La casa de María Luisa Silva


FELIPE HERNÁNDEZ G.*

Antigua casa de María Luisa Silva.




I.- LA CASA DE MARÍA LUISA SILVA: Su ubicación y su estructura arquitectónica huelen a historia, sus paredes de adobe y ladrillo pintadas de amarillo Caterpillar y marrón, bastante gastados, y las viejas puertas y ventanas de madera, reflejan los años de gloria de finales del siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, pese al paso de los años y a su evidente deterioro, su riqueza histórica aún se conserva y es admiración de todos los vallepascuenses, visitantes y turistas que transitan por la calle Real y los alrededores de la plaza Bolívar.

Es la vieja casona que fue propiedad de Rafael Silva Carpio y María Luisa Carmona, ubicada en el corazón mismo de la ciudad de Valle de la Pascua, lleva más de 120 años plantada en el lugar, y su nombre lo inmortalizó su antepenúltima propietaria, María Luisa Silva como se le conoció. Informa Archibald Mathison Silva (2019): “Ella solo fue pareja de mi abuelo Rafael Silva Carpio… nunca llegaron a casarse ni tuvieron hijos”.

Rafael Silva Carpio y María Luisa 
y algunos de los hermanos Mathison Silva.
La casona fue declarada por el Instituto del Patrimonio Cultural Venezolano (IPC) (2004-2008) en el capítulo de Lo Construido, como Patrimonio Cultural del Municipio Leonardo Infante del Estado Guárico. Está ubicada en la calle Real frente a la plaza Bolívar (costado norte); y su último propietario es el ciudadano griego, Evángelo Yanopoulos… Como se dijo antes, fue construida a finales del siglo XIX y comienzos del XX, es una edificación de estilo neoclásico de dos plantas, siendo la primera adaptada para uso comercial y la planta alta como vivienda. Es una construcción medianera que originalmente fue construida con bahareque, a las que se suman las modificaciones que posteriormente se le han hecho con bloques, ladrillos y otros materiales modernos. El techo es a cuatro aguas con pares de madera cubiertos con tejas criollas. Su distribución en planta es de forma rectangular con un patio interno y corredor que distribuye las habitaciones. Su fachada principal es de dos niveles, presenta un cuerpo rectangular con seis puertas de madera de doble hoja, tres en cada nivel. El piso superior es de madera y posee un balcón fragmentado con balaustrada de madera y hierro. Para acceder a la planta superior se hace a través de una escalera también de madera. Presenta dos habitaciones de grandes dimensiones con vista a la plaza Bolívar, es una de las pocas edificaciones de dos plantas con ventanas y balcones que se realizaron en Valle de la Pascua cuando moría el siglo XIX y se iniciaba el XX. 

II.- ¿QUIÉNES FUERON MARÍA LUISA “SILVA” Y RAFAEL SILVA CARPIO? La historia de María Luisa Carmona tiene visos novelescos. Natural de Pariaguán, estado Anzoátegui. Cuenta José Gregorio Mathison Silva, que ella fue la última pareja de Rafael Silva Carpio, quien antes fue casado con Clarisa ¿?, y luego con Concepción Ríos de Silva, con quien tuvo dos hijas: Amalia y Concepción “Conchita” Silva Ríos de Mathison, Concepción Ríos fue la abuela de los Mathison Silva, de quien enviudó. Además de Amelia y Conchita, Rafael Silva también fue padre de Tatino Silva en otra relación. María Luisa no tuvo hijos, y al morir Rafael Silva Carpio, heredó (los Mathison Silva dicen que se apropió) la vivienda conocida hoy con el nombre de “La casa de María Luisa Silva”. La recuerdan como una señora morena, bajita, y amante de los animales, especialmente de los perros.
Rafael Silva Carpio y María Luisa.

En ese orden, relata Luis Díaz Rengifo (0110/2019): “Yo conocí a la señora María Luisa Silva, tenía una mercería frente a la plaza Bolívar, mi mamá era costurera y siempre me mandaba a comprar botones y cierres, la recuerdo como una señora de lentes, amable, bajita, morena, era muy buena persona, en su establecimiento vendía además de cierres y botones; hilos, estambre, broches, lanilla, hebillas y otros productos… me llamaba la atención unos frascos bocones grandotes donde guardaba los botones… de todos los colores y tamaños, siempre estaban llenitos”.  

