acerca de los Scott, pero nunca de los Power. Oldman Botello habla de un William Power que llegó al país con el grado de comandante en 1820. El uno soldado, el otro comandante. ¿Se trata de la misma persona o existieron dos con el mismo nombre? Si es el mismo, es de suponer fue degradado antes de la Batalla de Carabobo. Mi primo Carlos Hurtado Power, profesor de liceos y universidades y una especie de ser mitológico devorador de libros me dijo: "William Power se batió en duelo con otro oficial de apellido Brown. Es una fuente oral pero con fundamento escrito sin precisar" Cuenta la leyenda que cuando William Power fue condenado a muerte, éste pidió que le fuese conmutada la pena por la de degradación militar. "Ustedes necesitan soldados para pelear esta guerra" dijo, y accedieron a su petición, para suerte de los futuros vástagos, entre los cuales me encuentro.

Pero, como en otras ocasiones, especulo y deduzco. No tengo todos los datos históricos al alcance de mi mano. En la medida que vaya leyendo y encontrando más material bibliográfico se podrá confirmar o desmentir la validez de esta historia en embrión.

2 de Septiembre de 2008, a los 96 años del nacimiento de papá, Don Antonio Scott Power.

La Tesis Doctoral de Adolfo Rodríguez: UNA BIBLIA SOBRE EL LLANO, EL LLANERO Y LA LLANERIDAD

Argenis Ranuárez A. Cronista del Municipio J G Roscio. Estado Guárico / 0416-8460435 argenisranuarez@gmail.com

