Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana.Resumen (1)

El grave problema nutricional de los venezolanos se ha constituido en un asunto de salud pública; como hemos podido observar, es numerosa la población afectada por problemas de malnutrición, desnutrición e inseguridad alimentaria (cerca de diez millones de personas, según los datos publicados por el PMA y corroborados por ENCOVI, de un total poblacional estimado para el año 2019



Por Jesus Cepeda Villavicencio


Nunca antes; en los cien años de absoluto monopolio del rentismo petrolero en el pais, se había observado una crisis de las proporciones y magnitudes que hoy se padece, en todas y cada una de las aristas que nos definen como República (planos; sociales, políticos, administrativos, económicos, ambientales, culturales y territoriales). No hay un segmento en nuestra sociedad que no esté afectado por esta especie de cáncer que ha ido corroyendo nuestras costumbres, tradiciones y valores; colocándonos en una de las más difíciles, inéditas y complejas situaciones de nuestra accidentada historia republicana”.


I). Con las dos entregas subsiguientes, culminamos una larga serie dedicada a uno de los encadenamientos socioproductivos (sistema agroalimentario venezolano; SAV) más afectados por la irracionalidad de un modelo político, que con su ética del mal (Antipolítica y Corrupción; como políticas de Estado, y el cinismo como discurso político), han destruido los cimientos de una sociedad, que otrora podía considerarse (más allá de los muchos problemas socioeconomicos y politicos que padecía para ese entonces) la de mayores expectativas de desarrollo dentro del concierto de las naciones latinoamericanas. Hoy con profunda tristeza hay que admitir, que estamos a la par de las más atrasadas del subcontinente. ¿ Cómo ocurrió este atavismo histórico, ese milagro a la inversa ?; creo que hoy, las grandes mayorías de nuestra sociedad están relativamente conscientes, o son menos susceptibles al engaño sistemático, por lo que resulta innecesario seguir con narrativas de explicaciones causales, debiendo en consecuencia pasar a la definitiva fase del gran encuentro unitario de los venezolanos, sobre la base de los acuerdos pro democráticos y las directrices del pais que aspiramos todos construir, con la mirada puesta en el futuro y no en lo que fuimos o somos. Este es el momento decisivo para definir el sistema político en el cual queremos vivir. No hay fuerza, por más despiadada que esta sea, capaz de detener la voluntad telúrica de un pueblo cansado de pedir limosnas, decidido a vivir en democracia (no solo como forma de gobierno, sino como estilo de vida).


Estos escritos han estado dirigidos a los sectores políticos y productivos que aspiran ese cambio; son propuestas para el encuentro, para el debate sincero, oportuno y conveniente, de uno de los estamentos  que como se ha podido apreciar a lo largo de los trabajos presentados, constituye un eje vital de ese nuevo pais que soñamos y deseamos. Estas  últimas entregas resumen lo que aspiramos sea concertado:


El grave problema nutricional de los venezolanos se ha constituido en un asunto de salud pública; como hemos podido observar, es numerosa la población afectada por problemas de malnutrición, desnutrición e inseguridad alimentaria (cerca de diez millones de personas, según los datos publicados por el PMA y corroborados por ENCOVI, de un total poblacional estimado para el año 2019, en veintisiete millones, padecen una crisis alimentaria aguda; ver entrega número cuatro), sobre todo en los estratos más vulnerables (niños y adultos mayores), lo que nos conducirá  si no se establecen los correctivos de rigor, a un punto de difícil retorno que hará más complicada nuestra incorporación al desarrollo global. Este hecho por sí solo, nos conmina a replantear todo lo que tiene que ver con la producción y consumo de alimentos, ya no basta con que solo se piense en satisfacer nuestras necesidades con la importación de alimentos, porque ya no se cuenta con la factura petrolera para tales efectos, incluso aun teniendola, es un deber nacional salir del sortilegio rentístico.


