Felipe Hernández G.

Recordando a la maestra Juana Josefa Vargas… a propósito del Día del Maestro

Durante el gobierno del general Isaías Medina Angarita, la FVM encaminó sus labores hacia la modernización de la educación y las mejoras de las condiciones de los educadores y reconoció la importancia de su labor decretando la celebración del Día del Maestro el 15 de Enero de cada año.

Por Felipe Hernández G.*



Venezuela celebra el 15 de enero el Día Nacional del Maestro, decretado por el general Isaías Medina Angarita (1941--18.10.1945) en reconocimiento a las luchas iniciadas por los maestros venezolanos el 15 de enero de 1932, cuando en plena dictadura gomecista, un grupo de educadores conformaron una asociación para defender los derechos laborales de los maestros y mejorar la educación en Venezuela.

La Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria comenzó a trabajar por el mejoramiento de la educación en nuestro país, que contaba con un alto índice de analfabetismo, fundando la "Revista Pedagógica", órgano divulgativo del gremio, y en 1934 realizaron un seminario para discutir las deficiencias del sistema educativo en el país. Al gobierno de Gómez no le gustó las acciones del magisterio, razón por la cual el Ministerio de Instrucción Pública ordenó a los maestros separarse de la Sociedad Venezolana Maestros de Instrucción Primaria.

Los docentes siguieron luchando en la clandestinidad por el desarrollo de la educación venezolana, hasta la muerte de Juan Vicente Gómez en diciembre de 1935, cuando se convocó una asamblea nacional de docentes en la que se fundó la Federación Venezolana de Maestros. Durante el gobierno del general Isaías Medina Angarita, la FVM encaminó sus labores hacia la modernización de la educación y las mejoras de las condiciones de los educadores y reconoció la importancia de su labor decretando la celebración del Día del Maestro el 15 de Enero de cada año. Entre 1949 y 1958, durante la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, disminuye la acción del movimiento magisterial y en 1952 se cambia la fecha de celebración del Día del Maestro, para el 29 de noviembre, fecha del natalicio de Andrés Bello, como un homenaje a quien guiara la educación de El Libertador Simón Bolívar. A partir de 1959, tras la caída de la dictadura perezjimenista, fue retomada la fecha que había sido fijada inicialmente por Medina Angarita en 1942 y en la que actualmente se rinde homenaje a los docentes venezolanos.

En Valle de la Pascua, una de las docentes de ese entonces es la recordada maestra Juana Josefa Vargas, vinculada a honorables familias vallepascuenses, hoy epónima de una de las más importantes instituciones de educación primaria del municipio, la Escuela “Juana Josefa Vargas”, ubicada al oeste de la ciudad en el sector Cristo Rey.

De la maestra Juana Josefa Vargas, en octubre de 1964 escribió en el periódico Región, el escritor Witremundo Pérez Salomón un trabajo especial, que en esta ocasión, a propósito del Día del Maestro publicamos para recordar a esta eximia ciudadana. En su trabajo relata W. Pérez Salomón, que:

“Pocos son los educadores considerados místicos de la pedagogía y la enseñanza cabal, sin esperar retribución alguna; y pocos han sido como Juana Josefa Vargas, los que se pueden considerar abanderados de esa mística magisterial, pues ella dio lo mejor de su vida, o casi toda su vida a la enseñanza, recibiendo como premio una tardía pensión de retiro y los sinsabores y malquerencias por su honestidad y decoro, hasta que la desgracia de una enfermedad fatal la privó de la vida y privó a los vallepascuenses de sus sabias enseñanzas y de sus sabios consejos,

Fue la primera normalista, la primera maestra graduada que dirigió un colegio federal en Valle de la Pascua, el cual todavía existe: la Escuela “Francisco Lazo Martí”, en compañía de las meritorias educadoras, doña América Sosa de Ramírez, Lourdes Camero Ramírez y otras. Fue la ductora de las recordadas educadoras: Antonieta, Graciela y Ana Teresa Zamora, las hermanas Rodríguez, Cristobalina Ortiz y otras tantas damas que siguieron los pasos de la señorita Juana Josefa Vargas, transitando el camino de la enseñanza y la formación de conciencias.

Fue una mujer excesivamente amable y sensible, ajena a todo rencor, apasionada con las amistades y profundamente religiosa y humana. En ella no cabía ninguna expresión que hiciera dudar de su honestidad, honorabilidad y recia personalidad, porque a la par que sensible y humana, tenía el reproche justo y sincero en el momento preciso, con su charla amena y cordial. La singular decisión en sus apreciaciones obligaba a respetar sus opiniones en todas las cosas de la vida social, donde por fuerza y costumbre le tocaba intervenir. Los que la conocieron de cerca y vivieron a su lado invocando su protección y nutriéndose de su sabiduría con sus sanos y sabios consejos, hoy recuerdan con cariño su ejercicio como ejemplar ciudadana, maestra insigne y consejera espiritual moral...

Para perpetuar la memoria y el ejercicio magisterial de Juana Josefa Vargas, en 1960 por disposición del Ministerio de Educación, un Grupo Escolar que funciona en esta población fue distinguido con su nombre: “Juana Josefa Vargas”... grabado en letras eternas, que ni el tiempo, las malquerencias, las mezquindades o el egoísmo podrán borrar jamás”.

La señorita Juana Josefa Vargas fue hermana de la señorita Juana Cecilia Vargas, vivía en la calle Descanso entre las calles Atarraya y González Padrón, frente al cine Royal.

Felicidades a los maestros vallepascuenses, guariqueños y venezolanos en su día...

*Cronista del Municipio Infante / UNESR. / fhernandezg457@gmail.com

viernes, enero 12, 2018

Pedro Infante: recordando su visita a Valle de la Pascua en el centenario de su nacimiento… (18/11/1917 – 2017).

