Agasajos al Rey Carlos III


Al sitio de Ortiz y Tiznados le correspondió  organizarse y participar en esta festividad atendiendo el llamado de las autoridades del Cabildo sansebastianero.Esta jura se realizó a lo largo de la Capitanía General de Venezuela, sin mayores inconvenientes, especialmente, en el Cantón de San Sebastián de los Reyes donde la participación fue unánime de todos los sectores y con mucho “realce y esplendor”.

Por José Obswaldo Pérez

Durante la jura y aclamación del Rey Don Carlos III en San Sebastián de los Reyes de1 año 1760, se programaron festividades para celebrar este advenimiento, considerado por el historiador Castillo Lara(1984) de “rumbosas fiestas”  que contó con la participación de pueblos y núcleos urbanos de la jurisdicción, los cuales adheridos a la conmemoración buscaban reiterar la finalidad que profesaba la sociedad colonial hacia el nuevo monarca (Montilla Azueje,2011).
En este sentido, la organización de esta festividad cívica se realizó mediante la contribución colectiva y social de la sociedad colonial, donde los diferentes grupos o estamentos participaban ocupando el lugar que le correspondía de acuerdo a su posición dentro de la estructura piramidal. El gremio de los ganaderos estaría a cargo de la organización y financiamiento corporativo o individual de algunas actividades festivas púbicas como misas, representaciones teatrales y bailes que animaría la celebración de la jura, como un acto de reafirmación y fidelidad al Rey lejano.
Al sitio de Ortiz y Tiznados le correspondió  organizarse y participar en esta festividad atendiendo el llamado de las autoridades del Cabildo sansebastianero. El ganadero don Luis de Nieves es uno de los terratenientes hateros de la Provincia de Caracas, residente de San Francisco de Tiznados, quien sostuvo a sus dispendios la celebración solemne y religiosa del día 28 de noviembre en la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad (Castillo Lara, 1984; p.266).
El Capitán don Luis fue mercader, oriundo de La Victoria (Estado Aragua), formó parte del grupo de canarios que protestaron contra los excesos de la Compañía Guipuzcoana en el manejo de los precios del café y del cacao. Perteneció, también, al grupo de madereros y carpinteros de la Provincia de Caracas. Fue propietario del sitio de Hato El Corralito, posesión que dividía con su familiar María de Nieves (Pérez A, 2014; p.27).
Otro ganadero, don Juan Tomás de Seijas, tuvo a sus expensas en traer de Caracas a un grupo de músicos compuestos de clarinetes, violineros, cajeros y clarineteros (Castillo Lara, 1984: 261). Don Juan Tomás residía en el sitio San Juan de Paya, a dos leguas del Valle de Ortiz. Era propietario de un hato en la zona y estaba casado con doña María Margarita Ravelo, moradores de Paya Abajo. Una hija de estos, doña Micaela Seijas Ravelo casó con su paisano don Miguel Antonio Seijas Pérez, nativo del sitio de Carrizales, jurisdicción de la Ciudad de Caracas, hijo de don Lorenzo Francisco Seijas y doña Francisca María Pérez. La boda se celebró en la Capilla de San Juan Bautista de Paya.
Por su parte, el gremio de los pardos les correspondería la representación de las comedias y obras teatrales. En el décimo quinto día, el 7 de diciembre, en la noche se presentó la comedia El Hijo de la Piedra (del poeta y comediógrafo hispanoportugués Juan Matos Fragoso), a costa de los vecinos de Parapara, siendo los responsables los Capitanes Efigenio Requena y José Mujica. Igualmente, los feligreses pardos de El Sombrero presentaron para concluir las reales fiestas la comedia Argenis y Poliarco (de Calderón de la Barca).
Esta jura se realizó a lo largo de la Capitanía General de Venezuela, sin mayores inconvenientes, especialmente, en el Cantón de San Sebastián de los Reyes donde la participación fue unánime de todos los sectores y con mucho “realce y esplendor”. Fue un acontecimiento que rompía con la monotonía local hasta el más mínimo rincón.

