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El inolvidable padre Franceschini

Avegno: Un pueblo perteneciente a la región de Córcega, Departamento de Alta Córcega (en francés: Haute-Corse, en corso: Corsica Suprana),  ubicada al norte y al oeste con el Mar Mediterráneo.

El padre Juan Bautista Franceschini era originario de Avegno –un pueblo de la Isla de Córcega, Francia-, una población de profundas raíces italianas, a pesar de más de dos siglos de soberanía francesa sobre ese territorio insular. Llegó a Venezuela, estableciéndose en San Sebastián de los Reyes, en 1866.


Por José  Obswaldo Pérez


EN EL MES DE NOVIEMBRE de 1877, el Doctor Juan Bautista Franceschini, párroco designado de Ortiz, comenzó a ejercer sus actividades eclesiásticas al frente de la Parroquia Santa Rosa de Lima. Venía de realizar su postulado en la población de San Sebastián de los Reyes, donde llegó hacia la década de los 60, junto con un hermano llamado Felipe. No sabemos cuáles fueron las condiciones históricas de su llegada a esta parte del actual estado Aragua. Al menos se sabe, por documentos eclesiásticos, que por esa fecha ejerció como cura en Camatagua y después en San Sebastián, donde no sólo se dedicó al ejercicio sacerdotal sino también a la enseñanza de las primeras letras y el catecismo en los niños de esa localidad.


El padre Franceschini, al igual que su hermano,  era  de Avegno. Un pueblo perteneciente a la región de Córcega, Departamento de Alta Córcega (en francés: Haute-Corse, en corso: Corsica Suprana),  ubicada al norte y al oeste con el Mar Mediterráneo. Era una población de profundas raíces italianas, a pesar de más de dos siglos de soberanía francesa sobre ese territorio insular (Franceschi González, 2002).


Fue hijo legítimo de Félix Franceschini, quien falleció en 1860 y de María Juana Mariani, miembros de una modesta familia de agricultores. También, nos asegura la historiadora  Laetizia Castellani – profesora de la Universidad de Córcega, en Francia- que tuvo otro hermano Carlos María, quien era soltero en 1851. Al respecto, Castellani (2023) señala que este familiar fue terrateniente de la zona, aunque su unidad de producción fue disminuyendo:


“A principios de la década de 1870, Charles Marie poseía casi 10 hectáreas, lo que lo convertía en un terrateniente promedio. Su patrimonio fue posteriormente reducido. Es sorprendente que sus hermanos no sean mencionados ni siquiera en América...”, nos afirma en un texto de email.


Igualmente, la citada historiadora indica que tuvo dos hermanas Caterina y María Domenica Franceschini Mariani. Esta última, según Castellani, padecía de retardo mental. Agrega la investigadora que ningunos de sus hermanos:


“En 1866, ninguna de sus tres hermanos estaba casado, su hermano Charles Marie también era soltero. El padre Don Félix murió en 1863. Es sorprendente que Jean Philippe se fuera sin regresar en estas condiciones. Su partida conlleva a un riesgo significativo de ausencia de descendientes varones, aunque Carlos María todavía estaba en edad de casarse. Una de las hijas, Marie Dominique, es estúpida.”


Siguiendo el relato que nos facilita la profesora Castellani, los Franceschini Mariani era una familia numerosa y, según un censo del año 51, todavía convivían junto a sus padres incluyendo el sacerdote Juan Bautista, personaje que tratamos de reconstruir en esta historia. Pero, dejemos a nuestra informante explicar los pormenores, incluso, ¿dónde estudio el padre Franscechini?:


“En 1851, Jean Baptiste todavía vivía en Aregno con su familia.  El hogar está formado por un gran número de personas, lo que demuestra el deseo de evitar la dispersión del patrimonio. No sé dónde estudió Juan Bautista. ¿Está realmente en Aregno en 1851 como sugiere el censo? Generalmente los sacerdotes que se establecen en América han estudiado en Italia. El seminario de Ajaccio abrió sus puertas en 1835, pero los sacerdotes continúan siendo entrenados localmente en sus parroquias o en colegios. Sin embargo, a partir de 1852, los sacerdotes ordenados estaban teóricamente obligados a someterse a exámenes durante cinco años consecutivos, una medida que no siempre se aplicaba”.