A finales de los años cuarenta y durante la década de los cincuenta del siglo XX, en el Teatro Manapire de Valle de la Pascua y en otros espacios de la ciudad, se presentaron muchos artistas nacionales e internacionales, entre otros: los mexicanos Pedro Infante, Javier Solís, y Los Panchos; la vedette puertorriqueña La Tongolele, y los venezolanos, Ángel Custodio Loyola, Alfredo Sadel, Lila Morillo y Los Torrealberos, Rafael Montaño, siempre acompañados de artistas de la localidad.

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista del municipio Leonardo Infante
felipehernandez457@yahoo.com
El 18 de noviembre de 2017 se cumplieron cien años del nacimiento de gran mito de la música y el cine mexicano y latinoamericano, Pedro Infante, cantante y actor nacido en Guamúchil, Mazatlán (Sinaloa) el 17 de noviembre de 1917, murió el 15 de abril de 1957 a la edad de 39 años, en un misterioso accidente de avión piloteado por él.
La conmemoración de su nacimiento no solo se celebra en México, sino también en Venezuela donde tuvo y aún tiene tantos fans, puesto que la música mejicana durante muchos años, estuvo sembrada en el corazón de los venezolanos. Las canciones de Pedro Infante sonaban en las miles de rockolas diseminadas en los bares y botiquines de los pueblos y carreteras, así como, en las pocas radios que existían en el país en los años cincuenta, al igual que las canciones de Jorge Negrete, Agustín Lara, Miguel Aceves Mejías, Javier Solís, Antonio “Tony” Aguilar, Lola Beltrán, Lucha Villa, y otros tantos.
A finales de los años cuarenta y durante la década de los cincuenta del siglo XX, en el Teatro Manapire de Valle de la Pascua y en otros espacios de la ciudad, se presentaron muchos artistas nacionales e internacionales, entre otros: los mexicanos Pedro Infante, Javier Solís, y Los Panchos; la vedette puertorriqueña La Tongolele, y los venezolanos, Ángel Custodio Loyola, Alfredo Sadel, Lila Morillo y Los Torrealberos, Rafael Montaño, siempre acompañados de artistas de la localidad.
Pedro Infante durante su desempeño como actor y cantante, varias veces estuvo en Venezuela. Caracas, Maracay, San Juan de los Morros, Villa de Cura, Valle de la Pascua, Las Mercedes del Llano y Tucupido estuvieron entre las ciudades donde se presentó, y además de cantar, dio serenatas, interactuó con los lugareños y se divirtió.
En cuanto al tiempo histórico, corrían los meses finales del año 1948, en el país los fuertes rumores del golpe de Estado que se gestaba contra el gobierno del presidente Rómulo Gallegos era un tema de conversación cotidiano en las esferas del mundo político nacional, golpe de Estado que se materializó el 24 de noviembre de 1948, cuando Gallegos es traicionado por su ministro de Guerra, Carlos Delgado Chalbaud. En el Guárico, la visita de Pedro Infante y de tantos otros artistas nacionales e internacionales coincide con la llegada de las compañías petroleras a la entidad, tiempo cuando se iniciaron una serie de cambios en los modos de vida y en el paisaje de los pueblos del oriente del Guárico, primero en El Sombrero y luego en Las Mercedes del Llano, Valle de la Pascua, Tucupido y Roblecito.
De la estancia del artista en Valle de la Pascua, se recuerda que ello ocurrió el 7 de noviembre de 1948, fecha en que fue inaugurado el Teatro Manapire. Vino contratado por el administrador del cine, Armando Ubieda, para que actuara como figura estelar, dada su condición de artista de moda, famoso y con una gran afición en toda Venezuela. En sus presentaciones la receptividad del público era espectacular, sobre todo por la sencillez y humildad que irradiaba a través de sus cálidas interpretaciones. En la memoria colectiva pervive el nombre de Eleazar Higuera, hombre popular, llamado cariñosamente “Loro”, quien acompañó y sirvió de guía al actor y cantante y al trío Janixio en sus actuaciones y aventuras por la ciudad, por Las Mercedes del Llano y Tucupido.
Infante se hospedó con los integrantes del trío durante una semana en la pensión “Coromoto” de doña Carmen Pumar. Aquello era un jolgorio, gran cantidad de aficionados y público en general se concentraba al frente de la posada para verlo y saludarlo. Desde allí, en la camioneta del dueño del cine Royal, José Rafael Álvarez, Eleazar Higuera lo llevó a Tucupido y a Las Mercedes del Llano. Pedro Infante cobraba por cada presentación, Bs. 5.000,00, una verdadera fortuna para ese entonces, que permite inferir la prosperidad que vivían estos pueblos.
Cada noche, al terminar la presentación en el cine, Higuera lo llevaba junto con los integrantes del trío Janixio a recorrer los bares del pueblo. Una noche lo invitaron a dar una serenata, solicitud que aceptó muy gustoso, yéndose con su trío a cantarle a una bella joven vallepascuense de nombre María Álvarez, quien vivía por la calle Retumbo. Tal era el espíritu bohemio y aventurero del artista, que llegó a amanecer en una esquina del centro de La Pascua, cantando y bebiendo con los amigos. En sus paseos por la ciudad se percató del tipo calzado que usaban los vallepascuenses, las típicas alpargatas, indagando donde podía comprar unas, le informaron que en la esquina de El Camarín, en la pulpería de don Silvestre Olivo. Dado su espíritu despreocupado, se quitó los zapatos y se fue caminando en medias hasta la citada bodega. Un par de alpargatas costaba Bs. 3.50. Muchos llegaron a mirarlo caminando por las calles centrales del pueblo, vestido con una franela y calzado con sus alpargatas.
Rememora María Lorena Guevara Armas (2016): “…Pedro Infante estuvo en Valle de la Pascua. Mi mamá y mis tíos contaban cuando vieron al famoso cantante mexicano caminar por la plaza Bolívar y la calle Atarraya. Mi mamá jamás olvidó que lo vio, en la esquina de la Iglesia, ponerse unas alpargatas que le habían regalado…”; y Efrén H. Hernández López (2015) dice: “Mi tío, Arturo López Infante… relata que cuando vino Pedro Infante a Valle de la Pascua, se sentó en las escaleras del cine Manapire y le regaló un cigarrillo a una persona de apellido Pellicer que era contemporáneo con mi tío…”.
En Las Mercedes del Llano, Pedro Infante pidió prestada una bicicleta y se fue a dar una vueltecita por los lados de la plaza Bolívar, acompañado de una multitud de personas que le seguía, dándole vivas y pidiéndole autógrafos.
En Tucupido lo esperaban sus aficionados con ansiedad. Una noche Eleazar Higuera lo llevó junto con el trío Janixio. Ante una multitud que colmaba el cine América, regentado el señor Cherubini, el famoso cantante fue presentado. Un excelente espectáculo, el público aplaudía a rabiar cada vez que finalizaba de interpretar sus famosas canciones rancheras y boleros-rancheros tan de moda en ese momento, entre otras: Amorcito corazón, Cielito lindo, Flor sin retoño, Historia de un amor, La Calandria, Tu solo tú, Angelitos negros, Las mañanitas, Entre copa y copa, Cien años, Carta a Eufemia, Paloma querida, Tu enamorado, Mi cariñito, la genta emocionada aclamaba ¡Otra! ¡Otra! ¡Otra! Y el charro mexicano, emocionado seguía cantando: Aunque me cueste la vida, El mil amores, La cama de piedra, Camino de Guanajuato, y muchas otras… Terminada la presentación, el cantante se fue con la gente del pueblo a dar serenatas. En un establecimiento a donde llegó con su séquito de aficionados, le regalaron un litro de aguardiente claro “El Carmen”, un limón y un poco de sal, tomó un poco de estos ingredientes en el dorso de su mano y echándose un trago exclamó: ¡Esto es mejor que tequila!
En el centenario del ídolo, los vallepascuenses, mercedenses y tucupidenses que disfrutaron sus presentaciones en noviembre de 1948, le recuerdan no solo por poseer una imponente presencia física, sino también por lo que transmitía a través de su voz. Con su carisma y sencillez podía darle el tono adecuado a una canción con sentimientos de "fiesta, enojo, o tristeza", condición que ha trascendido aún después de muerto y que se resume en: “Saber interpretar. No es cantar una canción que se diga de memoria y no digas nada".

