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De rúcanos y pan de horno

Todavía en algunas familias de Ortiz persisten emprendimientos artesanos de dulcería criolla que insisten en mantener la vigencia de su valor como exponentes fieles de una tradición que empezó a formarse cuando la caña de azúcar comenzó a florecer en nuestra geografía
César Brizuela, un artesano de la dulcería criolla orticeña (Foto JOP)
Por José Obswaldo Pérez

Dos de los manjares que, aún, goza de su presencia y de fama en la dulcería criolla en Ortiz son los llamados rúcanos y el pan de horno elaborados por la familia Brizuela, así nos los cuenta Cesar, uno de sus miembros del clan y artesano de este arte culinario que elabora familiarmente para contribuir con su venta al sustento hogareño.

“Todo comenzó cuando mi abuela Jacinta Brizuela nos legó este arte”, dice al pie del mostrador donde despacha sus productos artesanales a su clientela, esa que acostumbra visitarlo en ocasiones especiales para comprarle los famosos dulces.

Cesar Brizuela es uno de esos artífices de la cocina tradicional venezolana perteneciente a familias orticeñas que, por costumbre y afán laborioso, se distinguen en la manufactura de esos exquisitos dulces como el rúcano y el pan de horno. El primero es una golosina que parece pequeños pedazos de iris espolvoreados de cristal molido, endurecidos por el azúcar, semejantes a piedras preciosas. Mientras, el segundo es como una galleta tostada hecha a base de maíz cariaco y que puede estar rellena con dulce de lechosa, dulce de guayaba o dulce de plátano.

“Gracias a mi abuela yo tome esta práctica que nos viene de generación en generación y que hoy estamos empeñados en enseñársela a nuestros hijos y nietos”, cuenta con orgullo y satisfacción sobre esta tradición que todavía persiste entre algunos lugareños de Ortiz.

Brizuela señala que para la confección casera y artesanal de los famosos rúcanos que todavía se consigue en ciertos pueblos del Guárico, hay que tener fuerza y voluntad para templar la sustancia de la pata de res o de vaca hasta transformarla en ese sabroso dulce.

“Yo pongo a hervir las patas de ganado en fogón de leña, hasta que los cartílagos o tuétanos de res este bien hecho, luego mezclados con papelón o azúcar y algo de harina y se le da paleta hasta que se logra la consistencia”, explica.

“ El rúcano es un postre muy alimenticio”, nos indica y, al tiempo que nos aclara que nadie sabe quién lo inventó, pero que es una historia que viene desde tiempos de la colonia cuando la caña de azúcar comenzó a florecer en nuestra geografía. “Yo lo recomiendo porque se trata de colágeno puro, 100% proteína”, afirma.

Brizuela ve en la dulcería criolla orticeña una especie de encuentro culinario con el pasado histórico de Ortiz. Y así lo creemos porque nuestra mesa llanera es muy rica en sabor no solamente por su mestizaje sino por su calor humano.

*Periodista, editor de Fuego Cotidiano
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Vigencia de la universidad y escuela pública: un debate invisible

Lamentablemente, hoy, la actual hegemonía en el poder, en pleno siglo XXI ha decidido acabar con la educación pública de calidad, gratuita, popular y democrática.

Ángel Lombardi Boscán

Que un déspota y megalómano como Antonio Guzmán Blanco (1829-1899) haya decretado hace 152 años, en 1870, que la Instrucción Pública es “gratuita y obligatoria” en Venezuela lo convierte en un referente progresista a pesar de sus desmanes. Y si bien el decreto no se cumplió a rajatabla, sí se mantuvo como ley y filosofía de Estado para hacer de la educación un agente de ascenso y progreso social.

Lamentablemente, hoy, la actual hegemonía en el poder, en pleno siglo XXI ha decidido acabar con la educación pública de calidad, gratuita, popular y democrática.

Millones de jóvenes han quedado a la deriva ante este crimen cultural sin precedentes en la historia de las naciones. El abandono de las escuelas y universidades son monumentos fieles de esto que decimos. Los salarios de hambre avergüenzan a maestras y maestros; a profesoras y profesores. ¡Mueran los que sepan leer y escribir! pareciera ser la consigna al uso. Y la máxima de Simón Bolívar (1783-1830): “Moral y luces son nuestras primeras necesidades” es un anatema peligroso.

La escuela y universidad pública quedaron abolidas y sólo se mantienen de pie las instituciones privadas, que libres de la competencia de lo público, hacen de la oferta y demanda una oportunidad de negocios.

Seguir con la ficción de la universidad “abierta” aunque sin atender cabalmente a sus estudiantes y planes académicos con un mínimo de calidad echa por tierra esos legítimos deseos. Lo saben quiénes atentaron contra la educación pública desde las alturas del poder y lo sabe la sociedad entera sólo esperanzada en que lo atroz, ridículo y trágico no termine de imponerse

El socialismo venezolano terminó siendo hipócrita y oligárquico, como todo socialismo primitivo. Educación para unas minorías con planes de fuga hacia el exterior ya que las posibilidades de desarrollo profesional o de emprendimientos legítimos dentro del país deben sortear un millón de obstáculos.

