Fray Salvador de Cádiz y su empeño en fundar pueblos en la Mesa de Calabozo

Fray Salvador de Cádiz, no fue un religioso más que vino de la península ibérica solamente ha desarrollar su labor netamente misionera, en cuanto a cristianizar a los aborígenes, para deslastrarlos de sus creencias ancestrales ; sino también reducirlos en espacios donde podrían asentar poblados e imponerles nuevas formas de convivencia sedentaria a través de nuevos modos y relaciones de producción
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IMAGE Minube | Calabozo, una calle histórica de la ciudad.

José Manuel Aquino G

La fundación de pueblos durante el periodo colonial, en especial las localidades de los llanos de la otrora Provincia de Caracas, se conformaron de varias formas para el establecimiento de centros urbanos, en función la ocupación de las actividades económicas puestas en práctica en concordancias con las políticas de la corona española, principalmente en el siglo XVIII, bajo la dinastía de los borbones de ocupar espacios desolados con el propósito de preservarlos ante el asedio de piratas, contrabandistas y la apetencia de ingleses ,holandeses y franceses en invadir territorios tomados por los ibéricos después de 1492 . Durante diferentes periodos se buscó integrar principalmente las comunidades aborígenes con actividades productivos en condición de minusvalía. En la región centro norte costera de esta entidad provincial se fueron formando mayormente núcleos poblacionales por parte de los colonos peninsulares, tomando en cuenta el sistema de encomiendas en las cuales los aborígenes fueron sometidos en condición de servidumbre por parte del encomendero, para realizar las actividades productivas en las grandes extensiones de tierras otorgadas a estos ocupantes, a cambio de darles vivienda, vestido y alimentación e incorporarlos a los patrones de la cultura imperial en calidad de siervos.

Con esta caracterización las localidades ubicadas en la parte noroeste de los llanos altos de esa jurisdicción provincial, fueron fundándose a raíz de la conformación de los hatos y haciendas que contaban con grupos de aborígenes en condición de encomendados, a los que se les fueron agregando a mano de obra para las labores a agrícolas a los zambos, mulatos, pardos, negros esclavos y libertos, que luego formarían las parroquias eclesiásticas para convertirse en pueblos bajo la egida de las autoridades civiles y militares de esta jurisdicción caraqueña. Después de la Fundación de San Sebastián de los Reyes en 1585, de inicia el poblamiento de San Rafael de Orituco en 1670, seis años más tardes Altagracia de Orituco en 1676, luego Lezama por 1688 y posteriormente Macaira a finales del siglo XVIII. Posteriormente por ese mismo periodo, de los grades hatos se fueron estableciendo los pequeños centros poblados en los llanos centrales, bajo el amparo de las parroquias eclesiásticas; al tiempo nacerá Ortiz conformada por los blancos: peninsulares, de orilla y criollos, además de los aborígenes y los demás de estratos sociales que conformaban la estructura social durante el periodo colonial, dedicadas a las actividades agropecuarias en la denominada región o Partido de Paya, al igual que Parapara que también se fundó por ese mismo lapso de tiempo. Mientras que en los extensos llanos bajos de esta entidad provincial estaban despobladas, con una actividad floreciente de la cría de bovinos, equinos, mulares y asnos, y una gran cantidad de indígenas que transitaban por estos espacios, para aprovecharse de la pesca, caza y recolección de frutos en cierta época del año.

Por tanto, en estos llanos bajos de Calabozo, van entrar en las políticas de poblamiento en la Provincia de Caracas, impulsadas por la corona Española a mediados del siglo XVII, al igual que las jurisdicciones de Cumaná y Guayana. Serán los misioneros capuchinos en su mayoría provenientes de Andalucía, quienes realizarán una intensa labor no solamente en el adoctrinamiento religioso a los aborígenes, sino también, de cambiarles las formas de vida errante, con el establecimiento de misiones y villas, donde aprenderían una nuevas formas de convivencia, mediante la sustitución de la cultura ancestral por una impuesta por estos colonos europeos. Fray Salvador de Cádiz, religioso que durante su estancia en estas jurisdicción, va cumplir con estos acuerdos entre las autoridades monárquicas y eclesiásticas, a través de su manera particular de ver la realidad para encausarlos a través de los cambios, mediante su desempeño gerencial en la fundación de pueblos de misiones y villas en la jurisdicción asignada a estos misioneros desde 1658, por parte de las autoridades coloniales.