miércoles, noviembre 29, 2017

El maestro don Simón Rodríguez... A 246 años de su nacimiento



Por FELIPE HERNÁNDEZ G.
Cronista Oficial de Municipio Infante/UNESR/ Valle de la Pascua

Nacido en Caracas el 28 de octubre de 1771, el maestro don Simón Rodríguez fue un niño expósito, siendo sus padres adoptivos, don Cayetano Carreño y doña Rosalía Rodríguez, quienes lo acogieron en su seno y le dieron sus apellidos, aunque posteriormente renunció al apellido paterno ―Carreño―, lo formaron en la fragua de los mejores venezolanos de la época; creciendo bajo el cuido y la protección del párroco Juan Rafael Rodríguez, hermano de doña Rosalía, quien no solo veló por la educación en los primeros años de vida del insigne personaje, sino que además fue su guía espiritual y social. Cuando se cumplen 246 años de su nacimiento, vale recordar la reflexión que sobre el insigne maestro escribió el historiador y ensayista, don Mariano Picón Salas (1993): “Don Simón ---hay que confesarlo---- fue un poco excéntrico y de su genialidad emanan siempre destellos de extrañeza y locura...”.
Su nombre de pila era Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez. Como se dijo antes, se educó bajo la tutela del cura José Rafael Rodríguez. La Caracas de ese entonces contaba con una población de 25.000 habitantes aproximadamente y había negros y mulatos por doquier. Simón Rodríguez era blanco. En mayo de 1791 ―cuando ya tenía 21 años― el Cabildo de Caracas le dio un puesto como profesor en la Escuela de Lectura y Escritura para Niños. En esta escuela tuvo la oportunidad de ser el tutor del futuro libertador, Simón Bolívar. A don Simón siempre le disgustó el racismo y por defender a los pobres le retiraron la escuela que fundó y donde estudiaron los hijos de las mejores familias de la época, junto a pobres que no podían pagar, y a quienes don Simón pagaba de su magro sueldo. Vivía en una casa con su esposa María de los Santos Ronco, su hermano Cayetano con su esposa e hijos, esclavos y demás que llegaban a 19 personas. A don Simón, tampoco nunca le gustaron los españoles. En Venezuela Simón se dio cuenta que los hispanos desdeñaban el agua y el jabón y Caracas, por la suciedad, se la pasaba en una eterna epidemia. Además los españoles eran crueles y libidinosos.
Para los venezolanos, como escribió José de Oviedo y Baños, y más adelante J.L. Salcedo Bastardo, José Gil Fortoul, Augusto Mijares, Reinaldo Rojas y otros, “no había garantías individuales” y al que le encontraban un libro se exponía a la cárcel, a los latigazos en público y hasta a la pena de muerte. El gobernador Francisco de Cañas y Merino tenía por costumbre raptar a los menores de edad y esconder a las niñas robadas con las que se saciaba en la casa de un tal José Montesinos. El obispo Fray Mauro de Tovar les daba cuerazos a las mujeres si le eran infieles al marido. Las desnudaba y las azotaba por las calles de Caracas, después las hacía presas. De noche no podían salir los mestizos, los indios, los mulatos, los pardos. La crueldad la sintió Simón Rodríguez en carne propia cuando ajusticiaron a José María España y lo descuartizaron. Don Simón que participó en esa conspiración (la Conspiración de Gual y España en 1797), huyó de Venezuela, tenía 26 años, después de haber formado a Bolívar. En Kingston–Isla de Jamaica, cambió su nombre por el de Samuel Robinsón. Recorrió a América del norte y toda Europa, menos España, que le traía muy malos recuerdos. En 1853 emprendió su último viaje rumbo a Lima-Perú, al lado de su hijo José, y de Camilo Gómez, un compañero de este. La muerte lo sorprendió el 28 de febrero de 1854, con 84 años de edad, en el caserío de Amapote, a orillas del río Chira. Hacia 1925 sus restos fueron trasladados al Panteón de Perú, y en 1954 al Panteón Nacional de su natal Caracas.
En otro orden de ideas, sobre los vínculos de Simón Rodríguez con el Guárico, vale recordar que su madre putativa (puesto que fue un niño expósito), doña Rosalía Rodríguez, era natural de El Sombrero donde nació, al igual que su hermano, el presbítero Dr. Juan Rafael Rodríguez. Doña Rosalía murió en Santa María de Ipire en 1799 o 1800, en su hato Mahomito.
Su nombre es recordado en nuestro país, porque distintas instituciones educativas, calles, plazas, parques y avenidas llevan con orgullo su nombre... a ello se suma la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), creada a través del Decreto Presidencial Nº 1.582 de fecha 24 de enero de 1974, emitido por el Presidente de la República, Dr. Rafael Caldera “con la finalidad de contribuir con el desarrollo integral de Venezuela...”, decreto publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 30.313 de fecha viernes 25 de enero de 1974, firmado por el Presidente de la República y el Ministro de Educación, doctores Rafael Caldera Rodríguez y Enrique Pérez Olivares, respectivamente. De la UNESR en el Guárico existen tres Núcleos, en las ciudades de San Juan de los Morros, Valle de la Pascua y Zaraza, así como algunas extensiones en otras poblaciones del Guárico, y la Estación Experimental La Iguana en el municipio Santa María de Ipire.
En cada uno de sus núcleos la UNESR forma ciudadanos con espíritu creativo, capaces de participar activa y efectivamente en la construcción de una sociedad libre, democrática, participativa, dinámica y equilibrada, inscrita en las ideas y preceptos de su epónimo, quien como educador, escritor, ensayista y filósofo, amen de tutor y mentor del Libertador Simón Bolívar, y al igual que don Andrés Bello, fue un visionario defensor de la educación pública y de la modernidad.

