Los nombres de África en Ortiz

La historia de los nombre de los lugares está ampliamente impresa en todas las vicisitudes de nuestra historia colonial. Antes de la llegada del colonizador, cada lugar fue designado, según el uso del discurso local y el de los usuarios como una suerte de reliquias toponímicas. A su llegada, una doble actitud había sido adoptada.


POR JOSÉ OBSWALDO PEREZ

CUMBITO. Ese fue el primer sonido que escuche en Ortiz. Luego, Cumbote y Mocundo. Y, en cada palabra, me hacía una pregunta: ¿Qué significan? No es fácil para un historiador y, me imagino más aún, para un comunicador social, descifrar sus significados. La región histórica de Ortiz es muy vasta en territorio y con características geográficas muy definidas. Al adestrase a los sabores de esos lugares, uno tiene que hacer una expedición intelectual con la ayuda de otras ciencias interdisciplinarias. Antropología, lingüística e historia.

La historia de los nombre de los lugares está ampliamente impresa en todas las vicisitudes de nuestra historia colonial. Antes de la llegada del colonizador, cada lugar fue designado, según el uso del discurso local y el de los usuarios como una suerte de reliquias toponímicas. A su llegada, una doble actitud había sido adoptada. Ciertos lugares mantuvieron los nombres endógenos, no sin algunas torsiones antropoculturales de la cosmovisión autóctona; mientras otras recibieron los harapos de la dominación española y portuguesa. Por ello que la toponimia en Ortiz es, como en otros sectores de nuestra cultura, mestiza.


África en Ortiz es una pequeña porción de historias de geografías. Desde el punto cuantitativo, en comparación con los topónimos indígenas e hispánicos, los nombres africanos representan apenas un 9.0 %. Pero, ese porcentaje para nosotros es muy significativo e importante; numéricamente corresponde a un total de diez caseríos o sitios con nombre de origen africano, recolectados y clasificados como tales. Cumbito, en Ortiz. Cacheo, Loamba, Mocundo, Mondongo, Moco, Cumbote, Cansanga, Tambo, El Cambur, en las parroquias de San José, San Francisco y San Lorenzo de de Tiznados.

Como se ve, las cifras de topónimos africanos en las distintas parroquias de la localidad son bastante sustanciales. Una de las razones del número de voces de origen africano es la inmensa actividad agrícola que se desarrolló en la época colonial a las orillas del río Tiznados –especialmente la ganadera-, la cual conglomeró como asiento tradicional a la aristocracia territorial esclavista[1] de Santiago de León de Caracas. Grupos familiares con lazos consanguíneos como fueron don Juan Vicente Bolívar, Padre de El Libertador; los Solórzano, los Tovar, los Ávila, los Ascanio, entre otros. De allí que la presencia de negros y su permanencia en la región de Guárico, se debió a la actividad agropecuaria[2], es decir, el uso de la mano de obra esclava de origen africana en las labores agropecuarias; pero su impacto cultural no dejó huellas suficientes y estables para garantizar un legado sólido de manifestaciones y costumbres a través del tiempo.

Un análisis antropocultural de estos topónimos nos permitiría dibujar (pese al riego a equivocarnos) la procedencia de estos nombres. Por ejemplo, la memoria bantú se halla presente en el paisaje llanero de Guárico. En Tiznados, Mocundo, Mondogo y Combote son toponimias bantúes. También, en esa microregión, Caheo es una huella de los Buramos. Con este nombre se conoció un antiguo hato ganadero en la actual parroquia de San Francisco de Tiznados, perteneciente a José Bautista de Ponte, en 1762. En el presente, este lugar, se nombra como sitio Los Leones o lo que hoy corresponde, en gran parte, la comunidad de Río Verde. El nombre del lugar proviene de negros cacheu[3] traídos por compañías de comercio y tráfico de esclavos, tal como señala Roger Bastide[4] quien afirma que con frecuencia al esclavo no se le daba el nombre de su verdadero origen, sino el del puerto donde era embarcado. Así, por ejemplo, todos los esclavos que pasaban por el fuerte El Mina llevaban consistentemente el apellido Mina, fueran ashantis, owes o yorubas. Por ejemplo, algunos esclavos traídos de Cuba al Hato Rincón de San Pablo llevaban el apellido de la Habana[5].