Fray Salvador de Cádiz, no fue un religioso más que vino de la península ibérica solamente ha desarrollar su labor netamente misionera, en cuanto a cristianizar a los aborígenes, para deslastrarlos de sus creencias ancestrales ; sino también reducirlos en espacios donde podrían asentar poblados e imponerles nuevas formas de convivencia sedentaria a través de nuevos modos y relaciones de producción, por tal motivo, aparece realizando estas actividades en esta extensa jurisdicción provincial como fundador de misiones y villas , desde su llegada en 1718, junto al Ándalus Fray Miguel Olivares (Carrocera,1972).Ocupando los cargos de Prefecto y Procurador, permitiendo de esta manera, organizar los distintos poblados de nativos errantes con la denominación de pueblos misión y villas para los españoles con el único propósito de darle apoyo a las comunidades aborígenes que con anterioridad habían instaurado un poblado en 1694 y habían fracasado. Por tal motivo, este religioso junto a los demás miembros de su congregación piadosa, emprenden un nuevo proyecto poblacional, caso particular en la región de los llanos bajos, en las riveras del rio Guárico, con el establecimiento de las Misiones de La Santísima Trinidad y los Ángeles, al igual que la urbe de Calabozo entre los años 1723 y 1724.

El contexto histórico donde se desenvuelve el proceso de fundación de los citados centros urbanos, no solamente estaba el interés de poblar esa región anegadiza en casi mitad del año, sino también planificar y desplegar actividades productivas que le generaran dividendos a las debilidades arcas de la corona española, mediante impuestos tanto en la península como en las posesiones coloniales de ultramar y de esta manera subsanar las deudas ocasionadas por los gastos de guerra contra Inglaterra a la llegada de la nueva dinastía reinante en España, a comienzos del siglo XVIII; en consecuencia, la monarquía adoptó prácticas de corte liberal, con el propósito de mejorar la recaudación de la Real Hacienda, al igual que combatir el contrabando que impedían tener un mayor control de la evasión fiscal por parte del gobierno provincial a instancias de los intereses del imperio peninsular.

Esto motivo a las autoridades provinciales y a los misioneros capuchinos, impulsar sus políticas de poblamiento en la mesa de Calabozo, proyectando un asentamiento urbano en las adyacencias del rio Guárico, con el fin de reducir a los aborígenes que deambulaban por todo extenso territorio realizando sus actividades de pesca y recolección de frutos silvestres durante ciertas épocas del año, en espacios donde se habían instalados hatos a comienzos del siglo XVI, en su mayoría pertenecientes a las grandes familias que formaron en ese tiempo, la nobleza territorial a instancias de la corona española como premio por sus servicios prestados, a los primeros conquistadores y colonos, mediante mercedes reales y composiciones de tierra. El lugar seleccionado por los padres misioneros, contaba con las condiciones geofísicas para realizar todo tipo de actividades agropecuarias con el fin de estabilizar a un numeroso contingente de indios pertenecientes a las distintas comunidades originarias de este continente americano.