REFERENCIAS
AQUINO D. Manuel. (1996): Los Rodríguez de Don Simón. San Juan de los Morros: El Nacionalista, martes 09 de abril de 1996. p. 6.
HERNÁNDEZ G. Felipe. (2009): El Maestro Don Simón Rodríguez / Familiares y parientes en el Guárico Colonial. Caracas: UNESR. Dirección de Desarrollo Profesoral.
HERNÁNDEZ G. Felipe. (2009): (2007): El Núcleo Valle de la Pascua de la UNESR. Apuntes históricos. Valle de la Pascua: Talleres A.C. Estampas Llaneras, SRL.
RODRÍGUEZ, Argenis. (1996): Simón Rodríguez en Caracas. San Juan de los Morros: El Nacionalista, martes 02 de abril de 1996. p. 6.


Correo del autor:felipehernandez457@gmail.com
viernes, octubre 27, 2017

La cineasta Margot Benacerraf en el Guárico en 1956

El historiador señala que la artista Margot Benacerraf logró atrapar un tiempo y un espacio vivencial en Santa Rita y Cabruta en Guárico; y en Caicara del Orinoco en Bolívar, tres poblaciones de la Venezuela de 1956. 

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR / Cronista del Municipio Infante
fhernandezg457@gmail.com

Venezuela no olvida ni las cualidades innegables de sus hijos, ni su ejemplarizante conducta. Hoy 14 de agosto, la nación recuerda con afecto el natalicio de Margot Benacerraf, ocurrido el año 1926, destacada figura del cine venezolano, tanto por su obra cinematográfica, como por su trabajo como gestora cultural e impulsora del séptimo arte. Su formación fue producto de sus estudios realizados en la Universidad Central de Venezuela, donde obtuvo el título en Filosofía y Letras (1947) y su formación sobre cine la obtiene en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos de la ciudad de Paris-Francia. Pionera del cine venezolano y latinoamericano, sus dos películas más conocidas son del género documental, “Reverón” y “Araya”, la primera sobre el pintor de la luz y la segunda, registra el trabajo que día a día realizaban los trabajadores de las salinas de Araya en el Oriente de Venezuela. Por Araya fue premiada en Cannes en 1959. Gran dama del arte, fue fundadora de la Cinemateca Nacional en 1966 y de Funda-visual Latina, institución que se encargó de promover el arte audio-visual en el país, también formó parte de la Junta Directiva del Ateneo de Caracas con el apoyo incondicional del escritor Gabriel García Márquez. En 1995 le fue otorgado el Premio Nacional de Cine y en 1998 el gobierno francés le confirió la Orden al Mérito en primera clase.
Su viaje al estado Guárico: A principios del mes de mayo de 1956 (a entradas de agua), Margot Benacerrat, acompañó en un viaje por los llanos del Guárico al folklorista y musicólogo Luis Felipe Ramón y Rivera y a su esposa, la etnomusicóloga Isabel Aretz. De sus peripecias por estos caminos de Dios, realizando trabajos de campo, investigando, grabando, filmando, tomando fotos y recogiendo datos, se conservan registros de su visita a los pueblos de Santa Rita de Manapire y Cabruta en el estado Guárico y de Caicara de Orinoco en el estado Bolívar. Los testimonios son un reflejo de la vida en los llanos del Guárico a mediados del siglo XX, cuando el país vivía la transición de rural a urbano, en los últimos años de la dictadura del Gral. Marcos Pérez Jiménez.
Refiere la cineasta, que la inspiración para recorrer los llanos del Guárico le nació cuando fue con el Gordo Pérez al pueblo de Ortiz, donde se escribió Casas Muertas;… en el año 1955; deseaba reencontrar el pueblo del cual escribió Miguel Otero Silva. Ese año hizo el guión de Casas Muertas con Miguel Otero… Entonces fue cuando conoció a Isabel Aretz, y le dije: “Isabel necesito recorrer un poco Venezuela…”.

