Celebran la Semana del Libro y del Idioma en Calabozo.

Este Jueves 28 de abril, se realizará en la Biblioteca Pública Ana Luisa Llovera en Calabozo, un Taller de promoción de la lectura y para el día viernes continuará la exposición bibliográfica, organizada por las distintas redes de los circuitos pertenecientes al Municipio Escolar nº2 y, en horas de la tarde, se realizará clausura de la agenda concebida.
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IMAGE | La licenciada Lisbeth Marcano, directora de esta corporación cultural; el profesor José Aquino e integrante de la Red de Historia, Memoria Patrimonio del Estado Guárico,

La Biblioteca Pública Ana Luisa Llovera en Calabozo, realiza una intensa actividad en la semana del Libro y del Idioma, desde el lunes 25 de abril hasta el viernes 29 de este mes ,conjuntamente con la Red de Bibliotecas Públicas del Estado Guárico, La Red Circuital Educativa nº 2, La Casa de la Cultura Francisco Lazo Martì, y las distintas fundaciones que hacen vida en la institución al servicio de la colectividad, con el fin de que todos los calaboceños accedan a este servicio , con igualdad de oportunidades para la cultura, la información y el conocimiento. La licenciada Lisbeth Marcano, directora de esta corporación cultural e integrante de la Red de Historia, Memoria Patrimonio del Estado Guárico, informa ambiciosa agenda.

Así lo señaló José Aquino, en representación de la Red de Historia ,Memoria y Patrimonio del Estado Guárico, junto con los doctores Rafael Delgado, Cronista de la ciudad Villatododosantina ; Erlinda León Abreu, docente de la Universidad Rómulo Gallegos; Maglea Montilla de la Misión Robinson; Loida Mesa, Coordinadora de Inces en el Municipio y el capitán de Aviación Civil, Julio Güire Sanoja, en un acto que se realizó en la sede del Circuito Escolar número 2, en el Municipio Francisco de Miranda , ubicada en Calabozo.

El día lunes 25 comenzó con la inauguración de una exposición bibliográfica, organizada por las distintas redes de los circuitos pertenecientes al Municipio Escolar nº2, presidido por la Msc Diannerys Aranguren; al mismo tiempo se presentaron carteleras alusivas a la jornada, a través de lecturas y dramatizaciones por partes de los estudiantes de esta localidad, cuna del poeta de la llanura Francisco Lazo Martì.

El día martes 26, la Biblioteca realiza una ambiciosa programación en distintos lugares de la ciudad con la actividad denominada “ Cuento una Historia”; seguidamente el día miércoles se llevará a cabo en la sede de la Biblioteca Pública Ana Luisa Llovera un homenaje a la Bibliotecaria Mireya Maldonado , por su eficiencia y eficacia en esta corporación al servicio de la colectividad calaboceña y también se presentará al público el libro “El Arte de Escribir” de los autores Ifraìn Sánchez y Dayana Sánchez.

Este jueves 28 de abril, se realizará en la misma sede, un Taller de promoción de la lectura y para el día viernes continuará la exposición y, en horas de la tarde, se realizará clausura de la agenda concebida.

Para el mes de de Mayo se tiene planificado talleres de lectura” Conociendo nuestra Historia”, dirigido a los estudiantes de la Primera Etapa Educación Básica, conjuntamente con el Centro Nacional de Historia.

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Rómulo Gallegos, los intelectuales y la política

Eso de que los intelectuales no sirven para el poder, es una creencia muy peligrosa. Primero, porque promueve que el colectivo piense que no importa el nivel de ignorancia de los políticos, sino su simpatía, zalamería, “viveza”, y declaraciones altisonantes que mantengan al pueblo activo en sus emociones. Algo tan absurdo como creer innecesario que un médico sepa operar en un quirófano, y valorar sus expectativas por su simpatía y sus promesas de que la cirugía saldrá bien.