Cacheo deriva de Cacheu[6], río y puerto de embarque de negros trasladados forzadamente a Venezuela, a partir del siglo XVI. Ramos Guédez (2001) citando a Aguirre Beltrán, señala que como gentilicio (antropónimo, en el léxico toponímico) es "… originario de una factoría del mismo nombre, que poseían los portugueses cerca de la boca del Río Santo Domingo, próximo a Cazamancia en Senegal" (2001:77). También, Cacheu es un río de gran caudal. Domina, junto con el Geba, el territorio de la Guinea Bissau. Se halla en la denominada Zona de los Ríos, donde "... corren el Senegal, Gambia, el Casamaza… el ladigola y Pongo" (Rivas Gamboa, 1997). El puerto Cacheu fue fundado en 1588 como punto de apoyo a la penetración comercial portuguesa en costas africanas, con lo cual la Guinea Bissau se integró al sistema internacional capitalista.

Por otro lado, Cumbito es un antiguo vecindario del municipio Ortiz. Está ubicado al suroeste de la población y tiene una posición astronómica de latitud de 9 32' 08'' y una longitud de -67 17' 14''. Su nombre proviene de la lengua mandinga que significa "lugar de reunión, grupo o asiento de negros" (Salazar Quijada, 1991). Cumbito es diminutivo hispanizado de Cumbe (Kumbe, Nkumbi), y su significado proviene de un baile negro originario de la guinea continental española. A su vez, la voz kumbe (nkumbi) significa tambor (Ortiz, 1985: 184; Álvarez D´ Armas, 2005).

Con este mismo nombre, también se conoció en la actual parroquia San Francisco de Tiznados, un sitio en 1791, propiedad de Felipe Urbina. Del mismo origen existe en San José de Tiznados un vecindario con el nombre de Cumbote (actualmente conocido como Combote I y Combote II) que, en bantus, significa "rana". Es una variante de Cumboto y, a su vez, proviene de Cumbo o Cungo (voz mandiga, de etnia africana), que significa " lugar apartado, heredad". Edler[7] señala que los vocablos Cumbe y Cumbo fueron aportados por las etnias mandiga y fang, procedentes de las sacas de esclavos de las regiones del antiguo Sudán y del África Ecuatorial, respectivamente.

Aunque, el Caserío Cumbito no tiene aún una fecha exacta cuando inició su fundación, creemos que éste surgió a mediados del siglo XVIII. Su etnohistoria guarda mucha relación con su nombre y el grupo étnico que lo habita. Sus expresiones culturales más resaltantes son las fiestas de violín, el tradicional culto a la Cruz de Mayo y, en un tiempo no muy lejano, las fiestas de San Juan Bautista. Todas estas manifestaciones constituyen algunos "rastros difuminados" o "huellas de africanía" de culturas afrodescendientes. Rasgos de una “cultura híbrida americana” (Bastide, 1969:51; Marcano Jiménez, 2001:58-59). El topónimo se extiende por otros lugares de Venezuela. Igualmente, en Guinea-Bissou existe un pueblo con el nombre Ponta Cumbito y una población en Angola.

En Venezuela, los conglomerados de negros se les llaman cumbes[8] y estos espacios se formaron como expresión de “resistencia africana”, producto del fenómeno del cimarronaje hispanoamericano: esclavos rebeldes huidos de las haciendas ganaderas y plantaciones agrícolas, pese a la represión de sus amos o de las autoridades coloniales.

En los llanos, los cumbes se constituyeron en zonas de montaña a finales del siglo XVIII. Entre las serranías de Tiznados y Cojedes, se habían establecido pequeños bohíos y poblaciones volantes, es decir, barracas reaccionarias contra la clase explotadora terrateniente, donde ocurrían múltiples enfrentamiento que involucraban a esclavos e indios (Mendoza, 2005). Por otra parte, los cumbes tenían sus bases sobre relaciones comunitarias primitivas, "regidas por normas sociales diferentes a la de la sociedad en la que ellos estaban considerados comos castas viles…" (Brito Figueroa, 1996: 237).

