Jesús Cepeda Villavicencio

Reflexiones para el diseño de una Política de Estado en el Sistema Agroalimentario Venezolano (SAV)

El asunto agroalimentario como palanca en el rescate de derechos fundamentales

Los datos e informaciones aquí expresados, han sido consultados en los informes que al respecto han presentado; la CEPAL, la ONU, el PMA (programa mundial de alimentos), la FUNDACIÓN BENGOA, CARITAS y ENCOVI. Son cifras irrebatibles e inocultables, y por más cinismo que se imprima en su negación, revelan la existencia de un gravísimo problema de carácter humanitario que empuja al pais y a toda su población, a una espiral de violencia, vorágine y a un tremedal que pareciera no tener fondo.


A los candidatos de las primarias


El SAV tiene que ser visualizado como un complejo mecanismo de encadenamientos socioproductivos, que deben ser transversalizados.

JCV

Por Jesús Cepeda Villavicencio.


INTRODUCCIÓN


Hay sectores de la socioeconomía de una nación cuya específica naturaleza, los coloca en una situación de mayor vulnerabilidad y debilidad para enfrentar con éxito, las crisis cíclicas, recurrentes o estructurales que la propia dinámica económica y política impone en determinados momentos de la historia. La dependencia climática y la propia condición biológica de la actividad agropecuaria, ubica a esta, en la cúspide de la pirámide de riesgos, de manera que la importancia vital que ella reviste para la sociedad, debe inexorablemente ser atendida bajo un enfoque integral en sus políticas; racional y consensuadamente, sin ambigüedades, dispersiones o perversos intereses político partidistas.


En cien años de absoluto monopolio del rentismo petrolero, tanto en lo político como en lo cultural, social y económico, el pais ha transitado por innumerables y lamentables capítulos que han comprometido seriamente su propia seguridad alimentaria; por la fragilidad que ha significado la extrema dependencia de ésta, a las importaciones alimentarias, las que a su vez siempre han respondido al carácter volátil de los precios petroleros, que son los que en definitiva han permitido sufragar la histórica facturación importadora. Esta caracterización que resumimos en la siguiente expresión; “Es la cualidad de la bonanza petrolera (la que a su vez está condicionada por los precios del commodity), la que ha condicionado el establecimiento o no de las políticas expansivas o restrictivas en el gasto público, hito al que ha estado históricamente atada la economía no petrolera; un cordón umbilical que debe ser superado, con políticas integrales y planificadas en todos aquellos estamentos productivos que puedan definitivamente contribuir con la diversificación de nuestra economía, y aquí, el encadenamiento socioproductivo que el SAV ofrece, es uno de esos estratégicos eslabones”. Esta incuestionable  realidad historica que nos ha definido, y que ha llegado a sus máximos niveles de criticidad, con el trágico desatino político del actual régimen, hace obligante el accionar consensuado de los diversos sectores y actores pensantes, racionales y dolientes de esta terrible causalidad, conminandonos en consecuencia a repensar y a buscar las necesarias coincidencias para poder abordar con éxito, el desafío que significa proponer las acciones, programas y planes para el SAV, bajo el paraguas de una visión integral, holística y moderna, en el entendido de que esta vez, pareciera que nos estuviésemos acercándonos al más peligroso de los umbrales; EL HAMBRE.

El resumen esquemático que presentamos a continuación, refleja los aspectos más  cruciales y trascendentales que contextualizan lo que ha sido y ha acontecido en 100 años. En primer lugar la génesis; 1924, año que podemos definir como el punto de inflexión entre la economía agroexportadora y el paso de la adolescencia a la adultez de la economía petrolera, a partir del cual se aceleran dos proceso históricos que marcaran el rostro definitivo del devenir de la culturalidad venezolana; El éxodo campo ciudad y el capitalismo rentístico como pivote del desarrollo. La evolución del SAV en esta centuria puede sintetizarse en una sencilla frase; “participación marginal en el cuerpo económico de la nación”. Las agudas crisis tanto estructurales como coyunturales, coadyuvaron en esta gradual pérdida de importancia relativa; históricos problemas de diseños en las políticas macroeconómicas y agrícolas, en la seguridad tanto juridica como personal, en la infraestructura de apoyo, en la ciencia y la tecnología, en los cíclicos inconvenientes de los flujos de insumos, en los rezagos de precios reales de los productos agropecuarios y la falta de visión estratégica para definir programas agrícolas de corto, mediano y largo plazo, se combinaron para crear el mosaico perfecto que condujo a la marginalización de las actividades agropecuarias y del consumo de alimentos. A pesar de todo ello, siempre se ha mantenido la aspiración de construir un SAV que sea capaz de ordenar sus encadenamientos productivos, de aportar como conjunto un mejor rendimiento en el PIB nacional, que garantice por lo menos el 70% de los alimentos que consumimos y que definitivamente funcione complementaria y balanceadamente (producción nacional-importaciones), para garantizar que nuestra seguridad alimentaria descanse mayoritariamente en la diversidad productiva de nuestros ecosistemas, impulsando con ello la estabilidad de las regiones agrícolas nacionales.  

SITUACIÓN ACTUAL (EHC)


Los datos e informaciones aquí expresados, han sido consultados en los informes que al respecto han presentado; la CEPAL, la ONU, el PMA (programa mundial de alimentos), la FUNDACIÓN BENGOA, CARITAS y ENCOVI. Son cifras irrebatibles e inocultables, y por más cinismo que se imprima en su negación, revelan la existencia de un gravísimo problema de carácter humanitario que empuja al pais y a toda su población, a una espiral de violencia, vorágine y a un tremedal que pareciera no tener fondo.

En relación a los medios de vida; los datos abarcan una población para el año 2021 de 27.6 millones de personas que no disponen de los recursos económicos necesarios y suficientes para cubrir todos y cada uno de sus gastos esenciales. De ese total; 18.5 millones padecen grandes necesidades humanitarias, porque perdieron o extenuaron sus medios de vida de forma irreversible para poder alimentarse (agotamiento de ahorros, venta de bienes y artículos del hogar) y para Junio de ese mismo año, el salario mínimo real se había reducido en un 95%, es decir prácticamente había desaparecido, y paralelamente a ello, la producción de alimentos se había reducido a un 20% de su capacidad, con relación a la que tuvo en el año 2008.

Los datos del PMA publicados en el año 2019 confirmaron una crisis alimentaria aguda de elevada escala en por lo menos 9.3 millones de personas sufriendo inseguridad alimentaria, de esa cifra; 44.3% (4.119.900) tiene algún grado de inseguridad tolerable,  24.5% (2.278.500) inseguridad moderada, 17.8% (1.655.400) había reducido el consumo a niveles inaceptables, 12.3% (1.143.900) había llegado a niveles límite, 8.1% (753.300) con inseguridad severa y 5.5% (511.500) se encontraba en déficit extremo. Esta situación ha colocado a Venezuela entre los países con las cuatro mayores crisis alimentarias del mundo, y con una tendencia aún más pesimista después de la pandemia por el agravamiento en todos los órdenes sociales, económicos, políticos y culturales. Una hiperinflación que se ha prolongado en el tiempo, acompañada de una estrepitosa caída de la producción nacional y de las importaciones de bienes alimentarios, y aun cuando estas últimas mostraron leves mejoras a partir del año 2020, los elevados precios de esos bienes, se han tornado inaccesibles a una depauperada población, todo lo cual ha contribuido a que en solo dos años, la inseguridad alimentaria (crisis alimentaria aguda de elevada escala) haya alcanzado la cifra de 14.3 millones de personas (un incremento del 65% en tan solo dos años)), con sus respectivas secuelas.
Para el año 2019 la FAO en la actualización de sus datos para Venezuela corroboraba las informaciones del PMA, utilizando las categorías de subalimentados o con hambre crónica. Entre los años 2015 y 2019 la disponibilidad de alimentos cayó un 73%, afectando a la ingesta proteica en ese mismo porcentaje y a la calórica en un 34%.
La falta de apoyo a la producción nacional se puede definir como una constante en este régimen gubernamental. Desde que se decidió concretar un ministerio para la alimentación, separando este renglón de su nicho natural; la agricultura y la cría,  lo que hicieron fue desarrollar una estrategia que no fue otra cosa, que el fomento de la importación de alimentos a una escala sin precedentes, procedimiento estimulado con una política de tasas preferenciales para tales efectos, del que resultaron mayoritariamente favorecidos las elites militares que fueron las que se apropiaron de ese lucrativo y corrupto negocio, en un abierto y descarado perjuicio de la producción nacional y de la estabilidad de las regiones agrícolas del pais. Este oscuro negocio pudo mantenerse durante todo el periodo de la gran bonanza petrolera.
A lo anterior hay que sumarle la aguda escasez de combustible que se ha hecho crónica no solo desde la pandemia, sino que aún persiste, y ha complicado más el panorama de la disponibilidad y acceso de los alimentos para las grandes mayorías de la población. Hoy lo que ocurre con los productores hortícolas de los Andes Venezolanos, es un patético reflejo de lo que venimos argumentando.

El corolario de todo esto se expresa, al compararlo con el año 2015, en una disminución del consumo de; carne (93%), leche y derivados (85%), arroz (89%) y hortalizas en un (80%), todo lo cual contribuye desde el ángulo alimentario con lo que se ha denominado una emergencia humanitaria compleja (EHC) de proporciones épicas que el gobierno se empeña en desconocer.

Estos déficits tanto calóricos como proteicos, se ven reflejados dramáticamente en un estudio realizado por la fundación  BENGOA, focalizado en niños menores a dos años de los estratos poblacionales C,D y E, encontrándose severos retrasos en el crecimiento en talla (RCT) o desnutrición crónica. A esa edad, ese retraso es una consecuencia cuyo origen se ubica no solo en la etapa postnatal, sino incluso con mayor severidad en la etapa prenatal, por la exposición de las progenitoras a deficiencias alimenticias y nutricionales, siendo obvio que estas anomalías impactarán el desarrollo cognitivo de esos niños, así como su ulterior desarrollo, existiendo como derivación de todo esto, una alta probabilidad de ocurrencia de graves problemas de salud pública en el corto y mediano plazo.

Todas estas referencias antes contextualizadas, explanan con prístina claridad el tamaño del problema del SAV, solo en el análisis del aspecto medular del mismo; el consumo, que es uno de los siete complejos subsistemas que lo integran.

