—Eso fue en 1967. No sé si fue en marzo o abril. Yo vivía en la casa donde hoy funciona el Colegio Roberto Vargas y, por su puesto, fui testigo de aquel acontecimiento—, refiere don Domingo Silo Rodríguez, memorialista orticeño.
Archivo de Imagen de Caracas de Jacobo Borges, cortesía del grupo Dromedario
Por José Obswaldo Pérez
ERA POR ALLÁ, a finales de la década de los años 60— un período político agitado y subversivo—, cuando la ciudad de Santiago de León de Caracas se prestaba para celebrar su cuatro centenario de fundada. Entre sus homenajes se presentaron actividades cinematográficas y documentales. Uno de ellas fue Imagen de Caracas (1968), una película no culminada, pero de gran valor fílmico patrocinada por el Concejo Municipal de esa ciudad. Fue dirigida por el reconocido artista plástico Jacobo Borges y Mario Robles (Aguirre y Bisbal, 1980, pp.31-32).
Sus locaciones y grabaciones se realizaron en varias partes de Venezuela. Ortiz—que vivía el boom literario de Casas Muertas (1955) — fue uno de esos escenarios escogido para esa filmación documental. Un equipo fílmico se instaló en Plaza Vieja, también, hoy conocida como Plaza de Las Mercedes, atrayendo la curiosidad de sus habitantes. Carpas y baños portátiles se montaron en el lugar para albergar el personal técnico de la obra, quizás, en vista de la carencia de un hotel para el momento.
Osman Pérez, exprefecto municipal de Ortiz y testigo de aquel acontecimiento, me contaba recientemente que una de las locaciones utilizada fue una vieja casona de teja y bajareque en ruina perteneciente a la señora Ernestina Tovar, exactamente, donde hoy funciona el Bodegón El Rey. Allí, en esa antigua casa de escombros, se firmó la escena de un derrumbe del terremoto de Caracas de 1812, segmento fílmico que formaba parte del periodo que iba de la Fundación de Caracas (1587) a la Batalla de Carabobo (1921) (Gamba, 2017). Actores de Comunteatro Ortiz, bajo la dirección de la profesora Hortensia Rodríguez
La grabación se realizó al oscurecer entre cámaras, luces, ventiladores y un gran tournapull para simular el sismo. Pérez señala que, entre los actores de reparto, aparecen orticeños comunes que accedieron a colaborar en la obra, entre ellos, su madre doña Catalina Pérez. Personas encadenadas surgen entre el polvo, entre paredes y ruinas que se vienen abajo. Gritos de dolor y muerte.
—Eso fue en 1967. No sé si fue en marzo o abril. Yo vivía en la casa donde hoy funciona el Colegio Roberto Vargas y, por su puesto, fui testigo de aquel acontecimiento. Aunque supe poco de quiénes participaron de aquella grabación, pero sí sé que habían colaborado varios extras de Ortiz— me refiere don Domingo Silo Rodríguez, memorialista orticeño.
A respecto, Cheo Hurtado se acuerda que entre aquellos actores incipientes se hallaba el negrito Roque Lara, hermano de Felipe Lara, en una escena de un entierro. Igualmente aparece Ernesto Urdaneta—natural de Cagua —, vestido de general. También, José Sojo, entre los actores extras.
Por su parte, Roger Quintero memoriza que, entre aquellos incipientes protagonistas de Imagen de Caracas, se encuentran Nilo Carmona y Miguel La Vaca. Este último, montado a caballo y con lanza en la mano hacía el papel de un llanero patriota, cuya escenificación se grabó a las afueras del camposanto de los españoles. “Miguel iba montado en un caballo con su lanza, y de golpe, cayó al piso al chocar con la puerta del cementerio”, me refiere Quintero, entre una chanza de risa.
Imagen de Caracas pudiera ser un antecedente de esta experiencia que han tenido un grupo de actores de casa, proveniente de Comunteatro Ortiz, bajo la dirección de la profesora Hortensia Rodríguez, con su producción experimental Casa Muerta, la película (2023). Una obra que recrea el trabajo literario cumbre del escritor Miguel Otero Silva
Fuentes consultadas
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GAMBA, PABLO (2017).Imagen de Caracas (1968): Vanguardia y Política en Democracia. En: Desistfilm. com
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MUÑOZ, BORIS (2018).Imagen de Caracas. El espectáculo de un país efímero. En: Trafico Visual. [Fecha de consulta: 2024-03-08].
