Ortiz: Un pueblo de origen vasco
Introducción
Por José Obswaldo Pérez
La acción de nombrar siempre ha estado
presente en la humanidad. Desde tiempos remotos, el hombre tiene la actitud
natural de colocarle nombre a las cosas que le rodean. Desde el siglo II, antes
de Cristo, Aristoteles y Platón habían reflexionado al respecto. Dice, por
ejemplo, Platón que "las palabras
poseen significados por su naturaleza, es decir, reflejan por su origen y por
su estructura la realidad que la nombra" De allí que esta
manifestación innata que, desde épocas remotas, fue desarrollada a través del
lenguaje y las relaciones con el medio ambiente y que, al final, se concretó en
una nuevo concepto denominado toponimia.
¿Pero qué es la toponimia? La inmensa literatura al respecto señala, en el
sentido amplio, que se trata de un inventario de topónimos ( es decir, nombres
propios de lugares) de una zona determinada, así como el estudio y el análisis
de su origen y su significado. En un sentido más estricto, es una variante de
la lingüística que estudia las propiedades formales, funcionales o léxico -
semánticas de los topónimos. Consiste, finalmente, en "...descifrar los enigmas que se esconden en las
interrogantes de quién, cuando, dónde, cómo y por qué se dieron este o aquel
nombre a un pueblo, río, montaña, etc" (Camps Iglesia, sf:79).
Avenida Bolívar de Ortiz. Año 1965. Foto reproducción JOP |
Desde la
perspectiva epistemológica de la Ciencias Humanas, la historia y la
geografía u otra ciencia social, tiene un papel cognitivo en los estudios toponímicos. La
historia de un territorio tiene, a veces, el parecido a un muñeco ruso: muchos
muñecos contenidos en uno; es decir, muchos significados en uno. De allí que la
toponimia encierra una serie de misterios. Pero, su estudio - desde la
concepción de la historia-, debe tener en cuenta algunos aspectos metodológicos
fundamentales, a fin de buscar sus últimos orígenes, para no caer en contradicciones
o en análisis superficiales e incompletos de etimologías. Este es un aspecto
importante que habrán de tomar en cuenta los toponimistas e historiadores.
Por otra parte, el estudio histórico de la toponimia hispánica debe ser abordado tomando en consideración las diferentes observaciones sobre etimologías que podemos encontrar de un topónimo o nombre de lugar, así como incluir un análisis de datos históricos como fecha de fundación, fundadores, hechos importantes ocurridos en el lugar, monumentos y otras concomitancias del acontecer histórico que dieron origen a los topónimos en referencia. En este sentido, la toponimia hispánica de la región requiere de un tratamiento especial y, si se quiere, de un análisis distinto a resto de la toponimia española que a diario se incorpora a la geografía guariqueña, la cual puede ser tratada normal o, rigurosamente, mediante una metodología especifica.
Por otra parte, el estudio histórico de la toponimia hispánica debe ser abordado tomando en consideración las diferentes observaciones sobre etimologías que podemos encontrar de un topónimo o nombre de lugar, así como incluir un análisis de datos históricos como fecha de fundación, fundadores, hechos importantes ocurridos en el lugar, monumentos y otras concomitancias del acontecer histórico que dieron origen a los topónimos en referencia. En este sentido, la toponimia hispánica de la región requiere de un tratamiento especial y, si se quiere, de un análisis distinto a resto de la toponimia española que a diario se incorpora a la geografía guariqueña, la cual puede ser tratada normal o, rigurosamente, mediante una metodología especifica.
La huella hispánica del nombre
En la
microregión del municipio Ortiz existen nombres hispánicos antiguos que
aparecen en la cartografía histórica nacional,
nombre como en caso de Ortiz,
un topónimo de difícil transparencia de origen hispánico. Se trata de un
antropónimo de origen patronímico, derivado del nombre del padre del progenitor
de esta familia. Aparece este apellido en tiempos remotos, y, en opinión de un
acreditado autor, es apellido mozárabe originario de la ciudad de Toledo.
Según, Bizén d´O Río Martínez (1998), en su Diccionario de Heráldica Aragonesa hubo ramas importantes y
antiguas del apellido Ortiz en Castilla la Vieja, León, Castilla la Nueva,
Vascongadas, Navarra, Aragón, Andalucía, Murcia, y Extremadura, aunque
posteriormente se extendieron al resto de las regiones y pasaron a América
Hispánica. En tierras del antiguo Reino de Aragón, tuvieron casa los de este
apellido desde antiguo en las poblaciones de Tauste, Pilzán, Quinto de Ebro,
Calatayud, La Almunia de Doña Godina, Tarazona y San Martín del Río. También se
documenta a portadores de este apellido en varias poblaciones aragonesas, que tienen
por origen las ramas primitivas de este linaje.