En Santa Rita y Cabruta el portafolio se adentra en la cultura llanera a través de composiciones donde se percibe… la espontaneidad y la inspiración de cantores de tonos del velorio de cruz y la pose premeditada. En ese sentido, el escritor Eduardo Planchart Licea, en el libro titulado: Margot Benacerraf, Diario Visual y Entrevistas. Caracas: Fundef. 2006. Informa que “las fotografías evidencian la intención de acercarse al lenguaje corporal, a la indumentaria y al proceso participativo de la grabación musical llevada a cabo por Luis Felipe Ramón y Rivera. Entre gestos, ropas ligeras, espacios y tiempos rituales queda documentada la celebración de la Cruz de Mayo en 1956… los contenidos simbólicos se evidencian en las fotografías que describen la creación y parafernalia del altar de la población de Santa Rita. Destaca la vestidura de la cruz con flores de papel que asocian la cruz a la crucifixión. Se está también ante algunos momentos importantes del ritual, los rezos nocturnos, que enmascaran el ancestral anhelo de vencer la muerte a través de la vigilia, pues el sueño y el dormir son metáforas de la muerte; el vencerlos equivale a recuperar por un instante la inmortalidad propia del tiempo mítico”.
De la travesía por los llanos del Guárico describe el paisaje de Cabruta, población ubicada a orillas del Orinoco, erigida como puerto de embarque y un paso natural para cruzar el río. Señalando, que Cabruta es un pueblo entre llano y agua, espacio de tránsito de botes, lanchas y lanchones. Entre sus fronteras internas deambulan rostros que van y vienen, y mantiene una tradición vinculada a la pesca.

El esfuerzo investigativo del diario vivir de esos pueblos se transformó en un eterno presente para develar los secretos de su gente, presencias emblemáticas del pueblo de Santa Rita de Manapire, como la de Juan Rivero y su misterioso toque de guarura, los tonos de velorio y los cantos de ordeño tocados por músicos llaneros hasta hoy anónimos, entre ellos: Pedro Lara, Juan Leal, Emiliano Aponte, José Esteban Ortiz y Belisario Matos; o el retorno del hacer demiurgico que hace brotar de la arcilla pimpinas, tinajas, vasijas y ollas, de manos de la alfarera Simona Lara, en Caicara del Orinoco, guariqueña nacida en Santa María de Ipire.

Cabría preguntarse qué importancia tiene esta información de hace más de medio siglo, cuando Santa Rita y Cabruta en Guárico aún no eran poblaciones conocidas por sus campamentos de pesca, o Caicara del Orinoco como lugar de encuentro de culturas y de mineros. El valor está relacionado con la restitución del pasado de estas poblaciones, y con la reafirmación de sus raíces culturales y espirituales, puesto que rescata la memoria visual y oral de un tiempo que se había olvidado. Son puntos de vista de hace más de medio siglo, personajes que con sus miradas y acciones abren las ventanas a historias y memorias silenciadas entre llanos, montes y ríos.

A través de estas miradas, la artista Margoth Benacerraf logró atrapar un tiempo y un espacio vivencial en Santa Rita y Cabruta en Guárico; y en Caicara del Orinoco en Bolívar, tres poblaciones de la Venezuela de 1956. Constituye un recorrido realizado por accidentadas carreteras de tierra o por inexistentes caminos en el Guárico de ese entonces, donde cada viaje realizado consumía semanas nada más para llegar al sitio deseado, para fotografiar y tomar testimonios orales que podrían considerarse acercamientos documentales… Refiere la artista: “Fueron viajes largos, todo era camino de tierra y pasábamos días, semanas, recorriéndolos. De este viaje lo que más recuerdo es el paso de Cabruta atravesando el Orinoco en su zona más estrecha”… Refiere que la primera noche durmieron en Cabruta, “si es que dormimos, porque era bastante inclemente la cosa. Y después fuimos a Caicara, atravesamos el Orinoco, que era la parte más estrecha, entramos a Bolívar; era principios de mayo del 56…Dormimos en Cabruta; al amanecer nos fuimos en la camioneta, pero nos paramos en Caicara, siguiendo el itinerario, donde nos encontramos con una alfarera que conversó con Isabel [Aretz]; también con una artesana de Caicara, con sus pelos canosos y sus manos encallecidas por dar forma al barro, en unas fotos está sola, y en otras con Isabel… Esos niños de Caicara son catiritos, catiritos la mayoría, no sé si es por el sol o por los viajeros que pasan y eran cargadores de agua…”.

La diversidad de la información expuesta es una fuente de conocimiento de un tiempo y espacio que van más allá de las escuetas anotaciones de un diario de viajes,… pues ella nos enfrenta a un fragmento de la realidad del paisaje y de la gente de Santa Rita de Manapire y Cabruta de manera directa, puesto que resume lo que era la vida en ese momento en esos pueblos en las cercanías del Orinoco; las lavanderas, los cantores, la pesca y la construcción de las casas, cuatro cosas esenciales… y la bomba de gasolina de Cabruta. Relatos e imágenes que nos adentran y recuperan un fragmento de una Venezuela y del Guárico que logró subsistir al voraz paso del tiempo.
sábado, agosto 19, 2017

