Como se puede observar la activación del SAV requiere para su arranque, en sus dos iniciales años, de un monto cercano a los mil setecientos millones de dólares. Esta cifra representa el 8% de los veintiun mil millones de dólares saqueados al erario público, sólo en el último escándalo de corrupción que ha sacudido a la conciencia nacional, lo que revela que con una pequeña dosis de disposición y voluntad política nacional, se podría iniciar el despegue de nuestra agricultura.
Este monto de inversión inicial permitirá la colocación en la agroindustria y otros sectores económicos, de 726681 TM de arroz paddy, como resultado de la cosecha de 140000 Ha (estimación de siembra inicial, lo cual se traducirá en 363340 TM de arroz blanco tipo I de mesa, que podría satisfacer por seis meses la demanda nacional de este rubro). Para el caso del maiz, estas inversiones estan dirigidas a la siembra de 350000 Ha (110000 Ha de maiz amarillo, lo que se traduce en 352000 TM de este rubro destinado al consumo animal y 240000 Ha de maiz blanco, que representan 768000 TM, las cuales totalizan luego de la conversion del procesamiento agroindustrial, 537000 TM de harina precocida).
EL MEDIANO Y LARGO PLAZO
La planificación en el mediano y largo plazo debe sustentarse sobre definiciones muy precisas, acerca de la aspiraciones que se tienen con el SAV, en el entendido de que el pais va a seguir dependiendo en gran medida de la actividad petrolera como la principal vía económica y financiera para su sustento, y no se sabe por cuánto tiempo más (solo que como prevén los investigadores sobre los efectos globales del cambio climático, la economía de este siglo estará marcada por la economía verde y la conservación de suelos y aguas; con toda una amplia dinamica de servicios agroambientales, como se pudo apreciar cuando discutimos lo atinente al medio natural). De lo que sí estamos convencidos, es del hecho concreto de que el pais necesita que el SAV, tenga un rol más protagónico en el concierto de la economía general de la nación, y eso implica una significativa disminución de su dependencia de la renta petrolera.
La diferencia en las dimensiones de la planificación (CP, MP y LP), radica no solo en las condiciones que nos impone la temporalidad, sino también en el impacto de las inversiones y las capacidades de respuesta de los distintos rubros agropecuarios que se priorizan, las cuales dependen a su vez, de la longevidad productiva que impone su propia naturaleza biológica. En este sentido definimos el corto plazo en un lapso no mayor a dos años, en el que aspiramos que las políticas de estímulo, sean efectivamente dinamizadoras de otros sectores y subsectores de la economía. Es decir que se puede considerar el CP como el suiche de encendido del que dependerá, lo que pueda suceder aguas abajo. El MP lo consideramos como una transición hacia la estabilidad definitiva del sistema, este lo ubicamos en una temporalidad que oscila entre los tres y ocho años, por lo que resulta evidente que el LP se mide a partir del año nueve, donde se supone que se ha avanzado lo suficiente, para que se hayan encaminado un conjunto de soluciones a los graves problemas que ha padecido históricamente el SAV.
Como ya lo hemos precisado con anterioridad, la heterogeneidad de nuestros agroecosistemas y pisos climáticos, hace posible que se pueda priorizar y planificar sobre una diversidad de rubros que garantizarian una oferta variada y alternativa en la satisfacción de las demandas calóricas, proteicas y de reguladores metabólicos de la población.
La temporalidad de los planes no debería modificar la filosofía originaria que hemos concebido, la que se ha esbozado en los objetivos-metas que se han trazado, para los que, la factibilidad y el realismo son medulares, es por ello que resulta imprescindible saber con que contamos en materia de recursos, y el cómo y con quién lo haremos posible, que es la manera concreta cómo se materializa el proceso productivo. La estabilidad de; un circuito cerealero, hortícola, leguminosas, oleaginosas, azucarero, raices y tuberculos, cafetero y cacaotero, textiles, una ganadería amplia, variada y eficiente y una fruticultura exportable es posible en nuestro país. Consolidar nuestra capacidad agroindustrial, fortalecer las redes de distribución y comercialización y el fomento de una ciudadanía consumidora con poder adquisitivo, también son posibles.
Finalmente; todo lo planteado y discutido en diecinueve entregas dedicadas a este tema, tiene su corolario metodológico-orientativo en las siguientes interrogantes:
¿ Cuántos vamos a ser los venezolanos en el mediano y largo plazo
¿ Cuál debe ser la ingesta nutricional que se aspira consuma esa población para que pueda llevar una vida socialmente útil ?
¿Cuáles rubros en base a nuestras condiciones agroclimáticas y de sus características nutricionales puede aproximarse a esa demanda, de manera que se pueda evaluar técnica y efectivamente la proporcionalidad entre producción nacional e importaciones ?
¿ Con que cuenta el pais en materia de bienes, capital, trabajo, tierras, aguas y acervo tecnológico-científico, para acompañar legislativa y ordenadamente, un plan de la magnitud del que se está proponiendo ?
Cada paso contemplado en la planificación, está previamente condicionado por un conjunto de premisas, que son las que permitirán ir evaluando la progresividad en el cumplimiento de los objetivos-metas.
Todo el desarrollo de las consideraciones tratadas en esta serie, están planteadas en un trabajo “in extenso”, que hemos intitulado una visión holística del sistema agroalimentario venezolano (SAV). Es fundamental que para hacer posible este sueño, se necesita un consenso de valores sobre los siguientes cuatro pilares:
Cero populismo. El gasto público no puede obedecer, ni funcionar en base a mecanismos de clientela político-partidista.
Cero demagogia. No se debe ofrecer lo que no se puede cumplir.
La lucha contra la corrupción tiene que ser una política frontal, tanto del Estado como de la sociedad.
Es necesario romper con la atonía social. La participación ciudadana debe ser activa en las reivindicaciones de todos y cada uno de sus derechos, y dentro de ellos es crucial el rescate de la libertad de expresión y de todos los medios que la hagan posible.
Como acto conclusivo;” Fundamental la reinstitucionalización de nuestros sistemas; tanto estadísticos como de cuentas nacionales, hoy sometidos a la más inmoral ignominia, porque sin ellos es imposible concretar una planificación agroalimentaria, ajustada a las condiciones que nos impone una difícil y compleja realidad”.
Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.
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The second monster followed the first, and at that the artilleryman began to crawl very cautiously across the hot heather ash towards Horsell. He managed to get alive into the ditch by the side of the road, and so escaped to Woking