Rafael Silva Carpio conoció a María Luisa en un viaje que hizo a Ciudad  Bolívar, en Pariaguán se detuvo en una estación de servicio a surtirse de gasolina, al parecer la “convenció” para que le acompañara, se la llevó y luego, de regreso, la trajo a Valle de la Pascua como su pareja, no llegaron a casarse. El apellido de María Luisa era Carmona. Los Mathison informan que no le conocieron familiares consanguíneos. Murió en 1984 de un infarto en Villa de Cura, que le sobrevino en el auto donde se trasladaba desde Valle de la Pascua a Maracay, en el cementerio de esa última ciudad la enterraron.
 De izq. a derecha: Amalia Silva,
Rafael Silva Carpio (sentado),
niña Conchita Silva Ríos
(futura madre de los Mathison Silva
 y Tatino Silva.
Rafael Silva Carpio, natural de Santa María de Ipire, a principios de 1900ss compró un terreno en la calle Real frente a la plaza Bolívar de Valle de la Pascua, en 1923 en la esquina noroeste montó un negocio llamado “La Liberal” donde expedía kerosene, posteriormente, entre los años 1927 y 1928 montó la primera bomba de gasolina que hubo en la ciudad (frente a la plaza, en la parte noroeste), el negocio evolucionó y comenzó a vender víveres y mercancía seca: casabe, papelón, café, géneros, ropa, calzados, mercería, aperos, machetes “colín”, sombreros, escopetas, balas, velas de cera y de cebo, tabacos artesanales, cigarrillos, papel de escribir, sobres, lápices, plumas, plumillas y tinta, gasolina, licores: ron Mahoma y brandy Domecq. La bomba estuvo hasta 1943 pero el negocio de víveres continuó. Un negocio bien surtido con productos que le proveían las casas comerciales: Blohm & Cía., Boulton & Cía., Santana Hermanos & Cía., Bherens & Cía., Vera León & Cía., José Boccardo, y otras.

Una descripción aproximada del establecimiento, señala que adosadas a la pared interior estaban las armaduras de madera donde se colocaba en orden preestablecido gran parte de la mercancía… papelones, botellas de ron, aguardiente legal, pues, como era usual entonces, los artículos de contrabando estaban en una caleta donde se ocultaba cerveza, anís el mono, vino tinto, etc.

Silva Carpio también fue propietario tierras, entre otros, los terrenos de la finca “mi Casita” propiedad de su hija Concepción Silva de Mathison, que se extendían desde el actual Matadero Municipal hasta el Aeropuerto al norte, y al este hasta el actual sector La Agustina; atendiendo a la demanda y al crecimiento de la ciudad, a finales de los años sesenta, el Concejo Municipal adquirió esos terrenos de los cuales solo pagó las bienhechurías, ahí se construyó la populosa urbanización Las Garcitas.

Informa A. Mathison (2019) que su abuelo (Silva Carpio) fue propietario de las viviendas ubicadas en la calle Real frente a la plaza Bolívar, “El predio de la casa comprendía desde la vivienda de habitación de la familia Mathison hasta el estacionamiento, la casa de la familia Santaella, incluyendo los locales donde posteriormente estuvieron los establecimientos comerciales El Palacio Musical, Trajes Araujo, la Heladería Eureka y el estacionamiento”. Y la actual sede de la Sociedad Bolivariana, donde antes estuvo la sede de la policía “fue una donación que mi abuelo le hizo al gobierno de Juan Vicente Gómez a principio de los años 30 del siglo XX”.     

III.- LOS MATHISON: Familia vallepascuense de origen escocés, descendientes de Kenneth Mathison Mackensie, apodado El Escocés, quien según A. Mathison Silva, fue “el primer Mathison que llegó a Venezuela”; hijo de Kenneth Mathison y Katherine Mackensie, nació el 20 de abril de 1790 en la ciudad de Perth (Escocia). En 1806, con apenas 16 años ingresó a la armada, y vino a Venezuela en la primera expedición del generalísimo Francisco de Miranda, en la escuadra del vicealmirante Cochrane, continuó en la Marina hasta 1810, cuando pasó a formar parte de la guarnición de la isla de Trinidad con el grado de teniente. Comprometido con la causa patriota, en 1815 fue ascendido a capitán, y en 1816 recibió el grado de mayor. Apoyó a los patriotas venezolanos enviándoles víveres y armas a la costa de Paria. En 1825 estaba en Cumaná, y en 1826 fue nombrado inspector de las tropas africanas acantonadas en Puerto España, Isla de Trinidad. En 1840 es trasladado a Angostura con el cargo de vicecónsul, en 1864 es designado Encargado de Negocios de S.M. Británica de la Legación Británica en Caracas, regresa un año después a su cargo de vicecónsul en Angostura, ciudad donde murió en 1866. En Ciudad Bolívar (Angostura), El Escocés casó con doña Isabel Berris, fueron sus hijos: Carlos, Alejandro, Catalina, Isabel, María, James Buckley, Emilia, Luis, Francisco y Vicente.