Romúlo Gallegos

Por Rafael Gallegos

Rómulo Gallegos fue varias veces candidato al Premio Nobel de Literatura. En 1950, el joven escritor Gabriel García Márquez expresó en un artículo que parecía seguro que ese año le otorgaran el galardón al venezolano. Nunca se sabrá si la dictadura militar se movilizó para que no le dieran tamaño premio a un presidente derrocado por ellos.

Lo que sí hizo la junta militar de facto fue, aunque usted no lo crea, pagar miles de dólares al futuro Premio Nobel (así son las cosas) Camilo José Cela, para que escribiera por encargo una obra capaz de desdibujar a la inmortal Doña Bárbara. Cela cumplió su encargo sacando a la luz la novela “La Catira” sin lograr, ni comparación, el objetivo de ensombrecer la obra del Maestro. Ante tal fracaso, el proyecto, que contemplaba varias novelas (llano, selva, Zulia, etc.), fue cancelado.

El hecho de que el tan insigne novelista Rómulo Gallegos fuera derrocado luego de apenas nueve meses en la presidencia, aunado a que más de cien años antes el sabio José María Vargas corrió con la misma suerte a los pocos meses, creó una matriz en el imaginario nacional, que reza que los intelectuales no sirven para el poder.

Un peligroso paradigma que divorcia la inteligencia del gobierno, y ha redundado en gobiernos nefastos.

Eso de que los intelectuales no sirven para el poder, es una creencia muy peligrosa. Primero, porque promueve que el colectivo piense que no importa el nivel de ignorancia de los políticos, sino su simpatía, zalamería, “viveza”, y declaraciones altisonantes que mantengan al pueblo activo en sus emociones. Algo tan absurdo como creer innecesario que un médico sepa operar en un quirófano, y valorar sus expectativas por su simpatía y sus promesas de que la cirugía saldrá bien.

Segundo, porque la creencia es falsa. Los grandes políticos han sido intelectuales de primera línea. Churchill fue Premio Nobel de Literatura. Kennedy fue Premio Pulitzer. Fernando Henrique Cardozo, presidente de Brasil que inició importantes reformas que beneficiaron a su país, fue un gran teórico del desarrollo.

En Venezuela ha habido presidentes rayantes en el analfabetismo como los Monagas, Crespo, o Juan Vicente Gómez, y sus balances fueron negativos.

Como contraste que ha habido otros como Guzmán Blanco, quien era abogado, militar, académico y políglota. Muy superior a su tiempo. Sus resultados, con todos los defectos y su excesiva autocracia, son los mejores del siglo XIX venezolano.

López Contreras escribió varios libros. Su obra política fue muy buena. Reflejó su intelecto en una transición hacia la democracia y hacia un país próspero.

Rómulo Betancourt fue un pensador político. Su obra “Venezuela Política y Petróleo” es una referencia. Escribió otros libros y miles de artículos. Su equipo incluía políticos de gran peso intelectual como Andrés Eloy Blanco, Gonzalo Barrios, Prieto, Pérez Alfonzo, el mismo Rómulo Gallegos, y un largo etcétera. Rafael Caldera fue un intelectual de valía. Jóvito Villalba, uno de los mejores constitucionalistas de Venezuela. Uslar Pietri fue una mezcla de político de altura con escritor de primera línea. Estos políticos, entre otros, forjaron el período más próspero que ha vivido Venezuela. Los cuarenta años de la república civil.

El Nobel Vargas Llosa tal vez hubiera sido un gran presidente de Perú. No lo eligieron… peor para los peruanos.

Entre 1868 y 1874, el gran literato latinoamericano Domingo Faustino Sarmiento, autor del inmortal y emblemático “Vida de Juan Facundo Quiroga”, fue presidente de Argentina. Su período fue importante forjador de esa Argentina que a principios del siglo XX estuvo a la par de Estados Unidos y tenía mayor PIB per cápita que Francia.