Designado párroco de Ortiz

Su llegada a Ortiz ocurre tras la muerte del padre Cipriano González, ocurrida el 18 de septiembre de 1877. Con el vienen su hermano Felipe Franceschini  y su familia. Este se había casado en San Sebastián de los Reyes, el 9 de noviembre de 1868, con la señora María Jesús Zumbado Padrón, natural de Caracas e hija de Fernando Zumbado Cabrera  y de María del Rosario Padrón. Esta pareja tuvo como hijos a: María Juana Adelaida, quien nació en San Sebastián de los Reyes, actual Estado Aragua, el 16 de diciembre de 1869 y fue bautizada en San Francisco de Cara, el 25 de enero de 1870. Fueron sus padrinos sacramentales su tío el presbítero Juan Bautista Franceschini y la señora Concepción Martínez de Peña.


Seguidamente, Brigida María Antonia, nació en San Sebastián de los Reyes, actual estado Aragua, el 26 de mayo de 1871 y fue bautizada en la Iglesia Parroquial de esa localidad el 17 de agosto del referido año. Fue su padrino de bautizo el general  Juan Nepomuceno Paúl.  Contrajo matrimonio en la Iglesia Parroquial de Santa Rosa de Lima de Ortiz, con don Olegario Ramón Ramos y son los padres de: Carmen, Lorenzo Antonio Ramón y Cipriano Ramón de las Mercedes Ramos Franceschini. De esta línea genealógica nos referimos en el apartado siguiente.


Félix, nació el 27 de noviembre 1875 y fue bautizado en la Iglesia Parroquial de San Casimiro de Gúiripa,  actual Estado Aragua , el 24 de mayo de 1876. Fue su padrino su tío el prebístero Juan Bautista Franceshini.  Este Félix, el 12 mayo de 1894, fue testigo de la golpiza que recibió Ramón Mendoza, un vecino de Valencia, por su atacante Juan Antonio Paúl, durante un Velorio de Cruz de Mayo en Ortiz.


Bárbara  María del Carmen, quien nació en San Sebastián de los Reyes, el 20 de mayo de 1873 y fue bautizada el 16 de julio de ese año, siendo su madrina su tía Carmen Zumabado. Casó con Ramón Marsella, hijo de Juan Marsella, en boda celebrada en Ortiz,  el 11 de noviembre de 1896. Fueron testigos del matrimonio Estalindao Cabrera y su hermana Juana Franceschini. De esta pareja es Dolores Marsella Franceschini, quien contrajo matrimonio con Daniel Ramón Scott Gutiérrez, hijo de Antonio Scott Bolívar y de Sofía Gutiérrez. Siendo los progenitores de Marcial Scott Marsella.


Carlos, natural de San Sebastián de los Reyes,  había nacido 1881 y fallecido en Ortiz, el 19 de agosto de 1911. Tenía 30 años de edad y era soltero cuando murió.


Finalmente, María de Jesús Franceschini Zumbado, quien nació el 28 de noviembre de 1882 y fue bautizada en la Iglesia Parroquial de San Sebastián de los Reyes, el  11 de agosto de 1884, siendo su madrina Graciosa Acosta.


Los Ramos Franceschini


Esta línea surge del matrimonio de Olegario Ramón Ramos, hijo legítimo de Ramón Ramos y de Carmela Ramos, quien había nacido en Santa Rosa de Lima de Ortiz, el seis de marzo de 1865, con Brigida María Antonia Franceschini Zumbado. Pareja que procrea, al menos, cinco hijos que sabemos: Carmen María, que nació  en Ortiz, el seis de junio de 1893 y fue bautizada en el lugar  el 25 de agosto de 1893, siendo sus padrinos Silvestre M. Ramos y Epifanía de Matute; Emilia Josefa; Dionisio de Jesús, quien nació el 9 de octubre de 1906, siendo sus padrinos Ramón Ramos y Lucía Báez; Joaquín Antonio ,  el cual nació en Ortiz, el 16 de agosto de 1908 y fueron sus padrinos de bautismo Ismael Capote y Ana Julia Arana de Loreto y Cipriano Ramón de las Mercedes Ramos Franceschini, quien nació en San Sebastián de los Reyes,  el 27 de enero de 1911 y fue bautizado en la misma ciudad el 13 de marzo de 1912. Fueron sus padrinos Ramón González Espinoza, representados por Francisco Fileno González y Graciosa Acosta. La ceremonia bautismal la realizo el presbítero Bachiller Ramón E. Silva.