IV.- ARCHIVALD MATHISON LEÓN: Ciudadano venezolano-trinitario (nacido en San Félix, estado Bolívar), durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) junto con su padre, Jaime Mathison Berris, se dedicaba al transporte de ganado en pie y carne desde Venezuela (Ciudad Bolívar) a Trinidad y a los Estados Unidos; en un viaje, el barco les fue interceptado en aguas territoriales de Trinidad  y fue hundido. En la fatal circunstancia perdieron el barco y la inversión. Dada su nueva situación, se volvieron a Ciudad Bolívar en busca de nuevos horizontes.

El boom petrolero alcanzó a los hermanos Mathison, quienes dada su condición de bilingües fueron empleados como traductores e intérpretes de compañías petroleras norteamericanas en Maturín, Anaco y El Tigre principalmente.

Entre los años 1946 y 1947 cuando se inicia la explotación petrolera en el caserío Roblecito, municipio Las Mercedes del Llano, Archibald Mathison León, hijo, vino al Guárico contratado como traductor por una compañía norteamericana, en esos años conoce y contrae matrimonio con la joven vallepascuense Concepción “Conchita” Silva Ríos, hija de Rafael Silva Carpio y Concepción Ríos de Silva. Una vez casados, se residencian en la calle Real de Valle de la Pascua, frente a la plaza Bolívar, en la hoy llamada casa de María Luisa de Silva, de la unión nacieron nueve hijos, entre otros: Nancy, Archibald, Eduardo, José Gregorio, Cleotilde, Gledys, las morochas Yaniska y Yanitza Mathison Silva.

La llamada casa antigua de María Luisa de Silva como se le conoce, ---hoy muy deteriorada--- es una estructura cargada de historia. Un patrimonio material del municipio Leonardo Infante y de la ciudad de Valle de la Pascua, un valor que al igual que otras edificaciones, debe ser preservada con la finalidad que a través de ellas se pueda mostrar a las presentes y futuras generaciones de vallepascuenses, guariqueños y venezolanos los modos vivendi de otros tiempos. Lo que ha sido nuestra ciudad y lo que hoy es.

REFERENCIAS E INFORMANTES

- Archivo de A. Mathison S.  Kenneth Mathison Mackensie, El Escocés. Papeles sueltos.

-Instituto de Patrimonio Cultural: https: //es.scribd.com/doc/19906200/VALLE-DE-LA-PASCUA, p. 31.

- Archibald Mathison Silva, entrevistas: 29-09-2019 / 01-10-2019.

- José Gregorio, Yaniska y Yanitza Mathison Silva, entrevistas: 16-09-2019 / 21-09-2019.

- Prof. Maritza de Michelangelli, 14-09-2019.

- Sr. Luis Díaz Rengifo, 01-10-2019.

--- Fotografías familiares cortesía de los hermanos Mathison Silva.

--- Fotografía de la Casa de María Luisa Silva: José Antonio Hernández H. (21-09-2019).


Valle de la Pascua, 03 de octubre de 2019.

* UNESR/Cronista Oficial del Municipio Leonardo Infante. Valle de la Pascua-Estado Guárico

felipehernandez457@yahoo.com


miércoles, octubre 09, 2019

La siembra de tabaco y sus repercusiones en la vida de los sombrereños desde mediados de los años cincuenta a los ochenta del siglo XX .