Pudiéramos seguir; pero es suficiente lo que exponemos para concluir que la intelectualidad y la política sí van de la mano. Es más, que tienen que ir de la mano. Que cuando no van, los períodos presidenciales son mediocres y generan marasmo y retroceso en los países. Ejemplos de incapaces en el poder que perjudican a sus pueblos, sobran…

Destacaremos sólo uno: a Hitler, pintor y arquitecto frustrado, quien apenas escribió “Mi Lucha”. Un compendio de odios y medias verdades que, de paso … se lo escribieron.

Estadistas

Es preciso aclarar que hay intelectuales que no están preparados por su carácter, o por su formación, para la política; pero es hay que diferenciarlo del hecho de que a mayor formación intelectual los políticos pueden tener mejores logros, y como contrapartida, a mayor ignorancia de estos … peores resultados para los pueblos.

Los políticos deben ser cultos, para visualizar su realidad de manera profunda. Conocedores de la política, de las leyes, de economía. Como decía Andrés Eloy, “un océano de conocimiento con un centímetro de profundidad”.

Cuando el político es ignorante genera un país con una mitología de fracaso y en constante retroceso. Cuando es conocedor, pilas y ético, estamos en presencia de un estadista. Como Roosevelt, Churchill, De Gaulle. Tres intelectuales que forjaron a sus pueblos.

En Venezuela, dados los resultados, Betancourt y Caldera parecen Churchill, a lado de los estadistas “revolucionarios”.

No hay dilema entre intelectualidad y política. Política es conocimiento, liderazgo y es acción.

Tres anécdotas

Subdesarrollo….

– De Don Rómulo Gallegos se dice que no era político. Pero tal vez de haber sido suizo hubiera resultado un gran estadista en aquel país, al aplicar su visión sin tener que estar pendiente de militares felones que lo quisieran derrocar.

Ni ser víctima de rumores que lo obligaron a utilizar una figura literaria, cuando Miguel Otero Silva le preguntó si estaba preocupado por los ruidos de sable. Don Rómulo empantuflado le respondió: ¿usted cree que yo tuviera estas pantuflas si estuviera preocupado para correr? Magnífica figura literaria; pero… lo tumbaron a los tres días.

Realismo…

– Gallegos no tuvo la precaución de Pérez Alfonzo, quien cuando le instaron a luchar por la candidatura presidencial de AD en 1963, expresó que no aceptaba porque los venezolanos no éramos suizos.

– O la del eminente venezolano doctor Arnoldo Gabaldón (filósofo y médico científico de primera línea), cuando le ofrecieron la presidencia de la junta de gobierno en 1950, luego del asesinato de Delgado Chalbaud. Les dijo que, si no iba a ser el jefe, no aceptaría. Y no aceptó. Entonces los militares se buscaron un títere…

Cosas de nuestro subdesarrollo que de ninguna manera niegan la necesidad de que nuestros políticos posean un alto contenido intelectual.

La inteligencia al poder… debería ser una urgente consigna. Y hoy más que nunca.

Acuerdan taller el Pueblo Cuenta su Historia para reconstruir historia de comunidades de Calabozo

Este curso tiene una finalidad reconstruir los procesos históricos desde la descolonización y la insurgencia, una de las conclusiones del 16 Congreso de Historia Regional celebrado en La Guaira, del 6 al 9 de este mes de abril.
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IMAGE | José Aquino, en representación de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio del Estado Guárico y la Supervisora del Circuito Escolar, Diannerys Aranguren

Este viernes 22 de abril la Red de Historia ,Memoria y Patrimonio del Estado Guárico entregó a la Supervisora del Circuito Escolar, Diannerys Aranguren, un proyecto para la realización de un taller sobre el Pueblo Cuenta su Historia, el cual está promovido por el Centro Nacional de Historia, con la finalidad de que esta ciudad, especialmente los habitantes de las localidades Misión de los Ángeles y la Santísima Trinidad, realicen estudios referentes a la investigación histórica de ambas comunidades en el marco de los 299 años de la fundación de esas localidades.

