Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (ocho)

El asunto agroalimentario como palanca en el rescate de derechos fundamentales

El tema de la cuestión agroalimentaria, que ha sido definido como sistema agroalimentario venezolano (SAV), es altamente complejo por la gran cantidad de elementos que se involucran, así como la sensibilidad que afecta su dimensión socioeconómica, por ser su aspecto primario, de carácter biológico.


Por Jesús Cepeda Villavicencio.


Luego del receso decembrino, hemos decidido retomar la serie de artículos referidos a la cuestión agroalimentaria, para ello, se ha considerado prudente dedicar la entrega de esta semana, a un apretado resumen, de los principales aspectos resaltados en los siete escritos anteriores.


  • El tema de la cuestión agroalimentaria, que ha sido definido como sistema agroalimentario venezolano (SAV), es altamente complejo por la gran cantidad de elementos que se involucran, así como la sensibilidad que afecta su dimensión socioeconómica, por ser su aspecto primario, de carácter biológico. Pretendemos generar conciencia sobre su importancia y vital necesidad. En la primera entrega introductoria, se parte de la premisa, de que alimentarse no es solo comer, es saber hacerlo para poder nutrirse. Las sociedades actuales, son víctimas de múltiples anomalías, que se configuran como desnutrición, malnutrición, subnutricion y obesidades, que terminan generando, gravísimos problemas de salud pública. Se conceptualizan las citadas deformaciones y se resaltan dos categorías conceptuales, que desde nuestro punto de vista, sustentan todos los aspectos que abarcan el SAV; la seguridad alimentaria (como derecho) y la soberanía alimentaria (como capacidad productiva nacional). También se resaltó el grave problema que padece la sociedad venezolana, tipificado como una emergencia humanitaria compleja, lo cual nos conlleva a plantear el asunto agroalimentario, como palanca en el rescate de derechos fundamentales, visualizando esta complejidad, en el marco de los problemas que a escala global atentan contra la estabilidad alimentaria mundial, que en el caso nuestro nos está acercando a límites muy peligrosos, como lo resaltan las cifras que se han venido señalando.
  • En la segunda entrega se colocaron para sus respectivos análisis, varias consideraciones que explanamos a continuación:
    Se resaltó un hecho concreto, que tiene que ver con la absurda cualidad de la que somos objeto por parte de la organización mundial de comercio (OMC), la cual considera que Venezuela es un país netamente importador de alimentos, lo que evidentemente puede ser relativamente cierto, pero que, en el caso nuestro dicha calificación no se justifica, por las potencialidades que poseemos para la producción de alimentos a gran escala.
    Se insiste en que la actividad agropecuaria, está en la cúspide de la pirámide de riesgos, ya que la misma está sometida a la inclemencia del cambio climático y a las amenazas propias de su naturaleza biológica (afectada por innumerables plagas y enfermedades).
    100 años de absoluto monopolio del rentismo petrolero, tanto en lo político, como en lo económico, social y cultural, nos han alejado de nuestra soberanía alimentaria, y nos ha hecho depender en grado sumo, de las importaciones de alimentos, así como de los bienes e insumos para su precaria producción.
    Insistimos en que el abordaje debe darse bajo el prisma de la visión holística y no de particulares intereses, ni equivocados planteamientos de sectorización.
    Se presenta una panorámica histórica, acerca del origen, evolución y perspectivas de nuestro SAV, lo cual nos ilustra como la era rentista influyó de manera incisiva en la pérdida gradual de su importancia relativa.
    Todo lo cual nos ha conducido a la pregunta del siglo; que hacer y cómo transverzalizamos el SAV?
En la tercera entrega advertimos que para poder transversalizar el SAV, se debe insistir en tres objetivos concretos; Es indispensable trabajar en una mejora sustancial de las condiciones nutricionales de los venezolanos, una adecuada ingesta alimentaria; calórica, reguladora y proteica, modificar la ecuación productiva nacional, para depender mínimamente de las importaciones de alimentos, y por último, reducir el crónico déficit de la balanza comercial agroalimentaria.
    Se profundizó en los conceptos de seguridad alimentaria, como derechos ciudadanos a tener una adecuada ingesta alimentaria que le garantice a la persona una vida digna y socialmente útil. En la soberanía alimentaria, habida cuenta de nuestras grandes potencialidades agroecológicas y humanas, para producir la mayoría de los rubros alimentarios que demanda nuestra población, y la urgente necesidad de estabilizar social, económica y emocionalmente nuestras regiones agrícolas (16 entidades del país dependen en gran medida de las actividades agropecuarias).