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 Este cultivo de plantación, que tuvo gran impulso con  la llegada  a comienzo del siglo XVIII de gran cantidad de canarios a estas tierras con la suficiente experiencia acumulada para gerenciar las haciendas  en dicho cultivo. Con el tiempo se convirtieron en propietarios de estas unidades de producción


José Manuel Aquino H
   

El  presente trabajo tiene como finalidad reconstruir un  proceso histórico de gran significación para  los sombrereños, cuando  se comienza  a desarrollar la siembra de tabaco a gran escala en las vegas del rio Guárico  de dicha población. Para este estudio se toma en cuenta el criterio de región histórica propuesto  por  el  historiador mexicano Luis González González y sus seguidores, en cuanto a la delimitación del territorio. Las regiones no tienen por qué estar encerradas en un marco geográfico homogéneo, por consiguiente  la extensión del mismo depende de la territorialidad y la forma  con que han interactuado  sus habitantes con los actores sociales tanto internos como externos, tomando en cuenta las características espaciales que están dadas por los diferentes hechos que hacen posible la existencia de una sociedad regional en un tiempo determinado, analizado desde una perspectiva trandisciplinaria, con el fin de favorecer la comparación con otras localidades desde la perspectiva  geohistórica, a partir de la relación hombre-medio y sociedad–naturaleza, desde la ocupación del espacio, a partir de  una dimensión epistémica enmarcada en la topofilogía; el afecto al lugar como eje de transformación y avance de los pueblos en la  búsqueda de bienestar.
      En tal sentido, la población de El Sombrero se conformó en la   margen izquierda del río Guárico, ocupada inicialmente  por aborígenes tamanacos, palenques y cumanagotos, dedicados a las actividades de caza, pesca y recolección de frutos, que luego del proceso  de conquista y colonización, un gran número de ellos   compartió estos espacios a mediados del siglo XVII con los españoles que se establecieron por esos predios, para la realización de actividades de ganadería y  agricultura que dieron lugar a la conformación de un asiento poblacional décadas  más tarde, conjuntamente con  negros libertos, zambos y mulatos (Armas Chitty). A partir de ese momento histórico las actividades económicas estarán siempre  enmarcadas dentro del ambiente  agropecuario, por tanto la relación hombre-medio y sociedad- naturaleza conformarán una caracterización que se abordará en el caso específico de este trabajo, el cultivo del tabaco, tomando en cuenta todos los elementos que intervienen en el desarrollo de las actividades realizadas por los actores  sociales y sus dimensiones en ese determinado tiempo histórico; no solo destacaremos las expectativas sino también la trascendencia para los sombrereños,  desde un ambiente transcomplejo en los ámbitos: local, regional,nacional y mundial.
    Desde esta perspectiva, la planta del tabaco originaria del continente americano consumida por los aborígenes antes del período colonial no solamente con fines recreativos o   embriagantes sino  también con fines  conmemorativos y  medicinales. Al ocupar los españoles estas tierras después de la llegada de Cristóbal Colón y específicamente expedicionarios como Américo Vespucio en su paso  por las islas  ubicadas en el golfo de Venezuela, comprobó la utilidad de esta planta, lo que motivó a que durante todo el siglo XVI se expandiera dicho cultivo por este continente, sino por otras partes del mundo hasta el punto de realizar leyes para el control de la siembra, la fabricación y el comercio de tabaco por las diferentes naciones y principalmente  en  las diferentes  colonias americanas  ocupadas por los europeos. En lo que respecta a la Capitanía General de Venezuela la siembra de este rubro se expandió por muchas zonas de las provincias entre ellas: Barinas, Maracaibo, Guayana y en muchos poblados  que dependían  administrativamente de la capital sede de la Capitanía General como las  esparcidas en los valles de Aragua, Orituco  y los poblados situados a las márgenes de las riberas del río Guárico  como Camatagua, Barbacoas  y  El Sombrero que contaba con tierras de vegas de excelente fertilidad y factores climáticos apropiados para el desarrollo apto  de plantaciones de calidad, lo cual generaba gran demanda, para ello se conjugaron deferentes factores en y para el éxito y expansión  de este cultivo de plantación, que tuvo gran impulso con  la llegada  a comienzo del siglo XVIII de gran cantidad de canarios a estas tierras con la suficiente experiencia acumulada para gerenciar las haciendas  en dicho cultivo. Con el tiempo se convirtieron en propietarios de estas unidades de producción por gran experiencia en estas labores en las distintas islas del otro lado del óceano Atlántico, unida a la cantidad de mano de obra barata que proporcionaba la organización social colonial conformada por mulatos, zambos, esclavos negros y libertos e indios. Por tanto, le dieron renombre al tabaco sombrereño por la calidad del producto, el cual era demandado por los pobladores de Calabozo, San Jaime y demás habitantes ubicados en las márgenes del río Apure que lo intercambiaron con ganado. ( Armas 1980).
    Es necesario resaltar  que la demanda  de tabaco a mediados del siglo XVIII se convirtió en un rubro muy apetecido   principalmente en Europa generando trabas para su libre producción  y comercio en un ambiente de complejidad dentro del sistema mercantilista. En esta dirección España realiza restricciones  no solamente en sus provincias sino también en sus colonias a pesar de proclamar el libre comercio con las reformas borbónicas impulsada por el Rey  Carlos III. Crea  el Estanco del tabaco,  un organismo que  se encargó en la Capitanía General de la “siembra, cosecha, preparación de la hoja, elaboración de cigarrillos, de chimó y de otros productos y también de la comercialización tanto interna como externa a manos del Estado  ocupante de este territorio “ (Calzadilla,1999 p. 115). 
   De la misma manera, una vez se reorientó el cultivo en zonas alejadas   y de difícil acceso para evitar el contrabando. Las zonas donde se estableció el Estanco del tabaco para la realización de  esta actividad  en la Provincia de Caracas, la Real Hacienda  autorizó los cultivos en los Valles de Aragua y en Orituco; mientras en las haciendas establecidas en  las adyacencias del río Guárico no contaron con autorización  para la  realización de esta actividad  a gran escala en esta macro región, lo que motivó a los hacendados  a dedicarse al cultivo de  otros rubros agrícolas  que le generasen   dividendos  en detrimento  de este rubro que les había dado bienestar económico  por décadas; mientras que los plantadores de la región de Orituco vieron incrementar sus ingresos y a su vez alcanzar un nivel de bienestar social y económico al instaurarse una intendecia del Estanco del tabaco en San Rafael de Orituco en 1778.