Bibliografía consultada
AZPARREN GIMENEZ, LEONARDO (1996). Documentos para la Historia del teatro en Venezuela. Siglos XVI, XVII y XVIII. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana.
CASTILLO LARA, LUCAS G (1984). San Sebastián de los Reyes. La Ciudad Raigal. Maracay: Secretaría de Cultura de la Gobernación del Estado Aragua, T.II
MONTILLA AZUAJE, JONATHAN E (2011).Fidelidad al rey lejano. Conmemoraciones regias y legitimación política en la ciudad de Caracas (1788-1808). Caracas: Archivo General de la Nación-Centro Nacional de Historia. Colección Bicentenario.
PEREZ A, JOSE O (marzo, 2014) El apellido Nieves en Ortiz. San Juan de los Morros: El Reportero, p.27.
PEREZ A, JOSÉ O (julio 01,1988). El teatro de la época colonial de Ortiz. San Juan de los Morros: El Nacionalista.

Libertad de esclavos en el Guárico colonial y en los inicios de la república...


(A propósito de los 165 años –1854-2019-- de la firma del decreto que abolió la esclavitud en Venezuela).



FELIPE HERNÁNDEZ G.*
El Presidente José Gregorio Monagas se hizo eco del antiguo clamor de los esclavos. El 10 de marzo de 1854 el político oriental dirigió un mensaje especial al Congreso Nacional sugiriéndole a senadores y diputados la aprobación de la ley de abolición. Era una deuda muy antigua de la república que, inexplicablemente, no había sido honrada. Es así como el 24 de marzo de 1854 el general José Gregorio Monagas dictaminó el ejecútese del Decreto de Abolición de la Esclavitud en Venezuela, una vez que fuera aprobado por el parlamento venezolano, se ponía fin al padecimiento de quienes sufrían este sistema de explotación económica y social que se constituyó en la base del sistema colonial en nuestro país y en el continente.
Simón Bolívar no solo dio libertad a sus esclavos, sino que además, en 1816, en sendos manifiestos efectuados en Carúpano y Ocumare proclamó la emancipación general de los esclavos, a ello se suman los planteamientos hechos en el Discurso de Angostura (1819), y Cúcuta (1821), justa aspiración que se materializa en 1854.
Ese año, la oligarquía criolla protestó la medida, puesto que toda su riqueza agrícola estaba basada en tan oprobiosa práctica. Entre los casos contrarios a la decisión, es reconocida la actitud irreverente del general Ezequiel Zamora, tenido hasta nuestros días como adalid de la libertad, la igualdad y la justicia social, quien se negó a darles libertad a sus esclavos. Con este mandato cumplió tiempo después cuando se convenció que el imperio de la ley era inexorable. Ese gesto innoble, contrasta con la actitud generosa del Libertador Simón Bolívar, quien liberó a sus esclavos mucho antes de comprometerse con el presidente de Haití, Alejandro Petión (1806-1818), a ponerle fin a tan odiosa práctica en Venezuela y la Nueva Granada.
Sin embargo, mucho antes de la histórica fecha de 1854, en el Guárico, hay antecedentes de esclavos liberados en el período colonial y en las primeras décadas del período republicano. Muchos fueron los casos de manumisión en artículo de muerte, debido a que no pocos propietarios, antes de morir y “para estar en paz con su conciencia”, otorgaban papeleta de libertad a algunos de sus esclavos que habían explotado en vida, quienes continuaban trabajando las tierras de los descendientes de sus antiguos amos.
A continuación se presentan tres casos significativos localizados en fuentes documentales de los tantos que se dieron en jurisdicción del actual estado Guárico, y el caso de una esclava de una familia caraqueña que no acepta la libertad que le otorgaba el Decreto Abolicionista de 1854:
1) En un legajo testamentario fechado en 1784 en el Juzgado de Llanos y Caminos de “La Parroquia del Glorioso San Gabriel del Chaguaramal”, doña Luisa Seferina Belisario Sánchez Albertos de Gómez Román, natural de San Sebastián de los Reyes, pero residenciada en Chaguaramal [Zaraza], donde casó con Dionisio Gómez Román, ya viuda, anciana y sin hijos por haber muerto en la infancia su única hija, establece en el ítem Nº 5 de su testamento:
“Declaro tener hechas cartas de libertad a María Juliana y a María Gregoria, todas hermanas y las dichas se hallan casadas con calidad que las referidas han de ser esclavas durante mi vida y los hijos que estas han tenido hasta el presente, y los que tuvieren en adelante, es mi voluntad que sean libres, los que han tenido hasta el presente están mandados a asentar por libres en los libros parroquiales y si en algún tiempo hubiere una equivocación sobre las partidas, declárolo, que se cumpla esta cláusula en todo y por todo por ser así mi voluntad, declárolo para que conste…”.
Un año después, en 1785, doña Luisa Seferina Belisario agregó un codicilo a su testamento, incluyendo la libertad de otros esclavos… declara ser dueña de más de diez leguas de tierra en los sitios de La Yeguera y El Colegio. Buena parte de los bienes los lega a la iglesia, con dos propósitos expresos y tácitos: que se forme una capellanía en honor a su difunto esposo y que la misma solo podría ser dirigida por un sacerdote nativo de Chaguaramal, mayor de 28 años, con prioridad por su sobrino José María Thoro al ordenarse de sacerdote. A la sazón, Thoro era todavía un niño…
