Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (once)
El Estado está en la obligación de garantizar a través del ordenamiento urbano y rural, y con el diseño de políticas públicas eficientes, la convivencia ciudadana. De ella emana la subsecuente estabilidad productiva y por ende la real posibilidad de que en un futuro cercano, el pais pueda asegurar sus necesidades alimentarias con producción mayoritariamente nacional
Por Jesús Cepeda Villavicencio
Siete subsistemas, siete enfoques para un análisis integral del sistema agroalimentario venezolano (SAV). El desarrollo rural será posible, si y sólo si, se analiza su problemática bajo el prisma de la integralidad de todos y cada uno de los factores que participan en su complejo contexto, siempre bajo la concepción de concebir la vida rural dentro de un marco de relativo confort, tanto espiritual como material.
1.2. EL MEDIO NATURAL Y EL ENTORNO SOCIOECONÓMICO.
La entrega anterior fue dedicada a la reflexión sobre los grandes dilemas que acarrean en la contemporaneidad los conceptos de sustentabilidad y cambio climático, y la necesidad de su consideración, para poder entender cómo las actividades agropecuarias afectan y son afectadas por el medio natural. Hoy avanzaremos en lo que, según nuestra particular manera de visualizar este asunto, representa lo referido al entorno socio económico.
El entorno socio económico lo constituye todo un conjunto de actividades económicas, sociales, culturales y recreativas que se desarrollan en los epicentros y en las periferias de las zonas agropecuarias, y que de una u otra forma afectan significativamente la estabilidad emocional de todas las personas que se dedican al oficio agropecuario. Esto constituye un aspecto clave en la definición del desarrollo rural integral, porque tiene que ver con las condiciones que facilitan el mejoramiento de la calidad de vida (el acceso cercano a centros de salud, al comercio, a los entes culturales, deportivos y recreativos, así como a las entidades financieras, servicios mecánicos y metalmecánicos en general, instituciones educativas y de investigación, y otras actividades de diversa naturaleza). Todo ello conforma el entorno para unas adecuadas condiciones en la dura faena del campo, pero también para el goce y disfrute de la vida, es decir, para la construcción del andamiaje necesario garantista de la permanencia en el medio rural de los productores y sus respectivas familias, así como del resto de las personas que de una u otra manera dependen del avance y sostenibilidad de la actividad agropecuaria en todas sus escalas.
El Estado está en la obligación de garantizar a través del ordenamiento urbano y rural, y con el diseño de políticas públicas eficientes, la convivencia ciudadana. De ella emana la subsecuente estabilidad productiva y por ende la real posibilidad de que en un futuro cercano, el pais pueda asegurar sus necesidades alimentarias con producción mayoritariamente nacional, tal como lo hemos venido manifestando mediante los objetivos propuestos, tanto en los aspectos legales como de la formulación del plan agroalimentario. La lucha contra la pobreza pasa por entender la necesidad de la ocupación rural, como se podrá apreciar cuando discutamos las disyuntivas de la ruralidad (complemento de la visión de integralidad del entorno socio económico) a la luz de las modernas innovaciones que al respecto se adelantan a nivel global. Sin servicios eléctricos, sin salubridad, con pésimas vialidades y sin la prestación de servicios esenciales, resulta prácticamente imposible la permanencia en el medio rural, y con ello se evapora la posibilidad de garantizar nuestra soberanía alimentaria.
2. SUBSISTEMA DE LA INFRAESTRUCTURA DE APOYO A LA PRODUCCIÓN PRIMARIA
También conocido como el agrosoporte físico, está constituido por todo el andamiaje de obras físicas fundamentales para poder alcanzar producción y desarrollo. Dentro de estas destacan básicamente; las fuentes generadoras de energía (electricidad), las vialidades agrícolas y las grandes, medianas y pequeñas obras de riego y drenaje. Abordar un compromiso de la envergadura que este asunto plantea, requiere de estudios objetivos, detallados y despartidizados (políticas estables en el tiempo, desprovistas de circunstanciales intereses grupales, gremiales o político partidistas), para que las acciones que se diseñen, sean el resultado de reales necesidades y no de coyunturas propagandistas que respondan a fines electorales. Hay que mapear las exigencias que sobre todo este complejo infraestructural, plantean los distintos polos, ejes o sectores de desarrollo agropecuario, los cuales a su vez, deben ser el resultado de la convergencia de los distintos programas locales, regionales y nacionales.
El escrutinio de un evento de tal magnitud debe realizarlo un equipo profesional interinstitucional, capaz de presentarlo ajustándolo a las temporalidades de las propuestas de planes que se han venido esbozando a través de estos escritos.
En la próxima entrega trataremos de aproximarnos a las condiciones del país, en materia de vialidades rurales, electrificación rural, embalses y capacidades de riego con que contamos.
Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.