El debate de que el modelo rentista se agotó y por ello son inviables los derechos constitucionales de los venezolanos es un falso debate. Porqué quienes mandan no respetan ninguna ley, norma, reglamento, pacto o convención que garantice el bienestar de los ciudadanos; o algo más evidente: la alternabilidad en el Poder.

Seguir con la ficción de la universidad “abierta” aunque sin atender cabalmente a sus estudiantes y planes académicos con un mínimo de calidad echa por tierra esos legítimos deseos. Lo saben quiénes atentaron contra la educación pública desde las alturas del poder y lo sabe la sociedad entera sólo esperanzada en que lo atroz, ridículo y trágico no termine de imponerse. La angustia de los padres es infinitamente palpable porque la mayoría no tiene los medios de fortuna para costear una educación privada o seguirle el juego al sistema de que lo público a través de las “escuelas y universidades bolivarianas” son una opción sostenible en el tiempo.

Umberto Eco (1932-2016) llegó a manifestar en la Universidad Hebrea de Jerusalén en el año 2002, cuando le confirieron el “Doctorado Honoris Causa”, lo siguiente: “En el trasiego del mundo de hoy los lugares del silencio permanecen y siguen siendo las universidades. Sin embargo, son pocos los lugares en los que es posible la comparación racional entre diversas visiones del mundo. Nosotros, la gente de universidad, estamos llamados a librar sin armas letales una infinita batalla por el progreso del saber y de la compasión humana”. En éstas sabias palabras podemos encontrar el valor irreverente de la libertad académica.

En una realidad irracional o trastocada como la venezolana donde el poder aplasta e ignora las “diversas visiones del mundo” el tema de la educación pública no forma parte de una agenda nacional honesta.

Los educadores y universitarios públicos hemos sido desterrados como actores activos del desarrollo nacional. La educación pública es un Derecho Humano Universal que a su vez salvaguarda otros fundamentales derechos dentro de una sociedad libre, democrática, plural, inclusiva, progresista y con un robusto Estado de Derecho en pie. Quizás esto último sea la respuesta del porqué no hay debate en la sociedad venezolana actual acerca de la vigencia, relevancia y trascendencia de la educación escolar y universitaria en el ámbito público.

Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ

@LOMBARDIBOSCAN

Siete poemas de Arturo Álvarez D´ Armas

Arturo Álvarez D´ Armas, poeta e investigador, oriundo de La Pastora, Caracas

Por Arturo Álvarez D´ Armas

Navego bajo llovizna de cenizas

la misma que desentierra cuerpos del camposanto

río pestilente

vapor de azufre

hierve la muerte

en ese Hades

traté de verte

como Odiseo a Anticlea.

Vivo la ebriedad de la nostalgia.

A Rosa de Armas y Jeroh Juan Montilla.

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Se fueron los tiempos

en que jugaba con mis hijos

y los ponía a bailar La Bamba.

La soledad me arropa

los días pasan.

Solamente quedan los recuerdos

de la vieja casa pastoreña

el patio

el corral con la mata de uva de playa

y mi madrina Lola cosiendo en su

vieja maquina Singer.

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El río devuelve

un mundo perdido

sin rascacielos ni asfalto

la bora flor de loto

río arriba

río abajo

sigue el curso

de los que mueren

en el océano.

Allí va el bongo

sus peregrinos

Arismendi

la Unión

Camaguán

San Fernando

llevan y traen

nacimientos y muertes

queso carne

mantequilla.

Ese mundo

se vive

se muere allí.

Es la planicie donde reina

el caballo

la res

el bongo.

a Ana Victoria.

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Labios

Esos no son los labios

que una vez besaron mi boca.

Se convirtieron en espinas punzantes

perdieron su carnosidad.

Ya no forman parte de ese cuerpo de ébano.

Es tiempo de regresar al presente.

Muerdo mis labios recordando

a la muchacha de Barlovento.

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Kibo

Cuando venga la Parca

un bote me llevará

por el río Congo

mis acompañantes

arena y agua

de la tierra atávica

sin adioses

sin honores

volveré a la semilla

volaré con Shangó y Yemayá

al cielo del Kilimanjaro.

a Tibisay Vargas Rojas

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Invierno

Centellas y truenos en el cielo

ríos desbordados

lujuria de aguas

lotos blancos

abiertos en tiniebla

caimanes que dormitan

en playas desiertas

copos de nieve

alumbran los bucares

algarabía de aves

a la luz del amanecer.

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He sufrido vejaciones y humillaciones

días y noches sin luz y agua.

No es un castigo de Nuestro Señor.

Pero esas tinieblas nunca ocultarán

la luminosidad del porvenir.

Oh! Sagrado Corazón de Jesús.

Nunca te olvido en la sala

de la vieja casona pastoreña.

Te pido que el día que venga la Parca

mi Ángel de la Guarda me lleve a tu lado.

Ya pasé por el infierno de esta Tierra de Gracia.