Así lo informó José Aquino, en representación de la Red de Historia ,Memoria y Patrimonio del Estado Guárico, junto con los doctores Rafael Delgado, Cronista de la ciudad Villatododosantina ; Erlinda León Abreu, docente de la Universidad Rómulo Gallegos; Maglea Montilla de la Misión Robinson; Loida Mesa, Coordinadora de Inces en el Municipio y el capitán de Aviación Civil, Julio Güire Sanoja, en un acto que se realizó en la sede del Circuito Escolar número 2, en el Municipio Francisco de Miranda , ubicada en Calabozo.

Aquino indicó que este curso tiene una finalidad reconstruir los procesos históricos desde la descolonización y la insurgencia, una de las conclusiones del 16 Congreso de Historia Regional celebrado en La Guaira, del 6 al 9 de este mes de abril.

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IMAGE | José Aquino, en representación de la Red de Historia ,Memoria y Patrimonio del Estado Guárico, junto con los doctores Rafael Delgado, Cronista de la ciudad Villatododosantina ; Erlinda León Abreu, docente de la Universidad Rómulo Gallegos; Maglea Montilla de la Misión Robinson; Loida Mesa, Coordinadora de Inces en el Municipio y el capitán de Aviación Civil, Julio Güire Sanoja, en un acto que se realizó en la sede del Circuito Escolar número 2, en el Municipio Francisco de Miranda , ubicada en Calabozo.

Informó, también, que la Misión Sucre que dirige Audino Méndez, comenzará esta actividad, en el mes de mayo, en uno de sus aldeas del Municipio. De igual manera acotó el docente e investigador que cualquier institución educativa que quiera participar o colaborar será bien recibida por la Red de Historia, Memoria Y Patrimonio en esta ciudad para la realización de esta actividad.

En la misma reunión, Aquino anunció que para los próximos días se comenzará a realizar un Diplomado de Cronistas Comunales en la Parroquia Guardatinaja, solicitado por el Doctor Aquile Tovar, cronista de esa localidad, bajo el auspicio del Centro Nacional de Historia coordinado por la Red de Historia, Memoria y Patrimonio del Estado Guárico que dirige la Doctora María Arisela Medina.

Por su parte, la máxima representante del la Institución Escolar recibió con agrado el pedimento y dio instrucciones para la organización y planificación de estas actividades. De igual manera , la comisión realizó este mismo trámite ante e Alcalde del Municipio, Doctor Donald Donaire, con la finalidad de prestar la máxima colaboración posible para esta causa.

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Foucault y el pensamiento poscolonial

El poscolonialismo se nutre de diferentes tradiciones intelectuales, pero hay un pensador que influye más que cualquier otro: Michel Foucault. Los conceptos desarrollados por este francés son herramientas esenciales del pensamiento poscolonial, su vocabulario analítico se convirtió en la base de las obras de Said y sus colegas.
Por Ernesto Andrés Fuenmayor

Desde hace cuatro años administro la página de Instagram “Hechos Latinoamericanos“. Los temas abarcados van desde las civilizaciones prehispánicas hasta la historia republicana. En publicaciones acerca de la colonia o alguna cultura indígena se ven comentarios que celebran la llegada de los colonos como un quiebre con la barbarie, como el comienzo de la “civilización“. Entre muchos usuarios hay una clara identificación con lo europeo y una demonización de los aborígenes.

Para explorar este tipo de fenómenos discursivos y hegemoniales surgió durante los años setenta un campo de estudio que hoy se conoce como «poscolonialismo“. Si se tuviese que apuntar a una obra fundadora sería el libro “Orientalismo“ de Edward Said, un ensayo en el que el autor explora la creación europea del “Oriente“. Este “Oriente“ es descrito por Said como una práctica discursiva en la que los europeos se definen a si mismos como racionales, lógicos y normales, mientras que los orientales son la contraparte barbárica y primitiva.

Por lo general, el objetivo de los pensadores poscoloniales como Said es analizar la influencia del colonialismo en las dinámicas sociales actuales. Para ello suele tomarse la perspectiva de los territorios colonizados y no de las metrópolis europeas, rompiendo así con la tradición analítica de la teoría social.

