Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (siete)


Este es el momento decisivo, para aglutinar a las grandes mayorías nacionales, en un cauce común de conciencia ciudadana, que nos ayude a encontrarnos, con todo aquel que todavía tiene la capacidad de soñar por la causa democrática, pero eso implica el definitivo deslinde, con todo aquello que le hace el juego a este ilegitimo gobierno


Por Jesus Cepeda Villavicencio


La vida tiene en la alimentación el elemento más crucial, así ha sido desde los momentos más instintivos, en la prehistoria, hasta  los actuales días de la contemporaneidad humana”. 

JCV

Finaliza el año 2022, y el cínico régimen insiste en hablar de mejoras y de una supuesta normalidad, que existe solo en las trágicas mentes de los encumbrados voceros oficialistas, y de sus fieles adláteres, beneficiarios directos de una codicia que no tiene límites, expresada en una grosera burbuja de bodegones y tiendas de lujos, que no tiene nada que envidiarle, a sus similares de los campos elíseos, la avenida mas famosa de la Francia  parisiense, mientras que el flagelo más miserable que conozca la humanidad (el hambre) continúa creciendo a la par de una indetenible inflación, que arrastra al dólar en su alocada carrera. No cabe la menor duda que Venezuela se ha convertido en el país más desigual del mundo, una minúscula élite de multimillonarios encerrados en 912000 KM cuadrados, y una inmensa mayoría (más del 90% de su población en situación de pobreza general de ingresos). Si este doloroso señalamiento no sirve de acicate a la inmensa mayoría social, hoy padeciendo de unos inmerecidos infortunios, por culpa directa de un reducido número de militares y civiles corruptos, que se adueñaron del país, con pretensiones de eternizarse, y que ya no se encuentran calificativos para definirlos, no hay, definitivamente nada que lo haga. Este es el momento decisivo, para aglutinar a las grandes mayorías nacionales, en un cauce común de conciencia ciudadana, que nos ayude a encontrarnos, con todo aquel que todavía tiene la capacidad de soñar por la causa democrática, pero eso implica el definitivo deslinde, con todo aquello que le hace el juego a este ilegitimo gobierno, y se presta para la siembra de la desunión y la desesperanza. Las cifras que mostraremos a continuación, constituyen las verdaderas razones que nos han llevado a presentar, la apremiante necesidad de buscar los máximos consensos posibles, en la reconstrucción y rescate del SAV, que como hemos insistido, debe hacerse en base a tres objetivos (revertir el crítico déficit nutricional de la población,  modificar la ecuación productiva, con preeminencia hacia lo nacional., y disminuir el histórico déficit de la balanza comercial agroalimentaria), y en la elaboración de una nueva legislación y la formulación del “Plan Nacional Agroalimentario”, aspecto sobre el que se ha venido trabajando, desde hace ya, algún tiempo.      


Para poder definir y planificar el primer objetivo, lo primero que se debe precisar, es el estatus actual, en base a cuatro parámetros claves; medios de vida de la población, seguridad alimentaria, consumo de alimentos y estado nutricional de la gente.


  • Medios de Vida. Desde antes de la llegada de la pandemia del COVID 19, Venezuela ya venía padeciendo los rigores de una descomunal hiperinflación, que pulverizó los salarios reales de todos los trabajadores, tanto del sector público, como del sector privado. A esta terrible situación se le  debe añadir, la pronunciada escasez de bienes esenciales alimentarios, con altos e inaccesibles costos. Según los informes de los organismos internacionales (FAO y PMA), después de 28 meses de prolongada hiperinflación (la cual aun a la fecha actual, persiste, aunque con cierto grado de desaceleración) antes de la aparición del fenómeno pandémico, 24,8 millones de personas ya habían extenuado sus medios de vida de forma irreversible, y aproximadamente el  37% de esa cifra había perdido sus fuentes de ingresos. Como consecuencia de todo ello el 68% de la población del país, no tuvo acceso a los alimentos, teniendo en muchos casos que proceder a la venta de activos para poder comer ante la definitiva desaparición de los ahorros. La acentuación de la caída del principal medio de vida de los trabajadores (la institucionalidad salarial), ha intensificado las dificultades económicas de los hogares, pasando estos a depender de uno de los más desnaturalizados y perversos mecanismos clientelares de control político ( los CLAPs). Hay estados del país donde la crisis es más pronunciada, siendo Guárico, Monagas y Táchira, las entidades más afectadas en la pérdida de medios de vida. El cuadro que presentamos a continuación refleja  la gravedad de la emergencia humanitaria compleja por la que atravesamos.

 

Marzo  2020

Junio  2021

Pob. con vulnerabilidad económica.