   En consecuencia de lo antes expuesto, los hacendados pequeños y medianos productores de este rubro ocupantes de estos predios aledaños al río Guárico se vieron limitados a cultivar  esta hojas para el consumo local debido al monopolio ejercido a finales del siglo XVIII por la administración colonial  a través esta intendencia hasta su abolición  en  marzo de 1833 después de haber obtenido la independencia. En la primera presidencia  de José Antonio Páez se decreta la libertad  para el  fomento del cultivo, la fabricación y comercialización del tabaco en todas sus denominaciones sin más restricciones lo que generaría posteriormente un  crecimiento efímero por la inestabilidad  social y política  en los siguientes años como consecuencia de los encuentros belicistas de la Guerra Federal, donde se libraron enfrentamientos entre liberales y conservadores por los alrededores  de la población de El Sombrero y zonas circunvecinas que generaron incendios y destrucción como  en 1859  incluyendo los predios agrícolas. En  el mes de septiembre de 1873, la historiografía reseña que la región sufrió  una tragedia natural por medio de  una  gran inundación del río Guárico,  después de tres días de abundantes lluvias que arrasa  con viviendas, animales y cosechas, siendo también una limitante para el cultivo y la producción del rubro señalado. Los datos reseñados por  el censo del Estado Guárico  en 1875, corrobora lo antes expuesto, donde se destaca la producción  de los siguientes rubros: caña de azúcar, maíz, frijoles, yuca destinados para el consumo  interno. Al igual que la producción de tabaco que cumplía los mismos fines que los rubros señalados con anterioridad,  situación que se mantenía  a comienzos del siglo XX, tal como lo describe  el empresario Dionisio Bolívar en su autobiografía que su padre comerciante establecido en el poblado recibía tabaco en rama de buena calidad procedente de haciendas, específicamente (Corral Viejo  y Guarumen) para   comercializarlas en  Calabozo y  San Fernando de Apure,  situación que se mantuvo hasta  mediados  plazo durante las primeras del siglo XX.
      A partir de 1915 la producción industrial del tabaco tiene nuevo impulso a través del empresario  Luis Bigott  quien había sido un simple  trabajador en una empresa artesanal, en la ciudad de Caracas  funda una pequeña empresa cigarrera denominada Cigarrera  Bigott en esta  misma localidad  con crecimiento vertiginoso por  su alta  demanda. Cinco años más tarde se convierte esta  en la principal industria de este ramo   e  impulsora  de la siembra de este cultivo en los Estados: Carabobo, Cojedes, Portuguesa y Barinas, durante esos tiempos, motivado principalmente  por  la  asociación  de esta empresa con la trasnacional “British American Tobacco  Company” que en la actualidad controla el 55 % de la producción mundial ( Wikipedia, 2012), que después de la primera Guerra Mundial desplegó  gran actividad  a nivel mundial hasta convertirse en una de las dos grandes multinacionales globales de este producto. Esta corporación aprovechó  realizar inversiones en  ese  momento histórico cuando la nación venezolana empezaba a florecer social y económicamente  con el auge  de la actividad petrolera.
    En la década de los años 40 la actividad agropecuaria en la población de El Sombrero solo  sufrió cambios puntuales con respecto  el aumento de la producción  con la llegada de nuevos implementos  para las labores de siembra como el tractor y sus  implementos (rastras y sembradoras) traídos a la zona por Ricardo Montilla Giménez  para la realización de siembras  en sus predios; igualmente otros dueños de hacienda fueron incorporando estos medios de trabajo, los cuales agilizaban las  labores  de siembra, afirmación expuesta con precisión por  el  extinto cronista de El Sombrero,  Manuel Aquino Delgado, en un conversatorio referente a personajes importantes de esa localidad y  también por haber sido testigo de aquel acontecimiento en momentos cuando se establecía la Compañía Creole Petroleum corporation para realizar exploraciones con resultados poco alentadores para la extracción de dicho bitumen.
    En lo que respecta a la década de los años cincuenta, es cuando comienza la siembra a gran escala del cultivo del tabaco en esta región .Esto se debe  a la conjugación de hechos que son necesarios reconstruir de manera integral. En primer término, tenemos la expansión del capital internacional de fortalecer la industrialización de diferentes productos, entre ellos el rubro objeto de este  estudio .Específicamente la transnacional Philip Morris fundada a finales del siglo XIX que crea unas filiales en muchos países por todo el mundo, para  cumplir con sus  fines de control de la producción mundial y aumento de sus ganancias  En nuestro país compra la Compañía Anónima Tabacalera Nacional ( CATANA) que había comenzado a operar  en 1953, para convertirse en la primera empresa en Latinoamérica en cumplir estos objetivos; realiza cuantiosas inversiones  con el fin de producir cigarrillos y demás productos; tanto para el consumo interno como externo. Otro aspecto importante que es necesario resaltar es el relativo al aumento de las extensiones del  cultivo, mediante  el aumento de cupos para que los agricultores  extendieran  su capacidad de siembra, por consiguiente, acuerda   también con la Banca Privada financiamiento, para que estos compraran insumos y maquinarias con el propósito de elevar la producción.
    Otro aspecto de resaltar fue la aceptación de parte de los propietarios de las haciendas de la zona, específicamente  Mack Lee Tocker,  oriundo de Los Estados Unidos de América, extrabajador de una de las industrias cigarreras antes señaladas, que compró una hacienda en las orillas del río Guárico por esos años e inició conjuntamente con  otros productores la siembra del rubro, entre  los cuales podemos citar a Iván Aranaga Henríquez, Daniel Scott Cuervo, Miguel Rodríguez Viso, José Maluenga ; luego se sumarian otros cultivadores con tanto éxito que los sembrados se extendieron por esta región geográfica, El Sombrero, Barbacoas,  Camatagua. Los productores se afiliaron inicialmente a La Unión Nacional de Cultivadores de Tabaco (UNCULTA) y luego en 1965 agricultores sombrereños fueron fundadores  de  otra asociación  denominada   “Asociación Venezolana  de Cultivadores de Tabaco”, (AVENCULTA) que se propuso entre sus fines el aumento  de la superficie sembrada de este  rubro.
    Es necesario señalar que el manejo de la siembra estuvo a cabo de un personal especializado de vital importancia para el fomento del cultivo. Los encargados de las siembras y demás trabajadores dedicados a este rubro en su gran mayoría inmigrantes canarios de gran experiencia en el trabajo agrícola en ese archipiélago español llegados al país como consecuencia de las diferentes crisis política y económica que atravesaban estos  en aquella región, las dos  guerras mundiales y la guerra civil española, que desembocaron en la larga dictadura de Francisco Franco. Las altas expectativas de trabajo y emprendimiento  que ofrecía principalmente  Venezuela, nación con altos ingresos provenientes del  petróleo en esa década exigía por la necesidad capital humano especializado no solamente industrial sino también agropecuario Impulsó a esta oleada masiva de personas.        
 
