Israel Ranuarez Balza

¿Qué podría yo decir de este insigne personaje, padre del amigo y cronista Argenis Ranuarez, sin evidenciar que me quedo corto a la hora de abordarlo con mi pluma ignorante?
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por DANIEL R. SCOTT
Acompañé a mamá, hoy una anciana de muchas canas, a la necrópolis de la ciudad. A sus años y con su frágil bastón de madera, ya no pude venir sola a estos lugares. Ella viene a depositar una flor y dos lágrimas en la tumba de su padre, un francés de la ciudad de Lyon que combatió en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, y que vino a parar en este rincón del mundo quien sabe Dios como ni por qué. Mientras mamá se ocupaba de remover escombros, recuerdos y suspiros, yo husmeaba por los alrededores, harto fastidiado, leyendo fechas de nacimiento, de defunciones y apellidos. "No me gustan estos camposantos" pensaba. "Son los depósitos sin fondo de los caprichos de la muerte." Por eso quiero que me cremen y echan mis cenizas donde nunca sean vistas ni encontradas. Así andaba cuando me tropecé con un nombre y una fecha familiares: Israel Ranuarez Balza, 1922-1974. Se trata del Doctor de quien nuestro hospital toma su nombre. Apenas remontaba los cincuenta. Quien sabe cuanto no habría dado de haber vivido más.
¿Qué podría yo decir de este insigne personaje, padre del amigo y cronista Argenis Ranuarez, sin evidenciar que me quedo corto a la hora de abordarlo con mi pluma ignorante? Diría, pidiendo disculpas por la falta de cosecha propia, lo que ya otros han dicho, lo cual no es del todo malo, porque a veces en la patria de Bolívar olvidamos al benefactor para aplaudir lo efímero, la mediocridad y la estulticia. Es bueno que traigamos a la memoria a aquellos que dejaron huella, los que jamas deben terminar hundidos en los océanos siempre crecientes del tiempo y del olvido. El hombre bueno debe perdurar en la mente del colectivo con la eternidad de un Dios. El hombre bueno y productivo es la verdadera identidad de un país, por no hablar de su progreso.
Dice Lorenzo Rubín Zamora que Israel Ranuarez Balza era una "persona fina, cumplida y de reconocida honorabilidad." Continúa diciendo el autor que Israel fue un profesional de la medicina, egresado de la UCV en 1946, y que inició su carrera aquí, en San Juan de los Morros, el amado terruño. En efecto: En la Avenida Sucre, unas casas más abajo de la humilde vivienda donde vivió la querida y siempre recordada Joséfa García del Nogal ( la entrañable "Pepita" ) se encuentra la casa que habitó y una placa conmemorativa que señala el hecho.
Nuestro biografiado ocupó además la Medicatura Rural de Cantagallo, la Especialidad de Anestesista en el Hospital Guarico y médico del ipas-Me. Sigue diciendo Lorenzo Rubín Zamora: "Como consecuencia de las últimas elecciones nacionales, resultó elegido concejal por el Distrito Roscio; y, al reunirse la Cámara, fue nombrado Presidente del Ayuntamiento".
En un merecido homenaje que se le hiciera al talentoso percusionista "Angelito Pérez" el 15 de mayo del año en curso, éste comentó en una especie de breve sollozo como el Dr. Israel Ranuarez Balza fue el "médico de cabecera" de su familia.Y es que sin denigrar a nuestros profesionales que dan lo mejor de lo suyo para arrebatarle a la muerte la vida de sus pacientes, es necesario reconocer que los antiguos profesionales de la medicina se tomaban sus labores y sus voluminosos libros con la vocación y la mística de los apóstoles y evangelistas de antaño.
Yo asocio a Israel Ranuarez Balza con mi primer encuentro con el eterno misterio de la muerte, y a continuación explicaré la causa: Era una mañana o una tarde de 1974. No llegaba yo a los diez años de edad. Estudiaba en el querido y siempre recordado Grupo Escolar "República del Brasil." Ese día las autoridades del plantel lo dieron libre. Siendo el niño despistado que todavía soy de adulto, no sabía la razón de ese día libre. "¿Que pasa?" pensaba yo entre el barullo y griterío infantil. Salí por los portones de la escuela sin saber por qué. Entré junto a otros niños al palacio de gobierno sin saber por qué. Y de repente ( sin saber por qué ) me encontré frente a un féretro al que montaban guardia.. La atmósfera era ceremoniosa y pesada. Al vernos, un amable señor de traje gris, enjuto de carnes y algo mayor, nos invitó con un gesto casi afectuoso y social a que pasaramos adelante. Entonces yo, todavía sin saber por qué, di varios pasos y me asomé tímidamente al féretro abierto. Ni susto ni terror, tan solo me embargó una sorpresa que nunca más volví a sentir: Lo que vi fue una rígida seriedad casi académica labrada en dura piedra solemne, a un personaje sacado de algún museo de cera, y un color como de otro mundo que no se encontraba en ninguno de mis muchos creyones de la educación primaria. Un ser, en fin, que en su rigidez inspiraba respeto.
Regresé a casa y, hasta el sol de hoy, nunca dije nada de mi primer encuentro con el Misterio encarnado en ese roble yacente que fue Israel Ranuarez Balza.
En los locales de Cellunerg, al frente del Modulo de la Morera, existe un folleto donde el cronista e hijo de nuestro biografiado, recoge con cariño y nostalgia en párrafos y fotografías la trayectoria de Israel Ranuarez Balza, y que puede ser consultado por el público que quiera saber mas de nuestro personaje.
3 de Noviembre de 2008
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