LAS PREMISAS


Dos conceptos, cuatro condiciones y cuatro interrogantes.
Partimos de la convicción de que todos los planteamientos y actos conclusivos que presentamos como propuestas, se inscriben dentro de los marcos y límites;  que aquí definimos como premisas.
Toda pretensión analítica que intentemos abordar con relación al SAV, debe necesariamente partir de la precisión conceptual de dos categorías que son correlativas y complementarias; la seguridad alimentaria y la soberanía alimentaria. Pareciera simple pero no lo es, estas dos acepciones han sido objeto de grandes debates y controversias, en foros y eventos a escala mundial; lo cual refleja la magnitud de su significado y alcance, que cobra mucho más trascendencia en un mundo globalizado tanto económica como políticamente, regido por el comercio como motor que impulsa tales acontecimientos.
La desigual distribución de los recursos planetarios (básicamente aguas y tierras, en el caso de los sistemas alimentarios), hace impensable que las naciones deban centrarse solo en sus visiones soberanas para garantizar sus respectivas seguridades alimentarias, porque ningún pais está aislado y la autarquía plena es una utopía. Los excedentes en la producción de bienes de diversas naturalezas (en aquellos países en los que eso es posible) se expanden en un comercio globalizado que fortalece política y económicamente los Estados nacionales favorecidos por el azar natural, imponiendo grandes desafíos internos en las naciones desfavorecidas, obligandolas a la búsqueda permanente de un equilibrio entre un derecho (seguridad alimentaria) y una capacidad (soberanía alimentaria) determinada por condiciones naturales que en muchos casos limitan su posibilidad, teniendo en consecuencia que recurrir a las importaciones.  En el caso venezolano resulta inaceptable que con los privilegios y potencialidades productivas que se poseen, el pais dependa en grado sumo de las importaciones alimentarias para garantizar su seguridad. Esto es más un hecho político circunstancial de nuestra singularidad rentística, que una necesidad de Estado para garantizar nuestra sostenibilidad como república. Por tal razón y ante la cruda realidad a la que estamos sometidos, no puede haber más demora en la concertación de una política de Estado que atienda la estabilización del SAV.

El diseño de la propuesta se sustenta en cuatro condiciones:
1). Se debe proyectar cuántos seremos los venezolanos en el mediano y largo plazo; aquí ya no basta que proyectemos en función de las tasas de crecimiento poblacional interanual, porque el fenómeno de la diáspora poblacional, ahora es un actor con carácter protagónico.
2).  Se debe precisar cuál  será la cantidad de calorías, proteínas y reguladores metabólicos demandados por esa población, de manera que esta pueda tener una vida socialmente útil.
3). Se deben definir los rubros agrícolas y pecuarios que podemos producir en el pais, y dadas sus conversiones nutricionales (calóricas, proteicas y reguladoras), correlacionar hasta donde puede ser suplida la demanda que esa población requiere.
4). Se debe partir de un real inventario de recursos productivos; tierras, aguas, acervo científico tecnológico, bienes de capital, recursos humanos (productores, agrotécnicos, empresarios agrícolas y agroindustriales, empresas de servicios, etc) capaz de poner en marcha los encadenamientos.
Estas cuatro grandes consideraciones nos conducen a su vez, al despeje de cuatro grandes interrogantes:
1). ¿Por qué debemos actuar?. Porque el hambre de nuestros niños y adolescentes recorre como un fantasma todos los rincones del pais, poniendo en tela de juicio nuestra propia sustentabilidad como república.
2). ¿Cómo debemos actuar?. Consensuando una propuesta entre todos los demócratas de este pais. Enarbolando la bandera de la venezolanidad, nuestras tradiciones y costumbres. Más allá del rentismo, somos un pueblo que tiene ancestrales vocaciones agrícolas.
3). ¿Con qué podemos actuar?. Con las potencialidades agroproductivas que el pais posee. Solo necesitamos un concertado acuerdo político para legislar y planificar.
4). ¿Con quién lo vamos a hacer?. Con el concurso del emprendimiento privado, solo necesitamos un Estado que garantice derechos y favorezca la subsidiariedad.
Esbozadas las consideraciones anteriores, que constituyen las directrices sobres las que creemos se debe actuar políticamente, pasamos a presentar los elementos centrales, sobre los que se aspira se pueda consensuar el acuerdo político.

LA PROPUESTA


La propuesta consiste en el desarrollo concertado, consensuado y simultáneo de cinco grandes líneas de acción, las cuales permitiran ir alcanzando gradualmente los tres grandes objetivos-metas que consideramos básicos para la estabilización del SAV. Estas acciones están enfocadas en la necesidad de estimular una estructura productiva que sea capaz de repuntar consigo, los niveles de producción y encadenamientos de procesos que nos permitan en los lapsos previstos, cumplir los objetivos. Tenemos que estar conscientes que nos estamos refiriendo a una planificación agroalimentaria, no solo a una planificación productiva, que es una fase muy importante de ella. Desde esta perspectiva el enfoque abarca; reformas institucionales, marcos legislativos y planificaciones tanto ejecutivas como productivas para poder atender de manera simultánea  los siete subsistemas que hemos definido dentro del SAV (agrocomercio, infraestructura de apoyo, la unidad productiva, el medio natural y el contexto socioeconómico, la institucionalidad rectora, la agroindustria y el consumo) y que también asumimos como noción de Sistema de Sistemas. No hay más tiempo para improvisaciones y aventuras, separar lo que con urgencia amerita el corto plazo, del mediano y largo plazo, sin que se desvirtúe la transversalidad de la propuesta, es fundamental porque evita las improvisaciones en las asignaciones de recursos, los que además de escasos, con un elevado grado de probabilidades van a provenir de los acuerdos en la normalización de las relaciones económicas y financieras internacionales. Para que este engranaje pueda funcionar, es necesario en primer lugar que se active la producción primaria en el corto plazo (dos años). En este sentido este periodo que consideramos transicional, si necesita con premura un impulso productivo inicial que tiene que estar acompañado de la gradual activación del resto de las líneas estratégicas. Este impulso debe estar dirigido al circuito cerealero (arroz, maíz y sorgo), ya que este es un circuito elástico, que responde con celeridad a los estímulos productivos, además de ser la palanca que activa el subsistema agroindustrial (agroindustrias de arroz, harina precocida y alimentos balanceados para animales) lo cual reanimaria así mismo los circuitos cárnicos, elevando el consumo proteico. Es necesario destacar que en relación a estas acciones a corto plazo ya se tienen los estudios de factibilidad de las inversiones, no solo para la adquisición de los insumos necesarios, sino también para poder subsanar la obsolescencia del capital de explotación fijo muerto (tractores, cosechadoras, equipos en general y repuestos), así como la incorporación de nuevas tecnologías. Esta información se presenta como un apéndice del presente informe.

Los objetivos metas de la propuesta son los siguientes:
1). Garantizar para toda la población venezolana una disponibilidad de alimentos (con accesibilidad) capaz de suplir un per cápita calórico superior a las 2800 k-calorias por día, y un per cápita proteico superior a los 80 gr por día; en un lapso no mayor a 8 años.
2). Garantizar que la demanda nutricional de la población sea suplida en una proporcion equivalente a la siguiente inecuación (producción nacional no menor al 70% e importaciones no mayor a un 30%); en un lapso no mayor a 8 años.
3). Garantizar que la balanza comercial agroalimentaria se aproxime a su equilibrio en un lapso no mayor a 8 años (aproximar las exportaciones agrícolas a un nivel cercano o superior a las importaciones respectivas).

Para que esos objetivos se puedan alcanzar, es necesario un plan que ordene de manera simultánea las cinco grandes líneas de acción que se proponen a continuación:
1). El asunto macroeconómico y su impacto en el comportamiento del SAV. Al respecto solo resaltamos en este breve informe, que el objeto fundamental de un plan de estabilización macroeconómico (que en nuestra visión política lo enmarcamos dentro de la concepción de la macroeconomía socialmente responsable) debe ser abatir la inflación. Este principio debe conducir al establecimiento de una tasa de cambio real (TCR) en equilibrio, porque de lo contrario es imposible hacer de la economía agropecuaria una actividad competitiva.
2). Reformas institucionales; dentro de las que destacan la urgente necesidad del cese de la abultada burocratización del SAV, regido en la actualidad por cinco ministerios y un sin numero institutos autónomos, que deben gradualmente ser fusionados, configurando una estructura institucional pública agrícola de pocos organismos de adscripción, pero de elevado nivel tecnico de gestion. Asimismo es indispensable impulsar las respectivas reformas legales (marco jurídico del sav), el sistema de financiamiento, la integracion vertical de los procesos agroalimentarios y las respectivas reformas fiscales.
3). La visión holística o de sistema de sistemas (como concebimos el SAV). Esto requiere como ya está establecido en los estudios respectivos, un análisis de cada uno de los subsistemas que conforman la referida visión.
4). El enfoque de la ruralidad versus la tradicional concepción de lo rural. Esto implica la definitiva superación del tradicional enfoque de entender lo rural como algo simplemente distinto a lo urbano, y definirlo básicamente por criterios censales, pasando a entenderlo como ruralidad, como una cualidad que responde a una compleja dinamica que se expresa y materializa a través de múltiples gradientes que los define la distancia, la movilidad social y la economía. Esto se puede visualizar al evaluar sus condiciones actuales, analizando los inevitables cambios que deben ocurrir y las disyuntivas que los mismos generaran.
5). Los planes agroalimentarios de corto, mediano y largo plazo. Estos son considerados los elementos propiamente operativos y productivos. Ellos representan una vieja lucha y una deuda nacional que se remonta muchos años atrás. Afortunadamente es copiosa la información que se dispone para su definitiva elaboración y puesta en marcha.

FINALMENTE: Un compromiso de principios y de valores fundamentales para la reinstitucionalización de la convivencia social.
1). Pedagogía política; para poder enfrentar y vencer las amenazas del populismo.
2). Frontalidad ante la demagogia; irrestricto respeto a lo que se puede y debe cumplir.
3). La firmeza en la lucha contra la corrupción; tiene que ser una política de Estado, de estricto cumplimiento, tanto de quienes gobiernan como de quienes delegan la representatividad.
4). Hay que vencer la atonía social; la participación ciudadana debe y tiene que ser activa en las reivindicaciones de todos y cada uno de sus derechos, y dentro de ellos es crucial la libertad de expresión y de todos los medios que puedan hacerla posible. pero también es imprescindible una ciudadanía consustancial con sus deberes.

Y como un acto conclusivo fundamental de estas reflexiones; colocamos la impostergable necesidad de reinstitucionalizar los sistemas de cuentas y estadísticas nacionales, hoy sometidos a la más inmoral ignominia, porque sin ellos, es imposible concretar una planificación agroalimentaria, ajustada a las condiciones que nos impone una difícil y compleja realidad.

NOTA FINAL


Las notas expuestas en este informe, se encuentran desarrolladas en una investigación en curso, “in extenso”, que hemos intitulado “UNA VISIÓN HOLISTICA DEL SISTEMA AGROALIMENTARIO VENEZOLANO”.

Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.TLF:  04243215824.Correo:  cepevillajl56@gmail.com


domingo, junio 25, 2023

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana.Resumen (y 2)

Estas acciones y objetivos están enfocados en la apremiante necesidad de la estimulación de un aparato productivo que sea capaz de repuntar consigo los diferentes indicadores socio económicos, para que se pueda alcanzar la estabilidad de la economía nacional. Planificar el desarrollo agroalimentario implica definir con precisión tanto su temporalidad (corto, mediano y largo plazo), como las actividades (rubros) sobre los se piensa actuar para producirlos, y con ello suplir los requerimientos nutricionales de la población.



Por Jesus Cepeda Villavicencio


DE LA PLANIFICACIÓN AGROALIMENTARIA


II). La propuesta consiste en el desarrollo concertado, consensuado y simultáneo de cinco grandes líneas de acción, las cuales permitirán la consecución de los tres objetivos-metas que consideramos necesarios y suficientes, en la orientación y consolidación del SAV. Esta entrega final está dedicada al abordaje de la quinta parte de esta estrategia general, que bien podríamos denominar como el aspecto propiamente operativo del complejo proceso de producción y consumo alimentario (plan nacional agroalimentario).


Estas acciones y objetivos están enfocados en la apremiante necesidad de la estimulación de un aparato productivo que sea capaz de repuntar consigo los diferentes indicadores socio económicos, para que se pueda alcanzar la estabilidad de la economía nacional. Planificar el desarrollo agroalimentario implica definir con precisión tanto su temporalidad (corto, mediano y largo plazo), como las actividades (rubros) sobre los se piensa actuar para producirlos, y con ello suplir los requerimientos nutricionales de la población. En este sentido, dada la precariedad y marginalidad hoy observada en todo el sistema agroalimentario, conviene ajustarnos al realismo y romper el molde de lo que significa el pernicioso eslogan de que el papel aguanta todo. No hay más tiempo para improvisaciones y aventuras. Separar el corto del mediano y largo plazo, sin que se desvirtúe la transversalidad de la propuesta, es fundamental porque evitará las improvisaciones en las asignaciones de recursos, los que además de escasos, con un elevado grado de probabilidades van a provenir de los acuerdos en la normalización de las relaciones económicas y financieras internacionales.


EL CORTO PLAZO


En el corto plazo (2 años) proponemos que las inversiones esten dirigidas  al circuito cerealero (arroz, maíz y sorgo), ya que este es un circuito elástico, que responde con celeridad a los estímulos productivos; además de ser la palanca que activa el subsistema agroindustrial (agroindustrias del arroz y la harina precocida; maíz), asi como la agroindustria de los alimentos concentrados para animales (ABA); maiz amarillo y sorgo, con los que se activarian consecuencialmente los circuitos carnicos (aves, cerdos, bovinos y piscicolas). Es necesario resaltar, que en relación con estas acciones de corto plazo, ya se tienen los estudios y estimaciones de necesidades de inversión, no solo para la adquisición de los insumos necesarios, sino también para poder subsanar la obsolescencia del capital de explotación fijo muerto (tractores, cosechadoras, implementos, vehículos de transporte, equipos en general y repuestos, así como la incorporación de nuevas tecnologías). Información que estará al alcance de todas las opciones candidaturales comprometidas con las primarias de la oposición democrática venezolana, y con la necesidad de presentar al pais agroalimentario (es decir; a todo el pais) un acuerdo estratégico. Estas estimaciones las podemos visualizar en el siguiente cuadro resumen financiero; el cual repetimos no son cifras caprichosas, sino que obedecen a estudios que al respecto hemos realizado, y que están esbozados en los anexos de una investigación en curso (una visión holística del sistema agroalimentario venezolano)


RESUMEN FINANCIERO CORTO PLAZO


Programa siembra arroz (primer año 349714250 $
Programa siembra maíz (primer año).          605328212 $
Programa siembra sorgo (primer año).          65999505 $
SUB TOTAL

1021041967 $

Programa siembra arroz (segundo año

262517156 $

Programa siembra maíz (segundo año)      

364018941 $

Programa siembra sorgo (segundo año)        

67959949 $

SUB TOTAL

694496046 $.


Como se puede observar la activación del SAV requiere para su arranque, en sus dos iniciales años, de un monto cercano  a los mil setecientos millones de dólares. Esta cifra representa el 8% de los veintiun mil millones de dólares saqueados al erario público, sólo en el último escándalo de corrupción que ha sacudido a la conciencia nacional, lo que revela que con una pequeña dosis de disposición y voluntad política nacional, se podría iniciar el despegue de nuestra agricultura.


Este monto de inversión inicial permitirá la colocación en la agroindustria y otros sectores económicos, de 726681 TM de arroz paddy, como resultado de la cosecha de 140000 Ha (estimación de siembra inicial, lo cual se traducirá en 363340 TM de arroz blanco tipo I de mesa, que podría satisfacer por seis meses la demanda nacional de este rubro). Para el caso del maiz, estas inversiones estan dirigidas a la siembra de 350000 Ha (110000 Ha de maiz amarillo, lo que se traduce en 352000 TM de este rubro destinado al consumo animal y 240000 Ha de maiz blanco, que representan 768000 TM, las cuales totalizan luego de la conversion del procesamiento agroindustrial, 537000 TM de harina precocida).


EL MEDIANO Y LARGO PLAZO


La planificación en el mediano y largo plazo debe sustentarse sobre definiciones muy precisas, acerca de la aspiraciones que se tienen con el SAV, en el entendido de que el pais va a seguir dependiendo en gran medida de la actividad petrolera como la principal vía económica y financiera para su sustento, y no se sabe por cuánto tiempo más (solo que como prevén los investigadores sobre los efectos globales del cambio climático, la economía de este siglo estará marcada por la economía verde y la conservación de suelos y aguas; con toda una amplia dinamica de servicios agroambientales, como se pudo apreciar cuando discutimos lo atinente al medio natural). De lo que sí estamos convencidos, es del hecho concreto de que el pais necesita que el SAV, tenga un rol más protagónico en el concierto de la economía general de la nación, y eso implica una significativa disminución de su dependencia de la renta petrolera.


La diferencia en las dimensiones de la planificación (CP, MP y LP), radica no solo en las condiciones que nos impone la temporalidad, sino también en el impacto de las inversiones y las capacidades de respuesta de los distintos rubros agropecuarios que se priorizan, las cuales dependen a su vez, de la longevidad productiva que impone su propia naturaleza biológica. En este sentido definimos el corto plazo en un lapso no mayor a dos años, en el que aspiramos que las políticas de estímulo, sean efectivamente dinamizadoras de otros sectores y subsectores de la economía. Es decir que se puede considerar el CP como el suiche de encendido del que dependerá, lo que pueda suceder aguas abajo. El MP lo consideramos como una transición hacia la estabilidad definitiva del sistema, este lo ubicamos en una temporalidad que oscila entre los tres y ocho años, por lo que resulta evidente que el LP se mide a partir del año nueve, donde se supone que se ha avanzado lo suficiente, para que se hayan encaminado un conjunto de soluciones a los graves problemas que ha padecido históricamente el SAV.


Como ya lo hemos precisado con anterioridad, la heterogeneidad de nuestros agroecosistemas y pisos climáticos, hace posible que se pueda priorizar y planificar sobre una diversidad de rubros que garantizarian una oferta variada y alternativa en la satisfacción de las demandas calóricas, proteicas y de reguladores metabólicos de la población.


La temporalidad de los planes no debería modificar la filosofía originaria que hemos concebido, la que se ha esbozado en los objetivos-metas que se han trazado, para los que, la factibilidad y el realismo son medulares, es por ello que resulta imprescindible saber con que contamos en materia de recursos, y el cómo y con quién lo haremos posible, que es la manera concreta cómo se materializa el proceso productivo. La estabilidad de; un circuito cerealero, hortícola, leguminosas, oleaginosas, azucarero, raices y tuberculos, cafetero y cacaotero, textiles, una ganadería amplia, variada y eficiente y una fruticultura exportable es posible en nuestro país. Consolidar nuestra capacidad agroindustrial, fortalecer las redes de distribución y comercialización y el fomento de una ciudadanía consumidora con poder adquisitivo, también son posibles.


Finalmente; todo lo planteado y discutido en diecinueve entregas dedicadas a este tema, tiene su corolario metodológico-orientativo en las siguientes interrogantes:


  1. ¿ Cuántos vamos a ser los venezolanos en el mediano y largo plazo
  2. ¿ Cuál debe ser la ingesta nutricional que se aspira consuma esa población para que pueda llevar una vida socialmente útil ?
  3. ¿Cuáles rubros en base a nuestras condiciones agroclimáticas y de sus características nutricionales puede aproximarse a esa demanda, de manera que se pueda evaluar técnica y efectivamente la proporcionalidad entre producción nacional e importaciones ?
  4. ¿ Con que cuenta el pais en materia de bienes, capital, trabajo, tierras, aguas y acervo tecnológico-científico, para acompañar legislativa y ordenadamente, un plan de la magnitud del que se está proponiendo ?
  5. Cada paso contemplado en la planificación, está previamente condicionado por un conjunto de premisas, que son las que permitirán ir evaluando la progresividad en el cumplimiento de los objetivos-metas.

Todo el desarrollo de las consideraciones tratadas en esta serie, están planteadas en un trabajo “in extenso”, que hemos intitulado una visión holística del sistema agroalimentario venezolano (SAV). Es fundamental que para hacer posible este sueño, se necesita un consenso de valores sobre los siguientes cuatro pilares:


  1. Cero populismo. El gasto público no puede obedecer, ni funcionar en base a mecanismos de clientela político-partidista.
  2. Cero demagogia. No se debe ofrecer lo que no se puede cumplir.
  3. La lucha contra la corrupción tiene que ser una política frontal, tanto del Estado como de la sociedad.
  4. Es necesario romper con la atonía social. La participación ciudadana debe ser activa en las reivindicaciones de todos y cada uno de sus derechos, y dentro de ellos es crucial el rescate de la libertad de expresión y de todos los medios que la hagan posible.

Como acto conclusivo;” Fundamental la reinstitucionalización de nuestros sistemas; tanto estadísticos como de cuentas nacionales, hoy sometidos a la más inmoral ignominia, porque sin ellos es imposible concretar una planificación agroalimentaria, ajustada a las condiciones que nos impone una difícil y compleja realidad”.

Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.


viernes, mayo 12, 2023

Sobrevivir: la paradoja de la vida en Venezuela

Es imposible abstraerse del pensar, y por más mecanicismo que nos imponga la sociedad, siempre, el pensar se llevará a cabo en la procura de tratar de entender, el ¿por qué? de las cosas, de las cosas que nos suceden, y de la realidad a la que estamos sometidos en la cotidianidad de nuestra existencia.


Por Jesús Cepeda Villavicencio



Por más que pensemos y pensemos, tratando de buscar explicaciones racionales a lo que nos acontece, nos sobrepasa el asombro, como una oscura nube que nos arropa, porque es la irracionalidad, lo que prevalece.

JCV

“Cogito ergo sum”. La frase de Rene Descartes, que expresa uno de los principios filosóficos fundamentales de la filosofía moderna y cuyo significado se interpreta como; “pienso mas luego existo”, frase que se convirtió en uno de los elementos fundamentales del racionalismo occidental, razón por la cual, este connotado filósofo y matemático francés (1596-16550), es considerado el padre del racionalismo. El pensar, independientemente de su cualidad (es decir si pensamos bien o mal, si lo hacemos con la verdad o lo falso, si se obedece a un razonamiento lógico o no), es una garantía de la existencia, y por lo tanto, a partir de ella es posible la búsqueda y establecimiento de nuevas certezas.


Es imposible abstraerse del pensar, y por más mecanicismo que nos imponga la sociedad, siempre, el pensar se llevará a cabo en la procura de tratar de entender, el ¿por qué? de las cosas, de las cosas que nos suceden, y de la realidad a la que estamos sometidos en la cotidianidad de nuestra existencia.


Casi un cuarto de siglo ha transcurrido desde que estos “sres” que mal gobiernan este lastimado pais, accedieran al poder. A un poder político que han administrado a su entero antojo, sustentados en una fábula redentora, que nos recuerda la epica del “mio cid” y el relato de las hazañas heroicas del caballero castellano Rodrigo Diaz de Vivar, cuando se alistaba a enfrentar los molinos de viento. Son muchas las hipótesis, ensayos y teorías políticas, económicas y sociales, que a lo largo de este periodo se han fraguado, para tratar de explicar toda la fenomenologia experimentada por este pais en ese transcurrir; obviamente no es el objetivo de este este escrito, escrutar estas; de hecho hay algunas internalizadas como indiscutibles verdades, sin embargo consideramos que es necesario ir más allá, para explorar otros cauces que nos ayuden a comprender mejor, por que? se actúa de la manera como se actúa, y por qué? se demolieron los sueños de una nación. No pretendemos crear nuevas hipótesis, ni novedosas teorías,¡no!, eso de alguna manera ya está relativamente entendido en las múltiples vertientes que se han esgrimido para explicar los acontecimientos venezolanos, solo nos atrevemos a colocar algunas piezas adicionales sobre ese complicado e inédito tablero. Eventos históricos, psicológicos y sociológicos, también participan en la ecuación.


Los grandes acontecimientos acaecidos en el s XX (dos guerras mundiales, el derrumbe del horror sovietico y los acelerados saltos que sentaron las bases en los avances tecnológicos de ese siglo) presagiaron en la mente, voz y escritos de importantes teóricos, políticos, economistas, y estadistas de talante y escala universal, el definitivo triunfo de la “razón sobre la sinrazón”, axioma que encaminaria a la humanidad hacia estadios de vida superiores en civilidad; ¡craso error!; la aparición de los primeros vestigios de Estados delincuenciales (Rusia, como afirmó un autor que por ahora no recuerdo), la definitiva consolidación de los fundamentalismos religiosos, el renacer de las autocracias y dictaduras de nuevo rostro, una globalización corporativizada e inhumana, que ha sustituido las ideas de entendimiento global por la lógica de las mercancías, el cambio climático, el terrorismo, el narcotrafico y un largo etc de acontecimientos, tiraron por la borda, aquellas utopías de finales del siglo pasado, estableciendo con ello, una demolicion (por ahora) de las ciencias políticas, las cuales en consecuencia deben ser repensadas, si queremos existir dentro de un modo de vida democratico; no solo como forma de gobierno, sino tambien como estilo de vida.


A la luz de estos innegables acontecimientos, y tomando prestado de la genética, algunas parábolas; Venezuela es el resultado de una hibridación que ha dado lugar a un atavismo socioantropológico. ¿Con quién se podría comparar el drama social, económico, político y psicológico que padece su pueblo?, quizás con Zimbabwe, Haití, Cuba o Corea del Norte, por citar algunos de los más emblemáticos casos de pauperización de pais alguno. Difícil para el ciudadano común internalizar una comparación de esta magnitud, cuando la correlacionamos con todos los privilegios que como pais poseemos, y que como diría Spinoza; (Deus sive natura), lo que Dios y la naturaleza nos legó, contrasta con la absurda paradoja de la sobrevivencia, el camino que la ha tocado transitar a la inmensa mayoría de los venezolanos, en esta paradisiaca tierra de gracia.


Entender el comportamiento de unos “sres” que pretenden eternizarse por encima de los escombros de lo que fue un pujante pais (hoy convertido en un territorio donde prevalece el eslogan del “sálvese quien pueda”), que se abría caminos en medio de múltiples dificultades para incorporarse a los acelerados cambios que nos marcaba la globalización y la contemporaneidad, es una tarea ciclópea. Venezuela, como cualquier pais con una democracia en construcción, enfrentaba problemas de pobreza, desigualdades y desarreglos macroeconómicos, pero se podían sentir las posibilidades de superación. Ese ánimo, expectativa o esperanza, se ha reducido a su mínima expresión. Que puede explicar la conducta de un gobierno que arrastra a su pueblo por el camino de la desesperación, quizás el resentimiento social de quienes lo dirigen, eso, sin duda, es un ingrediente adicional, de un complejo pool de factores que se han combinado en el momento más infausto de nuestra historia republicana.


Pensar y tratar de entender esta especie de película de suspenso y terror; pasa por hurgar en los recovecos de la naturaleza humana, buscando en lo que Hannah Arendt, teorizó como la banalidad del mal, comprendiendo que este siempre subyace en las entrañas del poder, que está allí, y que puede permear, en la clasica version de un psicópata, o en la funcionalidad de múltiples de ellos, como bien lo afirma Augusto Cury, eminente psiquiatra brasileño, conocedor en profundidad del manejo de las emociones; pasa por redefinir el cinismo, porque su conceptualización y significado se achicó, ante los asombros que el dia a dia nos revela con crudeza y dolor; pasa por el contundente anclaje de la noción del bien común, y de una sólida institucionalidad que lo haga posible.


Las máscaras, el camuflaje, las metamorfosis y el mostrar los dientes, son emblemáticos en la naturaleza del poder, tal como Elias Canetti, en su narrativa única, nos lo expresa en su magna obra; Masa y Poder. Estas aristas se encuentran alojadas, con un elevado grado de probabilidades, (la historia así lo confirma), en muchas mentalidades, que tanto ayer, como hoy y mañana, tratarán de alcanzar el poder, manifestándose como almas redentoras o como alternativas ante el descalabro que tenemos ante sí. Conviene en consecuencia extremar los cuidados (el germen de los populismos por ahí gravita).


Con una globalización signada por los sustitutos de Dios (el comercio corporativizado, la delincuencia organizada transnacional y los arsenales nucleares engavetados, pero prestos a actuar como potenciales castigadores; MIEDO), las consecuencias están a la vista; se debilitan las democracias, ante las nuevas mutaciones autoritarias, ahora auxiliadas con las ciencias, como inesperados aliados al servicio de las citadas corporaciones, o al del mejor postor. Las TICs están bastante alejadas de las motivaciones que impulsaron sus orígenes, se han convertido en herramientas de control social, al servicio corporativizado del poder y son armas para licuar y minar la legalidad económica, y no al servicio de la ciudadanía. ¿ Adonde fue a parar la ética deontológica ?. ¿ Es posible su renacer ?. Interrogantes que debemos hacernos quienes de verdad creemos en la democracia.


Las reflexiones expuestas, pensadas en la recién finalizada semana mayor del cristianismo, evocan la necesidad del entendimiento, del encuentro, de la unidad. No hay razón para más diatribas estériles, ni para las descalificaciones, pero tampoco para la exacerbación de purezas políticas inexistentes, fugaces entelequias camufladas como soluciones. Hemos definido un camino; pacifico, electoral, democratico y constitucional, hagamos posible ese sueño, las primarias son la oportunidad para entre todos legitimar un consenso, que nos ha sido esquivo. Como dijo alguien una vez; manos a la obra para salir del modo de SOBREVIVENCIA.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.


domingo, abril 30, 2023

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana.Resumen (1)

El grave problema nutricional de los venezolanos se ha constituido en un asunto de salud pública; como hemos podido observar, es numerosa la población afectada por problemas de malnutrición, desnutrición e inseguridad alimentaria (cerca de diez millones de personas, según los datos publicados por el PMA y corroborados por ENCOVI, de un total poblacional estimado para el año 2019



Por Jesus Cepeda Villavicencio


Nunca antes; en los cien años de absoluto monopolio del rentismo petrolero en el pais, se había observado una crisis de las proporciones y magnitudes que hoy se padece, en todas y cada una de las aristas que nos definen como República (planos; sociales, políticos, administrativos, económicos, ambientales, culturales y territoriales). No hay un segmento en nuestra sociedad que no esté afectado por esta especie de cáncer que ha ido corroyendo nuestras costumbres, tradiciones y valores; colocándonos en una de las más difíciles, inéditas y complejas situaciones de nuestra accidentada historia republicana”.


I). Con las dos entregas subsiguientes, culminamos una larga serie dedicada a uno de los encadenamientos socioproductivos (sistema agroalimentario venezolano; SAV) más afectados por la irracionalidad de un modelo político, que con su ética del mal (Antipolítica y Corrupción; como políticas de Estado, y el cinismo como discurso político), han destruido los cimientos de una sociedad, que otrora podía considerarse (más allá de los muchos problemas socioeconomicos y politicos que padecía para ese entonces) la de mayores expectativas de desarrollo dentro del concierto de las naciones latinoamericanas. Hoy con profunda tristeza hay que admitir, que estamos a la par de las más atrasadas del subcontinente. ¿ Cómo ocurrió este atavismo histórico, ese milagro a la inversa ?; creo que hoy, las grandes mayorías de nuestra sociedad están relativamente conscientes, o son menos susceptibles al engaño sistemático, por lo que resulta innecesario seguir con narrativas de explicaciones causales, debiendo en consecuencia pasar a la definitiva fase del gran encuentro unitario de los venezolanos, sobre la base de los acuerdos pro democráticos y las directrices del pais que aspiramos todos construir, con la mirada puesta en el futuro y no en lo que fuimos o somos. Este es el momento decisivo para definir el sistema político en el cual queremos vivir. No hay fuerza, por más despiadada que esta sea, capaz de detener la voluntad telúrica de un pueblo cansado de pedir limosnas, decidido a vivir en democracia (no solo como forma de gobierno, sino como estilo de vida).