Los sucesos del 5 julio de 1811 en el Guárico


Por DR. FELIPE HERNÁNDEZ G*

Los pueblos del Guárico fueron de los primeros en apoyar la gesta emancipadora iniciada en Caracas el 19 de abril de 1810, y al igual que otras regiones declaradas en rebeldía, sufrió las consecuencias de la derrota republicana ocurrida en 1812. La población de entonces no se detuvo en su propósito independentista, se congregaron y escogieron los diputados; luego se reunieron el 2 de mayo de 1811, en un congreso de notables. Estos constituyentes enfrentaron valerosamente conceptos y principios sembrados por la corona española para controlar la sociedad colonial. Aquellos hombres dieron legalidad a la Independencia, la cual recogieron en un acta donde estamparon sus firmas y posteriormente, redactaron la primera Constitución de Venezuela, con la cual nace la Primera República.
Un buen número de los firmantes de la Declaratoria del 5 de Julio de 1811 provenían de las distintas regiones y/o provincias que constituían la Capitanía General de Venezuela, muchos de ellos murieron como mártires de la libertad en plena guerra. Otros alcanzaron a vivir lo suficiente para prestar apreciables servicios a la Gran Colombia y luego, a la República, después de 1830. Algunos se extinguieron en la oscuridad y de otros se pierde el rastro vital... sus nombres están escritos al pie de la Declaratoria de Independencia. De ellos, dos procedían de los Llanos del Guárico. El párroco Salvador Delgado, natural de Calabozo y diputado por Nirgua, y el doctor Juan Germán Roscio Nieves, natural de San Francisco de Tiznados y diputado por Calabozo.
El Guárico durante la Guerra de Emancipación nacional pertenecía a la Provincia de Caracas, en ese período en su suelo y en sus llanos se escenificaron permanentes combates. Los primeros pronunciamientos de emancipación se produjeron en las poblaciones de Calabozo y Chaguaramas. A los pocos días de la firma de la Declaración de Independencia en Caracas, el 5 de julio de 1811, el Cabildo de la Villa de Todos los Santos de Calabozo se pronunció apoyándola. El cuerpo edilicio de esa ciudad, con su presidente, Juan Vicente Delgado, que además era justicia mayor, el alcalde Miguel Antonio Mirabal y los regidores: Juan Manuel Bermúdez, José Antonio Hurtado, Pedro Antonio Camacho y el síndico José Revenga dieron cumplimiento a lo resuelto y proclamaron la Independencia, según la orden del Supremo Poder Ejecutivo. El acta de la sesión del Cabildo dice: “Reconocer la Soberanía y Absoluta Independencia que el Orden de la Divina Providencia ha restituido a las Provincias Unidas de Venezuela, libres y exentas para siempre de toda sumisión y dependencia de la Monarquía española…”. Del Guárico salió como diputado por Calabozo Juan Germán Roscio, quien a su vez redacta el Acta de la Independencia.
Francisco Herrera Luque en “la historia verídica, fabulada y verosímil” Boves “El Urogallo” (1975:98-99), relata que: “El 5 de julio de 1811 fue el día fijado en todas las provincias de la Capitanía General de Venezuela para declarar la Independencia. En Calabozo, como en Caracas y en Valencia, hubo fiestas y jaranas a granel. José Tomás Boves, entusiasta como ninguno, tenía preparada una bandera tricolor con una leyenda que decía "Viva la Patria", que colgó a la entrada de su tienda. En la puerta misma de su casa disparaba cohetes y servía aguardiente ayudado por Juan Caribe y el indio Eulogio.
— ¡Que viva la independencia y abajo los chapetones!... —clamaba lleno de júbilo. Arrieros y caporales entraban en su pulpería. A todos alegre, invitaba: — ¿se echa un palito, Ño Domingo? —le decía a un zambo viejo, o —venga pa' acá, mi hermano, para que disfrute de un cocuy que me mandaron de El Tocuyo.
En la Plaza Mayor de Calabozo la banda municipal tocaba desacompasados aires marciales. En lo alto del ayuntamiento una nueva bandera, amarilla, azul y roja, sustituía la amarilla y gualda de España...”.
Otro testimonio importante lo aporta el canónigo José Cortés de Madariaga, en su Diario de un viaje por el Río Negro, Meta y Orinoco, de regresó, el 15 de agosto de 1811 hizo una parada de varios días en Calabozo, dejando constancia del regocijo que halla en este pueblo, donde lo recibieron con palmas y vítores. También se admiró del recibimiento que le hicieron en Guayabal, donde durante su visita “celebraron la declaración de independencia con bailes y fiestas públicas”.
El coronel de ingenieros Pedro Aldao, comandante de la plaza de San Fernando de Apure, para celebrar la firma del Acta de la Independencia, organizó una fiesta campestre, con música, fuegos artificiales y carne asada, en el lugar que llamaban “Playa Caracas” (hoy Puerto Miranda), frente a San Fernando de Apure, río de por medio, en territorio guariqueño. Para perpetuar el patriótico hecho, Aldao hizo sembrar numerosos arbolitos de samán, para que creciesen frondosos como la patria que se estaba creando. Aldao murió heroicamente defendiendo a Calabozo de los ataques de José Tomás Boves, en el Paso de San Marcos, el 8 de Diciembre de 1813. Boves hizo colocar su cabeza frita en aceite en la Plaza Mayor de San Fernando, para escarmiento de los patriotas apureños y de sus habitantes.
En 1812, el realista Eusebio Antoñanzas ordenó a sus tropas incendiar el pueblo de Ortiz y aterrorizar a sus habitantes por su adhesión a la causa patriota. J.O. Pérez (2003), escribe sobre el terrible suceso: Fue una de las etapas más oscuras del pueblo orticeño. Se cometieron las mayores atrocidades a mujeres, niños y hombres por parte del ejército realista. Sus cuarteles se establecieron en la localidad como centros estratégicos para enfrentar la “Sublevación” de los patriotas, liderizados por Simón Bolívar… Este hecho histórico –después de la quema del pueblo- causó entre los habitantes un permanente vaivén de angustias y miedo con la entrada y salida de los ejércitos realistas. No obstante, la población se une a la causa independentista, cuyas adhesiones favorables a Bolívar comienzan a oírse desde el púlpito de la iglesia Santa Rosa de Lima.
En el Oriente del Guárico el patriotismo y la adhesión a la causa independentista de sus habitantes, fue emblemática desde 1810. En Santa María de Ipire, el hacendado Vicente Siso se presentó ante la Junta Suprema “ofreciendo para el servicio de la patria todos sus bienes, persona y la de sus hijos don Felipe y don Luis José, también una compañía de caballería que unida a dos que hay en el pueblo formen un escuadrón, el cual uniformará y armará a sus expensas, proporcionando de cuartel una de las casas grandes que allí posee”. La Junta convino y se constituyó en Milicias de Blancos de Santa María de Ipire con don Vicente Siso como comandante. Apunta A. Rodríguez (1998): “Hasta los indígenas de la región se pronunciaron contra el Rey en Santa María de Ipire, probablemente muchos de los que acompañaban a Pedro Zaraza y a los Monagas en sus luchas”.
Según la tradición oral, también en Chaguaramas se produjo un fervoroso pronunciamiento a favor de la Declaración de Independencia, llegándose a acuñar una medalla de oro con la inscripción siguiente: Chaguaramas. 1811. Libertad. Los pueblos del Guárico no escaparon a la insaciable sed de sangre del asturiano José Tomás Boves, su capellán, el Pbro. José Ambrosio Llamozas expone que “…en los campos de batalla y en los pueblos pacíficos se cometieron por su orden horrores de los que hay pocos ejemplares…”. Como uno de los oficiales de Antoñanzas, Boves se incorporó con este al ejército de Monteverde. Con la guerra de Independencia, José Tomás Boves se transfiguró, llegando a simbolizar al mismo Lucifer, desolando a Venezuela con degollinas efectuadas al son del “piquirico”, famoso joropo de entonces. Al igual que otras regiones de la provincia de Caracas y las demás provincias declaradas en rebeldía, el Guárico sufrió las consecuencias de la derrota republicana ocurrida en 1812.