Quiso la generosidad de nuestro amigo y maestro el Doctor en Llanología Adolfo Rodríguez Rodríguez, que a nuestras manos, a nuestro corazón y a nuestro cerebro llegara un ejemplar de su tesis de grado para obtener el título de quinto nivel en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Esa tesis (1990), es el resultado final de diez años de trabajo. La vecindad geográfica con Rodríguez en la Ciudad de los Morros y la cercanía en el afecto y en las luchas durante más de cuarenta años, nos permiten conocer en toda su esplendida humanidad al autor de esa investigación que leemos, releemos y consultamos una y otra vez, como la Biblia sobre el llano, el llanero y la llaneridad. La tesis presentada como requisito parcial para optar al grado de Doctor en Ciencias Sociales tiene 593 páginas, quinientas citas bibliográficas y hemerográficas, y esta dedicada al poeta apureño Julio César Sánchez Olivo, su entrañable amigo.A lo largo de once capítulos el autor estructura una teoría sobre “ La Imagen de los Llaneros Venezolanos” que es el título del extenso y enjundioso trabajo.Es una teoría sobre identidad ,ficción y utopía de los llaneros venezolanos con posibilidad cierta de ser aplicada ,comparada y diferenciada con las de los llaneros de Colombia .Es un trabajo de paciente tejedor y así como sus ancestros por vía paterna, los Rodríguez Rodríguez y por vía materna, los Rodríguez Díaz- genealogías para escribir una historia larga, de espíritus luminosos-tejieron sogas y falsetas, la una, cuero cortado con precisión de pulso impecable, torcido y asoleado, la otra, fibra larga resistente y multicolor llevada a creación de artesanía todavía sin reivindicar,así debió tejer el hijo dilecto de Santa María de Ipire esa obra monumental de su entendimiento de llanero que bien ganada tiene credencial de embajador de su confín ante el mundo. La tesis de Adolfo Rodríguez está localizada en la etnopolítica, ciencia que estudia la toma de decisiones de los sistemas societarios étnicos objeto específico es la historia de los llaneros venezolanos durante los tres siglos –más o menos, imprecisa el autor en la introducción ,como buen llanero que da seno al cabresto para permitir las naturales márgenes de error.Durante esos tres siglos nace,se desarrolla y subsiste la neoetnia de los llaneros venezolanos, quienes conciben auto-imágenes y heteroimagenes. El centro de gravedad de la tesis del historiador, poeta y profesor Rodríguez lo constituyen precisamente las imágenes del llanero sobre si mismo y las imágenes de “los otros” sobre el llanero. Rodríguez concibe al llanero como un grupo societario en equilibrio y parte en consecuencia de la premisa de la utopía cumplida. Aplica el autor el enfoque que sobre lo múltiple y lo unitario aporta el diferencialismo dialéctico, en paradigma que a su decir, es resultado de las reflexiones “procuran la elaboración de una teoría grupal de las sociedades”. Apreciamos la obra de Rodríguez como el encuentro de quien busca con afán pero sin apresuramientos, sin prisa y sin carreras, para que búsqueda y encuentro sean la expresión de una personalidad así signada.Cita autores extranjeros y a autores patrios. Recoge como quien cosecha: uno a uno los frutos de muchas investigaciones para identificar, comparar, contrastar. La obra en comento la consideramos monumental, la más extensa,prolífica,madurada y acabada que sobre el llanero se haya escrito.Hay en sus fuentes historia, política, sociología, poesía, antropología, economía, folklore, mitología, estadística, teología, libros, periódicos, revistas y boletines. Poco o nada publicado que se refiera directa, indirecta, radial o tangencialmente al llanero, durante tres siglos quedó fuera de la investigación .Presentada la tesis en 1990, debió nuestro maestro marcar los cabos que iba a atar luego, por lo menos durante cuarenta años. Destaca en el trabajo del Doctor Rodríguez una imagen de los llaneros venezolanos, formada a lo largo de tres siglos de prácticas económicas, sociales y culturales en un ambiente de libertad con hechos de subsistencia y de resistencia pasiva durante el período colonial. Las imágenes, sistemas conceptuales o ideologías sobre si son producto de las condiciones de equilibrio.Fundamenta sus afirmaciones en los trabajos de autores llaneros y no llaneros como Humbolt, Ramón Páez, Torrealba, Bolet Peraza, Ovalles, Vallenilla Lanz, Tejera, Bolívar Coronado, Arvelo, Gil Fortoul, Eduardo Blanco.Pocaterra, Andrés E González, Rago, Picón Febres, Otero Silva, Carlos Palacios, Planchart, Pastori, Tosta, De Armas Chitty, Julio DeArmas y otros. El autor cita a cada uno para reforzar su propio juicio. Incluye cartas, proclamas, memorias, poesía y teatro. Organiza y valora datos. El particular ecosistema llanero en el tiempo y el ser humano-neoetnia producto de las etnias hispánicas indígena y negra-, actuando libremente en ese espacio y durante ese tiempo para generar una dialéctica de las imágenes en la historia llanera venezolana a través de cuatro modelos de ficcionalización: colonizadora, fragmentada, asumida y de resistencia.Para Rodríguez-y lo comprendemos plenamente- el llanero es la respuesta a la dominación.Es una “opción cultural” que nace en el siglo XVII con la invasión o cerco del llano, donde el ganado vacuno o “los grandes rumiantes” comenzaban a multiplicarse espontáneamente dadas las condiciones ambientales de la región de los llamados “Llanos de Caracas”, “llanos de Venezuela” o “Llanos de San Sebastián” donde las prácticas de subsistencia de las etnias autóctonas en el llano, van a asociarse a las prácticas nacidas de la nueva