El poscolonialismo se nutre de diferentes tradiciones intelectuales, pero hay un pensador que influye más que cualquier otro: Michel Foucault. Los conceptos desarrollados por este francés son herramientas esenciales del pensamiento poscolonial, su vocabulario analítico se convirtió en la base de las obras de Said y sus colegas.

La obra de Foucault es extensa y abarca campos tan diferentes como la historia de la ciencia, la psicología y la teoría social. Sin embargo, en sus libros destaca un interés dominante: el sujeto y la composición de su subjetividad. A Foucault le interesan fenómenos complejísimos como el poder y el conocimiento por su influencia en la creación de subjetividades, por ser ellos quienes definen los modos de percepción del individuo. En el poscolonialismo se toma esta perspectiva para analizar la creación de subjetividades coloniales, así como las estructuras de poder de las que surgieron.

Con frecuencia, la teoría poscolonial hace uso de los conceptos centrales de Foucault: “discurso“, “episteme“, “poder/conocimiento“, “saberes“ y “gubernamentabilidad“, entre otros. Todos ellos buscan analizar al sujeto como un ente socialmente construido, como el producto de una contingencia histórica que surge de dinámicas de poder y prácticas discursivas. Este repertorio analítico intenta entender a partir de qué fuerza los sujetos y su pensamiento se constituyen de una manera particular.

Para Foucault, el conocimiento no es más que aquello que en un momento histórico particular se acepta como verdadero. Esto sucede a partir de prácticas discursivas que se instalan en las mentes de los sujetos, organizando el pensamiento de una manera particular. Estos discursos, que no son más que formas históricamente contingentes de pensar acerca de un tema específico, constituyen al episteme. El episteme es, por lo tanto, el conjunto de las prácticas discursivas de una época, es decir, el vocabulario y la estructura intelectual de dicha época. Se podría describir al episteme como una pecera en la que el sujeto puede moverse libremente, pero con la limitación natural de la pecera.

Dada la naturaleza de este repertorio conceptual se entiende que las pensadoras poscoloniales lo utilicen para analizar la dinámica entre la colonia y la metrópolis, ente el colono y el colonizado. Con él describen como un grupo cultural -por ejemplo, los colonos españoles- impuso violentamente nuevos discursos y formas de percepción entre la población indígena. Desde una narrativa eurocéntrica que buscaba “modernizar“ a los bárbaros se justificó la destrucción de las subjetividades locales y su reemplazo con subjetividades europeas.

La producción del conocimiento indígena – ya haya sido el animismo caribe o la astrología azteca- fue reemplazada por la teología cristiana y las ciencias empíricas. La práctica discursiva se europeizó y la tradición aborigen se fue erosionando poco a poco.

De esa dinámica entre el Yo universal y el Otro barbárico surgió un episteme colonial que sigue ejerciendo su influencia hasta el día de hoy. La civilización europea sigue siendo interpretada entre latinoamericanos como “la civilización“, lo demás como barbarie. El cristianismo no es visto como pensamiento mágico institucionalizado, sino como un orden moral y espiritual superior, universal. El pensamiento racial sigue estructurando las relaciones sociales jerárquicamente, tal como hace 500 años.

Va siendo tiempo de que, quizás de la mano de Foucault, descolonizemos nuestro vocabulario y emprendamos el complejísimo proyecto de crear nuevas subjetividades.

Redes sociales: @hechoslatinoamericano

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¿Qué es la Historia?

Los gobiernos socialistas interfieren en la labor de los historiadores con sus leyes y proyectos sobre Memoria
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IMAGE | laventanaciudadana.cl .