También, en los Llanos, predominó la denominación "rochela" para designar, en la época colonial, a los caseríos de negros, indios, sambos, mestizos, pardos y blanco fugitivos (Rodríguez, 1994) que acosaban centros poblados, haciendas y hatos; se dedicaban al contrabando, el abigeato y la sustracción de víveres (Carrasquel 1946, Mendoza, 2005). Este fenómeno sociocultural prevaleció en muchas localidades del estado Guárico del siglo XVIII, como una expresión de “resistencia cultural” ante el vasallaje europeo[9].

Mocundo (Álvarez D'Armas, 2003; Acosta Saignes, 1967:179; Megenney, 1988:53) es el nombre que identifica a un vecindario en la actual Parroquia San Lorenzo del Tiznados. También, como hidrotopónimo es un afluente del río Tiznados, por el oeste, del río Manuare. Álvarez D´Armas (2006) señala que todas las investigaciones llevan a que Mocundo es un africanismo[10] y, posiblemente, es una palabra compuesta que proviene del Kikongo: Mu (prefijo) + Kundu (con acento grave sobre la primera u), el cual significa “residencia, domicilio”.

El Mocundo de Ortiz fue una zona de haciendas cafeteras, ubicadas en el denominado Valle de la Platilla, donde predominó cuantitativamente la fuerza laboral africana. Otros sitios denominado Mocundo se encuentran en los estados Carabobo y Aragua. En Carabobo, específicamente en la localidad de Guacara, hubo una Hacienda Mocundo con esclavos africanos, donde se daba una desproporción social entre la población negra y los blancos (WcWhorte, 2000:12; Acosta Sainges, 1967: 179). Esta hacienda, dedicada al cultivo de caña de azúcar, perteneció al IV Marques del Toro, Francisco Rodríguez, quien era un opulento terrateniente de la región, cuya propiedad aparece mencionada con admiración a principios del siglo XIX, por Alejandro Humboldt en su obra, Viaje a Regiones Equinocciales del Nuevo Continente. El topónimo se encuentra también en el Camerún, como un orónimo de volcán o cono volcánico. En el siglo XIX era el nombre de un comerciante de la ciudad de Dikolo.

Otro topónimo es mondongo o mondonga. Un sitio antiguo de la actual parroquia de San Francisco de Tiznados[11]. Mondongo pertenece al grupo étnico Kumbundu o mbundu (también conocidos como ambun, ambundu, bambundu o mbun)[12], de etnia africana del bantú y significa adefesio, traje o adorno ridículo. No se refiere a comida, pero algunos autores tratan el término como "las tripas de la res" o " plato criollo" (Sojo, 1986).

Mondongo, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), "son los intestinos y panza de las reses y especialmente los del cerdo" y más abajo dice de "hacer el mondongo": "emplearlo en hacer morcillas, chorizos, longanizas, etc.". También recoge el DRAE los derivados mondonguería, mondonguero y mondonguil.

En la clasificación que hace Fernando Ortiz en Los negros esclavos, agrupa la etnia Mondongo en el grupo Congo. Los congos mondongos, según Gonzalo Aguirre Beltrán, en su trabajo La población negra de México, revela que "…eran temidos, entre los mismos africanos, por su canibalismo…". Por su parte, Acosta Saignes (1984:153) señala que este gentilicio se conservó en diversos lugares de América, aunque en otros simplemente se denominó Congos. Pollak Eltz (1972) dice que los mondogos eran Batús Ecuatoriales provenientes de la Cuenca del Río Congo. Actualmente, con este nombre se conocen sitios en Ecuador y la República Democrática del Congo; así como en África Occidental, al norte del río Lisola.


En la actual parroquia de San Francisco de Tiznados se halla un antiguo sitio y caño llamado Tambo, cuyo significado etiológico traduce sitio, reunión, ranchería o bohío. Este vocablo, aunque es un topónimo de difícil transparencia, está relacionado con una serie de palabras de origen afroamericano como: tango, rumba, tumba, macumba y otras que significan fiestas colectivas con un sentido general de grupo, agrupación o reunión. Muchas de estas palabras se encuentran en todo el continente sudamericano, las cuales forman parte de una misma familia (Speake, 2002).