*UNESR/Cronista oficial del municipio Leonardo Infante
fhernandezg457@gmail.com

lunes, julio 10, 2017

Boulevar de la calle Guasco en Valle de la Pascua

Por Felipe Hernández G
Un boulevard o bulevar es una calle ancha con un paseo central y árboles y arbustos a ambos lados. La palabra aparece en el argot urbanismo en el siglo XVIII en París, Francia con la idea de circundar determinados lugares. Luego comienza a utilizarse con más frecuencia bajo el Segundo Imperio francés (1852-1870) con el Barón Haussmann que los propuso como una política de ventilación e iluminación urbana. En Valle de la Pascua hay tres boulevares, a saber, el de la plaza Bolívar, construido en el año 1983 en ocasión de conmemorarse el bicentenario del nacimiento de nuestro Libertador; el Guasco y más recientemente, el boulevard “Julián Moncado” ubicado en la calle Providencia, sector La Baranda, construido e inaugurado por el alcalde Pedro Loreto el 10 de septiembre del año 2014.

En cuanto al boulevard “Juan Santiago Guasco” fue diseñado como una calle modelo por el Arq. Luis Guillermo Díaz, está ubicado casi al final de la calle Guasco, este, antigua calle El Sol, es una estructura de adscripción pública, cuyo ente administrador, custodio y responsable es la Alcaldía del municipio Leonardo Infante del estado Guárico. Fue construido durante la gestión del alcalde Edgar Martínez Ferrer (1996-2000), siendo gobernador del estado Guárico, el Dr. Rafael Emilio Silveira. Es un corredor vial que abarca una cuadra de la citada calle Guasco, en el espacio comprendido entre la calle 23 de Enero y la avenida Libertador. Está compuesto de dos aceras espaciosas de concreto y cuadros de piedra picada, ubicadas a lo largo del segmento, con caicos intercalados cada dos metros aproximadamente y una serie de bancos también de concreto, para el descanso y el solaz de los vecinos y transeúntes, colocados a intervalos regulares, al igual que las jardineras ricamente ornamentadas con ficus, acacias, laureles y otras plantas y dos viejas samanes situados al frente de la vivienda de la familia Seijas, que además de embellecer el lugar, le dan verdor, esplendor y frescor a los espacios.

El proyecto inicial de la obra establecía que el boulevard se extendería por cinco cuadras, iniciándose en la calle 23 de Enero y se prolongaría hasta la calle Atarraya, donde se uniría al boulevard de la plaza Bolívar (Enrique González dixit), comunicando la plaza Bolívar, la Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria, la Alcaldía y la Sociedad Socorro Mutuo con la Laguna del Pueblo, lamentablemente solo se alcanzó a realizar apenas una cuadra de la obra proyectada.

El boulevard nunca fue inaugurado oficialmente, pero desde sus inicios se convirtió en un lugar de encuentro para los habitantes del sector y de otros lugares de la ciudad. Es un lugar estratégico, por su ubicación, aledaña al centro de la ciudad, en la zona se encuentran establecidos algunos comercios, destacando entre otros: GS Alta Peluquería, Óptica 2000 CA, Oficina Contable, una sucursal de la Panadería Nina’s y otros establecimientos comerciales que están en sus inmediaciones, entre ellos, la Clínica La Candelaria, agencias de loterías, comercio de especies, ventas de periódicos y revistas, talleres mecánicos, así como la Escuela “Francisco Lazo Martí” y una cancha techada frente al parque infantil, atravesando la calle, en la esquina noroeste de la Laguna del Pueblo.

Partiendo en línea recta desde ese lugar se llega a la Alcaldía Municipal, la Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria, la plaza Bolívar y en general al centro de la ciudad. En sus inmediaciones se localizan el Parque Infantil “23 de Enero”, la Laguna del Pueblo y la emblemática ceiba de la calle Guasco... El Parque Infantil “23 de Enero” se construyó durante la gestión como presidenta del Concejo Municipal de la Dra. Haidée Ruiz de Ortega, por iniciativa del señor Miguel Montilla, quien en 1986 recogió firmas entre los vecinos para que se construyera un parque en un terreno vacuo que había en el sector.

Un hecho histórico de mucha importancia se desarrolló en sus inmediaciones el 24 de junio de 1831, cuando el Presidente de la República, general José Antonio Páez y el general José Tadeo Monagas se reunieron bajo unos jabillos ribereños en un lugar cercano a la Laguna del Pueblo, para dirimir las diferencias entre el caudillo oriental y el Presidente Páez, ante las pretensiones de Monagas y otros caudillos en dividir la República y crear la República de Oriente. Fue un encuentro exitoso y feliz, por cuanto ahí fueron canceladas las diferencias entre los dos líderes, lo cual llega hasta la actualidad, puesto que la actual República Bolivariana de Venezuela es la misma que creó el Gral. José Antonio Páez al separarla de la Gran Colombia en octubre de 1831.