Estos escritos han estado dirigidos a los sectores políticos y productivos que aspiran ese cambio; son propuestas para el encuentro, para el debate sincero, oportuno y conveniente, de uno de los estamentos  que como se ha podido apreciar a lo largo de los trabajos presentados, constituye un eje vital de ese nuevo pais que soñamos y deseamos. Estas  últimas entregas resumen lo que aspiramos sea concertado:


El grave problema nutricional de los venezolanos se ha constituido en un asunto de salud pública; como hemos podido observar, es numerosa la población afectada por problemas de malnutrición, desnutrición e inseguridad alimentaria (cerca de diez millones de personas, según los datos publicados por el PMA y corroborados por ENCOVI, de un total poblacional estimado para el año 2019, en veintisiete millones, padecen una crisis alimentaria aguda; ver entrega número cuatro), sobre todo en los estratos más vulnerables (niños y adultos mayores), lo que nos conducirá  si no se establecen los correctivos de rigor, a un punto de difícil retorno que hará más complicada nuestra incorporación al desarrollo global. Este hecho por sí solo, nos conmina a replantear todo lo que tiene que ver con la producción y consumo de alimentos, ya no basta con que solo se piense en satisfacer nuestras necesidades con la importación de alimentos, porque ya no se cuenta con la factura petrolera para tales efectos, incluso aun teniendola, es un deber nacional salir del sortilegio rentístico.


Dos conceptos correlativos y complementarios, son estratégicos en la definición de los objetivos que debemos trazarnos de manera concertada, para con progresividad ir disminuyendo los niveles de dependencia alimentaria. Nos referimos a la seguridad y soberanía alimentaria, siendo la primera un derecho humano fundamental; “el derecho de todos a tener una ingesta de alimentos en calidad, cantidad y oportunamente, de manera que se pueda tener una vida socialmente útil”, y la segunda; “se refiere a la disponibilidad y capacidad productiva que una nación y su sociedad posean, para poder satisfacer ese derecho”. Estamos aquí ante una disyuntiva; o producimos nuestros alimentos, o los importamos, es obvio, que cuando un pais renuncia a la disposición de producir sus alimentos,se está desentendiendo de sus productores nacionales y de la estabilidad de sus regiones agrícolas (dejándolas a su suerte), y lamentablemente esto es lo que ha ocurrido con el abandono del campo y la ruralidad.


Hemos venido proponiendo un acuerdo nacional, un gran consenso en torno a tres objetivos fundamentales y cinco grandes líneas de acción para la consecución de tales objetivos. A continuación los resaltamos una vez más.


OBJETIVOS-METAS:


1.-  Garantizar para toda la población venezolana una disponibilidad de alimentos (y su respectiva accesibilidad) capaz de suplir un per cápita calórico superior a las 2800 k-calorias por día, y un per cápita proteico superior a los 80 gramos por día; en un lapso no mayor a los 8 años.


2.-  Garantizar que la demanda nutricional de la población, sea suplida en una proporcion equivalente a la siguiente inecuación (producción nacional no menor al 70% y las importaciones no mayor al 30%); en un lapso no mayor a los 8 años.


3.-  Garantizar que la balanza comercial agroalimentaria se aproxime a su equilibrio en un lapso no mayor a los 8 años (aproximar las exportaciones agrícolas a un nivel cercano o superior a las importaciones respectivas).


LÍNEAS ESTRATÉGICAS:


1.-  El asunto macroeconómico y su impacto directo en el comportamiento del SAV.

2.-  Las reformas necesarias para el definitivo impulso del SAV.

3.-  La visión holística (sistema de sistemas).

4.-  El asunto de la ruralidad.

5.-  La planificación del SAV. 


Todo ello dentro del marco de una nueva visión de la ruralidad; con encadenamientos productivos, el impulso de una economía rural diversificada (economía verde; salud, bienestar humano, equidad y de servicios ambientales) y una mayor movilidad social, para poder contar con la voluntad política para legislar y los insumos estratégicos necesarios en la elaboración del respectivo “Plan Nacional Agroalimentario”, asunto al que dedicaremos los planteamientos que a continuación desarrollamos. 

 

El primer punto de las líneas estratégicas fue discutido en la entrega número cinco, sin embargo consideramos necesario recalcar, que más allá de la compleja y amplia cobertura de la macroeconomía, es importante que desde el inicio de la transición entendamos que el objetivo fundamental de un programa de estabilización, debe reflejarse en un quiebre sostenido en la tasa de inflación (acompañado de la reconstrucción de las redes de proteccion social, recuperación de las capacidades productivas y del empleo formal) para que así se pueda equilibrar la tasa de cambio real (TCR), reduciendo la sobrevaluación de nuestro signo monetario a un nivel que permita la recuperación productiva y competitiva del SAV. De igual manera todas y cada una de las líneas estratégicas han sido desarrolladas en entregas anteriores, quedando solo pendiente las referidas al punto cinco; su articulación debe materializarse en los planes agroproductivos que se proponen, los cuales a su vez deben ser el resultado de un consenso nacional sobre tres aspectos claves; un gobierno de unidad nacional que priorice la estabilización a la que hemos hecho referencia, acuerdos políticos sólidos que garanticen la coherencia de las políticas y las reformas, y por último, la no menos importante necesidad del restablecimiento de las relaciones económicas y financieras internacionales para salir del aislamiento.


Con la propuesta de la semana próxima, referida a la metodología que se sugiere para la elaboración del PLAN NACIONAL AGROALIMENTARIO, cerramos esta serie dedicada al SAV, con la esperanza puesta en Dios, y en la firme convicción de que “SI SE PUEDE”.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.


viernes, abril 21, 2023

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (diecisiete)

Lo rural, no solo se debe entender como algo diferente a lo urbano, definido por criterios censales, sino que se debe precisar en base a su cualidad, a una compleja dinamica que está allí presente, que se materializa a través de múltiples gradientes de interconexión urbano-rural; en las periferias urbanas, en lo rural concentrado y en lo rural disperso.



Por Jesús Cepeda Villavicencio


EL ASUNTO DE LA RURALIDAD


En la entrega anterior se planteó la necesidad de conceptualizar lo rural, desde una perspectiva distinta, que exprese el dinamismo que existe en ese medio. Lo rural, no solo se debe entender como algo diferente a lo urbano, definido por criterios censales, sino que se debe precisar en base a su cualidad, a una compleja dinamica que está allí presente, que se materializa a través de múltiples gradientes de interconexión urbano-rural; en las periferias urbanas, en lo rural concentrado y en lo rural disperso. Un gradiente que lo define la distancia y la movilidad social. Expresamos nuestras ideas acerca de cómo se podría racionalizar su discusión, estableciendo tres enfoques en su abordaje; las condiciones en que se encuentra actualmente, los factores que impulsan los inevitables cambios y las disyuntivas que se presentan, de las que, en el anterior artículo se dibujó la primera de ellas. En este escrito trataremos de precisar lo relativo a los factores que aceleran los cambios en los tratamientos y concepciones de la RURALIDAD, y las disyuntivas por


II). De lo que sí debemos convencernos, es del hecho concreto, de que si seguimos haciendo lo mismo, como se demuestra con la evidencia que se tiene a la mano, no se logrará en el mundo rural el tipo de desarrollo que se aspira con los ODS (objetivos que reúnen una especie de consenso global para la propia existencia humana, pero que se incumplen reiterativamente en muchos países, donde el nuestro ocupa puestos de vanguardia; lo cual ejemplifica la doble cara y las hipócritas políticas del gobierno venezolano, que es miembro parte de esos acuerdos internacionales). Es obvio que para que se puedan alcanzar, aunque se parcial y gradualmente los citados objetivos, agendados como una necesidad de carácter global, se requieren compromisos que van mucho más allá del ejercicio político cínico, sin transparencia y sin el debido seguimiento y control, por parte de las organizaciones internacionales encargadas de tales procedimientos. Para quienes aspiramos una Venezuela democrática, en la que su población deje de emigrar y pueda visualizar un mejor futuro, es indispensable un viraje de 180 grados en el diseño de sus políticas hacia lo rural, haciendo énfasis en la RURALIDAD (mayúsculas ex profeso; terminología que hay que acuñar), porque solo asi se podra apreciar en su verdadera magnitud, lo vital que el espacio rural es; para la vida, entendida como tal, no sólo desde perspectivas económicas o sociales, sino también ambientales. En ese sentido es prácticamente imposible obviar o mantenerse al margen, de los tres factores cruciales que motorizan las transformaciones rurales en el mundo, en la región y en el pais; nos referimos a las tecnologías y sus acelerados cambios, a la modificación global de los patrones alimentarios y a las amenazas que sobre la humanidad plantea el cambio climático, pero también las fortalezas que en distintos ámbitos puede generar la conservación ambiental, como bien lo pudimos apreciar cuando analizamos lo atinente al medio natural.


Desde la perspectiva que nos prefiguran estos factores, conviene tratar de responder la siguiente interrogante; ¿ hacia dónde debe conducir la transformación rural, para que la vida del hombre y la mujer rural, cobren sentido en dignidad y calidad ?. Este acertijo plantea grandes orientaciones y disyuntivas, las cuales trataremos de resumir a continuación:


  1. –. Es indispensable que en el impulso de la diversificación de las economías rurales, ocurra una integracion de sus agriculturas y sistemas alimentarios a redes de valor, teniendo plena conciencia de que estas están crecientemente dominadas por agentes ajenos al medio rural, pero no a la RURALIDAD.
  2. –. Se debe contrarrestar el progresivo vaciamiento poblacional de los espacios rurales, haciendo más hincapié en aquellos tipificados como “rural profundo”, así como el progresivo envejecimiento de sus pobladores, ante la indetenible migración de sus jóvenes (quienes son los que podrían realmente convertirse en los receptores de tales dinámicas de cambios).
  3. –. Se debe ser muy responsable en el fortalecimiento de los vínculos de interdependencia entre lo rural y lo urbano (y viceversa).
  4. –. La planificación debe darse bajo el paraguas de la conformación de territorios funcionales rural urbanos (calidad de vida en la RURALIDAD).
  5. –. El principal destino de todas las acciones, debe dirigirse a una fuerte reducción de las distancias culturales entre estos dos mundos, para ello debemos apalancarnos y aprovecharnos de la penetración de los medios de comunicación: para lo cual resulta indispensable el fomento de una efectiva mejoría en las redes de transporte y comunicación, que faciliten a su vez, una mayor movilidad social.
  6. –. La baja movilización no se expresa sólo en términos de cuantía poblacional, sino también en términos de productividades, tanto en la eficiencia propiamente dicha de las actividades agrícolas, como en el trabajo intra y extra sectorial. Es decir se manifiesta en escasa movilización y la poca que ocurre, se da, desde bajas productividades del empleo agrícola, a bajas productividades del empleo no agrícola, dentro de los que podemos mencionar; la bioeconomía, los servicios y guarderías ambientales y las capturas de carbono, todas consideradas como nuevos paradigmas y alternativas en la atenuación del cambio climático (para todo ello es necesario retomar y reinstitucionalizar los programas de extensión). Bajo estas premisas es muy poco probable que se pueda reducir la pobreza y generar un mayor bienestar, sino se establecen clara y nítidamente los respectivos correctivos.
  7. –. Es urgente que las acciones se apliquen con mucha firmeza, para poder contrarrestar las externalidades negativas en las que se ha convertido el medio rural (refugio para la criminalidad, la violencia y el comercio de diversas actividades ilícitas).
  8. –. El reto que se tiene por delante en la construcción de los acuerdos necesarios para la definitiva transformación social, pasa por descifrar las disyuntivas que se derivan de los ocho ítems que de seguida citamos, sólo de manera referencial, sin profundizar en ellos, dadas las limitaciones en la extensión de estos escritos.

