Fiestas del rey Momo en Espino
POR FELIPE HERNÁNDEZ G
Eran días de locura. Los habitantes del apartado pueblito de Espino en los días de carnaval se desataban. Los muchachos de aquel entonces le ponían frenesí a la comparsa. A baldazos de agua, pintura de colores vivos, carbón, carmín, labial, negro hollín y huevos, como en una batalla corrían desaforados por las calles. Era una especie de duelo contra los desprevenidos transeúntes y contra quienes osaban abrir las puertas de sus viviendas. Un duelo poco digno, de ataques con agua, perfume “tabú”, “sonrisa” o “ramillete de novia”, huevos y a veces alguna mezcla nauseabunda. Las muchachas, escabullidas detrás de las ventanas y puertas entreabiertas, lanzaban sus perfumes “tabú”, “sonrisa” o “ramillete de novia” a los transeúntes, y veloces después de la travesura, pasaban el pestillo.
El carnaval, tradicional festividad anunciada en el calendario para celebrarse tres días antes de la Cuaresma, daba permiso a todos los espinenses para el descontrol. Era la oportunid…
Sobre el autor
José Obswaldo Pérez
Licenciado en Comunicación Social, con una maestría en Historia de Venezuela. Investigador y ex-cronista de la ciudad de Ortiz, estado Guárico