realidad producto de la fusión con las prácticas propias del Hato y consecuencialmente del llamado “trabajo del llano”. El caballo pasa a formar parte de la vida del hombre, bien como medio de transporte que le permite ganar tiempo a las distancias, sirviéndole además para cazar, buscar ganado cimarrón y pastorear. El comportamiento de esa nueva etnia se expresa de manera pacífica, frente al comportamiento de las etnias autotóctonas, es decir, aquellas que poblaban el territorio hoy denominado “Región de los Llanos”, antes de la conquista. Esa convivencia de prácticas pre y post llaneras, tiene según Rodríguez su explicación en la racionalidad del ser étnico, la cual excluye toda contradicción.La orientación hacia la supervivencia en un medio de contrastes, es hacia el convivir,Se trata de una fuerza propia, que conduce al equilibrio del modelo societario, con una persistencia para el logro del equilibrio o capacidad de recuperación que son la voluntad definitoria del carácter deseable utópico de cada sistema étnico. La identidad étnica, es así, un status ,una condición que asumida plenamente por el llanero, lo hace mantenerla atoda costa y trance con orgullo de sus posibilidades,de sus aptitudes y de sus destrezas para asumir riesgos,peligros,obstáculos o simplemente para enfrentar satisfactoriamente la vida.La vida suya ,que es la vida del llanero en el espacio al cual pertenece, en su territorio, en su llano, con un alto grado de desarrollo de la interacción recíproca con la naturaleza:Ella alimenta su cuerpo y su espíritu. De esa naturaleza vive, vive en armonía: la meta alcanzada será la victoria cumplida que hacen del llanero un “hombre completo”, capaz de tener conciencia de sí mismo y de “los demás” conciencia ecosistémica y conciencia diacrónica, ésta última la que le permite mantener la utopía conquistada. El poeta, profesor, historiador y académico desarrolla las ficcionalizaciones con la pericia de quien conoce la metodología y con ella se obliga por mandato de manuales, más allá de que no la comparta.La ficcionalización por identificación es la del espacio. Rechazar o dominar lo que al conquistador lo considera un peligro contra el cual él, eslabón unido al monarca como guerrero suyo, y el monarca unido a Dios como su representante en la tierra, debe enfrentar y someter. Abunda en citas que van desde Fray Pedro de Aguado, Juan de Castellanos y Fray Buenaventura de Carrocera, sobre “, la conquista del llano” (1585-1788). La identificación con la barbarie (ficcionalización por identificación) el llanero va a ser ficcionalizado en una identificación a veces cercana a la verdad y otras, apartadas totalmente.La desnudez de su cuerpo y la intrepidez de su espíritu, lo hacen parecer y ser identificados como “bárbaros”, lo cual incluye flojera, indolencia, pereza, ociosidad, en citas que van desde Humbolt hasta Uslar Pietri, pasando por el prócer José Laurencio Silva, el Prebístero José F Blanco y Codazzi. Esa ficcionalización también se hace extensiva a la identificación de los llaneros con la herejía. Los indios eran “paganos” y el modelo de subsistencia era pagano, según la óptica del invasor. En este encuentro, bien vale la pena citar fragmento del dominico Juan José de Rojas, en 1768,trascrito por Rodríguez, sobre la porción de los llanos de occidente, llamados Barinas. “A todo el territorio de Barinas quiso Dios dotarlo de fecundidad en sus pastos, en sus frutos y acomodos para cría de ganado, pero esto bien oculto bajo el freno de la fiereza de aquellos indios, entramos misionando los frailes dominicos, fueron fundando poblaciones, y a las sombras de éstas iban entrando los españoles y plantando sus hatos, y hoy son tantos los ganados que pueden contarse por millones” cita hecha de la que a su vez hace Virgilio Tosta . La tesis de Adolfo Rodríguez trabaja luego con la identificación de los no-blancos, otra ficcionalización por identificación. Negros, mulatos, zambos y mestizos recibieron por igual la furia del racismo. Esa percepción sobre los llaneros persistió luego de culminado el período colonial y de iniciada la accidentada vida republicana. Los llaneros también fueron identificados con lo exótico,la cita que hace el autor es una fotografía del llanero apureño tomada por Páez ,quien bien los conocía: “Los apureños mostraron siempre en los campos de batalla todo el denuedo del cosaco, la intrepidez del árabe del desierto, y en sus virtudes cívicas el desprendimiento de los espartanos”.En esa identificación, también el llanero ha sido tenido por “insubordinado y rebelde por naturaleza”.Páez, Vallenilla, Santander, Ker Porter y otros escamoteadores de la verdad, son citados por el autor. La neoetnia los llaneros, asi ficcionalizada, la incluye el autor en el evolucionismo unilateral. La separación que hizo el pensamiento de la antropología de las luces, cuyo objetivo supremo era la “civilización” entre el estado de naturaleza y el estado de las leyes o Sociedad civil, llevó a concebir al llanero ya no como un bárbaro a quien había que destruir, sino como un primitivo cuya incapacidad requería de tutelaje.De allí que la antropología de la ilustración propuso políticas de protección y tutelaje.Ovalles, Amaya, Pocaterra, Samper, Otero, Gallegos y Tamayo entre los más citados. La “ imagen feudal de los llaneros” constituye otra ficción en la identificación de la etnia.El autor detalla en su investigación las razones por las cuales el hato constituía una modalidad señorial o patriarcal donde el dueño de hato es propietario de la tierra y de los medios de producción y el llanero ,el trabajador, muchas veces