Microbiografías/José Félix Salinas
Es uno de los pardos Beneméritos distinguido del resto de la “gente de color” de aquella población de principios del siglo XIX, que se destacó en la lucha por la libertad y la igualdad entre sus congéneres.
Por José Obswaldo Pérez*
NACIÓ EN SAN FRACISCO de Tiznados, Ortiz, estado Guárico (Venezuela) a fines del siglo XV. Fue propietario de bienes en el sitio de La Guásima, los cuales abandonó y se incorporó junto con sus esclavos a la guerra de la Independencia[1]. Casó con Anastacia Ceballos, natural de San Francisco de Tiznados.
Es uno de los pardos Beneméritos distinguido del resto de la “gente de color” de aquella población de principios del siglo XIX, que se destacó en la lucha por la libertad y la igualdad entre sus congéneres. En 1811, Salinas aportó “80 arrobas de carne y 30 pesos en plata para pan”[2] destinados para que las tropas patriotas fueran a combatir a quienes en Valencia y en Coro se oponían a la independencia.
Ese mismo año de 1811, José Félix Salinas expone ante la Junta Suprema de Caracas: que el teniente justicia mayor de Calabozo no quiso cumplir la orden del 26 de noviembre de 1810, impartida por la misma Junta Suprema (la Conservadora de los derechos del rey Fernando VII) para que le permitieran a él y a su familia usar alfombra en la iglesia de San Francisco de Tiznados, alegando estar enfermo de sus rodillas “por la humedad de los suelos a causa de darse sepultura en ellos a los cadáveres”.[3] Razón por lo cual los mantuanos del pueblo habían protestado, prerrogativa sólo dispensada a los blancos.
No obstante, la Junta Suprema ordenó cumplir la orden de que cualquier persona, de cualquier sexo o clase social, podía usar la alfombra y que sobre ello no debe hacerse ni consentirse se haga novedad que lo impida. Entre los firmantes del decreto se en encuentra su paisano el doctor Juan Germán Roscio, junto con los demás integrantes de la junta.
En 1813, junto a sus esclavos, ya estaba en armas. Dos veces fue preso por los realistas y corrió con la suerte de no ser fusilado, aún cuando sus bienes fueron embargados por el tribunal de secuestros. En 1817, su esposa doña Anastacia Ceballos imploraba un Real indulto para su marido y solicitaba el desembargo de sus bienes determinados por la Real Audiencia[4]. Pero, en cada oportunidad rescindía y se reintegraba a la lucha. Comandó un escuadrón de caballería en San José de Tiznados, que conformaba “en calidad de campo volante”[5].
En 1818, en la campaña de Apure fue ascendido al grado de comandante el 28 de septiembre como integrante del cuerpo de caballería. Hizo las campañas del sur: Nueva Granada, Ecuador y Perú, participando en las acciones que dieron la libertad a esas naciones. En 1830 se encontraba en Bogotá formando parte del cuerpo nombrado “Húsares de Apure” y volvió a Venezuela, hacia junio de ese año.
En 1833, desde Caracas solicitó su licencia temporal con goce de sueldo, la cual le concedió el ministro Carlos Soublette el 20 de mayo de 1834; pasó a San Fernando de Apure, donde es posible que haya muerto, pobre, porque sus bienes quedaron atrás, en su pueblo natal, entregados a la causa patriota a la cual dedicó sus mejores años[6].
NOTAS
[1] UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR (1986).Anuario de Estudios Bolivarianos, p 52 .
[2] Gaceta de Caracas, I, 48 (3/9/1811), p.4; Asimismo, también, aportan donativos Marcos Torres, Marcos Coronado, José Hidalgo, Miguel Ramos, Cándido Arana, Julián Nieves Francisco Antonio Nieves, Vicente Durán (aportó 50 hojas de sable para armar a las milicias de blancos de San Francisco), Domingo Marrero, N. Herrada, Pedro José Jiménez, Manuel Rodríguez, Hilario Loaizca (o Loaiza), Marcelo Arteaga, Bautista López, Anselmo Escoto, Reyes Núñez, Juan Basilio Silva, José Francisco Parra, Juan Ángel Martínez, Gabriel Díaz, Nicolás Ostos, Fermín Vélez, Feliciano Esqueda, Raimundo Fuentes, Manuel Díaz y Lucas León. Todos ellos dieron dinero, carne, maíz, casabe y pan de trigo.
[3] Gaceta de Caracas, 22 de enero de 1811, Nro 16, p 3.
[4] VENEZUELA ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN (1950).Boletín del Archivo General de la Nación, p. 284.
[5] ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA (1938). Boletín. Caracas, p. 478.
[6] BOTELLO, OLDMAN (1998). Los Tiznados, p.114.
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*José Obswaldo Pérez es periodista, profesor universitario e historiador venezolano.