III). a. El espacio y el rol de la agricultura, la alimentación y la RURALIDAD, en el futuro del país.


  1. La transición ecológica.
  2. La alimentación saludable.
  3. Una economía rural diversificada.
  4. Las innovaciones tecnológicas.
  5. Inclusión y asistencia social.
  6. Desigualdades estructurales. y finalmente.
  7. Las necesarias y respectivas reformas institucionales, para el fomento de la integralidad y la EDUCACIÓN.

VOLUNTAD POLÍTICA Y COMPROMISO UNITARIO; PRIMER PELDAÑO PARA CONQUISTAR LA DEMOCRACIA Y AVANZAR EN SU PERFECTIBILIDAD COMO CONSTRUCTO HUMANO


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.


Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (dieciséis)

Es impensable la prefiguración de las líneas de acción en los planes agroalimentarios del pais (SAV), si previamente no insertamos todo lo que hasta ahora hemos venido discutiendo, en el marco de lo que significa una moderna visión de la RURALIDAD, ajustada (con la respectiva adaptación a nuestras condiciones socioeconómicas, agro ecológicas y ambientales) a los criterios globales de la agenda 2030 y los 17 objetivos del desarrollo sustentable. En estas entregas referidas a este ítem en particular, trataremos de colocar los elementos neurálgicos que lo caracterizan.



Por Jesús Cepeda Villavicencio


EL ASUNTO DE LA RURALIDAD


I). Hay que romper el molde tradicionalmente convenido para definir a lo rural. La primera impresión que nos llega a la mente, cuando escuchamos algo referido a ello, es una región aislada y de escasa población. De hecho, lo rural se concibe como lo opuesto a lo urbano, se mide y define en razón al número de sus habitantes (bases censales), pero también es común observar como la apreciación sociológica de una modernidad mal interpretada, visualiza al hombre rural, como un ser inculto, atrasado, pobre, como una especie de clase social inferior. Este paradigma se materializa a su vez, en los planos políticos, cuando se definen las políticas para el espacio rural; “políticas pobres, para una región que se considera pobre y atrasada”. Es nuestro deber negar en términos absolutos este tipo de visiones, conceptos y concepciones arraigadas a través de mediaciones históricas, que se han manifestado en eventos como los referidos, y avanzar en la comprensión de su alcance; como cualidad de lo rural, que en esta elaboración se precisara como RURALIDAD, como esencia y naturaleza, de lo que el medio rural puede y debe llegar a ser, como palanca del desarrollo en el devenir de la Venezuela democrática que aspiramos construir.


Es impensable la prefiguración de las líneas de acción en los planes agroalimentarios del pais (SAV), si previamente no insertamos todo lo que hasta ahora hemos venido discutiendo, en el marco de lo que significa una moderna visión de la RURALIDAD, ajustada (con la respectiva adaptación a nuestras condiciones socioeconómicas, agro ecológicas y ambientales) a los criterios globales de la agenda 2030 y los 17 objetivos del desarrollo sustentable. En estas entregas referidas a este ítem en particular, trataremos de colocar los elementos neurálgicos que lo caracterizan.


Dentro de este contexto consideramos conveniente abordar en este asunto, nociones que pueden ayudar a entender la RURALIDAD como una entidad dinamica y compleja, no limitándose solo a la tradicional manera de concebirla, de allí que entenderla con enfoques como “rural disperso”, “rural concentrado” y “periferia urbana”, coadyuvarian, sin lugar a dudas, a capturar la existencia de un gradiente entre lo urbano y lo rural; lo rural-urbano, dejando de lado la dicotomía de las definiciones censales o administrativas. En consecuencia, es esencial entender tres aspectos básicos; las condiciones del mundo rural, los factores que pueden impulsar el cambio y las disyuntivas a las que se enfrentan por un lado la RURALIDAD como un todo, y por el otro, los planificadores, políticos y entidades, desde donde se pueda impulsar la transformación rural.


En Venezuela las condiciones de la RURALIDAD se pueden calificar como dramáticas, en ese medio se expresa con más crudeza; los rezagos, las desigualdades y la exclusión, presentes en la infausta emergencia humanitaria compleja que padecemos, y acerca de la cual ya hemos hecho referencia en artículos anteriores. Estos rezagos y brechas sociales no son estáticos, por el contrario, tienden a reproducirse y a transmitirse de una generación a otra, como resultado de la interacción de las múltiples desigualdades sociales, económicas y territoriales presentes en el entorno rural. Este permanente rezago, es lo que se conoce como trampas territoriales de pobreza, desigualdad y baja movilidad social. Y es precisamente a eso, a lo que nos enfrentamos cuando planteamos una visión holística del desarrollo. Pero este problema no es solo venezolano, es también una realidad en nuestra América Latina y Caribeña (ALC), lo que pasa, es que a esta escala la intensidad con que se manifiesta, es muy sutil, en comparación con lo que aquí se vive.


La FAO estimaba que en ALC, existían para el año 2018 cerca de 40 millones de personas con graves problemas alimentarios, de ese total el aporte venezolano es altamente significativo con aproximadamente 15 millones de personas subalimentadas y con graves déficits nutricionales; como se pudo verificar cuando nos referimos a ello, en la entrega número cuatro. A este grave problema se agregan las dificultades de acceso a los servicios e infraestructura básica, los cuales siguen siendo muy limitados en el ámbito rural. La conectividad, las telecomunicaciones y el internet, son inexistentes o deplorables en la inmensa mayoría de este territorio, al igual que el poder disponer de otros vitales servicios, como agua segura, saneamiento y electricidad. Sin embargo, más allá de estas pronunciadas brechas, el desafío que se tiene por delante, consiste en principio, en asegurar en los planes y programas de acción política, una base mínima indispensable de estos servicios, para poder acercarse al relativo cumplimiento de los objetivos del desarrollo sustentable. Los casos en salud y educación guardan así mismo un paralelismo con lo anterior, y las pretendidas políticas redistributivas de la tierra, significaron un estruendoso fracaso, como también lo alertamos oportunamente.


Estas condiciones que con crudeza expresa la realidad de la RURALIDAD en Venezuela, refuerzan la noción de que este rezago social, no es solo un problema de brechas de activos, bienes y servicios, sino más bien de la reproducción e interacción de esas múltiples desigualdades urbano-rural, lo que nos invita a modificar los enfoques que hasta ahora se han venido utilizando para atacar los problemas en ese medio, porque definitivamente estos, han desembocado en externalidades o condiciones que han agravado aún más este calamitoso cuadro, al propiciar espacios para el incremento de la inseguridad, criminalidad y violencia, nichos ideales para el fomento de actividades económicas ilícitas e ilegales.


Pero a pesar de estos gravísimos desajustes de carácter históricos y socioantropologicos, hay que visualizar la RURALIDAD, desde una perspectiva positivista, conforme a lo planteado en las modernas convenciones sobre este vital asunto para el desarrollo sostenible; a tales efectos citamos textualmente lo siguiente: “El medio rural y las actividades económicas que allí se desarrollan o que dependen de ellas, han sido, son y serán fuentes sustantivas del crecimiento económico, del empleo y de las exportaciones del subcontinente. Sin su economía rural ALC sería una región muy pobre; además sin la producción regional de alimentos, la seguridad alimentaria global sería mucho más frágil.


La producción agrícola y ganadera, la pesca y la acuicultura, las actividades forestales, la minería, la producción de energías renovables y no renovables, y una parte del turismo, son actividades rurales. También son rurales o dependen de lo rural una porción nada pequeña de las manufacturas y de los servicios relacionados con las actividades primarias. La comida y el agua fresca de que dependemos para vivir son productos rurales. A pesar de la idea muy extendida en ciertos círculos de que la economía rural es una especie de máquina anticuada, muchos de los más dinámicos e innovadores espacios de crecimiento económico en las próximas décadas serán rurales: La bioeconomía, las nuevas formas de energía renovables, los servicios ambientales, los servicios de captura de carbono y la conservación y uso sostenible de ecosistemas y recursos”. (Transformación rural, agenda 2030. FAO 2019).

En la próxima entrega culminaremos este asunto de la RURALIDAD, abordando los elementos y factores que pueden contribuir con un salto hacia el progreso, y citaremos las ocho disyuntivas, a las que hay que enfrentar de manera gradual, pero con clara conciencia de la visión holística.


RUMBO A LAS PRIMARIAS DE LA UNIDAD DEMOCRÁTICA VENEZOLANA.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.


viernes, abril 07, 2023

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (quince)

En el análisis del consumo, el otro factor estratégico a considerar lo constituye el poder adquisitivo del consumidor, severamente afectado por la crisis multidimensional que se prolonga en el tiempo, sin que se vislumbren salidas concertadas y consensuadas en los planes políticos y económicos



Por Jesús Cepeda Villavicencio


Con la presente entrega, donde abordamos y conceptualizamos los dos últimos subsistemas que conforman todo el andamiaje que hemos denominado sistema agroalimentario venezolano (SAV), culminamos el eje número tres, de los cinco establecidos como propuesta innovadora de políticas para la atención del SAV, y con ello formalizamos lo que se ha denominado la visión de sistema de sistemas (holística), la cual debe y tiene que conformar la base de una nueva interpretacion y valoracion de lo que hasta ahora, ha sido la metodología para la medición de la importancia cualitativa y cuantitativa de las actividades agropecuarias.