2) El año 1813, Juana Josefa Esparragoza, importante propietaria de los Valles de Aragua y los Llanos del Guárico, después de declarar en su testamento que las tierras que tenía en el sitio de Los Marines fueran puestas a censo y tributos redimibles en beneficio de la Iglesia, otorgaba libertad a sus catorce esclavos: María Segunda, Potenciana, Luciana, Juan Francisco, María Gregoria, Petronila, José de las Nieves, María de la Merced, Juan María, José Inocencio, Juan Clemente, José Landerico del Carmen, Ana Josefa y Francisco, permitiéndoles el cultivo de la “parte principal de la posesión Guarumen en los llanos, que heredé de mis padres desde el sitio de Rompe Cojón para abajo en el centro de las dos galeras por las filas hasta bajar de las bocas”. Declara igualmente la otorgante, que el ganado que tenía en su propiedad fuera distribuido “en partes iguales entre sus esclavos”.
3) El año 1918, en el periódico tucupidense “Tamanaco”, se reseña otro caso de liberación espontánea de esclavos por su dueño en la cuenca del Unare. El mismo hecho es relatado por don Lorenzo Antonio Zaraza en 1933, al respecto informa, que el señor Leonardo Moleiro y Lara de “mancomún e insolidum” con su esposa doña Ana Rodríguez, dan la libertad a veinte y más esclavos en octubre de 1837, en Chaguaramal de Perales [actual Zaraza], firmando como testigos, don Ildefonso Itriago, don José Vicente Velutini y don Bonifacio Gómez. La misma información con algunas variantes es recogida por el historiador J.A. De Armas Chitty, quien hace referencia a una esclava liberada en el año 1839. Don Leonardo Moleiro y Lara era hijo de don Joseph Moleiro y doña Manuela Lara, dos blancos criollos nacidos en Aragua de Barcelona, quienes se divorciaron en 1810, quedando doña Manuela con la custodia de los tres hijos habidos del matrimonio, de nombre José Pío, Leonardo y Agustín. Los dos primeros se residenciaron en Zaraza y el último en Aragua de Barcelona.
4) Una crónica publicada en El Cojo Ilustrado con la firma de Rafael Bolívar, refiere el caso de una esclava de Caracas que es renuente a abandonar la servidumbre. La crónica la recoge y comenta Antonio García Ponce, en su libro sobre Los pobres de Caracas: “No está lejos de la verdad el relato del escritor Rafael Bolívar, titulado “La Negra”, donde se habla de las damas descendientes de un prócer de la independencia que le comunican a su esclava, al publicarse el Decreto de Abolición en 1854, que ahora es libre. Le negra entiende y estalla en llanto y se pregunta: “¿Por qué? Aquí nací, aquí me criaron, aquí aprendí a amar a Dios, la virtud y el trabajo”. Apoyándose en esos razonamientos, decide quedarse y se pone a ayudar a la familia, venida a menos, a vender bizcochos.
A modo de corolario, a pesar de las liberaciones espontáneas dadas por algunos dueños de esclavos desde mucho antes de 1854, Simón Alberto Consalvi (1998) entre otros historiadores, calculan que el número de esclavos liberados por disposición del Decreto Abolicionista del 24 de marzo de 1854, oscilaba entre 12.000 y 13.000. Y en 11.000 y tantos los manumisos. Los propietarios fueron compensados por el Gobierno mediante la reglamentación de la Ley. De ese modo quedó abolido el régimen de servidumbre en todo el territorio venezolano: los antiguos esclavos pasan a ser ciudadanos… Del histórico acontecimiento se cumplen 165 años.
REFERENCIAS:
ARCHIVO ARZOBISPAL. (1813): Juana Josefa Esparragoza. Sección Testamentaria.
BRITO FIGUEROA, Federico. (1979): Historia Económica y Social de Venezuela. Tomo I. Caracas: Universidad Central de Venezuela. Ediciones de la Biblioteca. Cuarta edición. p. 98.
CAMACHO, Antonieta. Comp. (1979): Materiales para el estudio de la cuestión agraria en Venezuela (1810-1865). Mano de obra: legislación y administración. Compilación, notas y estudio preliminar de Antonieta Camacho. Caracas: Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades y Educación, 1979. Tomo 4, Vol. I, 736 p.
CONSALVI, Simón Alberto. (1998): La Libertad de los Esclavos en Venezuela, 1854. Caracas: Diario El Nacional, domingo 22/03/1998. p. 4.
GARCÍA PONCE, Antonio. (1995): Los pobres de Caracas, 1873-1907: un estudio de la pobreza urbana. Caracas: Alcaldía de Caracas: Instituto Municipal de Publicaciones.
RAMOS GUÉDEZ, José Marcial. (1999): Simón Bolívar y la abolición de la esclavitud en Venezuela 1810-1830. Los Teques: Centro de Investigaciones Bibliográficas Venezolanas. 18 p.
SOTO ARBELÁEZ, Manuel. (1996): Primeros esclavos liberados en el Oriente del Guárico. Diario El Nacionalista: San Juan de los Morros, jueves 21 de marzo de 1996. p. 4.
TROCONIS DE VERACOECHEA, Ermila. (1992): “Aspectos de la Esclavitud Negra en Venezuela y El Caribe”, en: Anuario 1992. Caracas: Instituto de Estudios Hispanoamericanos. Universidad Central de Venezuela. Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico. Facultad de Humanidades y Educación. 2ª etapa Nº 4. pp. 19-36.
ZARAZA, Lorenzo. (1933): La Independencia en el Llano. Caracas: Editorial Elite. pp. 402,403.