Al respecto a este último de los vástagos de los Ramos Franceschini, tuve el placer de conocerlo y compartir amenas charlas con él sobre algunas vivencias del pasado de Ortiz. Fue artesano, gallero y funcionario público. Casó con Obdulia Barrios, oriunda de San Francisco de Tiznados, con quien hubo descendencia (Rodríguez Mirabal, 2012;   p.174).


María Antonia Franceschini fue sepultada en Ortiz, el seis de septiembre de 1956. Tenía 82 años cuando dejó de existir en el Hospital de San Juan de Los Morros, donde recibió los hospicios espirituales.” Fue una mujer blanca, alta; ya con muchas canas”, nos la describe la señora Ligia Rodríguez de Baloa, quien la conoció cuando era muchacha. Igualmente,  mucho antes de su muerte, un recuerdo nos relató recientemente su nieto el profesor Rafael Ramos Barrios: Doña María sufrió un accidente doméstico en su hogar, se cayó fracturándose el fémur y pese que se curó quedó padeciendo de esa dolencia.


Igualmente, una anécdota registra en el periódico El Verbo Liberal de Villa de Cura, quien recoge una parte oscura de la historia de esta familia, en una pequeña crónica noticiosa, en la que se le vincula con un escándalo pueblerino. Escribe el corresponsal del periódico, bajo el título “Zalagardas” la información de que en Ortiz los domingos son algo turbillosos, pues a decir de El Telescopio, hubo algo inmoral entre el cura y el señor Olegario Ramos, “que principio, dice el colega, en la parte llamada La Plazoleta, siguió hasta a esquina del León y aún dura! En el mismo día, J.V. Acosta corrió por la calle de El Comercio detrás de una dama armado de un chaparro, y Rafael Pérez en un rapto de celos, cortó los cabellos a una mujer llamada Celsa González. ¡Buen modo tienen los habitantes de Ortiz, de satisfacer el domingo, pues hasta el cura bebe caldo!”. Estos acontecimientos fueron publicados por El Telescopio, en la edición de septiembre de 1886.


El hecho inmoral entre el sacerdote y el señor Olegario Ramos, como dice el citado periódico, nos presupone a pensar en los días en que el señor Olegario andaba de amoríos con la señoritaMaría Antonia.


Hombre bueno e inteligente


El padre Franceshini tiene, en su atrayente vida humana, el haber sido un buen e inteligente hombre al servicio de la Iglesia. Se dice que renunció a ser obispo por no naturalizarse venezolano, “no porque no quisiera el país, sino que le parecía que dejar de ser italiano era como renegar de sí mismo”, se narra en la novela Casas Muertas,  donde es personaje narrativo, junto con otro actores secundarios, como la ama de llaves de la casa parroquial, la beata Hermelinda,  quien revive el pasado de Ortiz tomando como referencia la vida religiosa del pueblo; en particular, las de sus párrocos como Franceschini. Dice nuestra devota religiosa, al describir al sacerdote francés en el relato de Miguel Otero Silva, lo siguiente:


“El padre Franceschini, con su musical acento italiano, derramaba un sermón elocuente desde el púlpito de Santa Rosa y prometía, después de hacer llorar a sus feligreses con la pasión de Cristo, convertir aquella iglesia en una de las más bellas de la provincia venezolana. Los altares estaban llenos de flores cortadas en los jardines de Ortiz y la Virgen del Carmen no se resignaba a las flores blancas de papel con lunares de moscas sino que al pie de su imagen terminaban de abrirse las mejores rosas del pueblo “.