JCV

VI.- EL SUBSISTEMA DE LA INFRAESTRUCTURA AGROINDUSTRIAL:


Este subsistema lo conforma toda una amplia gama de redes de industrias, cuyo fin y propósito no es otro que el procesamiento de la materia prima de origen agropecuario, y la respectiva añadidura de valor agregado, para que esta, pueda estar apta para el consumo. Aquí se incluyen a todos los complejos agroindustriales cerealeros (arroz, maíz, sorgo y demás cereales), las plantas oleaginosas, procesadoras de pulpa de frutas, las torrefactoras de café, los centrales azucareros, las pasteurizadoras de leche y de procesamiento industrial del queso, los mataderos industriales y beneficiadoras de variados tipos de carnes, pescados y mariscos, y en menor escala las empaquetadoras de granos, etc.


En términos generales se puede afirmar que el desarrollo agropecuario de un pais, es medido por su capacidad y potencial agroindustrial, y este a su vez, es el que permite y hace posible el impulso de las políticas sustitutivas de importaciones en el área respectiva, (paso previo en la sustentabilidad de una actividad exportadora con visos de competitividad)..


Históricamente la relación entre los gremios de productores y agroindustriales, no ha funcionado con la racional cordialidad que debe imperar entre dos entidades que se necesitan mutua y biunivocamente, sin embargo, se puede decir con cierta propiedad, que la grave crisis por la que atraviesan ambos componentes en los últimos años, ha dado lugar a una disminución de estas tensiones, o por lo menos las ha atenuado, por más intriga que el gobierno impulse para exonerarse de responsabilidades, fomentando discordias, de manera que la presión de los productores por precios justos para sus productos, recaiga sobre la agroindustria, como recientemente observamos con mucha preocupación en distintas regiones agrícolas del pais.


Al igual que el agrocomercio, la agroindustria constituye un engranaje fundamental en todos los diseños de planes para el SAV, diagnosticar su capacidad instalada es un elemento clave para poder medir, no solo la posible expansión del horizonte primario de producción, sino que la manufactura, debe ser vista como uno de los principales epicentros de cualquier estrategia de desarrollo.


La apreciación anterior se reafirma, al visualizar el peso específico que tiene la manufactura agroindustrial; en términos de su contribución al PIB de la industria nacional, y a su representación en el capital y la generación de empleos, que en el caso venezolano la podemos situar en, 36%, 32%, y 25% respectivamente, según el BCV y conindustria.


VII- EL CONSUMO FINAL:


Este subsistema debe ser analizado desde dos ópticas; la primera ya fue discutida en el capítulo número cuatro, donde resaltamos la emergencia humanitaria compleja por la que atravesamos, y se cuantificó la situación en relación a; los medios de vida de la población, su inseguridad alimentaria y la desnutrición que padece. Ineludibles hechos atribuibles a una crisis profunda en materia de consumo alimentario. La segunda la desarrollamos en los siguientes párrafos.


El objetivo fundamental de la producción agropecuaria, como ya lo hemos afirmado, no es otro que la creación de bienes alimentarios destinados a satisfacer las necesidades humanas. Un pais tiene dos fuentes desde donde puede proveer la cuantía alimentaria oportuna y suficiente, para garantizar su seguridad alimentaria; la producción nacional o las importaciones, un adecuado balance de estos dos aspectos debería ser la norma que regule el consumo de alimentos, desde esta perspectiva se orienta uno de los principales objetivos-metas, que se plantean como propuestas de ley y de planes, los que a su vez, serán objeto de discusión en los capítulos finales de esta serie (si en un lapso perentorio de mediano plazo, logramos que el consumo nacional, sea suplido mediante la siguiente inecuación; una producción nacional no menor al 70%, combinada con unas importaciones que no superen el 30%, estariamos dandole un gran impulso a nuestros productores, y se generaría una gran estabilidad en las regiones agrícolas de la nación.


Por otro lado, hay que destacar que una alícuota de la producción nacional puede estar destinada a las exportaciones (con la finalidad de generar divisas y disminuir el crónico déficit de la balanza comercial agrícola), en este caso estaríamos contribuyendo con la satisfacción parcial, de la demanda alimentaria de consumidores no nacionales. Este aspecto también constituye un elemento clave en la búsqueda del respectivo equilibrio productivo, más aún si consideramos que el déficit en la balanza comercial agroalimentaria, históricamente ha sido cubierto por la factura petrolera, que hoy no existe, por las razones que todos conocemos. Equilibrar esta balanza también es otro objetivo-meta, de las propuestas para el ordenamiento y reinstitucionalización del SAV.

En Venezuela, el consumidor final debe ser conjuntamente con la producción primaria, el binomio jerárquico de toda la planificación que se propone, ellos conforman los polos que definen la transversalidad de la visión holística, que elevamos a la consideración nacional; el enfoque de “sistema de sistemas”, escenario que encierra enormes retos, complejidades y desafíos, pero que resulta imposible de soslayar, dentro de la moderna concepción que albergamos en el rostro de la Venezuela futura.


En el análisis del consumo, el otro factor estratégico a considerar lo constituye el poder adquisitivo del consumidor, severamente afectado por la crisis multidimensional que se prolonga en el tiempo, sin que se vislumbren salidas concertadas y consensuadas en los planes políticos y económicos, cuyo impacto lo pudimos apreciar cuando se hizo referencia de ello en la entrega número cuatro, estos impactos nutricionales reflejados en los retardos de talla y peso de nuestros niños y ancianos, son el corolario del desmesurado incremento de la pobreza general que nos asiste, tal como lo testimonian periódicamente las encuestas ENCOVI, que divulgan tres prestigiosas universidades nacionales (UCV, USB y UCAB). De manera que toda propuesta en el ámbito agroalimentario pasa por la necesaria correlación con la normalización de las políticas macroeconómicas del pais, también citadas en entregas anteriores, y constituidas como el primero de los cinco ejes temáticos que se han definido en la discusión del SAV, para que se pueda pensar con responsabilidad y seriedad, en un consumidor capaz de poder adquirir los bienes alimentarios en cantidad y calidad, que demanda su estándar nutricional.


Con este apretado resumen, concluimos lo relativo a los subsistemas que se han definido en la configuración del SAV. En la próxima entrega abordaremos lo relacionado con las ocho disyuntivas de la ruralidad, tal como se plantea en la actualidad con la agenda 2030 y los objetivos del desarrollo sustentable, a los que nos hemos referido como el cuarto eje temático.


RUMBO A LAS PRIMARIAS DE LA UNIDAD DEMOCRÁTICA VENEZOLANA.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.


viernes, marzo 24, 2023

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (catorce)

El producto o bien destinado a satisfacer necesidades humanas o de animales (materias primas para las agroindustrias de los alimentos balanceados para animales), constituye la racionalidad económica de este subsistema, de allí que el precio real de ese bien o producto, sea para los productores en general, lo que la remuneración de los trabajadores asalariados significa para ellos (poder adquisitivo), es en definitiva, su medio de vida o utilidad, una vez que descuenta todos los costos en que incurrió para producirlo (rentabilidad).


La agroindustria es un engranaje que mezcla actividades y procesos

Por Jesús Cepeda Villavicencio


Las expropiaciones en general, pero particularmente las de fincas, que terminaron convirtiéndose en vulgares confiscaciones, han sido uno de los más graves y costosos errores cometidos contra la propiedad en el medio rural, en toda esta trágica era chavista-madurista. Este singular y lamentable hecho político, ha impactado de manera drástica a todo el sistema agroalimentario venezolano (SAV).

La tierra es considerada un bien de producción, no un bien de consumo, sobre ella se erigen los pilares de la producción de alimentos y materias primas para la industria textil, no alimentaria y agroindustrial, en consecuencia cualquier gobierno puede y debe regular su uso, goce, disfrute y disposición; mediante los instrumentos de ley correspondientes. El problema ha radicado en que se desvirtuó la esencia de tales instrumentos, al ser sustituida su razón de ser (la lucha contra la ociosidad de las tierras agrícolas) por un desnaturalizado y aventurero clientelismo politiquero, que fue acompañado en su momento, por una cavernícola neo versión de la lucha de clases en el campo, que terminó sepultando lustros de experticias y capacidades productivas. Se calcula de manera conservadora, que en Venezuela durante este oscuro periodo, se han expropiado alrededor de 900 unidades de producción, que representaban u ocupaban cerca de 4.000.000 de hectáreas de tierras agrícolas aptas y productivas. Una daga en el corazón de una nación, que si bien es cierto, en su economía, la actividad agropecuaria no ha representado más del 2% del PIB global, no es menos cierto, que esas labores han constituido históricamente, una arista fundamental en la estabilidad y uniformidad de la demografía venezolana, al ser las primeras o segundas actividades que motorizan las respectivas economías, a lo sumo en 16 entidades federales de la república.

JCV

IV.- EL SUBSISTEMA DE LA UNIDAD DE PRODUCCIÓN (U de P)


Representa el espacio geográfico- temporal, donde el productor agropecuario toma decisiones y combina recursos para sostener su actividad económica, la cual consiste en producir alimentos o materias primas necesarias, en la operatividad de otros procesos productivos subsecuentes.


La U de P cuando se analiza como un subsistema de un conjunto mucho más amplio y complejo (SAV), debe ser enfocado en función de su composición y finalidad. En este caso concreto, esta unidad la conforman una serie de factores (un grupo de los cuales el productor puede controlar, y otros que no). Dentro de los primeros se ubican; la tierra, el capital, el trabajo asalariado y la administración, mientras que el resto, a pesar de la alta influencia que tienen en el desempeño de la U de P, están fuera del alcance del control decisional interno, aquí se ubican; el medio natural, la tecnología, el mercado y las políticas que el gobierno implementa para incidir sobre el sector productivo. Cuando acentuamos esta última aseveración, nos estamos refiriendo, a la casi nula influencia que tiene el productor, como entidad individual.


El producto o bien destinado a satisfacer necesidades humanas o de animales (materias primas para las agroindustrias de los alimentos balanceados para animales), constituye la racionalidad económica de este subsistema, de allí que el precio real de ese bien o producto, sea para los productores en general, lo que la remuneración de los trabajadores asalariados significa para ellos (poder adquisitivo), es en definitiva, su medio de vida o utilidad, una vez que descuenta todos los costos en que incurrió para producirlo (rentabilidad). En consecuencia la permanencia del productor en el medio rural, dependerá de cuán beneficiosa le resulte la actividad a la que se dedica (producción de bienes alimentarios). Aquí radica uno de los más sentidos problemas históricos de la producción primaria de bienes agropecuarios, en virtud de las grandes distorsiones macroeconómicas (donde sus características esenciales, han sido; por un lado, la persistencia de una exagerada sobrevaloración de la tasa de cambio nominal, que ha mantenido apreciada la tasa de cambio real, obstaculizando con ello, la capacidad de nuestros productores rurales como competidores en un contexto de aperturas económicas y comerciales, y por el otro, la baja rentabilidad por la desproporcionada intervención de los gobiernos en la fijación de los precios). Este clásico contexto, ha generado un sistemático enfrentamiento con elocuente historicidad, entre gremios de productores y gobiernos, que ha cedido espacio en los últimos años, ante la progresiva pérdida de peso específico de las organizaciones gremiales y el clientelar secuestro de los medios de producción, por parte de este desnaturalizado gobierno.