alzado contra el colonizador en el proceso de dominación .Destaca en esta forma de ficcionalización de la identidad de los llaneros ,la sustitución del término “peón” por el de “vaquero” en la ordenanza de llanos de 1811,para evitar la excepción existente hasta entonces de los peones en el servicio militar . Cabrera Malo y Gallegos son los autores ,en quienes Rodríguez fundamenta esta ficción.El académico guariqueño dedica cientos de páginas a la ficcionalización de los llaneros por identificación, la ilegalidad calificándolos de vagos, inobedientes y ociosos, los jueces de llano aparecieron en las ordenanzas de llano de finales del siglo XVIII y fueron creados registros especiales por el gobierno colonial, para inscribir a toda la gente libre al servicio de los hatos. De esos años es la aparición de salteadores de camino y cuatreros. Fueron creadas cuadrillas para reprimir el abigeato.El autor refiere fases de Calabozo, Guardatinajas y Camaguán, hoy estado Guárico, considerados sediciosos, y donde los protagonistas eran llaneros. Durante el breve período de la primera república, Boves dirige el descontento social, los documentos citados coinciden en el calificativo a los pobladores del llano: forajidos, sublevados y salteadores.El libertador en 1814,se queja de la “adhesión” de los pueblos del bajo llano a la tiranía .Páez, según la investigación de nuestro cronista mayor-hizo oferta de dinero a los soldados para evitar que cometieran raterías. Los liderazgos de Boves y Páez en la población de los llanos, el influjo de esos dos hombrees llevó a otra ficcionalización:fueron los llaneros identificados como comunidad mesiánica.Formidable pertinencia de la citas de expresiones de J A Páez sobre su liderazgo, al igual que otras de Urbaneja Achelpol,Luis Villalba y Rómulo Gallegos. Con abundante argumentación y valiosas citas el investigador guariqueño Adolfo Rodríguez Rodríguez determina otra forma de ficcionalización: la identificación con las ideologías monárquica o republicana.La proclama de Bolívar a los llaneros el 17 de febrero de 1818, exalta el valor de la etnia llanera, considerémoslas invencibles. Morillo creyó en la posibilidad de seducir a los llaneros a favor a favor de la causa realista.Los jefes patriotas identifican al llanero con la independencia.Los autores citados en esta forma de ficcionalización de la identificación ,entre otros son Aguilera,Tejera,Eloy González,Gil Fortoul y Arvelo Larriva Los llaneros son identificados como personajes costumbristas, con el comunismo, como no-federales, como base y sustentación del caudillismo, el alma regional como desintegradora, y con el determinismo, todo ello a partir de 1830,con etapa de apogeo de la oligarquía liberal de los Monagas y con el final de la hegemonía política llanera. Los autores citados por Rodríguez son Eduardo Blanco, Larrazabal, O’leary, Fermín Toro, Juan Vicente González, Manuel José Romero, Pérez Vila, Fernández Heres, Rondón Marquez, Daniel Mendoza, Méndez Echenique,Villavicencio,Julio De Armas padre,Julio De Armas hijo,Armas Chity. Cita a los periódicos:El eco de Apure el Torrente, La Opinión Nacional, el Bazar,Ultimas Noticias, el Correo del Orinoco,Alborada,entre otros. Finalmente, creemos que la muy discutida afirmación hecha en Mérida el pasado 5 de junio en el Encuentro de Cronistas de Venezuela con estudiantes de la Escuela de Historia de la ULA, no es del todo cierta. Si hay quien lea una tesis de grado, obviamente, no como quien lee un libro de texto o una obra literaria, sino como lo que es: una fuente para nuestras investigaciones. Consideramos de gran valor la investigación sobre los llaneros de Venezuela de quien entre mucha obra buena es el creador y Director hasta hace poco, del Centro de Estudios del Llano(CELLUNERG) de la Universidad Rómulo Gallegos de San Juan de los Morros-de la cual es promotor y fundador, y donde ejerció el vicerectorado Académico-,ha trabajado Rodríguez sobre el medio, el hombre, el proceso evolutivo, usos, costumbres, personajes, modos de producción, mitos, leyendas y el sentido de pertenencia que lleva al llanero a una filiación con su ecosistema .Una y otra vez en la copla, en el corrío, en el poema, en los himnos, el la reláfica y hasta en la cotidiana conversa, el llanero se siente y se nombra hijo o hermano de sabana, cielo, viento, río, palma y del sol. Y del sol, como todo nacido “en ésta ribera del Arauca vibrador”. Razones de tiempo no nos permiten comentar la parte de la tesis del llanerólogo, llanerófilo y llanerómamo Doctor Adolfo Rodríguez, relativa a la heteroimagen de los llaneros venezolanos, esa percepción de “los otros”, en la cual el autor abunda en citas reforzadoras de sus dichos al respecto, como la de Carlos Palacios quien atribuye al llanero entre otras cualidades “las costumbres sencillas, mínima criminalidad, la hospitalidad, inventiva noble y poética, delicadeza de carácter y desprendimiento del interés material”. Por estas razones, proponemos en este Encuentro-simposio la publicación de la obra “IMAGEN DE LOS LLANEROS VENEZOLANOS(Identidad, ficción y utopía)”en coedición de los estados Barinas, Guárico, Apure, Cojedes y Portuguesa, para que cada biblioteca de liceo, universidad, casa de cultura, ateneo, centro de historia e instituto de investigación de esas entidades tengan para ofrecer a sus lectores, miembros o investigadores, un ejemplar de esta Biblia del llano, de los llaneros y de la llaneridad, escrito por el exégeta de Juan Germán Roscio, el clarificador de Zamora, el reivindicador de Don Carlos del Pozo, alumno-amigo de D Armas Chitty, amigo y Maestro nuestro.