En su hoja de servicio de este patriota calaboceño da cuenta de su presencia en la fatídica Segunda Batalla de la Puerta, el 15 de junio de 1814 (Estévez, 2007), donde las tropas comandadas por Simón Bolívar y Santiago Mariño, fueron derrotados por las milicias realistas dirigidas por José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales. Obligando al regimiento republicano a retirarse hacia el oriente del territorio venezolano y ponerle fin la llamada Segunda República. Ante esta situación Diego Parpacén se vio forzado a replegarse en localidades cercanas a de la localidad de Calabozo, ante las embestidas de los partidarios de la monarquía española
Por José Aquino
Capitán Diego Parpacèn, natural de Calabozo, importante villa que en pocas décadas desde su fundación, se convirtió en un centro de producción ganadera y comercial de gran importancia para la Provincia de Caracas. Este hijo de Domingo Antonio Parpacèn, desde muy joven junto a sus hermanos Nicolás ,Gil Antonio y Dionisio, se declaran partidarios de la causa republicana , y con más ahínco cuando se declara la independencia el 5 de Julio de 1811,como gran parte de los pobladores en esa época, encabezados por las autoridades del cabildo de esa localidad : José Vicente Delgado y Pedro Mirabal. Desatacando, las familias más representativas en ese tiempo, como lo fueron las familias Mujica y Parpacèn.
Con el grado de Sargento Primero, Diego Parpacèn se alista en al ejército republicano, el 13 de abril de 1812 (Dávila, 1924), tres meses antes de la capitulación del general Francisco de Miranda ante el Jefe realista Domingo Monteverde, que de esta manera se da por perdida la Primera República. Como consecuencia de este hecho histórico, motivo por el cual, no se pudo establecer un ejército permanente que pudiese enfrentar eficazmente a los a partidarios del impero español en territorio venezolano. En momento también en que el terremoto ocurrido el 26 de Marzo de 1812, provocara cuantiosos daños materiales y humanos , principalmente en las ciudades partidarias a la causa republicana como fueron Caracas, Valencia ,La Guaira ,San Felipe La Victoria, Barquisimeto entre otras localidades.
En el año 1813, mientras el Libertador Simón Bolívar, estaba por tierras neogranadinas después de la Capitulación del General Francisco de Miranda, organizándose para iniciar la Campaña Admirable con el fin de restablecer el dominio republicano en el territorio venezolano .Este logra conformar un ejército, y parte desde tierras colombianas y logra entrar triunfante por el occidente del país para llegar victorioso hasta la región central, derrotando a los realistas. Llegando posteriormente triunfante a la ciudad de Caracas. En ese lapso de tiempo, Diego Parpacèn, estuvo cumpliendo sus funciones castrenses en la ciudad de Calabozo, a las órdenes del coronel Carlos Padrón. El primer encuentro bélico de este guerrero como soldado republicano fue realizado cerca de esta misma localidad, donde salen derrotados por el jefe realista José Tomás Boves recién incorporado al ejercito realista, en las inmediaciones del Caño Santa Catalina, cerca de la población de el Calvario el 23 de septiembre, que con anterioridad se había enfrentado a los patriotas por los lados de Cachipo, comandados por Antonio Freites y los hermanos José Tadeo y José Gregorio Monagas.
Después del triunfo en el paso del caño Santa Catalina, por parte de los realistas, toman la localidad de Calabozo ,mientras tanto Simón Bolívar reordena sus fuerzas y envía al coronel Juan Vicente Campo Elías, con un contingente de 1300 soldados a enfrentar y luego vencen al asturiano contundentemente a los partidarios del Rey, encabezada por el asturiano Boves, el 14 de octubre de ese mismo lapso en las sabanas de Mosquiteros. Diego Parpacén , y una gran cantidad de calaboceños tomaron acción en esta refriega; muere emboscado su hermano Nicolás Parpacén .En la acometida José Tomás Boves salió huyendo para Guayabal, con un grupo de soldados, para luego organizarse y enfrentar con éxito a los patriotas dirigidos por el coronel Pedro Aldao ,quien muere junto a otros miembros de su estado mayor en este encuentro bélico, el día 9 de diciembre en el paso de San Marcos a las orillas del rio Guárico .Entre tanto Diego Parpacén y otros destacados calaboceños a consecuencia de La derrota, huye hacia San Juan de los Morros para salvar sus vidas ;mientras los pobladores del Rastro y Calabozo, sufrieron toda clase de atrocidades por parte de los soldados partidarios de la corona española, comandadas por el citado jefe militar para calmar su sed de venganza contra los calaboceños partidarios de la independencia.
Entrando en el año 1814, mientras José Tomás Boves después de la aplastante victoria sobre el Coronel Pedro Aldao el mes de diciembre de 1813, organiza un poderoso ejército con el fin de avanzar a los Valles de Aragua, donde los republicanos habían ganado terreno y reinstalado la Segunda República con la Campaña de Admirable. Diego Parpacén con el grado de sargento se reincorpora al ejército partidario de la independencia bajo la dirección del Coronel Vicente Campo Elías, a su paso por San Juan de los Morros en los primeros días del mes de enero. Enfrentan posteriormente a las tropas realistas comandadas por el asturiano Boves, el 3 de febrero en lo que la historiografía le ha dado el nombre de la Primera Batalla de la Puerta, siendo derrotados; seguidamente estuvo en las hostilidades en la localidad de de la Victoria, triunfando al lado de José Félix Rivas .Luego este prócer estuvo combatiendo en el desgastante y largo encuentro bélico en la localidad San Mateo, que inició el día 28 de febrero y culminó el 25 de marzo, luchando al lado del Libertador Simón Bolívar, donde fue herido de muerte su jefe, coronel Campo Elías.