En relación con
el origen etimológico, el Diccionario de
Apellidos Españoles (2001) señala que según la interpretación tradicional,
éste apellido sería el resultado castellano del nombre personal latino Fortis,
derivado de fortis, -e, "fuerte, robusto". (Marrero,, 1975: 30-32).
No obstante, algunos autores sostienen que Ortiz viene del nombre Fortunio,
nombre que se le daba al recién nacido para augurarle un futuro próspero.
Aunque un autor prestigioso como Francisco Piferrer (1992) señala que la
etimología del apellido Ortiz no es fácil de explicar debido a la dificultad
del origen de este linaje, y muchísimo más cuando añade que de todo lo que se
lee sobre el apellido, en su inmensa mayoría, no pasan de ser conjeturas más o
menos motivadas.
Las
interpretaciones más modernas sobre este patronímico explican que su evolución
de deviene de Fortunatus a Fortún y de Ortún o Fortunio, lo cual dio lugar a
los apellidos Fortúnez, Fortúniz, Fortiz, Hortiz, Ortiz y
Orti, durante los siglos VII al X. Piferrer (1992) explica que el apellido Ortiz procede
de los Duques de Normandía por dos hermanos apellidados Orti que vinieron a
pelear en España. Es uno de los apellidos más antiguos de Castilla y se
extendió en los demás reinos de España, con sus peculiaridades modificaciones
según la región, denominándose Ortí, Ortis, Ortiza, entre otras, de acuerdo con
la variación de la escritura.
Alberto y
Arturo García Carraffa (1952-1963) señalan que el apellido Ortiz y Orti (u
Ortis) son el mismo de "Ortiz" y sus variantes obedecen, sin duda
alguna, a errores de copia. Así lo comprueban expedientes de pruebas de nobleza
para ingreso en Ordenes Militares y otros documentos. Y también los escudos de
armas de algunas casas de Ortiz, que varios autores aplican a Orti y Ortis,
debido a los errores de copia.
Pero mucho antes que Piferrer, otro
historiador, escritor y filólogo, Diego Ortiz de Zúñiga (Sevilla 1633-1680)
agregaba que el origen de este apellido provenía en parte de España,
principalmente del solar de Carriedo, el cual se extendió por Andalucía y
Extremadura, donde se puede encontrar múltiples muestras de sus asentamientos.
Por ejemplo en Vizcaya (país vasco) hubo dos casas con este apellido: una muy
antigua e infanzona, en el lugar de Santecilla, del Ayuntamiento de Carranza, y
otra en la villa de Gordejuela, ambas en el partido de Valsameda.
También existe
otra explicación sobre el significado del topónimo Ortiz, esta la ofrece el
investigador venezolano Adolfo Salazar Quijada (1994), quien señala que este
nombre proviene de la lengua cántabra (vasca) y que significa 'lugar donde abundan árgomas. La árgoma
(Ulex beaticus) es una planta espinosa, de flores amarillas, conocida también
con el nombre de aulaga y de retama espinosa” [1].
Según, el autor plantea que el nombre de este pueblo está relacionado con esta
planta, muy común en los llanos y muy apetitosa por el ganado cuando tiene sus
hojas tiernas.[2]
Diversas líneas derivadas de las casas
españolas difundieron el apellido Ortiz en América. En la historia colonial de
esta localidad, este apellido estuvo representado en 1776 por Juan Ortiz y la
familia Juan Francisco Ortiz, casado con doña María Josefa Silva y sus hijos
José Toribio, María Antonio y Juan Gabino. (Botello, 1994: 26).
Endogénesis del Topónimo Otiz
Históricamente,
el topónimo Ortiz surge a partir de la conformación de los espacios geográficos
en los llanos de Paya, mediante el partido Ortiz o "sitio Paya" que,
posteriormente, comenzó a llamarse "Valle de Ortiz" por sus ocupantes
fundadores de hatos durante el siglo XVII, cuyo núcleo inicial se inició en
Puepe y Las Patillas (Matute,1971). Sin embargo, el nombre geográfico
"Ortiz" sufre una modificación
al agregarse la "santificación" del entorno natural: el de Santa Rosa
de Lima, una vez que en 1696 es denominada vicefeligresía, adscrita al pueblo
de Parapara (Botello, 1994; Pérez, 2002). Pero, mucho antes, este
hagliotopónimo se utilizaba con el
genérico "Paya". Por otra parte, la historiografía colonial
recoge el nombre del lugar en diferente grafías o variaciones, como "
Santa Rosa de Paya" (1696)[3]
"Santa Rosa de Lima de Ortis "(1764), "Santa Rosa de Lima de
Hortiz"(1780) o "Santa Rosa de Lima de Ortiz"(1800).