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Las voces de lo creado

Por Daniel R Scott

"Tenía la impresión de estar sumergido y nadando en el seno de la armonía universal; su alma se había identificado con el alma del mundo" ( Ignacio Larrañaga, en "El Hermano de Asís" )

"El mundo, aunque caído, no es todo tristeza o miseria. En la naturaleza misma hay mensajes de esperanza y consuelo" ( Elena G. De White )

"Oh hermanas mías, / sencillas e / inocentes / tórtolas" ( Argénis Rodríguez)

Estoy aquí, como casi todos los domingos, en el mismo lugar de antaño, a la fresca sombra de los árboles, acariciado por esa brisa peregrina que no tiene rumbo fijo, asediado por la débil y fría luz del sol poniente que ya perdió sus fuerzas del mediodía y que se abre paso a través de la humedad de los cielos. Es como una luz apagada que más bien te enfría la piel. Cierro los ojos. Letargo. Me siento ebrio. Quizá sea un ebrio. Me echo boca arriba sobre un podrido manto de hojas secas y marchitas. Casi me duermo. Cielo nublado, frío, gris. Dos o tres gotas de una lluvia que no decido caer golpean suavemente mis ojos, haciéndome parpadear y volver en mí. Despierto. ¡Son tan frías las lágrimas del cielo! No siento nada, no pienso nada: atrás, por los momentos, queda el caos, la falta de sentido, el surrealismo nacional y mundial... ¡Estoy harto de atentados terroristas, de guerras en Afganistán, de líderes de la oposición y de pistoleros de puentes Llagunos! Lo que cercene o irrespete a la vida es pura mierda. Si deseas huir y salvarte, debes caminar atrás, muy atrás, hasta llegar a profesar la teología primitiva y poética de nuestros ancestros. Ellos hablaban con la piedra, las ramas, el sol. Su ideología era vivir. Hay que peregrinar hacia los umbrales de lo creado. El camino a recorrer no es tan largo, si te fijas bien. Es que hay tanto ruido en nuestras cabezas, tantas voces ondeando sus banderas variopintas y tantos artefactos a nuestro alrededor que nos parece tarea imposible. Pero el camino de retorno es corto, muy corto. Si lo haces no le estarás huyendo a la realidad, antes bien le podrás hacer frente contando con los recursos adecuados.