En su hoja de servicio de este patriota calaboceño da cuenta de su presencia en la fatídica Segunda Batalla de la Puerta, el 15 de junio de 1814 (Estévez, 2007), donde las tropas comandadas por Simón Bolívar y Santiago Mariño, fueron derrotados por las milicias realistas dirigidas por José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales. Obligando al regimiento republicano a retirarse hacia el oriente del territorio venezolano y ponerle fin la llamada Segunda República. Ante esta situación Diego Parpacén se vio forzado a replegarse en localidades cercanas a de la localidad de Calabozo, ante las embestidas de los partidarios de la monarquía española, durante todo el segundo semestre de ese lapso de tiempo y todo el año 1815, mientras que muchos de los principales jefes patriotas estaban en el exilio solicitando ayuda financiera para reanudar los enfrentamientos; mientras otros milicianos realizaban incursiones guerrilleras para desestabilizar a sus oponentes.
Llegamos al año 1816, en momentos en que el Padre de la Patria Simón Bolívar estuvo en Haití organizando los preparativos para una nueva incursión bélica y solventando los inconvenientes para retomar las acciones guerreras en territorio venezolano. Diego Parpacèn luego de estar siendo acosado y perseguido ese lapso de tiempo , se incorpora en un momento importante para la milicia independentista en los llanos apureños, junto a otros coterráneos, entre los cuales estaban Hermenegildo Mujica, José Francisco Hurtado, Remigio Lara , Florencio Jiménez ( De Armas,1980 ) a las órdenes para ese entonces, Teniente Coronel José Antonio Páez , quien había organizado la resistencia por estas tierras desde 1815, con triunfos contundentes en Mata de la Miel en los primeros días del mes de febrero del año 1816 y posteriormente a finales del mes de mayo en el encuentro de El Yagual.
Lo importante de esta incorporación de Parpacén y los demás guariqueños, no solamente por su capacidad de asimilar todas las habilidades puestas en práctica por José Antonio Páez, para vencer a sus contrarios, pudo demostrar su capacidad de combate para dominar a sus contrarios, en los difíciles momentos en que el ejercito realista trató de acorralarlos ,pero salieron derrotados en las incursiones de Ell Yagual a finales de 1816 y Mucuritas a comienzos del año 1817.También estos guariqueños donde estaba Parpacèn aportaron sus conocimientos castrenses a la hora de emprender la Campaña del Centro en 1818,comenzando con operación denominada La Toma de las Flecheras, el 6 de febrero de ese lapso de tiempo y en la sorpresa que le propinaron al general Pablo Morillo en Calabozo, su tierra natal, seis días más tarde, al obligarlo a huir hacia El Sombrero y presentarle reyerta en el paso del Samán el día 16 de ese mismo mes (Vergara y Velasco,1960).
En ese mismo mes de marzo de 1818 de ese lapso de tiempo, continuo la referida Campaña del Centro con el grado de Teniente. El 26 de marzo estuvo en el enfrentamiento de La Cuesta, cerca de la población de Ortiz (Dávila, 1924), cuando las fuerzas patriotas encabezadas por José Antonio Páez y Simón Bolívar que días antes habían sido derrotados por los realistas en la batalla de Semen, llamada también la Tercera Batalla de la Puerta. En este enfrentamiento no pudieron neutralizar a sus oponentes ante la indecisa acción bélica. Después de la derrota del ejercito republicano e intento de asesinato del Libertador Simón Bolívar en el mes de abril en el sitio denominado Rincón de los Toros, Diego Parpacèn participó en el enfrentamiento en Laguna de los Patos el 20 de mayo de esa año, donde el coronel Manuel Cedeño cae derrotado por el contingente realista comandado por el general Francisco Morales, a quien después derrotan , 8 días más tarde en la población de Guayabal para dar por concluida la operación militar del Libertador Simón Bolívar de llegar victorioso con su ejército a la ciudad de Caracas. Luego de esta operación Parpacèn, estuvo a las órdenes del general José Antonio Páez en territorio apureño.
Llegamos a los primeros días del año 1819, mientras Simón Bolívar estaba preparando el discurso para instalar Congreso de Angostura, y el Jefe realista general Pablo Morillo organizando sus tropas en Calabozo, para trasladarse a los llanos apureños a tratar de reducir a los republícanos. Entre tanto el teniente de Dragones Diego Parpacèn, continua a las órdenes del general Páez, tratando de mantener el control de esta región estratégica región de los llanos en la margen derecha del rio Apure como centro principal de operaciones, y sitio de provisión de ganado vacuno para de esta manera darle alimentación a las tropas patriotas, al igual de suministrarle caballos para la movilización del ejército republicano y de esta manera seguir luchando por la independencia.