Algunas familias que tienen sus viviendas en el boulevard Guasco son las siguientes: Seijas, Correa García, Contreras, Buyón, Montilla, Quiaro, Guerra, Abreu Rengifo, Fernández Ledezma, Silva, González, entre otras.

El boulevard constituye una permanente invitación a los vallepascuenses y visitantes a que vallan y lo disfruten en compañía de familiares y amigos... Mención especial a las siguientes personalidades del sector, quienes gentil y desinteresadamente ofrecieron sus testimonios y vivencias, entre otros, la muy diligente subsecretaria de la Concejo Municipal infantino que puso mucho empeño en la búsqueda de información Abog. e Ing. Azarel Ledezma, Sr. Enrique González, Sra. Doraida Fernández, entre otros vecinos del sector...

Felipe Hernández es Cronista del Municipio Infante, historiador y profesor universitario UNESR.
fhernandezg457@gmail.com
jueves, mayo 04, 2017

El 19 de Abril de 1810... tan glorioso...

El 19 de abril de 1810 se constituyó un nuevo gobierno que buscaba controlar a la provincia y satisfacer demandas de una mayor participación política y libertades económicas, pero en el contexto de una profunda crisis de la monarquía española, de la cual formábamos parte desde hacía 300 años


Por Felipe Hernàndez G
A la creatividad y fervor patriótico de la escritora Blasina de Blanchard le debemos el himno sobre tan importante fecha patria, cuya primera estrofa dice: El 19 de Abril tan glorioso / en la historia de la humanidad / y sus hijos lanzaron el grito: / ¡Libertad, libertad, libertad!... En torno a tan importante efeméride, los historiadores y estudiosos del histórico acontecimiento han creado las más diversas y controversiales interpretaciones de lo que ocurrió ese día. La más conocida y difundida, es aquella que nos enseñaban en las aulas de clase de las escuelas y colegios, según la cual: “El 19 de abril de 1810 se inició el proceso de independencia de Venezuela, razón por la cual cada año lo conmemoramos como una fiesta nacional”.

Más recientemente se han planteado nuevas interpretaciones, las cuales señalan que, si bien es cierto que los hechos que ocurrieron el 19 de abril de 1810 desencadenaron en un proceso que condujo a la declaración de la independencia absoluta de España el 5 de julio de 1811, también es cierto que no se puede asegurar que este haya sido el propósito inicial de los participantes en los acontecimientos de aquel recordado jueves santo.

Quienes así piensan, consideran que lo que se planteó hace más de 200 años, fue una vocación autonomista frente a la crisis que vivió la monarquía española a partir de 1808, producida por el amenazador control de la península por parte de las fuerzas militares francesas al mando de Napoleón Bonaparte, la ilegitimidad del Consejo de Regencia y la desigual representación de las Cortes Generales y Extraordinarias de 1810, sin que ello representara o tuviese como aspiración romper con los vínculos del rey legítimo de España e Indias, don Fernando VII.
Considérese que el Capitán General de Venezuela desde enero de 1809, Vicente de Emparan y Orbe, fue objeto de un golpe de Estado el 19 de abril de 1810, como culminación de una conspiración que se venía fraguando desde diciembre de ese mismo año.

En esa fecha se realizó un cabido abierto y se le propuso al capitán general de la Provincia de Venezuela que renunciara y él, luego de consultar a los congregados en la Plaza Mayor de Caracas, aceptó al manifestar que tampoco quería el mando. Acordada la renuncia o destitución del capitán general, se procedió a designar una Junta Suprema con el emblemático nombre de Preservadora de los Derechos de Fernando VII. Lo que no aceptaba la oligarquía caraqueña porque era estar subordinada a Napoleón Bonaparte, quien había invadido a España en 1808 y mantenía prisionero al Rey español. En ningún momento durante el cabildo se mencionó la palabra independencia.
Esta interpretación no se refiere únicamente a los hechos ocurridos en Caracas y las principales ciudades de la Capitanía General de Venezuela, sino que permitiría explicar el movimiento juntista y las diferentes manifestaciones de adhesión y lealtad que se expresaron en la mayoría de las provincias americanas entre 1808 y 1810, como respuesta a la disolución de la Junta Suprema Central ---que contemplaba la participación de representantes americanos---- y al establecimiento del Consejo de Regencia. Ideas que mantienen además, una estrecha relación con el discurso pactista que se había plasmado en 1808 y que se retoma nuevamente dos años más tarde, según el cual, en ausencia del Rey, la soberanía regresa a los pueblos, de allí que las juntas americanas se declaran defensoras de los derechos de Fernando VII.

José de las Llamozas y Martín Tovar y Ponte quedaron al frente de dicha junta, la cual tomó dos decisiones relevantes: 1) Elección del Congreso Nacional, hecho consumado en marzo de 1811. Una vez electo designó el triunvirato de Cristóbal Mendoza, Juan de Escalona y Baltasar Padrón y fue el que sesionó el 5 de julio, cuando sí se declaró la Independencia de Venezuela; 2) Se creó la Sociedad Patriótica con el fin de fomentar la industria y la agricultura; sin embargo, se convirtió en un escenario de candentes deliberaciones políticas, habida cuenta de que era liderada por Francisco de Miranda y contaba con la enérgica participación del fogoso joven Simón Bolívar.

El 19 de abril de 1810 se constituyó un nuevo gobierno que buscaba controlar a la provincia y satisfacer demandas de una mayor participación política y libertades económicas, pero en el contexto de una profunda crisis de la monarquía española, de la cual formábamos parte desde hacía 300 años, sin que ello, al menos en ese momento, tuviese como propósito inmediato la declaración de la independencia absoluta de España, acontecimiento que ocurrió unos meses después: el 5 de julio de 1811.

UNESR-Cronista del Municipio Infante – Valle de la Pascua
felipehernandez457@yahoo.com
martes, abril 18, 2017
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