    Se discutió el asunto desde la perspectiva del debate académico, acerca de los orígenes e influencias de los enfoques sistémicos, precisando que las dos escuelas más influyentes sobre nuestras posiciones han sido; La escuela de Harvard (Estados Unidos) con Ray Goldberg y John Devies a la cabeza, y la escuela de Montpellier (Francia) con Louis Malassis como su principal precursor. A través de la influencia de estos aportes académicos, se fue consolidando el modelo del agronegocio en nuestro país, pero con grandes deformaciones, producto de la enorme presión que sobre sectores económicos distintos a la actividad petrolera y a la ausencia de claras visiones políticas de largo plazo, ejerció el rentismo sobre la sociedad en su conjunto.
    Nuestra visión se inscribe dentro de la perspectiva holística. El SAV está conformado por una amplia gama de actores, protagonistas, actividades y procesos, que deben ser analizados de manera integral para definir asertivamente sus políticas (agrocomercio, medio natural y contexto socioeconómico, infraestructura de apoyo a la producción, institucionalidad política, la unidad de producción, la agroindustria y el consumo).
  • En este capítulo dejamos claro testimonio, que lo que hasta aquí se había expresado, no tenía otra motivación, que la inaplazable necesidad de romper con el monopolio del rentismo. Afirmamos que para que esto sea posible, es necesario centrarnos en los tres ejes que se desprenden de sus respectivos objetivos.
    1. Ratificamos que las fuentes de las citas plasmadas en estos escritos, provienen de diversas instituciones, tanto internacionales, como nacionales, tales como; la Cepal, la ONU, la FAO, el programa mundial de alimentos (PMM), las encuestas ENCOVI, y CÁRITAS. Toda esta información refleja condiciones realmente preocupantes (EHC) que el gobierno se empeña en desconocer a través de la mentira, y un cinismo sin precedentes.
  • Proponemos reordenar el SAV, bajo nuevos y modernos estamentos legales, procurando sustituir vetustas e inapropiadas leyes, que atentan contra su desarrollo.
    1. Se insiste en concientizar sobre los conceptos de seguridad y soberanía alimentaria, y en los tres objetivos propuestos. Armar un andamiaje sobre esas bases, puede ser la llave que abra las puertas para significativas mejoras en el SAV.
      Reordenar el sistema bajo las nuevas perspectivas que emergen en la geopolítica y la geoeconomía mundial, TICs y los innovadores conceptos acerca de la ruralidad (eventos que están ocurriendo de manera simultánea a escala global), esto significa que debemos incorporarnos a la locomotora de cambios, nuevos paradigmas.
      Nuestro principal potencial radica en la diversidad de nuestros pisos climáticos y la posesión de una envidiable biodiversidad, condiciones que sumadas a la preparación humana que poseemos, hacen viables la producción de una amplia gama de alternativas (ver el SAV en función de nuestras condiciones y factibilidades, que como ecosistemas tropicales tenemos, y con la mirada social de la estabilidad pais, debe ser el único norte).
      En esa quinta entrega también se hizo mención sobre aspectos, que de no resolverse, terminaran convirtiendo todo lo planteado, en una platónica quimera. Nos referimos a elementos de carácter estructural que atentan contra toda posibilidad de cambios (planos macroeconómicos); tasa de cambio real equilibrada, inflaciones de un digito, producto interno bruto agrícola ampliado, inversiones, ajuste de normativas fito y zoosanitarias, programas específicos por circuitos dentro del SAV, el crucial elemento ambiental, el desarrollo sostenido de las ciencias y la tecnología, y muchos otros aspectos que serán tratados cuando se propongan los lineamientos concretos de lo que aspiramos se convierta en el plan nacional agroalimentario.
  • La sexta entrega se dedicó a denunciar el cinismo, la corruptela, y la exagerada burocratización, a la fue sometido el SAV, por este cancerígeno régimen.
    1. En la actualidad las políticas agroalimentarias no tienen pie ni cabezas, tampoco obedecen a criterios de jerarquía y coherencia, se dictan desde prácticamente cinco ministerios; Ministerio de agricultura y tierras, Ministerio de la alimentación, Ministerio de la pesca, Ministerio de agricultura urbana, y las FANB que controlan todo, además de poseer una serie de institutos autónomos adscritos a ellas (opacos e ineficientes). Una burocracia voraz y sin límites que ha favorecido una descomunal corrupción sin control de ninguna naturaleza.
  • En la última entrega (9_12_2022), nos referimos, con contundentes cifras que demuestran el acelerado proceso de pauperización de la población, a cuatro categorías, que constituyen los ejes de análisis en las evaluaciones alimentarias de cualquier sociedad, ellas son; los medios de vida de la gente, los niveles de seguridad alimentaria, el consumo de alimentos y el estado nutricional de la población. Las cifras aterran, no se pueden obviar, por más que el cinismo intente manipularlas.
  • Con este apretado resumen pretendemos actualizar la discusión, para poder continuar de manera periódica, pero ahora con las propuestas concretas, las cuales aspiramos y esperamos haga suyas, el liderazgo de la oposición democrática del país, pero fundamentalmente las asuma para sí, la sociedad en su conjunto. Si se puede y hay como reestructurar el SAV, requerimos firmeza, voluntad y dedicación. El tiempo es ahora. CONTINUAREMOS.


    Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.

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