Parpacèn, luchó en el mes de marzo de ese lapso de tiempo en el encuentro bélico de las Mangas Marrereñas, y luego el 2 de abril como miembro de la caballería a las ordenes José Antonio Páez .Combatió seguidamente en la Batalla de las Queseras del Medio, con el grado de teniente donde el ejército republicano derrotó contundentemente a las tropas realistas, obligándolas a retirarse la ciudad de Calabozo y pasar el periodo lluvioso por estos lares. Por este memorable encuentro guerrero, recibió la condecoración Orden de los Libertadores (Páez, 1867), junto al General Páez y los demás lanceros, por parte del Padre de la Patria Simón Bolívar. Seguidamente este soldado de la patria acompañó al Libertador Simón Bolívar en la Campaña de la Nueva Granada, en el escuadrón de lanceros que comandó Juan José Rondón que partió el 27 de mayo de ese año por la aldea de Los Setenta a orillas del rio Apure. Soportando en el viaje las inclemencias del tiempo tanto por el periodo lluvioso como el transitar los páramos andinos, y luego derrotan a los partidarios de la corona española, en Pantano de Vargas y seguidamente en la batalla de Boyacá, donde vio acción el 8 de agosto de 1819, por lo cual fue galardonado con la condecoración “Batalla de Boyacá”, máxima distinción por su participación en tan importante victoria que le dio la independencia a la hermana en territorio de la Nueva Granada (Franceschi, 2020).
La participación más trascendente para la vida de este soldado de la patria, fue en el de estar presente en el encuentro bélico más importante y que selló prácticamente la independencia en territorio venezolano, como fue el ocurrido el 24 de junio de 1821 en las sabanas de Carabobo. Siendo galardonado con el escudo “Vencedor de Carabobo”, decretado por el Congreso Constituyente de la Gran Colombia el 23 de Julio de 1821.Despues de esta incursión militar, solicita su licencia temporal con goce de sueldo con el grado de Capitán. Recibe la Hacienda Casarapa en los Valles del Tuy, por sus servicios prestados a la causa republicana (Dávila, 1924).Retomó nuevamente las armas para luchar contra los intereses continuistas de José Tadeo Monagas, lo que le valió el exilio .Regresa al país en 1869, y recibe el diploma de Ilustre Prócer de la Independencia. Se aleja de la vida militar, y al igual de toda actividad política para estar con su esposa Josefa Padrón, con quien procreó tres hijos.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
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Dávila Vicente, (1926). Diccionario Biográfico de ilustres Próceres de la independencia Suramericana. Tomo II
Da Silva, Miguel (2018), Próceres de Carabobo.www Carabobo en sus Personajes. Periodo de La independencia. Calaméo .COM .Brooks
De Armas Chitty. (1982). Historia del Estado Guárico. Ediciones de la Presidencia de la República
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Estévez G, Edgard (2007), Batallas de Venezuela 1810 1824.Editoial.C SA. Caracas
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Ministerio del Poder Popular para la Cultura (2018). Correo del Orinoco 1818-1821. Fundación del Centro Nacional de Historia: Caracas
Páez, José Antonio (1867) Autobiografía del General Páez. Reedición de Petróleos de Venezuela en colaboración con la Academia Nacional de la Historia Caracas: Venezuela, tomo I.
Robles, Aura (2008), Historia de las Pensiones, Montepío Militar y los Honores de la Independencia de Venezuela: 1830-1858).Acaba, Caracas
Vergara y Velasco, Francisco Javier (1960) .1818 Guerra de Independencia. Bogotá: Editorial Nelly. Estévez G, Edgard (2007), Batallas de Venezuela 1810 1824.Editoial.C SA. Caracas.
Viso ,Luis (2020),Orígenes de las familias Calaboceñas, Calabozo
De Parapara y Ortiz se iniciaba con firmeza la conquista y el poblamiento de los llanos centrales, denominados Llanos de Caracas, cuenta José Obswaldo Pérez, quien describe cómo vecinos de estas localidades se aposentan en la nueva Villa de Calabozo, atraídos por las ofertas de los religiosos capuchinos que ofrecían solares y tierras para fundar casas y hatos.
Con la llegada de los vecinos de Parapara y Ortiz, se fragua un proceso de movilización de familias ganaderas que contribuyen a la consolidación y definición de la propiedad territorial a principios del siglo dieciocho.