Es necesario resaltar los intentos, de Fray Salvador de Cádiz, al igual que el otro compañero religioso Bartolomé de San Miguel, en establecer los núcleos poblacionales en la mesa de Calaboceña, ante el fracaso de fundar en esos predios el poblado de Jesús Nazareno de Calabozo,durante el año 1694, por parte de esta congregación mística durante la Segunda Etapa, comprendida entre 1678 y 1702 ,en la cual encontraron grandes dificultades para el establecimiento de villas por estos llanos bajos de la provincia caraqueña ( Carrocera,1972).Entre los obstáculos presentados se encuentran enfrentamiento entre las distintas comunidades aborígenes, incomodidad para realizar una vida sedentaria entre otras razones que obligaron a estos nativos a desertar y seguir realizando las mismas actividades tradicionales, dedicarse a la pesca y recolección de frutos silvestres. Ante esta situación en común acuerdo con las autoridades civiles, planifican una nueva estrategia con el fin de poblar estas estepas. Llegan a la conclusión de que el establecimiento de pueblos de indios debe estar acompañado de villas para los españoles y las demás castas con el fin de que estas urbes apoyen a la consolidación de los pueblos de misión.

Es a partir de 1720, cuando se comienzan a dar los preparativos para fundar pueblos de misión en los llanos bajos de esta Provincia de Caracas, previa autorización de las autoridades civiles y militares con el fin de reunir el mayor número de colaboradores para convencer y trasladar comunidades aborígenes: caribes, güires apones, atapaimas, amaibas, entre otros grupos (De Armas, 1982). Contando también un nuevo contingente de sacerdotes misioneros provenientes de la península ibérica para realizar las actividades propuestas. Es en abril de 1723, cuando se instalan dos pueblos de misiones: del lado este de la meseta calaboceña, con el nombre de los Nuestra Señora de los Ángeles y al oeste de la planicie la poblada de la Santísima Trinidad y en el Primero de febrero de 1724, la villa de españoles Todos los Santos de Calabozo.

Bajo la tutela de este religioso, que desplegó una intensa labor con el fin de organizar estos centros urbanos de gran importancia para región durante ese tiempo histórico, cercadas estas localidades por una red hidrográfica (Guárico, Orituco, Tiznados, Apure), navegable durante la mayor parte del año, tuvo el apoyo de las autoridades de gobierno de la Provincia de Caracas, que siempre le dieron la razón en cualquier pedimento, caso particular con la propuesta de designación de los Tenientes Justicia de Mayor por parte de las autoridades religiosas, con el propósito de conocer la reputación del candidato y no entorpecer la labor fundacional, pedimento fue aceptado; pero este sacerdote y los demás presbíteros encargados siempre mantuvieron dispuestos a consolidar estas comunidades, al igual que les autorizaran la residencia de artesanos para que adiestraran a las comunidades aborígenes en los pueblos de misiones a las distintas actividades, petición que fue parcialmente concedida ,autorizando a hombres casados con familia y no solteros, en vista de que estaban prohibidos la convivencia de los blancos y las demás castas en los poblados de misiones, por tal motivo, fue entusiasta defensor de los pobladores ante las apetencias de los dueños de los hatos circunvecinos en querer desconocer la instalación de estos centros urbanos en la mesa de Calabozo, tras un largo litigio que al final las autoridades de justicia le dieron la razón, por cuanto las políticas de estado y leyes establecidas estaban en consonancia con la creación de pueblos y misiones en lugares deshabitados (Castillo,1996).

Esa no fue la única controversia que tuvo por estos llanos bajos de esta provincia caraqueña, en la que Fray Salvador de Cádiz estuvo actuando en defensa de los intereses, tanto de la orden misionera al que representaba, como de los aborígenes sometidos a su dominio, para darle educación , enseñarles a una nueva convivencia a través de unas nuevas formas de producción tal como estaban estipulados los acuerdos del poder eclesiástico y la monarquía española , mantuvo unas largas disputas con los misioneros de orden Jesuita y las autoridades del gobierno de las provincias de Guayana y Cumaná a partir de 1736 con las pretensiones de estos de ocupar espacios pertenecientes de la provincia de Caracas, para la reducción de los indios que transitaban el rio Orinoco , competencias que habían sido otorgadas con anterioridad a los misioneros Capuchinos desde 1758, por parte de las autoridades monárquicas, para que adoctrinaran a los aborígenes y fundaran pueblos en esa espaciosa jurisdicción (Aquino,202).