Gabriel Tortella El Mundo

La Historia es saber, o, mejor dicho, todo el saber es Historia. Se trata de una verdad evidente: no podemos conocer más que lo que ha ocurrido; por lo tanto, nuestros conocimientos son Historia; no pueden ser otra cosa. Es cierto que cuando hablamos de Historia nos estamos refiriendo comúnmente a la historia de las sociedades humanas. Pero, en realidad, todos los campos científicos tienen historia y están basados en la Historia. Las teorías de la física están sustentadas en los experimentos y observaciones que los físicos llevan siglos haciendo. Todo campo científico, en realidad, tiene dos historias: una es la acumulación de hechos que la disciplina explica o quiere explicar; otra es la evolución de las teorías, interpretaciones e intereses de los científicos, la evolución de pensamiento de esa ciencia, sea ésta la física, la química, la medicina, la economía, la política, la sociología, el arte, la literatura, etcétera.

¿Qué es la Historia?Ciñámonos a lo que más frecuentemente se entiende por Historia, es decir, el pasado de las sociedades o colectividades humanas. En realidad, incluso la Prehistoria es Historia: los pintores de Altamira o de Alpera ya estaban escribiendo Historia, y lo mismo los autores del Gilgamesh o de la Biblia. Pero la Historia científica nace en la Grecia clásica, siglo V antes de Cristo, con Heródoto y Tucídides. El primero, además, le da a esta ciencia el nombre con el título de su gran obra, Historias, que presenta «los resultados de su investigación para que el tiempo no borre el recuerdo de las acciones humanas y que las grandes empresas [...] no caigan en olvido». Ambos pioneros prestaron atención sistemática a sus fuentes y a la veracidad de lo que narraban, aunque la obra de Heródoto contiene un cajón de sastre de historias míticas (muy divertidas) a las que él mismo concede escaso crédito. Pero su narración de la lucha de los griegos contra la invasión persa, cuyo recuerdo estaba muy reciente cuando él escribía, es magnífica, y contiene el primer contrafactual: ¿qué hubiera sucedido si la armada persa hubiera vencido en Salamina?

Otra virtud de Heródoto es su sentido del humor, del que Tucídides, autor de La guerra del Peloponeso, carecía, quizá por escribir en el destierro. Desde entonces hasta hoy la Historia ha conocido épocas oscuras y épocas gloriosas, pero una constante ha sido que los poderosos hayan tratado de ponerla a su servicio para promover sus intereses. Se ha dicho que la Historia siempre está sesgada, porque son los vencedores los que la escriben. Esto puede ser cierto en ocasiones, pero no siempre. Hoy vemos, con nuestra Guerra Civil, que la versión de los vencidos domina claramente sobre la de los vencedores; y Tucídides, que narró la guerra donde su Atenas natal salió derrotada, nunca disimuló los errores y los crímenes de sus compatriotas.

La Historia es, por definición, escrita y son lagos de tinta y montañas de papel los que recogen la obra de los historiadores en los 25 siglos largos desde Heródoto hasta hoy; y la ciencia ha evolucionado considerablemente. Pero aún son muchos los historiadores que se resisten a utilizar los métodos de las ciencias sociales. La Historia económica, por ejemplo, no ha tenido general aceptación hasta hace relativamente poco tiempo y aún es mirada con reparo por muchos colegas en España y en otros países. Ramón Carande, uno de nuestros precursores, era, como Heródoto, ameno y divertido, y contaba que cuando llegó a Simancas para investigar sobre la Hacienda de Carlos V encontró que los legajos que le interesaban estaban clasificados como Papeles sin interés. Su colega francés y coetáneo, Marc Bloch, recomendaba al historiador saber interpretar un balance bancario, para muchos «más hermético que un jeroglífico». En general, la aplicación de las ciencias sociales y sus métodos, casi siempre cuantitativos, a la Historia, ha suscitado frecuentemente rechazo, aunque con argumentos poco convincentes o rigurosos: se ha hablado del peligro de deshumanizar la Historia, de hacerla aburrida e incomprensible, argumentos más bien endebles desde el punto de vista científico. Han sido algunos historiadores cuantitativos los que más certeramente han señalado el posible abuso de esta técnica y las falacias que puede traer consigo.