Por José Obswaldo Pérez
UNA TRAMA DE EXPANSIÓN GANADERA
Hacia finales del siglo diecisiete (XVII), con la presencia de dos hermanos don Francisco y don José Nicolás de Vera y Mújica— provenientes de San Sebastián de los Reyes—, quienes figuraban entre los 31 hacendados establecidos en el Paya Abajo y Paya Arriba, en cuyos terrenos se originarían los Partidos de Ortiz y Parapara, con sus respectivas iglesias y territorios, se iniciaba con firmeza la conquista y el poblamiento de los llanos centrales, denominados Llanos de Caracas (Rodríguez Mirabal, 1987; Castillo Lara, 1984). Eran hijos del conquistador, explorador y terrateniente del llano, don Diego de Vera y Mújica y de doña Luisa Landaeta (Botello, 2002; p.34; Viso, 2011). El primero de los hermanos Francisco fue alférez y había sido electo Alcalde de la Santa Hermandad de San Sebastián de los Reyes, en 1683. Una vez elegido en el cargo, Vera y Mújica se estableció por dos años en el Partido de Paya, donde puso horca y cuchillo, símbolo de autoridad y control para asistir a los pobladores del lugar; así como otras comunidades aledañas, y atender sus necesidades vecinales. Pero, sobre todo, para frenar la violencia indígena que ocurría entre tribus locales. Aunque, más allá de vigilar, penetrar y dominar los nuevos espacios conquistados había la necesidad de auspiciar una red urbana a partir de este foco demográfico que servirían de iterinario o cabeza de playa para el proceso de ocupación del sur (Castillo Lara, 1984, p.303; Rodríguez Mirabal, 1987; Rodríguez, 2008, p.23).
Vera y Mújica era criador y progenitor de una familia en la región, casado con Antonia de Jesús. Fue benefactor y fundador de Parapara, junto con su hermano el Capitán José Nicolás [de Vera] Mújica y Landaeta, dueño de hato y esclavos en la jurisdicción (Botello, 2007; p.84). Más tarde, José Nicolás vivió en el Sitio de Ortiz, en un caserío llamado Cañafístula- al norte del pueblo-, viejo vecindario local en la toponimia colonial de esa época. Caso en varias ocasiones en Parapara. El primer matrimonio ocurrió hacia 1720 con doña Josefa Margarita Hurtado. Tuvieron una hija llamada Margarita Josefa Mujica Hurtado que esposó en 1730 con Manuel Fernando Bermúdez de Luna, yerno que lo acompañó en la fundación de Calabozo, junto con otro hermano llamado Juan Nicolás de Vera y Mujica (Castillo Lara, 1996, p.68). Este Juan Nicolás esposó con doña Luisa Candelaria Pérez de Oropeza y Bermudo o Bermúdez (Viso, 2011).
Además, el Capitán Vera y Mujica Landaeta fue el padre de José Nicolás [de Vera] Mújica Loreto, progenitor de los cinco próceres de la Independencia que dieron sus vidas por la libertad de Venezuela. Ellos fueron: José, Andrés Domingo, Juan José Santiago, Antolín y Hermenegildo Mujica Ramos. Todos procreados en el matrimonio con la orticeña doña Leonor de la Cruz Ramos Camacho, hija de Tomás Valeriano Ramos y Camacho y de María Gerónima González y Loreto. En esta unión hubo siete hijos; dos hembras y cinco varones (Alfonzo Vaz,1982; Viso, ídem).
Cuando los hermanos Vera y Mújica toman el control militar de esta parte del territorio para apoyar la fundación de Villas de Españoles y prestar auxilio a los misioneros, el Paya era un centro de movimiento social producto del “flujo colonizador”, marcado por “corrientes migratorias de signo lucrativas” (Chacín Soto, 1971; pp.35-36). De este lugar se marcha a un proceso de avanzada y de cerco militar-religioso, casi aluvial, debido a la naturaleza expansiva de la ganadería y el establecimiento de los hatos. Es así como el partido Paya sirve como heartland o eje principal de la economía en la Provincia de Caracas o como lo ha denominado el historiador Adolfo Rodríguez: el dorado ganadero de los caraqueños (2008; p.28).
A la par del transcurso de este movimiento social operan las misiones capuchinas pertenecientes a las llamadas por magnificencia Misión de los Llanos de Caracas, con el fin de evangelizar a los indios y someterlos por la fuerza a pueblos. Pero, temiendo el fracaso—y en vista de que los indígenas huían y mantenía una actitud altanera y amenazante —, los religiosos diseñan un plan para minimizar la fuga de los naturales y su pacificación. De modo que algunos ganaderos y vecinos del sitio Santa Catalina de Sena de Parapara y otros de Santa Rosa de Lima de Ortiz — atraídos por la campaña publicitaria de los religiosos capuchinos—tendrán una decisiva contribución en el proceso fundacional de Calabozo. Hombres, junto a sus familiares—sujetos históricos o agentes de un nuevo cambio social—, proveerán armas y bastimentos y participaran como escoltas en numerosas entradas y, en muchos casos, se trasladarán con parientes y ganados a la nueva Villa de Resguardo en consonancia con sus expectativas e intereses personales.