Dos conceptos correlativos y complementarios, son estratégicos en la definición de los objetivos que debemos trazarnos de manera concertada, para con progresividad ir disminuyendo los niveles de dependencia alimentaria. Nos referimos a la seguridad y soberanía alimentaria, siendo la primera un derecho humano fundamental; “el derecho de todos a tener una ingesta de alimentos en calidad, cantidad y oportunamente, de manera que se pueda tener una vida socialmente útil”, y la segunda; “se refiere a la disponibilidad y capacidad productiva que una nación y su sociedad posean, para poder satisfacer ese derecho”. Estamos aquí ante una disyuntiva; o producimos nuestros alimentos, o los importamos, es obvio, que cuando un pais renuncia a la disposición de producir sus alimentos,se está desentendiendo de sus productores nacionales y de la estabilidad de sus regiones agrícolas (dejándolas a su suerte), y lamentablemente esto es lo que ha ocurrido con el abandono del campo y la ruralidad.


Hemos venido proponiendo un acuerdo nacional, un gran consenso en torno a tres objetivos fundamentales y cinco grandes líneas de acción para la consecución de tales objetivos. A continuación los resaltamos una vez más.


OBJETIVOS-METAS:


1.-  Garantizar para toda la población venezolana una disponibilidad de alimentos (y su respectiva accesibilidad) capaz de suplir un per cápita calórico superior a las 2800 k-calorias por día, y un per cápita proteico superior a los 80 gramos por día; en un lapso no mayor a los 8 años.


2.-  Garantizar que la demanda nutricional de la población, sea suplida en una proporcion equivalente a la siguiente inecuación (producción nacional no menor al 70% y las importaciones no mayor al 30%); en un lapso no mayor a los 8 años.


3.-  Garantizar que la balanza comercial agroalimentaria se aproxime a su equilibrio en un lapso no mayor a los 8 años (aproximar las exportaciones agrícolas a un nivel cercano o superior a las importaciones respectivas).


LÍNEAS ESTRATÉGICAS:


1.-  El asunto macroeconómico y su impacto directo en el comportamiento del SAV.

2.-  Las reformas necesarias para el definitivo impulso del SAV.

3.-  La visión holística (sistema de sistemas).

4.-  El asunto de la ruralidad.

5.-  La planificación del SAV. 


Todo ello dentro del marco de una nueva visión de la ruralidad; con encadenamientos productivos, el impulso de una economía rural diversificada (economía verde; salud, bienestar humano, equidad y de servicios ambientales) y una mayor movilidad social, para poder contar con la voluntad política para legislar y los insumos estratégicos necesarios en la elaboración del respectivo “Plan Nacional Agroalimentario”, asunto al que dedicaremos los planteamientos que a continuación desarrollamos. 

 

El primer punto de las líneas estratégicas fue discutido en la entrega número cinco, sin embargo consideramos necesario recalcar, que más allá de la compleja y amplia cobertura de la macroeconomía, es importante que desde el inicio de la transición entendamos que el objetivo fundamental de un programa de estabilización, debe reflejarse en un quiebre sostenido en la tasa de inflación (acompañado de la reconstrucción de las redes de proteccion social, recuperación de las capacidades productivas y del empleo formal) para que así se pueda equilibrar la tasa de cambio real (TCR), reduciendo la sobrevaluación de nuestro signo monetario a un nivel que permita la recuperación productiva y competitiva del SAV. De igual manera todas y cada una de las líneas estratégicas han sido desarrolladas en entregas anteriores, quedando solo pendiente las referidas al punto cinco; su articulación debe materializarse en los planes agroproductivos que se proponen, los cuales a su vez deben ser el resultado de un consenso nacional sobre tres aspectos claves; un gobierno de unidad nacional que priorice la estabilización a la que hemos hecho referencia, acuerdos políticos sólidos que garanticen la coherencia de las políticas y las reformas, y por último, la no menos importante necesidad del restablecimiento de las relaciones económicas y financieras internacionales para salir del aislamiento.


Con la propuesta de la semana próxima, referida a la metodología que se sugiere para la elaboración del PLAN NACIONAL AGROALIMENTARIO, cerramos esta serie dedicada al SAV, con la esperanza puesta en Dios, y en la firme convicción de que “SI SE PUEDE”.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.


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