Este misionero, durante su larga estadía por 34 años en esta otrora provincia de Caracas, adoctrinando los nativos fundando pueblos, tanto en los llanos, como en lugres de la región montañosa pertenecientes al sistema de la Costa, cumplió con los fines y propósitos estipulados en los acuerdos de la Iglesia Católica en cristianizar a los indios a los que catalogaban de infieles, y al gobierno español, ávido de obtener beneficios económicos, con la producción agropecuaria y el comercio de parte de sus colonos, se vieron reflejados en un aumento de los distintos rubros y bienestar para los hacendados en detrimento de los demás sectores sociales, sumidos en la explotación y aprovechamiento de fuerza de trabajo.

De igual manera, este religioso con su empeño de instaurar una relación hombre- medio, sociedad –naturaleza ,para intervenir el espacio de la mesa de Calabozo, encerrada en una red fluvial, estratégica para intensificar la navegación, con el fin de establecer núcleos urbanos con vocación agropecuaria, vio cristalizar su empeño conjuntamente con los demás sacerdotes de su compañía, lograr construir un polo de crecimiento económico aprovechando las capacidades de emprendimiento de sus primeros colonos, casi al mismo nivel que San Carlos de Austria ( Brizuela, 2013), en un periodo de tiempo relativamente más corto que esta villa fundada en 1678, ubicada en las cercanías del rio Cojedes. Incorporando mano la de obra de esos indios cristianizados, a los que convirtieron en la mano de obra barata para la acumulación de capital de los dueños de hatos y haciendas y rendirle beneficios al gobierno español para consolidar no solamente la integración y control territorial, sino también generar ingresos a la Real Hacienda, a través de impuestos a sus súbditos. En consecuencia, se instala una factoría de la Compañía Guipuzcoana en la Villa de Todos los Santos de Calabozo, unos lustros después de su fundación, para controlar la gran actividad comercial. Finalmente 1752 termina su labor misionera, de fundar pueblos por toda la provincia de Caracas, de las cuales la historiografía de cuenta, en sus largos años de recorrer en esta jurisdicción cumpliendo esta misión. Terminando también en ese mismo lapso, a las autoridades de la Diócesis Caracas, la administración eclesiástica en la Mesa de Calabozo, para luego viajar a la península Ibérica a la edad de 69 años, a continuar con su actividad sacerdotal. Cumpliendo de esta manera los compromisos adquiridos al llegar a estas tierras americanas de mantener la hegemonía imperial .

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Aquino, José M. (2022).Ideas y mentalidades en los dos siglos de existencia de la Villa de Todos los Santos de Calabozo. https://fuegocotidiano.blogspot.com/2022/02/ideas-y-mentalidades-en-los-dos.html.

Brizuela, Jean Carlos (2013) La villa de San Carlos de Austria en las relaciones históricos- geográficas e informes misioneros (siglos VII y XVIII) Aspectos para su estudio http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962013000100007.

Carrocera, Buenaventura, (1972). Misión de los Capuchinos en los Llanos de Caracas. Tomos I y II, Fuente para la Historia Colonial. Academia Nacional de la Historia, Caracas

Castillo Lara, (1996), Villa de Todos los Santos de Calabozo. El derecho de existir bajo el sol. Ediciones Fundación Carlos del Pozo, Calabozo, Estado Guárico.

De Armas Chitty. (1982). Historia del Estado Guárico. Ediciones de la Presidencia de la República

_____________.(1978),Historia del Guárico(1807-1874).San Juan de los Morros. Impreso en los Talleres de Gráfico los Morros. Tomo II

Rodríguez, Adolfo (1994). El Estado Guárico: Orígenes Mundo y Gente., Comisión Regional del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos, San Juan de los Morros.

* Docente e Historiador venezolano
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