LA CAMPAÑA DE LOS CAPUCHINOS
El historiador Lucas Guillermo Castillo Lara, en su libro Villa de Todos los Santos de Calabozo. El derecho de existir bajo el sol (1996) explica los pormenores de la campaña publicitaria que impulsaron los religiosos Fray Salvador de Cádiz, Fray Bartolomé de San Miguel y Fray Marcelino de San Vicente, para atraer nuevos pobladores al incipiente pueblo. Esta cruzada de los religiosos la podemos resumir a consideración en tres puntos: 1) la urgencia de fundar un pueblo de españoles en Calabozo, cerca de las Misiones Nuestra Señora de los Ángeles y La Santísima Trinidad como apoyo de resguardo a los indios y centro urbano estratégico, entre las márgenes del río Orinoco y el pie de la Cordillera de la Costa; 2) convencer a las autoridades civiles y eclesiásticas de las razones lógicas y de conciencia de este proyecto fundacional, ya que de lo contrario, pondrían entredicho la responsabilidad de las autoridades la pérdida de las poblaciones misioneras y 3) prometer un nuevo porvenir a los nuevos colonos a través de un procedimiento ordenado y jurídico para la repartición de tierras y solares a cordel y cuerda.
Este proceso de fundación de la Villa de Calabozo ocurre entre 1723 y 1734, donde podemos constatar algunas familias idóneas, “de mejor índole y calidad”, provenientes de varias partes del país y de poblaciones cercanas como de Parapara y Ortiz, que se entusiasmaron en establecerse en este lugar como vecinos del nuevo poblado. Así los testimonian algunos documentos primarios como una matrícula de población de 1740, donde se señala a Silvestre Loreto de Silva y Velásquez, hijo de Luis Loreto de Silva y Pérez, fundador del pueblo de Ortiz y benefactor de su iglesia (Loreto, 1990). Había nacido en La Victoria, en los Valles de Aragua, en 1706. Casado alrededor de 1728, en la misma ciudad, con Juliana Josefa Ortega Gómez, quien falleció el 30 de junio de 1765. Silvestre fue alférez y uno de los vecinos defensores que solicitó la composición de las tierras de Ortiz, en 1714.
Dice el historiador calaboceño Jesús Loreto (1990; p.89) que Silvestre fue un hombre adinerado y de reconocida solvencia social. En la declaración testifical de 1740, Juan Silvestre señalaba lo siguiente: “El declarante fue de los que el reverendo padre Fray Marcelino solicitó permitiéndole más conveniencias que la que el dicho declarante tenía, por cuio motivo se mudó el año 1728 próximo pasado del sitio de Prebo, jurisdicción de la Villa de San Luis a esta nueva fundación de Calabozo”. Más adelante indica Loreto que por razón de los litigios que surgieron en Calabozo, se mudó en el año 35 a San Sebastián de los Reyes (Castillo Lara, 1984, p.71-72). Sin embargo, refiere Loreto que Silvestre se estableció luego en El Sombrero, donde fundo el Hato Carrizalito o Carrizal y fallece en 1760. En el Acta de Entierro se puede leer textualmente: "Oi lunes 11 de diciembre de 1760, yo Don Jaime Francisco Galindo Cura propietario de este pueblo de la Concepción del Sombrero di sepultura Eclesiástica con entierro mayor en el último tramo a Silvestre Loreto casado con Juliana Ortega recibió todos los sacramentos hizo por ante mí Memoria testamentaria. De todo certificó. (Fdo.) Jaime Francisco Galindo" (Loreto Ugarte, 2023;p.26).
De Ortiz, también, fue su pariente el Capitán Francisco Miguel de Silva y Loreto, hijo de Gaspar de Silva y Sarmiento y de Antonia Loreto de Silva Velázquez, casado con Luisa María Álvarez. Miguel Francisco fallece el 12 de junio de 1753, mientras su esposa sobrevive hasta el 27 de octubre de 1760(Loreto Ugarte, 2023, p. 221). Un hijo de la pareja, Francisco Antonio de Silva y Álvarez, nacido en Ortiz, contrae matrimonio con María Antonia Mujica y Loreto, hija de Nicolás Vera y Mujica y Landaeta.
Otro de los avanzados fue el Capitán Juan Borges Méndez, Regidor en San Carlos de Austria, casado con María Martínez de Castro, había emigrado a Parapara— y algunos de sus miembros al sitio de Ortiz—. Desde aquí pasó a Calabozo, con su yerno el Capitán Juan [González] de Araña y Orta, simplemente, conocido como Juan Araña [o Arana]. Era natural de Turmero, bautizado el 8 de julio de 1697, hijo del Capitán José Antonio González de Araña y de doña Teresa de Orta Palenzuela y Fajardo. Este, posiblemente, había esposado en la Iglesia Parroquial de Santa Catalina de Sena de Parapara, hacia 1720, con doña Juana Casilda Borges y Martínez (Botello, 2011; p.71). Fueron propietarios de hatos en el Tiznados (ídem). En la ciudad villatodasantina llegó a ser regidor y estuvo involucrado en pleitos de tierras, siendo después un enérgico opositor de la fundación de la ciudad.