26063468 (91,4%)

27582862 (97%)

Pob. con medios de vida agotados

14942294 (52,4%)

   18485990 (64,4%)

Pob. que vendió bienes para comer

5703165 (20%)

   19821767(37,7% )

Caída del poder adquisitivo

92,2%

95,6%,


  • Seguridad Alimentaria. Los datos del PMA, publicados en 2019, los cuales serían utilizados para actualizar el plan de respuesta humanitaria de venezuela del año 2020, confirmaron una crisis alimentaria aguda  de elevada escala, al mostrar que 9,3 millones de personas se encontraban en inseguridad alimentaria, es decir prácticamente habían perdido el derecho a una alimentación adecuada, para tener una vida socialmente útil. Entre 2020 y 2021, aun cuando la cantidad de productos importados subió levemente, pero a costos inaccesibles, la caída más severa de la producción nacional de alimentos y el aumento sostenido de los precios, elevaron a 14,1 millones de personas la situación de inseguridad, las cuales se han visto en la apremiante necesidad implementar estrategias de subsistencia, en las que a menudo las personas mayores se privan de consumir, para que los menores lo puedan hacer. Las entidades más dramáticas en este sentido son; Amazonas, Monagas Zulia y Bolívar.
  • Consumo de Alimentos. Al haber una menor disponibilidad de alimentos, la cual cayó en un 73% entre los años 2015 y 2019,y una mayor inaccesibilidad por privaciones económicas, al finalizar el 2019, la ingesta de proteínas había disminuido en un 76,9% y la calórica en 34%. La población Venezolana ha tenido una dieta insuficiente y desequilibrada, a expensas de carbohidratos y grasas para saciar el apetito y rendir lo poco disponible en la mesa. Este adverso contexto, lo podemos visualizar más nítidamente en el siguiente cuadro.

 

Marzo  2020

Junio  2021

Pob. que redujo porciones de comida.

17109497 (60%)

18112826 (63,1%)

Personas con subalimentación

9100000 (31,9%)

13600000 (47,4%)

Personas que cayeron en subalimentación

6200000(21,8%)

10700000 (37,3%)

Caída de la ingesta de proteínas

70%

80%


  • Estado Nutricional. Con una menor disponibilidad y acceso a los alimentos, falta de medios de vida a los cuales recurrir y un severo deterioro del CONSUMO (quizás, el más importante subsistema de los siete que se han definido para el SAV), en la pandemia, las evaluaciones nutricionales indicaron un aumento de la desnutrición en la población, afectando al menos a 3,1 millones de personas, entre niños y niñas menores de diez años,embarazadas, personas mayores y otros grupos vulnerables. En La mitad de los estados más poblados del país, se encontraron riesgos de déficit nutricional en 60% niños y niñas menores de cinco años; de 8,4% a 14,4% aumentó la proporción de niños y niñas con desnutrición aguda global, de acuerdo con los datos de CÁRITAS VENEZUELA; y de 30% a 33% con desnutrición crónica, según las evaluaciones de la FUNDACIÓN BENGOA, como se puede apreciar en este cuadro final.

 

Marzo  2020

Junio  2021

Pob que alguna vez no tuvo alimentos

14828231 (52%)

15414560(53,7%)

Pob con algún grado de déficit nutricional

_____________

3106000(10,8%)

NN  menores de 5 años desnut aguda

203206 (8,4%)

355303 (14,4%)

NN de 0 a 2 años desnutrición aguda severa

99485 (6,9%)

174098 (12,1%)

NN menores de 5 años con desnutrición crónica

725734 (30%)

814235 (33%)

       


Todo este complejo cuadro de gravísimos problemas, que a diario enfrentan las familias en Venezuela, ha contextualizado un panorama de marginalidad estresante, que se materializa en un azaroso dia a dia, en el que; el 84% está permanentemente buscando alimentos más baratos, el 39,5% dispone de los pocos ahorros para comprar comida, el 19,2% pide dinero prestado para adquirir alimentos, el 18,2 pide comida prestada o ayuda a otros, el 18% compra comida a crédito, un 15,4 de los adultos reduce su ingesta para que los niños coman, un 11% reduce los gastos que se deberían destinar a actividades productivas, el 8,4 orienta el consumo hacia los que trabajan, un 6% envía a las persona a comer a otra parte y un 1,9% ha cambiado a los hijos a escuelas más baratas. Pero también se tiene a las familias que están entre la inseguridad moderada y severa, donde se puede apreciar, según los estudios consultados como; un 41,1% de ellas tiende a reducir el tamaño de las raciones o el 27,4% que reduce el número de comidas y otro 27,2 % que reduce gastos de salud, educación u otros para destinarlos a la compra de alimentos, finalmente están las que permanecen con hambre que son cerca del 10%, y las que venden los bienes del hogar, mendigan o migraron, en fin un drama que parece una película de terror, en las que las familias se encuentra atrapadas y sin salidas aparentes. Al fin todos sabemos que la salida de este laberinto, es POLÍTICA (mayúsculas ex profeso), pero se necesita mucha conciencia ciudadana, voluntad y compromiso unitario, para enfrentar un régimen, repito, al que ya no hay que más adjetivos endilgarle.


HACIA LA REINSTITUCIONALIZACIÓN DEL PAÍS  Y EL RESCATE DE LA DEMOCRACIA. Continuaremos.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.

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