*UNESR // Cronista Oficial del Municipio Leonardo Infante-Valle de la Pascua // felipehernandez56@yahoo.es



Bicentenario de la Batalla de las Queseras del Medio, 2 de abril de 1819


En el año 1819 los encuentros bélicos se trasladan a los llanos apureños donde el ejército patriota había mantenido posiciones en esta región con victorias importantes en las Batallas de El Yagual, Mata de Miel y Mucuritas entre otras incursiones bélicas durante los años 1816 y 1817, siendo la figura clave José Antonio Páez quien conformó un ejército con lanceros a caballo que le hicieron frente a las acometidas realistas en esos tiempos. El Libertador se reúne a mediados de enero con Los Generales José Antonio Anzoátegui y Manuel Cedeño en San Juan de Payara con el fin de planificar las acciones en vista a que el General Pablo Morillo estaba con toda sus tropas por estas praderas, 

Por José Manuel Aquino


Al cumplirse el 2 de abril de 2019, doscientos años de la Batalla de las Queseras del Medio, en el contexto de la Guerra Nacional de Independencia, en las sabanas apureñas, acción bélica de grata recordación en los anales de la historia patria, donde el General José Antonio Páez y sus lanceros derrotó al ejercito realista comandado por el General Pablo Morillo, tras una asombrosa incursión. Por tal motivo es necesario darle su importancia y trascendencia por ser el inicio de los grandes éxitos que va a tener el glorioso ejército libertador el año 1819 como fue el triunfo de las Batallas de Pantano de Vargas y de Boyacá en la liberación de la Nueva Granada .Por tanto, es necesario destacar los hechos precedentes para tener visión real en la significación de dicha epopeya.
Una vez reconquistado por el ejército patriota la Región de Guayana en 1817, de gran éxito para la causa republicana que le rindió grandes beneficios no solamente en lo estratégico con la ruta segura de navegación por el río Orinoco y su salida al mar Caribe, además de la incautación del cuantioso arsenal de guerra del ejército oponente, lo que también permitió contar una fuerte obtención de recursos económicos provenientes por el control de la explotación del las minas de oro en dicho territorio y abastecimientos de alimentos para las tropas. Esto garantizó al Liberador Simón Bolívar consolidar su liderazgo en su ejército y poder planificar una nueva campaña para poder llegar al centro del país; lo cual comenzó a mediados del mes de septiembre de ese mismo año.
El ejército comandado por Bolívar no pudo ejecutar su planificada ofensiva conjunta de sus tropas cuando el General Pedro Zaraza, quien había organizado las guerrillas por esa región llanera por eso años, desobedeció sus órdenes y atacó de frente al ejército realista en el sitio de La Hogaza, hato contiguo al caserío La Unión al sur de Valle de la Pascua, el 2 de diciembre de 1817, Fue un descalabro para la infantería patriota acantonada por ese territorio, siendo capturado también gran parte de su armamento al igual que cuantiosas pérdidas humanas. Esto obligó al Libertador a hacer una reorganización de sus planes y proveerse de material bélico. El nuevo plan consistió en remontar los ríos Orinoco el Arauca desde Guayana hasta unirse a José Antonio Páez en Calabozo y concentrar una considerable tropa para llegar a los Valles de Aragua y continuar hacia Caracas.
En el mes de enero 1818 el Libertador consiguió finalmente avanzar con el fin de cumplir su empresa. Se reúne con José Antonio Páez y este lo reconoce como Jefe Supremo de la causa republicana. Unifican las tropas con más de 3.000 hombres, muchos eran llaneros y de más de 1000 lanceros a caballo que comandaba el General Páez. Tras cruzar el río Apure, Bolívar marchó hasta Calabozo, donde el 12 de febrero obtuvieron una gran victoria sobre los españoles. Bolívar persiguió a Morillo hasta El Sombrero donde se enfrenta y este huye hasta los valles de Aragua :El jefe realista concentra sus fuerzas con las de Sebastián de la Calzada a favor de los españoles quienes emprendieron una violenta ofensiva y persiguieron a Bolívar hasta el punto de este casi perder la vida en un atentado en el sitio del Rincón de los Toros, lo que motivo la vuelta al territorio apureño para luego regresar por vía fluvial a Angostura, hoy Ciudad Bolívar; y de esta manera concluye la Campaña del Centro.