Ciertamente, el padre Franceschini es uno de los promotores de la reconstrucción de la Iglesia Santa Rosa de Lima de Ortiz. En 1886 presidió la Junta de Fomento que  se dedicó con esfuerzo rescatar de dicho templo, el cual se hallaba en “desmejoradas” condiciones por la “presión del tiempo”. Dicha Junta, además, se encargó de recolectar fondos entre los vecinos, con lo cual reunió un total de 500 pesos que, en gran parte, ayudaron para comenzar la recuperación del templo.


Ricardo Núñez Gómez, joven periodista y educador cumanés residenciado en Ortiz - por iniciativa del gobierno de Antonio Guzmán Blanco, quien promovía la educación gratuita-, daba cuenta del mal estado en que se encontraba el templo orticeño, en el periódico El Indicador de Villa de Cura. Sin duda, aquellas notas periodísticas motivaron al presidente de la República, el general Joaquín Crespo Torres, para que se comprometiera - durante una visita al pueblo de Ortiz, el 13 de mayo de 1886- a emprender “… toda su ascendente en la administración actual de país, para que el Tesoro Nacional erogase inmediatamente la cantidad de mil pesos, como contingente (...) a la reedificación del templo de esta ciudad".


Dice Núñez Gómez, en otro artículo publicado en El Progreso de Calabozo que, para junio de ese año, el gobierno ya había desembolsado los mil pesos prometidos y los mismos habían ingresado a la tesorería de la Junta Inspectora de la Fábrica de la Iglesia.


El 8 de diciembre de 1896, el presbítero Franceschini señala - en una carta dirigida al Ministerio de Obras Públicas (MOP)-, los adelantos de la reedificación, mencionando que faltaba el techado y que los trabajos se habían interrumpidos desde 1895. "En esta obra se ha invertido (aproximadamente, hasta el último del mes próximo pasado) veinticinco mil pesos o sean cien mil bolívares", apunta el emprendedor sacerdote.


Más adelante el párroco destaca que " para poner este edificio a punto de techarlo, falta pues, concluir el presbiterio y cuatro columna con cinco arcos por cada lado de la nave del centro", acota.


Se desprende en la misma misiva del Padre Franceschini que el edificio se había principiado a construir en el mes de julio de 1886. A finales de 1888 estaba terminado todo el frente y casi todas las paredes laterales de la nave derecha e izquierda, siguiendo el plano del ingeniero Hurtado Manrique. Hurtado Manrique concibió la obra en el denominado estilo neoclásico y según la tradición, el diseño era una réplica de una Basílica de Roma. Lamentablemente, Hurtado Manrique murió antes de culminar la iglesia, quedando construida parcialmente.


Para principios de 1893, durante una inspección de los trabajos de construcción, los ingenieros Jesús Muñoz Tebar y Mister Block examinaron y aprobaron la obra por su solidez y clase de material usado en ella. En la fábrica se había invertido aproximadamente 25.000 pesos o sea, 100 Mil Bolívares.


Este hombre de Dios, fue un sujeto polifacético, uno entre los religiosos más activos que han pasado por Ortiz. Fue docente y dirigió una escuela privada para niñas; formó parte de la Junta de Instrucción Pública a finales de 1888. Presidió grandes fiestas religiosas, hasta se atrevió a meterse en la política, arriesgarse para anteceder por un armisticio promovido por Crespo, contra sus adversarios políticos.


En 1895, el padre Juan B. Franceschini y el Concejo Municipal organizaron una actividad cultural para conmemorar el Centenario de Sucre, con la participación de cinco niñas vírgenes en una pequeña obra donde las escolares Cristina Paúl representaba a Venezuela, Beatriz Rodríguez a Colombia, Julia Mercedes Reyes a Perú, entre otras, los demás países libertarios de Bolívar.


El rostro del padre Franceschini es revelado como un hombre de “…tez muy blanca, de ojos claros y pelo rubio”, según descripción de la maestra Beatriz de Rodríguez, recogida por su nieto el profesor Fernando Rodríguez Mirabal, Cronista Municipal de Ortiz.  En 1900, el padre Franceschini regresa a San Sebastián de los Reyes. Allí continuará ejerciendo la labor sacerdotal. No sabemos si allí morería años después.


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