         
    Es necesario señalar que las expectativas de consolidación del bienestar económico y social de estos migrantes como en lo personal y familiar, se vieron  recompensados porque un gran número de estos  se convirtieron en propietarios de muchas haciendas, diversificaron más tarde  sus actividades agropecuarias con  el cultivo de melón y  tomate que permitió apuntalar a la región como centro agrícola para el consumo nacional e internacional. Estas  actividades fomentaron la migración  interna de personas de otros estados del país. Hasta el punto que  a comienzo de la década de los ochenta personas  provenientes de las comunidades aborígenes  de los estados Amazonas y Apure llegaron a la región para la realización de las actividades agrícolas en carácter de obreros. Con lo señalado anteriormente  se lograron los fines y propósitos de las transnacionales en este tiempo histórico: aumentaron la producción y consolidaron la industria cigarrera en este enclave para seguir produciendo  acumulación de capital.
  En este sentido el auge y consolidación promovió  el  crecimiento de la actividad financiera, comercial y de servicios del ramo agropecuario   no  solamente en El Sombrero sino también en el sur de Aragua. También se fortaleció el sincretismo cultural  de gran importancia para los pueblos, tanto para  sombrereños y canarios residentes por el intercambio de tradiciones y costumbres de los pueblos, no solamente del aspecto agrícola sino también  el gastronómico, religioso, deportivo entre otros aspectos.
  Por tanto, esta reconstrucción de ese período histórico es necesario para establecer de manera concreta la relación hombre medio desde la intervención del espacio y tiempo, tomando en cuenta  las intenciones de los actores intervinientes tanto internos como externos desde una perspectiva global y ser agente de cambio usando a través del  afecto al lugar  como categoría epistemológica en  este ensayo.




REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

ARCILA, E. 1973.  Economía Colonial de Venezuela. Caracas, ARCILA, E.: Historia de un Monopolio. El Estanco del Tabaco en Venezuela
ARELLANO, A. 1960. Breve historia de Venezuela, Venezolana. Caracas,
BRITO, F. 1974 Historia social y económica de Venezuela. 1492-1958. Caracas,
Bolívar Dionisio. 1978. De  Cero a Ocho Cifras. Caracas.

De Armas Chitty. 1982. Historia del Estado Guárico. Ediciones de la Presidencia de la República.

DEPONS, F. 1961 Viaje a la parte oriental de Tierra Firme en la América Meridional. Caracas, Venezuela.

Fundación Bigott. 1960, Biografía de Luis Bigott, Caracas Venezuela.

IZARD, M. 1962.  "La Agricultura Venezolana en una época de transición", fundación John Boulton, Caracas, Venezuela.

Venezuela, Dirección de Estadísticas, 1875. Apunte estadístico del Estado Guárico. Banco Central de Venezuela.
martes, octubre 01, 2019

¿Eran parientes Bolívar y Gallegos?


Adolfo Rodríguez


Con la genealogía hemos topado. A sus fabulosos redes nos aventuramos. Desde la académica, rayana en la exactitud, que ofician respetados miembros del Instituto de Genealogía, hasta enfoques psicomágicos como el sugerido por Jodorowski en “Metagenealogía”. Tentaciones para aprendices como yo en artes de exploración en las cavernas donde presumo que dormitan enigmas que nos asedian.
Una labor que cumple cimeramente Don Antonio Herrera Vaillant, presidente del mencionado instituto en Venezuela y autor de un monumental esfuerzo que recoge en su libro La Estirpe de Las Rojas. Repertorio sobre la deslumbrante descendencia de Ana de Rojas y Diego Gómez de Agüero, originarios de la isla de Cubagua y “ascendientes de la mayoría de la elite que ha dirigido nuestro país desde la colonia” según el genealogista Julio González Chacin: “dos tomos de volumen considerable, donde se encuentran detallados” los miembros de una progenie procedente de dichosGenearcas y en la que podríamos descubrirnos tanto usted como yo.
González Chación informa que varias estirpes “confluyen en el tiempo, integrándose a lo largo de los siglos y con integrantes venidos de diversas otras naciones, incluidos los factores aborígenes y africanos, para configurar la nación venezolana del siglo XXI.
“En los descendientes de las Rojas tiende a confluir una elite venezolana, en el mejor de los sentidos de dicha palabra, que suministra liderazgo y dirección a la sociedad y economía de este país a través de los siglos.
Grupo fundacional que, a su entender, se encuentra diluido “dentro del vertiginoso crecimiento demográfico experimentado por Venezuela a partir de 1935, mas no relevada, en sentido alguno, de la vocación y responsabilidad de contribuir al desarrollo y bienestar de la nación”.
Comenta cómo en el conjunto de biografías reseñadas en el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar, se detectan “más de 370 descendientes directos de esta estirpe, o sus cónyuges, los cuales imprimieron su huella civilizadora en la construcción de todas las facetas de la vida nacional a lo largo de quinientos años de historia Venezolana”.
La descendencia de las Rojas “corresponde fundamentalmente a la ciudad de Santiago de León de Caracas, con importantes ramificaciones en los Estados Miranda, Aragua, Guárico, Carabobo, Cojedes, Yaracuy y Lara, que prácticamente constituyen la antigua Provincia de Venezuela, centro y corazón de la actual República de Venezuela. Tuvo asimismo importantes ramas en las antiguas provincias de la Nueva Andalucía y Margarita”.