Considera Blas Matamoro (1969) que tambo[13] es una expresión propia del bozal, el dialecto de los africanos esclavizados en la América Española. Dice este autor que, la voz tambo proviene de tango, palabra que se usaba como un sinónimo predominante. Según esta apreciación etimológica, Matamoro recuerda que en 1802 hubo, en Buenos Aires, una casa y sitio de tango; esto es, un lugar donde los negros celebraban sus bailes y que, con el tiempo, devino en una sociedad de socorro mutuo. Aunque el autor explica que "si se admite el origen africano del vocablo, se tropieza con la dificultad de explicar históricamente su importación a América”.

Para sortear este problema, nuestro ensayista defiende que tambo y tango son voces de origen onomatopéyico: "Tambo se parece sugestivamente a tambor, el tam-tam o candombe de los bailes negros, largo instrumento de percusión manual". Naturalmente, en España hay una contradanza de origen renacentista que además recibe el mismo nombre, pero su genealogía es distinta. También, el historiador Ricardo Rodríguez Molas (1957) explica que la palabra "tambo" designaba a los bailes de los negros realizados entre personas de ambos sexos en lugares escondidos; pero, asimismo, la palabra corresponde a los lugares donde se reunían para hacer los bailes, diferenciándose de los otros que se realizaban al aire libre. Este autor plantea que el parecido con el término tambor se trata de una deformación de esta palabra, ya que tambor fue, asimismo, en los siglos XVIII y XIX, un lugar de baile en distintos países de Hispanoamérica. De allí las derivaciones: de "tambor" a "tambó" y luego a "tambo" para desembocar por último en "tango".

Álvarez D´ Armas (2005) sostiene que este topónimo es un patronímico en la República de Sudáfrica, perteneciente a una etnia en Zambia y en la provincia de Katanga de la República Democrática de Congo, donde se hallan varios pueblos con este nombre. En Monzambique existe un lugar llamado Tambo, entre la provincia de Cabo Delgado e Inhambane, así como en el reino de Gambia (Emeagwali, 1987). Igualmente, este topónimo se extiende en América por Perú, Colombia, Bolivia, EEUU y regiones como Filipinas, Congo y Nigeria.

Aunque es difícil determinar la procedencia de muchos de los topónimos africanos hallados en nuestra región, hemos querido presentar un cuadro sobre el origen de su denominación en algunos vocablos subsaháricos. Dicho cuadro está dividido en tres columnas: el primero corresponde al vocablo o etnónimo del grupo étnico al cual pertenece el topónimo o palabra, que ubicamos en la segunda columna y la ultima fila identifica al accidente geográfico que da origen al nombre del lugar (Ver cuadro No.1).

CUADRO. NO. 1
ASPECTOS ETNO-DIALETÓLOGICO-TAXONÓMICO
DE TOPÓNIMOS AFRICANOS



FUENTE: Elaboración propia.


En conclusión, la presencia africana en la región fue la de mayor concentración ocurrida durante la etapa hispánica. La inmigración forzada de esclavos negros contribuyó considerablemente a la composición histórica y cultural de la población de Ortiz y en resto de las poblaciones del estado Guárico. De este modo, los esclavos negros no sólo introdujeron nuevos modos culturales a las regiones llaneras sino que modificaron parte de su paisaje cultural y agrícola regional, a través de un proceso de renombramiento del paisaje, mediante formulaciones culturales de identidad, redefinición y desmontaje de sus complejas raíces africanas.