De Parapara era Antonio Miguel Moreno, español, casado con Teresa Requena. En 1733 declaraba que era natural de los Reinos de España y estaba establecido en esta jurisdicción desde hacía algún tiempo con su mujer, hijos y con hacienda en el lugar que llamaban El Rincón y Paso de los Píritus. Del matrimonio Moreno Requena procederá la estirpe de los Moreno del oriente del Guárico (Viso, 2024). De igual manera lo fue el Capitán Juan Eugenio Díaz de Gamarra, ganadero, también considerado fundador del pueblo de Parapara y benefactor de su Iglesia, fue uno de los vecinos de esta localidad que se residencia en Calabozo en 1733. Era blanco, mientras su esposa María Canela era de color quebrado o mestiza. Una hija, María Díaz de Gamarra, casó con Pedro de Fiedra, avecindado en la Villa de Todos los Santos de Calabozo; pero, también, lo fue en los Tiznados y Parapara, en esta última localidad ejerció como Cura Capellán desde 1715 hasta 1733. Fue hermano de Gerónimo de Fiedra, también residente en Calabozo. El 28 de marzo de 1751 fue enterrado en la Iglesia de Parapara. Testó a su albacea, su esposa María de Gamarra y a su cuñado Lucas Gamarra. De esta parentela fue Cándida Díaz de Gamarra, quien aparece entre los vecinos del nuevo pueblo como pardos y gente de color quebrado, casada con el Teniente de Capitán José Tiburcio García (Castillo Lara, 1996; p.85), quien fue también Alcalde de Segunda Elección.
Asimismo, vendrá Pedro de Aquino Aponte, natural de Caracas, hijo legítimo de Tomás de Aquino y Ponte y doña María Jacinta de Rivas y Silva. Fue ganadero del Partido Santa Catalina de Sena de Parapara; hombre adinerado y profundamente católico. Tuvo extensas posesiones, no solo en el Valle de Caracas, sino en toda la zona central, incluidos los llanos del Guárico. En 1723 era uno de los productores agrícolas que se querellaban contra el presbítero Domingo Palacio, propietario en la Posesión Güesipo, entre Parapara y Ortiz, en la jurisdicción de San Sebastián de los Reyes de la Provincia de Caracas, donde sacaba pesas de ganado sin necesidad de realizar las tradicionales vaquerías junto a otros criadores de la zona (Rodríguez, 2008; p.34). Además, Aquino y Ponte fue el fundador del hato El Calvario, el cual a sus expensas surgirá el pueblo San Pedro de El Calvario; y fue mecenas y protector de la Villa de Todos los Santos de Calabozo. Un pariente suyo, un tal Pedro Aquino fue enterrado en la Iglesia Parroquial de Parapara, el 2 de octubre de 1740 (Arch. Calabozo, Parroquia de Parapara, Libro de Defunciones, 1740). No sabemos si se trata del hacendado Pedro Juan de Aquino Ponte y Jaspe de Montenegro.
Martín Juan Joseph Sánchez [Borrego y Mujica] era propietario de un hato en la Posesión de La Platilla, en el Partido de Parapara, se trasladó con su esposa Mariana Bolívar Pérez de Ávila (hija de Ignacio Bolívar y Pérez de Valenzuela y María Antonia Paula Pérez de Ávila), junto con sus esclavos y ganados a la nueva Villa de Calabozo. Allí compro tierras, entre ellas el sitio denominado “Mata de Torrealba”, a don Pedro Aquino y Ponte, donde fabricó casas y corrales. Un hijo de esta pareja, Gregorio Ignacio Sánchez Borrego y Bolívar, contrajo matrimonio en San Luis del Rey de Villa de Cura, con María Prudencia Rodríguez Bejarano, hija del Capitán Diego [José Martín] Rodríguez Velásquez y de doña María Anna o Mariana Bejarano Velásquez (Castillo Lara, 1996 p.234; Viso, 2011).
Entre otros llegados a Calabozo está el Capitán José Gómez de Acevedo procedente del Pueblo de Ortiz, donde el 14 de julio de 1736, vendía al Capitán Francisco Alfonso del Carpio, “una posesión de tierras” en el sitio de La Cañada, jurisdicción de San Sebastián de los Reyes, donde tenía tres sitio de hatos “y la acción y derecho que en ellos poseo…” Según el documento de venta, esta propiedad lindaba por el oriente con la juntas de Guarumen y Guesipo, por el poniente con la Quebrada de Báquira; y por el norte con la Galera de Ortiz.