En el año 1819 los encuentros bélicos se trasladan a los llanos apureños donde el ejército patriota había mantenido posiciones en esta región con victorias importantes en las Batallas de El Yagual, Mata de Miel y Mucuritas entre otras incursiones bélicas durante los años 1816 y 1817, siendo la figura clave José Antonio Páez quien conformó un ejército con lanceros a caballo que le hicieron frente a las acometidas realistas en esos tiempos. El Libertador se reúne a mediados de enero con Los Generales José Antonio Anzoátegui y Manuel Cedeño en San Juan de Payara con el fin de planificar las acciones en vista a que el General Pablo Morillo estaba con toda sus tropas por estas praderas, estableciendo un cuartel general en la población de Achaguas. Después de esto Bolívar se traslada a la ciudad de Angostura para la instalación del Congreso y retornará por estas tierras apureñas en el mes de marzo para hacer frente a las pretensiones de los realistas. Mientras tanto el ejército republicano realiza acciones de despiste y desgaste para luego enfrentar a sus oponentes cuando fuese el momento oportuno.
El día 2 de abril en la madrugada, el General Páez con sus 150 jinetes se desprende de toda la tropa republicana que estaba a sus órdenes en la Sabana de las Queseras del Medio. En forma de silueta cruzan a nado sin ser vistos por el río Arauca, para luego acosar al ejército realista comandado por su jefe Pablo Morillo y avanzan sobre sus enemigos que se presentan a la batalla con dos regimientos de 1200 hombres a caballo que de manera inmediata buscan interceptarlos y quitarles el paso; mientras que otra división de caballería de los defensores de a causa española pretende cercarlos. De inmediato el general patriota ordena a su caballería la retirada violenta; estos fingen huir en siete grupos buscan engañar a sus enemigos y lo consigue.
Los patriotas rápidamente dan vuelta a sus caballos y hacen frente al enemigo para sorprenderlos, de inmediato rueda por tierra la primera hilera de la caballería realista; la segunda titubea, pero son acuchillados también por los republicanos ; la siguiente línea de ataque enemigo corre el mismo destino, y los que estaban más adentro son imposibilitados de maniobrar con los caballos. Las demás filas destrozadas se repliegan en desorden ante la embestida de los contraatacantes, y al devolverse con precipitación, atropellan a los compañeros que vienen detrás, creando una confusión tal, que le impiden luchar con acierto a tan formidable caballería que huye de manera desordenada en un galopar sin freno, en busca del amparo de su infantería. El máximo jefe realista ante la imposibilidad de contener aquella oleada patriota, se dirige precipitadamente hacia un bosque cercano, donde la espesura y la llegada de la noche favorecen su retirada. Los defensores del Rey precipitadamente logran ir a un bosque para lograr salvarse. El resultado de esta incursión bélica donde murieron 400 soldados del ejército español, mientras por el lado republicano apenas sufrieron la baja de 2 de sus soldados.
El Libertador Simón Bolívar, ante esta espectacular y arriesgada epopeya para la causa republicana, le da la debida significación y lo señala en el boletín emanado del Estado Mayor del ejército republicano publicado en El Correo del Orinoco el sábado 24 de abril de ese año y otorga la Orden de los
Libertadores para el General Páez y los cientos cincuenta y dos llaneros héroes del Bravo ejército de Apure. Entre los condecorados se encuentran también los nombres de tres destacados próceres guariqueños del proceso de Independencia: Juan José Rondón, Ermenegildo Mujica y el Capitan Julián Mellado. No estaba equivocado el Libertador en la proclama emitida el 17 de febrero de 1818, en El Sombrero una vez culminada la Batalla de El Samán, a los habitantes de los llanos, cuando señala el valor de estos: ¡Llaneros! Vosotros sois invencibles: vuestros caballos, vuestras lanzas y estos desiertos, os libran de la tiranía. Vosotros seréis independientes a despecho del imperio español. Velasco y Vergara,( 1960)
Comprobó también de primera mano en esta incursión la acción de estos hombres en la región apureña. Esto no era más que el preludio de grandes victorias por venir para muchos de estos guerreros que tuvieron un desempeño importante en la Campaña de liberación de la Nueva Granada meses más tarde con los triunfos resonantes de Pantano de Vargas y Boyacá.