Estoy embriagado, como poseído por el sublime espíritu que articula y cohesiona armónicamente el universo. De repente todo y cada cosa de lo creado tomó vida propia y me habló. El ave en su vuelo me habla de aquellos que no dejan ni les interesa dejar huellas a su paso. En su trinar, el azulejo me grita: "No hay necesidad alguna de dejar caminos abiertos para nadie: que cada quien se abra el suyo. “¡Hay que ser valientes y asumir la vida con gallardía!". La hoja marchita se desprende de la rama y me dice en su último suspiro: "No te aflijas por mí; atrás dejé millares de hojas tiernas y lozanas que seguirán hablando por mí: nadie es imprescindible mientras la vida siga generando vida". La hormiga que lleva perseverante y hasta el final un peso superior al suyo es una lección acerca de cómo llevar las cargas del corazón con el estoicismo de los insectos. La nube que se hace y deshace nos habla de lo efímero y veleidoso de las ambiciones humanas. ¿No duró el "Reich de mil años" de un Adolfo Hitler apenas doce años? Todos esos orgullosos estandartes y svásticas terminaron sepultados en los escombros de una Berlín arrasada por los rusos. Las estrellas no se ven pero están ahí, ya sea que lo creamos o no, esperando ser reveladas por la noche que ya vendrá. ¿No se manifiesta Dios y los misterios de la fe en las noches del espíritu humano? El Pariapán me ruborizó con su vasta y sólida mirada. Me dijo en sílabas silenciosas: "Desde mis alturas de siglos he visto a la gente de este pueblo nacer, crecer, vivir y morir". Yo guardaba silencio mientras la creación hablaba y murmuraba mil cosas. Más allá, no muy lejos, las graves y rítmicas campanadas de la iglesia lejana anuncian el indetenible caminar del tiempo que todo lo devora a su paso, como el fuego devora a las chamizas. "Risas y lágrimas reposan silenciosas por igual ocultas detrás de viejas lápidas solitarias y olvidadas por todos" sentenció la inexorable voz, desde lo alto de la torre del templo. Entonces ya no pude resistirme. Tomé la palabra y dije: "Pero dentro de tus atrios acude el alma en busca de inmortalidad: En el corazón de Dios se guardan incólumes el gozo y la tristeza de todo aquel que nace, crece, vive y muere". Y se me dibujó en el rostro una mueca triunfal. El Pariapán y el campanario se vieron directo a los ojos y guardaron silencio. Luego dijeron a una "Al igual que tu, sabemos estas cosas. Por eso te amamos y somos tus hermanos."

Sigo aquí, en el mismo lugar: mi monasterio. Un monasterio de escalinatas, cemento agrietado y árboles centenarios. Cualquier sitio por el que tu corazón sienta predilección es una abadía. Soy monje. Los años se deslizan con silenciosa suavidad como las aguas de un arroyo. Personas van y vienen. Ideologías se desmoronan sepultando a sus líderes. Personas las hubo que me dijeron alborozadas "¡te amo!" y besando mil veces mi alma me prometieron compartir para siempre mi claustro. Les creí. Pero se marcharon, llevándose fibras de mi corazón. Y yo sigo aquí, casi solo, en mi eterno "ahora."

Nada ha cambiado y acaso sea lo mejor.

Sabado 7 de Septiembre de 2002