Señala Gómez de Acevedo que estos terrenos los había adquirido mediante compra a doña Antonia Palencia, vecina de Caracas. La protocolización fue hecha ante don Juan de Mansaneda, Corregidor y Justicia Mayor del Pueblo de Turmero y sus anexos, el 27 de agosto de 1726. En el citado documento, el comprador expone los pormenores de la venta en los siguientes términos: “(...) me vendió dicha posesión de tierra con un ganado, yeguas y caballos en cantidad de dos mil pesos para que los reconociese a censo y tributo a favor al Convento y religiosas de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de esta ciudad…”
Al respecto, el Capitán Francisco Alfonso del Carpio indica, más tarde, que compró cada uno de estos tres sitios de hatos a un precio de 720 pesos de ocho reales cada uno. Ese año de 1736, un hijo del Capitán Alfonso del Carpio, el doctor don Diego Nicolás [Alfonzo] del Carpio, Clérigo Presbítero domiciliario del Obispado de Caracas, solicitaba data y composición de los tres referidos sitios de hatos.
En un testimonio de su yerno, el Capitán don Juan de Acosta Espinoza de los Monteros— quien había casado con Rosa María Acevedo y Reyes; y quien, también, fue Teniente Justicia Mayor por seis años y medio de la ciudad—, relata: "que el Capitán Don Joseph Gómez de Acevedo suegro del deducente le contó muchas veces que en esta ciudad de San Sebastián, Villa de San Luis de Cura, Valles de Aragua, Pueblo de Parapara y otros, habían andado los Padres Fray Salvador de Cádiz, Fray Marcelino de San Vicente y Fray Bartolomé de San Miguel, publicando unos despachos y convocando vecinos para fundar una Villa en la Mesa de Calabozo, a las riberas del río Guárico, ofreciendo a los que vinieron poblar, solar en el pueblo para sus casa, tierras de labor en los montes del río y sitios de pasto para cría de animales y que el dicho suegro aunque tenía hato de ganado en el sitio de La Cañada, se pasó con su familia por la comodidad de la mesa a avecindarse en esta Villa y le dieron en repartimiento el sitio del Morichal (...)"(Castillo Lara, 1996; p.55).
Por otra parte, el Capitán Gómez de Acevedo participó activamente en los prolegómenos del litis con el Capitán Domínguez de Rojas al adquirir sus derechos en la cuestionada posesión de San Diego a una de las hijastras del segundo Marqués del Valle y señor principal de Caracas, Miguel de Berroterán. El 23 de julio de 1738 el Capitán Gómez de Acevedo vende su parte (la mitad de San Diego), a los hermanos José Antonio y Francisco Verois Obel-Mejía, por 8.000 pesos. Igualmente, en la transacción entraban en la venta 830cabezas de ganado y 5 esclavos. Y, así mismo, compró, en Calabozo, el Hato Torrealba y fundó los hatos de Sabana Larga, en 1732 y Las Cocuizas, al otro lado del Río Orituco.
Por último, también, debió venir de Ortiz, don Eugenio Mejías, casado con María de los Santos Rodríguez, y otros miembros de su familia; pero, después regresaron debido a los conflictos sucedidos entre los terratenientes y los curas capuchinos, relacionados con la propiedad de la tierra ocupada por lo que sería la Villa de Todos los Santos de Calabozo.
LAZOS INTERMUNICIPALES
Con la llegada de los vecinos de Parapara y Ortiz, se fragua un proceso de movilización de familias ganaderas que contribuyen a la consolidación y definición de la propiedad territorial a principios del siglo dieciocho. Dos razones se arguyen de la importancia de la fundación de Calabozo: el ser un punto de comunicación estratégica, especie de encrucijada, entre ríos y caminos que conducían al sur y el desarrollo de un dinámico mercado comercial ganadero. Así lo comparte el historiador Marcos Aurelio Vila, en los siguientes términos:
“Dos realidades incidieron para que Calabozo se estableciera a principios del siglo XVIII: las cercanas sabanas cruzadas por los ríos Guárico, Orituco y Tiznados y el ocupar un lugar en la mitad de la vía de forzado recorrido, entre los llanos de Apure—donde cundían los hatos y los nuevos centros poblados— y el mercado adquisitivo de la franja centro-norte de la actual Venezuela” (Vila, 1978; p.49).
Sin embargo, el proceso de fundación de Calabozo se da en medio de un conflicto entre latifundista y moradores (Rodríguez, p.34), fenómeno socio-político que consolidará una aristocracia municipal que, en muchos casos, estará definida por vinculaciones de diversas índoles, en la que se actuaba como colectivo, mediante relaciones afectivas y simbólicas. Por ello, los lazos de parentesco se hallan presente en el proceso de conquista y colonización que llevaron a cabo los hacendados ganaderos de Parapara y Ortiz, en la naciente Villa de Calabozo. Sin embargo, este entramado filial se agudizará con el desarrollo de contradicciones, entre los amos del suelo y los misioneros.
Fuentes consultadas
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Enciso.
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