NOTAS BIBLIOGRAFICAS
[1] BRITO FIGUEROA, FEDERICO (1983) La Estructura Económica de Venezuela Colonial. Caracas: Universidad Central de Venezuela, p. 139
[2] Véase ARMAS CHITTY (1981): “Zambos y pardos en un censo de población del siglo XVII” En: Semblanzas, Testimonio y Apólogos. Caracas: Academia Nacional de la Historia. y el excelente trabajo de ORTEGA, MIGUEL ANGEL (1992): La Esclavitud en el contexto agropecuario colonial. Siglo XVIII. Caracas: Editorial APICUM, colección Otro Discurso Nº 2
[3] En la microrregión de Ortiz llegaron muchos negros Caheu; igualmente Minas, Loango, Mandiga, Casanga, entre otros.
[4] BASTIDE, ROGER (1967): Las Américas Negras. Madrid: Alianza Editorial., p 14-15; Veáse también el excelente trabajo de tesis doctoral de SAUZA FILHO, BENEDITO (2004): Cuerpo, Horca y Látigos. Esclavitud y espectáculo punitivo en Brasil decimonónico. Barcelona: Doctorado en Antropología Social y Cultura. Universidad Autónoma de Barcelona.
[5] En dos actas de bautismo encontramos al pardo libre Juan Lorenzo de la Havana casado con María Dionisia Solórzano, de igual condición, moradores del Hato del Rincón de San Pablo de Paya, padres de María Alvina de la Luz y María de Las Mercedes de la Havana y Solórzano. La primera nacida el 18 de febrero de 1761 y la segunda el 15 de junio de 1764.
[6] Cacheu fue la primera factoría establecidas por los navegantes portugueses en el siglo XVI, entre los ríos Casamasa y el río Grande. La Compañía de Cacheu fue creada el 19 de mayo de 1676, y tenía la exclusiva navegación de Cabo Verde a Guinea, por un periodo de 6 años, impulsando principalmente el comercio de esclavos. Esta medida fue reforzada con la aprobación de una licencia el 3 de enero de 1690.
[7] (1997: 34)
[8] se llamó en Brasil quilombos, macambos, ladeiras, palenques y mambises; así como maroons en el caribe, las Guayanas y en regiones de lo que, actualmente, es el sur de los Estados Unidos. Véase el artículo DE FRIEDEMANN, NINA S (2004) África en la construcción de América. En: Prensa Argentina http://argenpress.info/. También a LARA, ORUNO (1981). Resistencia y esclavitud; De África a la América Negra. En "La trata negrera del siglo XV al XIX". París; Serbal/Unesco
[9] El investigador Jesús Chucho García utiliza el término afroindígena para referirse a la afroindianidad como una propuesta histórica y socialmente construida a partir de una nueva relectura de nuestra historia venezolana, a través del mestizaje y la “resistencia cultural” de los grupos étnicos afro e indígenas.
[10] Sin embargo, Omar Idler (1998) refiere que es voz timote (familia lingüística chibcha) y, fonéticamente, deviene de muku, lo cual significa lugar o sitio; raíz que completa con el morfema kundok, que equivaldría a lugar viejo, antiguo lugar o lugar oculto. Salazar Quijada (1991) citando a Tulio Febres Cordero en su libro Historia de los Andes. Procedencia y lengua de los aborígenes, sostiene que "Es indudable que tal raíz expresa la idea de sitio o lugar; y parece el rastro de un pueblo invasor, procedente del sur, es decir, de los llanos de Venezuela". Aunque la palabra podría abrir diversos debates, hay mucho más peso sobre su origen africano.
[11] Véase SALAZAR QUIJADA, ADOLFO (1991): Botón de Bora. Tucupita: IUT Delfín Mendoza. Biblioteca de Temas y Autores Deltanos No.1.
[12] Véase el trabajo de GUANCHE, JESÚS. Africanía y etnicidad en Cuba (los componentes étnicos africanos y sus múltiples denominaciones), en el cual se puede leer el capitulo V en línea: http://freeweb.supereva.com/carlo260/componentes_etnicos_01.html.
[13] La transparencia y el origen de este topónimo sigue planteando un debate. El profesor Oscar Escalada, investigador de la Universidad de La Planta, Argentina, señala que la palabra proviene de la voz quechua tanpu ya utilizada por los Incas antes de la llegada de los colonizadores al Nuevo Mundo. Dice Escalada que el conquistador transformó la voz tampu en tambo, siendo este tipo de modificaciones habituales, para adecuar su pronunciación a la lengua castellana. Finalmente explica que el nombre también fue aceptado por las comunidades negras quienes pasaron a llamar a sus propias reuniones con el nombre de tambos. Veáse su monografía titulada Investigaciones sobre la etimología de la voz Tango y su evolución. En línea: www.oescalada.com.ar/Etimolog.pdf .

Ver también:

Historia y toponimia
Topofilia, lugar y toponimia
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