Don Simón Rodríguez y su peculiar método para enseñar anatomía.


Edgardo Rafael Malaspina Guerra
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El gran maestro Simón Rodríguez


Simón Bolívar llamó a su maestro, don Simón Rodríguez, el Sócrates de Caracas, el mejor hombre del mundo, filósofo cosmopolita, sin patria, sin hogar, sin familia, ni nada. En efecto, Simón Rodríguez decía que no quería ser como los árboles que echan raíces  en un lugar, sino como el viento, el agua, el sol y todo lo que marcha sin cesar.
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Su carácter y perfil psicológico moldean sus pasos y sus obras: lector de cuanto libro caía en sus manos; escritor vehemente en el momento de defender a su pupilo , el Libertador; políglota, traductor, viajero, aventurero, socialista utópico, anarquista en el sentido bakuniano del término al no aceptar las formalidades sociales a la hora de construir el nuevo modelo de los países americanos recién liberados, hecho que paradójicamente  lo convertía en un republicano.
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Simón Rodríguez, Maestro con mayúscula, es el prototipo del educador integral, cuya mística y dedicación en la labor de enseñar es el gran  ejemplo para todos los profesionales venezolanos por cuanto siempre aprendemos y enseñamos.
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Como médico y profesor de Historia de la Medicina quisiera destacar el hecho curioso donde vemos a Simón Rodríguez en su papel de profesor de Anatomía, ya que por lo visto ningún campo de las ciencias y las artes le fue ajeno.
En 1839,  lo encontramos en Valparaíso en el barrio de la Rinconada, donde mantenía la escuela más desierta del lugar. Entre las originalidades de esa escuela nos recordaba el mismo señor Lastarria  de haber oído hablar  como Don Simón enseñaba anatomía. Un testigo presencial  vio a sus discípulos  colocados a ambos lados de la sala, y a Don Simón pasearse delante de ellos completamente desnudo  “para que se acostumbraran al cuerpo humano”. (Augusto Orrego Luco)

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