Insólita línea familística procedente de las ocho hijas y el varón que procrea el mencionado matrimonio del Capitán Diego Gómez y Ana de Rojas, efectuado en la Nueva Cádiz hacia 1.535. González Chacín apunta que “La elite central venezolana desciende, en su casi totalidad, de estas mujeres que constituyeron la base y el eje de la primera sociedad establecida en Caracas.
Casan dichas damas “con los principales conquistadores y pobladores de Santiago de León de Caracas. En efecto, los esposos de estas mujeres fueron: el Capitán Lázaro Vázquez, el Capitán Alonso Díaz Moreno, el Maestre de Campo Garci González de Silva, el Capitán Francisco Infante, el Capitán Cristóbal Mejía de Ávila, y el Capitán Pedro Álvarez Franco, todos ellos destacados conquistadores y pobladores de Caracas y de la región central.
En la inmediata generación, mujeres de esta familia enlazan con el Capitán Juan de Guevara "El Mozo", Simón de Bolívar "El Mozo", el Capitán Mateo Díaz de Alfaro, Juan Desque, el Capitán Andrés de San Juan, el Capitán don Diego Vásquez de Escobedo, el Castellano Onofre Carrasquer, el Capitán Pedro Mijares de Solórzano, el Capitán Andrés Vázquez Bocanegra, y otros de los más prominentes vecinos de la incipiente ciudad de Santiago de León de Caracas en sus primeros años”.
González agrega que “descendientes directos de las Rojas fueron protagonistas de primera línea del proceso de la Independencia venezolana”. Varios de ellos firmantes del Acta de la Independencia de Venezuela”. Así como actores principales del Acta del 19 de abril de 1.810 y próceres como Simón Bolívar y Antonio José de Sucre.
“Al paralelo de ellos, encontramos en la misma estirpe algunos destacados realistas como don Fernando Ascanio, don José Bereciartu, don Juan de Casas, don Juan Manuel Oropeza, el Comandante don Antonio Tovar Marín, y don Nicolás de Castro Pacheco”.
“Diez de los Presidentes de la Republica y encargados del Poder Ejecutivo de Venezuela descendieron de manera directa, o por matrimonio de la Estirpe de las Rojas: el Doctor Cristóbal Mendoza, primer Presidente de Venezuela; el General Carlos Soublette, el Doctor Andrés Narvarte, el General José María Carreño, Don Manuel Felipe Tovar, los Generales Antonio Guzmán Blanco, Jacinto Gutiérrez Martínez, y Esteban Herrera Toro, y en el siglo XX: Rómulo Gallegos Freire, y Raúl Leoni Otero, junto con su esposa Carmen América Fernández Alcalá de Leoni, ambos descendientes de las Rojas del siglo XVI.
“Durante el siglo XIX resulta un tanto inesperado encontrar que una mayoría de los descendientes destacados de la estirpe de las Rojas, y sus cónyuges” militando en las toldas liberales como Ezequiel Zamora y Antonio Leocadio Guzmán, en tanto que conservadores: Soublette, Tovar, Fermín Toro y otros.
Curiosa red en la que deambulan integrandes de bandos políticos o militares encontrados, desde los más destacados hasta ejemplares tan anónimos como usted y yo.



FUENTES CONSULTADAS
BOTELLO, Oldman. Villacuranos. Esbozo Genealógico de Familias de Villa de Cura. SigIos XVIII-XX. (Inédito).
GONZÁLEZ CHACÍN, en el "Blog de Algunas Familias" sobre el Libro "La Estirpe de Las Rojas".
HERRERA VAILLANT, Antonio. Estirpe de las Rojas. Caracas: Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, Caracas, 2007 (Biblioteca de la Academia Nacional de Historia).
RODRÍGUEZ, Adolfo. El Oído en el Llano: Daimon de La Vida y Obra de Rómulo Gallegos, Amazon, 2019.


miércoles, julio 24, 2019
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