En síntesis, la U de P además de ser el engranaje que enlaza actividades y procesos aguas arriba y aguas abajo dentro del SAV, es un subsistema altamente frágil y elástico, que responde con relativa celeridad, a las decisiones que en relación a las políticas públicas, fijan los gobiernos bajo el prisma de la sectorización, las cuales podrían ser mucho más efectivas, si las mismas se fijaran utilizando el enfoque sistémico; atender gradual y correlacionalmente los respectivos subsistemas, tal como lo hemos venido proponiendo y como aspiramos puedan ser concretados.


V).- EL SUBSISTEMA DE LA INSTITUCIONALIDAD AGROALIMENTARIA: Desde donde emanan las políticas públicas que afectan al SAV


Desde nuestra perspectiva, las políticas públicas constituyen la expresión o materialización en los planos realizativos de una sociedad, del ejercicio de un determinado poder político, este, a través de las instituciones que edifica para tales efectos, las concreta en los espacios que les son comunes a los ciudadanos que conforman la citada sociedad. La posesión de este poder, significa la real posibilidad de la imposición de un específico modelo político previamente concebido, que en el caso que nos ocupa (el SAV), abarca decisiones que afectan a un conjunto de actividades, relaciones y procesos, que van desde antes de la implementación de los respectivos cursos y procedimientos agropecuarios, transcurren con este y terminan en todo lo que ocurre posterior a la producción y previo al definitivo consumo (ex-antes, ex-durante y ex-post).


Tradicionalmente las políticas agrícolas, han sido dirigidas al sector agropecuario y no al sistema agroalimentario, este desfase que no ha permitido visualizar todo este complejo andamiaje como un sistema que debe ser atendido de manera integral, ha impedido la apreciación del SAV en su verdadera magnitud, y en eso, obviamente ha incidido el binomio que históricamente se conformó, entre; una desviación interpretativa y valorativa del rentismo con una peyorativa manera de enfocar la dimensión agroalimentaria.


En general se puede establecer una sencilla clasificación de las políticas que se han dictado desde el respectivo ministerio (agricultura), y que han tenido impactos directos sobre el comportamiento productivo a nivel de fincas, dentro de las cuales se citan las siguientes:

    .
  1. - Políticas de precios de los productos agropecuarios.
  2. .- Políticas de subsidios (con cierta intermitencia se han aplicado como estímulos a la producción).
  3. .- Políticas de créditos (inexistentes en la actualidad, causa y forma de la parálisis productiva)
  4. .- Políticas de asistencia técnica (inexistentes en la actualidad, causa y forma del atraso tecnológico y de la desaparición de todo tipo de programas de extensión agrícola).
  5. .- Políticas de contingentamiento (aplicadas en algunos momentos, de manera intermitente y sin continuidad estructural. Estas decisiones guardan una estrecha relación con las directrices de políticas comerciales, aduaneras y arancelarias. Tema que desarrollaremos en capítulos posteriores).
  6. .- Otras.

De todo este conjunto de políticas, se puede concluir que es la política de precios, sin lugar a dudas, la que se ha constituido en la de mayor complejidad. Sin quitarles ponderación a las otras, es el bastión de la interminable lucha temporal de los productores, y a su vez, un paradigma demagogico de quienes circunstancialmente han gerenciado las políticas agropecuarias en los últimos lustros. Históricamente el crecimiento de los preciosde los productos del agro (rezago de precios reales), ha sido muy lento en comparación con la velocidad de crecimiento de los costos para producirlos, esta situación se ha constituido en uno de los principales elementos, que han influido en que la agricultura se considere hoy como una actividad poco rentable, perdiendo importancia relativa como soporte fundamental para la permanencia en el medio rural, axioma que cada día estará más permeado por el beneficio económico que las actividades reporten y menos influenciado por aspectos románticos.


Es necesario un gran acuerdo nacional para la reinstitucionalización del SAV (tal como lo planteamos en la entrega número nueve). Ello implica la implementación de una política interinstitucional concertada. Vislumbrada como un conjunto gradual y correlacionado entre los distintos subsistemas que hemos venido definiendo, diciéndole adiós a las políticas parciales, descontextualizadas y desconectadas de la visión holística que debe prevalecer.


HACIA LA DEMOCRATIZACIÓN DEL PAIS. LOS DEMÓCRATAS ESTAMOS COMPROMETIDOS CON LAS PRIMARIAS


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.


viernes, marzo 17, 2023

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (trece)

El subsistema del agrocomercio es una arista vital, en ese complejo pool de acciones que de manera coordinada y sistematizada, se debe llevar adelante con la planificación, para que se pueda poner a funcionar la locomotora productiva.



Por Jesús Cepeda Villavicencio


A propósito de ciertas interrogantes planteadas por algunos amigos que han seguido esta serie de artículos dedicados al SAV, en relación a la finalidad de los mismos y a quienes van dirigidos, me permito responderles lo siguiente: La cruda realidad que le ha tocado vivir a los venezolanos, profundizada gravemente en los últimos años, tiene desde mi perspectiva dos orígenes correlacionados el uno al otro; El primero tiene que ver con el concepto de la política y su adecuada interpretación (la sabiduría no esta en las palabras, sino en su significado). Esta acepción ha sido deformada y degenerada, a través de lo que se conoce como ANTIPOLÍTICA (mayúsculas ex profeso) y la segunda causa, la ubicamos en la demolición de los más elementales valores sobre los que se debe sustentar toda sociedad que se aprecie como democrática. Desde esta percepción, hemos considerado oportuno, necesario y prudente, contribuir con la conceptualización de una gran cantidad de elementos y aristas que complejizan un sistema que nos afecta a todos sin excepción, sin pretender como dijo el filósofo Baruch Spinoza, ser dueño de la verdad absoluta, porque además no comulgamos con ello, y compartimos lo que al respecto precisó Spinoza cuando anunció su profética frase, la verdad es indice de sí misma y de lo falso, a través del proverbio latino (verum index sui et falsi)”. En conclusión, estos artículos están destinados a contribuir con la educación de un tema vital pero complejo y a la posibilidad de coadyuvar en el diseño de un marco de políticas que permitan atacar la problemática del SAV, de una manera integral.

JCV

Rememorando algunos aspectos tratados en entregas anteriores, destacamos nuevamente las cinco grandes líneas de acción políticas que proponemos:


  1. La cuestión macroeconómica.
  2. Las reformas sugeridas.
  3. La visión holística (siete subsistemas).
  4. La ruralidad.
  5. Propuestas para el diseño de los planes de corto, mediano y largo plazo

En el presente escrito, trataremos lo concerniente al agrocomercio, que es el tercer subsistema de los siete que serán conceptualizados.


III). El Agrocomercio: El subsistema referido a la infraestructura agrocomercial o agrocomercio en general, está constituido por toda una amplia gama de empresas y organizaciones públicas y privadas, que se ocupan de la distribución, innovación, asesoramiento y comercialización de insumos, maquinarias, equipos, materiales y herramientas para las actividades agropecuarias. Esta amplia y variada red de capitales de explotación son fundamentales para que el proceso productivo pueda llevarse a cabo. Es necesario destacar en este punto, la importancia de una razonable y oportuna oferta de productos para el cumplimiento pleno y efectivo de los cronogramas productivos. Un plan nacional de la magnitud del que proponemos, debe tener precisión de la infraestructura agrocomercial instalada en el pais, para poder correlacionar la demanda de insumos y otros capitales agropecuarios que exigen los rubros propuestos en el respectivo plan, con la oferta que esta red es capaz de colocar en el mercado y al alcance de los productores agropecuarios nacionales, de manera que estos puedan cumplir con relativa efectividad el compromiso de producir alimentos.


Dentro de este orden se observa uno de los problemas más sentidos por los productores en la actualidad. La escasez de la más variada gama de insumos, ha alterado los cronogramas y programas de producción a todos los niveles; semillas, fertilizantes, agroquímicos, fármacos veterinarios, repuestos para equipos y maquinarias, etc, no solo son difíciles de conseguir, sino de acceder a ellos por los especulativos precios. Esta situación se agravó con la expropiación de la corporación Agroisleña, la cual controlaba cerca del 65% del mercado de insumos en este pais, y su sustituta, la estatal Agropatria, ha resultado un gran fraude, no solo por los hechos de corrupción que se le atribuyen, sino porque ha decepcionado las expectativas del mercado. La disminución estrepitosa de la oferta, aunada a una creciente demanda por parte de la proporcion de productores que aun sobrevive, ha dado como resultado, una cacería de productos escasos que ha disparado los precios, impactando drásticamente en la depauperada rentabilidad agropecuaria, prolongando aún más, el ya notorio rezago de los precios reales (el verdadero precio que deberían percibir los productores por su producción) y contribuyendo con una pronunciada caída de la producción nacional, que se ha hecho mucho más evidente a partir del año 2015, tal como se demostrará cuando toquemos lo referente a los lineamientos y criterios de elaboración de planes.


El subsistema del agrocomercio es una arista vital, en ese complejo pool de acciones que de manera coordinada y sistematizada, se debe llevar adelante con la planificación, para que se pueda poner a funcionar la locomotora productiva. Es a través de él que se puede garantizar ese mundo de necesidades y demandas que deben estar oportunamente al alcance de los productores, por lo menos con dos meses de anticipación, siendo esta la única forma de combatir las improvisaciones en el desarrollo de una actividad biológica, sujeta a muchos márgenes de riesgos e incertidumbres, como ya se ha advertido con anterioridad.


Finalmente a nuestros apreciados y distinguidos lectores, les informamos que se aspira y espera, que con las próximas cinco entregas, culminemos esta serie que como afirmamos al inicio de este escrito, no tiene otra finalidad que no sea la de contribuir con un debate necesario; “El rol que debe jugar el SAV, en la venidera democracia, que en unidad y con constancia, fe y ayuda del Dios todopoderoso, aspiramos construir para el bienestar que nos merecemos todos los venezolanos.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.

viernes, marzo 03, 2023
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