E. H. Carr (no Raymond) publicó hace ya tiempo un librito con el mismo título que este artículo donde ponía de relieve que el historiador debe ser objetivo pero no puede serlo completamente, porque ya la elección del tema de investigación, las fuentes y el método que utiliza suponen otros tantos sesgos. La honestidad no le exige, por tanto, una objetividad total, que es imposible, sino simplemente que deje claras sus hipótesis de partida, la evidencia y los métodos que sustentan sus conclusiones, brindando así al lector elementos para formar su propia opinión

La memoria colectiva, como la individual, es algo más subjetivo y maleable que la Historia. Es una mezcla de recuerdos, lecturas y testimonios compartidos que conducen a interpretaciones menos rigurosas que las de la Historia, pero que pueden tener mucho mayor poder que ésta por haber calado más hondo y más ancho. Por supuesto, la Historia puede y debe tener parte esencial en la formación de la memoria colectiva; por eso es tan importante que sea veraz y por eso muchos políticos intentan (y a menudo logran) imponer su propia versión, que acostumbra a ser falaz; si no lo fuera, no sería necesario imponerla.

Estas reflexiones vienen provocadas por las interferencias que los últimos gobiernos socialistas están llevando a cabo en la labor de los historiadores con sus leyes y proyectos sobre Memoria (sea ésta histórica o democrática) y con las profundas reformas de los programas educativos, sobre todo de segundo ciclo, que incluso han suscitado una leve protesta por parte de la Academia de la Historia. Estos gobiernos parecen ignorar que lo más democrático que puede hacerse con la memoria colectiva es dejarla en paz para que sea ella misma, como conjunto de personas adultas que es, quien se informe y enriquezca con las aportaciones que los historiadores ofrecen investigando y debatiendo libremente.Las mencionadas leyes y proyectos tratan de imponer de modo inadmisible una versión predeterminada de la historia de la Guerra Civil española, una versión maniquea que ningún Gobierno debiera manifestar y menos tratar de imponer a sus ciudadanos. La Guerra Civil ha sido uno de los temas más investigados, en España y en el extranjero, durante los más de 80 años desde que estalló y no necesita ningún estímulo estatal, y menos con los propósitos partidistas que traslucen la ley de 2007 y el anteproyecto de 2021.

El Gobierno, inmiscuyéndose en estos temas y convertido en un Ministerio de la Verdad orwelliano, promulga engendros como la memoria democrática de las mujeres, el Plan cuatrienal de la Memoria Democrática, el Consejo Territorial de la tan sobada MD, el derecho de las víctimas a la verdad, los procesos memoriales, el Centro Documental de la MD -que se superpone al Archivo de la Guerra Civil de Salamanca (cuyos fondos, por cierto, el Gobierno de Zapatero había dispersado en 2006 a petición de la Generalitat)-, el Catálogo de símbolos y elementos contrarios a la MD, y los lugares o parajes de MD, dando así un espectáculo de sectarismo ridículo que ni los órganos de propaganda del franquismo llegaron en su día a igualar.

La Historia es una ciencia apasionante, en continua evolución, y con una multiplicidad de temas, métodos y escuelas, a menudo enfrentadas en polémicas en ocasiones acaloradas, lo cual en el fondo es saludable y estimulante; pero se convierte en algo peligroso y aberrante cuando Estados y gobiernos deciden utilizarla para sus propios fines unilaterales y propagandísticos. Esto ha sido muy propio de regímenes totalitarios, como los comunistas, nazis y fascistas, y hoy de los protofascistas, como la dictadura blanca catalana. Por eso resulta alarmante, aunque a la vez risible y pintoresco, que el Gobierno español, en principio democrático, recurra a manejos pretendidamente académicos, que, pese a sus proclamas y golpes de pecho, son en esencia dictatoriales.

