El viejo Titán de Ortiz

Ya estaba envejecido. Aquella mañana bajo por la calle hasta llegar a la plaza del pueblo. Cruzó la diagonal y siguió hasta el edificio donde funcionaba el Cuartel General, ante las miradas esquivas y curiosas de los parroquianos que lo veían embelezados, sin ni siquiera una sonrisa se mostrara en aquel rostro hierático, casi fantasmal. Era Caicamaro, llamado el Titán de Ortiz. por JOSÉ OBSWALDO PÉREZ LOS FANTAMAS DE LA GUERRA siempre andaban rondando por los cuartos de las viejas casas de Ortiz. La guerra, decía don Arturo Rodríguez , fue otro de los males que afectó la prosperidad de la localidad. “ Fue como otra plaga más ”, sentenciaba. De él oímos los cuentos de la Guerra Federal como leyendas favoritas de la abuela Evarista Moreno Vilera. Ella, tan gustosa de hablar, contaba las hazañas vandálicas de Martín Espinoza, el terrible sanguinario que creó zozobras en los Llanos. De las locuras de un tal Pedro Aquino; de las acechanzas de Vicentino Hurtado, en los lados del Palmar de Paya.…

Sobre el autor

José Obswaldo Pérez
Licenciado en Comunicación Social, con una maestría en Historia de Venezuela. Investigador y ex-cronista de la ciudad de Ortiz, estado Guárico

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