Desde esta perspectiva, es necesario destacar el valor y el arrojo de los llaneros, no solo por su heroísmo como el positivismo la desarrolla. Es mucho más complejo para analizarlo desde una visión transdisciplinaria. En tal sentido, la llaneridad hay que estudiarla integrando diferentes elementos que interactúan en la relación hombre-medio y sociedad-naturaleza a partir de la transformación del espacio a través del tiempo, esto nos va permitir comprender y valorar la cultura de estos hombres no solo por transformar su medio ambiente como proyecto de vida, sino también para defenderse de sus adversarios como es el caso particular de este hecho enmarcado en la guerra nacional de Independencia, donde estos llaneros comandados por Páez aplicaron toda su sapiencia para derrotar al ejército realista dirigido por Pablo Morillo que desde 1818 vino por esta región a con el fin de mantener el dominio de la corona española.

Referencias Bibliográficas
AQUINO, Aquino, José. 2018. Una Nueva racionalidad en la enseñanza de la Historia: la transdisciplinariedad.
ESTEVÉZ G, Edgard 2007 Batallas de Venezuela 1810 1824.Editoial.C SA. Caracas
Ministerio Popular para la Cultura (2018). Correo del Orinoco 1818-1821. Fundación del centro nacional de Historia: Caracas
PÁEZ, José Antonio. Autobiografía. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, tomo I.
PÉREZ José Oswaldo Pedagogía de la llaneridad. Fuego Cotidiano. Blogspot .Com.José Oswaldo Pérez /2009/02/. La Llaneridad.html
VERGARA Y VELASCO FRANCISCO JAVIER (1960).1818 Guerra de Independencia. Bogotá: Editorial Nelly.