Lo que la Historia no es, ni puede ser en absoluto, es una fábula para niños grandes escrita por amanuenses domesticados al dictado de políticos prepotentes y soberbios. «Libertad para la verdad, pero no para el error», proclamaban los ministros de Información de los gobiernos de Franco. ¿Y quién discriminaba entre una y otro? Ellos. ¿Están proclamando y haciendo lo mismo, desde el lado opuesto del espectro político, los ministros de Sánchez? Todo indica que sí.

Gabriel Tortella, economista e historiador, es miembro del Colegio Libre de Eméritos. Su último libro, con Gloria Quiroga, es La semilla de la discordia. El nacionalismo en el siglo XXI (Marcial Pons).

Entre las aguas de la Historia Insurgente

Un documento recogió desarrollar programas integrales en el campo de la historia, dirigidos al sistema educativo, que promuevan la participación activa de las nuevas generaciones en el rescate de la memoria colectiva y la conciencia histórica de las luchas insurgentes.
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IMAGE | Rosario Soto Suarez, Directora Ejecutiva del Centro de Estudios Simón Bolívar

Revista Fuego Cotidiano

Desde el 6 al 8 abril se celebró en el Estado La Guaira, en varios espacios de esta entidad porteña del litoral venezolano el Decimosexto Congreso Nacional y el tercer Congreso Internacional de Historia, donde plantearon la necesidad de establecer la Historia Insurgente en el sistema educativo nacional.

Un documento recogió desarrollar programas integrales en el campo de la historia, dirigidos al sistema educativo, que promuevan la participación activa de las nuevas generaciones en el rescate de la memoria colectiva y la conciencia histórica de las luchas insurgentes.

Rosario Soto Suarez, Directora Ejecutiva del Centro de Estudios Simón Bolívar explicó que el Congreso Nacional de Historia es uno de los eventos más importantes del país y cuya iniciativa data de más de 30 años. “Comenzaron como simposios y fueron auspiciados en los primeros tiempos por la Revista Tierra Firme y ahora por la Revista Memoria y Patrimonio”, indicó.

Asimismo, Soto Suarez resaltó la amplitud del evento, dado que este brinda a todos los estudiantes, profesores, docentes e investigadores de diferentes áreas de la Historia, las Humanidades y las Ciencias Sociales; “pero, también, de otros sectores que tienen un gran interés por el tema de la historia, la memoria y el patrimonio “.

Indicó que el Congreso se realizó en el marco de la conmemoración del aniversario de dos hitos importantes en la historia contemporánea de la nación suramericana, los 30 años de la rebelión del 4 de febrero de 1992 y los 20 años del golpe de Estado del 11 de abril de 2002. Historia

IMAGE | José Manuel Aquino, Gerente Editorial de la Revista Fuego Cotidiano junto con el escritor Luis Britto García

Luis Britto García: la historia nos prepara para el futuro

Por su parte, el escritor Luis Brito García resaltó que el evento sirvio como un espacio para “pasar revista” sobre grandes temas de historia nacional, latinoamericana y mundial desde una perspectiva revolucionaria y humanística.

Este sentido, el autor de Rajatabla considero urgente discutir en este congreso el papel de Venezuela en la geopolítica petrolera. «La historia nos prepara para lo que sucederá en el futuro; nos hemos dejado arrebatar nuestras riquezas y vamos a permitir regalarles el futuro del mundo a cambio de nada», refirió el historiador Luis Britto García, durante su ponencia «Pico Petrolero», donde destacó que Venezuela y los pueblos del mundo deben preguntarse cómo debe ser la nueva relación comercial y social, en torno al comercio petrolero.

Recalcó que la historia nos prepara para el presente y para el porvenir, pues el país se prepara para un nuevo pico petrolero y se deben evaluar las consecuencias ecológicas, económicas, sociales, políticas y estratégicas.

Más de mil 400 historiadores de diferentes partes del país e invitados especiales de diferentes partes del mundo se dieron cita en este evento. Un total de más de 560 ponencias se leyeron y se discutieron.

Guarico fue uno de los estados que presentó una gran cantidad de ponencias en el Congreso,muchas desarrolladas por estudiantes de laMaestría de Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos, UNERG.