ENTIERROS DE MUERTOS VIVOS

- Es mejor morir, Ángela, que mal está sufriendo. No te voy a llevar a casa; sé que eres mi esposa, pero tendré que hacerlo, no valdrán tus quejidos; todos los muertos de este pueblo se quejan cuando están cerca del hoyo. ............................................................................................................................................ por José Obswaldo Pérez ARTURO RODRIGUEZ contaba que, cuando niño, se colocaba en las barandas de la Casa Atravesada, a contar los muertos que a tempranas horas de la mañana iban desfilando hacia el cementerio hasta casi tarde de la noche, hora en que los espíritus y las almas en pena salían a retozar con el ganado en el silencio de la soledad. - Yo me ponía a contar a los muertos, desde por la mañana hasta las nueve o diez de la noche, cuando todavía seguía la procesión de moribundos y, entonces, mi mamá me llamaba adentro. Las enfermedades fueron aniquilando la población y, poco a poco, convirtiéndola en una aldea de fantasmas…

Sobre el autor

José Obswaldo Pérez
Licenciado en Comunicación Social, con una maestría en Historia de Venezuela. Investigador y ex-cronista de la ciudad de Ortiz, estado Guárico

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