Igualmente, el
topónimo Ortiz aparece en distintas referencias cartográficas, durante los años
1778,1818,1884 y 1889.
Desde la época
colonial la población de Ortiz es considerada como pueblo de "gente
blanca" o "pueblo de vecino
españoles" y, a través de la historia contemporánea, es conocido por la
novela Casas Muertas, de Miguel
Otero Silva y que, como otras localidades guariqueñas, surgió en el transcurso
del tiempo espontáneamente a mediado del siglo XVII, generado a expensa del
hato y la actividad agropecuaria, mediante el proceso de penetración y
conquista del llano (Rodríguez Mirabal,1987). De este modo, muchos de nuestros
pueblos surgieron bajo este fenómeno sociológico y cultural, con el
levantamiento de las casas de los vecinos "criadores" y las viviendas
de los peones; es decir, casas y corrales, en términos de la época; y, poco a
poco, a su alrededor, aparecerían las misiones religiosas que, posteriormente,
contribuirían a darle prestigio y solidez a las comunidades agrícolas dispersas
en la región. Según el imaginario colectivo de sus habitantes se ha extendido,
de generación en generación, una leyenda
ad hoc de representación oral
que identifica la fundación del pueblo con la de un Cacique, al que llamaban
Ortiz (o Cacique Ortiz), y quien gobernaba una tribu en la región. Esta fábula
es recogida por la historiografía venezolana. Ramón Armando Rodríguez (1957)
explica que el poblado "fue fundado
por un cacique a quien los españoles llamaban Ortiz, de la misma región, por lo
que el incipiente pueblo derivó su nombre de aquel indio"
Asimismo,
Telasco A. MacPerson (1941: 374) dice que, a finales del siglo XV, "se estableció en el valle que está en esta
ciudad, un indio de apellido Ortiz, cuyo nombre conservó la población que
progresó. Luego por los esfuerzos de él y de sus descendientes, y de algunos
vecinos españoles que allí se radicaron". De este modo, este topónimo
podría ser considerado como un historiotopónimo, porque homenajea a un
primitivo poblador cuya memoria es nombrada y retomada a través de la
toponimia.
Pero, ¿quién era ese cacique fundador llamado Ortiz, que este pueblo
había tomado su nombre y que muchas veces nos hemos preguntado? Dice la
historia - anotamos en una ocasión - que un colonizador encontró a un tal Pero
o Pedro Ortiz, cacique cumanagoto llamado Guararima, que se cambió o le
cambiaron su nombre por este de castellano. Era un indio guerrero, hábil
negociador con los colonos y un conocedor del territorio cumanagoto; donde
tenía su gente. Sin embargo, la altivez de Ortiz o Guararima se manifestaba por
su capacidad de presentarse como una naboría (o vasallo) de los españoles para
ayudarlos, siempre y cuando hubiese algo que negociar, por ejemplo, un barril
de aguardiente. (Silva Montañez,1993)
Desde los días
de la conquista de los llanos, el mito y las conjeturas cabalgan aún en la
memoria histórica de este pueblo. Quizás el conquistador – en su travesía por
tierras de Guárico- como el capitán de las tropas de Antonio Sedeño, Juan de
Miranda, sea quien en un septiembre de 1536 halló un pueblo o bohío llamado
Ortiz, nombre derivado de un cacique ¿Acaso sería, después, el pueblo de Santa
Rosa de Lima de Ortiz? (Pérez, 1995; Silva Montañez,1993)
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[1] VER SALAZAR QUIJADA, Adolfo (1991, Enero, 12): Ortiz. Caracas: Vespertino El Mundo. También del mismo autor: Orígenes de los Nombres de los Estados y Municipios de Venezuela (1994). Caracas: Universidad Central de Venezuela/Servicio Autonomo de Geografía y Cartografía Nacional., p.203.
[2] Según el Diccionario General de la Lengua Española VOX (1997) : también se conoce como Aulaga vaquera, planta muy ramosa, con ramillas de espinas cortas y axilares (Ulex bœticus)
[3] VER Libro de Bautismos de los Partidos de Ortiz, Las Cañadas y San Juan de Paya por el Capellàn Miguel Antonio Dueñas.(1689). Caracas: Arzobispado de Caracas.. Seccióm Parroquia No. 129
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